⚜️20⚜️"Inspirar"

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En el cuarto bastante iluminado artificialmente y repleto de colores del excéntrico artista de la lúgubre familia, se suceden variadas cosas últimamente.

Desde besos apasionados y roces inadecuados ante los ojos de la indiscreta cofradía entre un par de supuestos consanguíneos no humanos, hasta ser testigo del lamento de un codicioso vampiro ante lo que pareciera un fúnebre lecho; rodeado de un clima bastante apesadumbrado.

Y no significa que el joven humano haya perecido finalmente bajo el designio de sus filosas garras, pero lo que percibe el no muerto ante la consecuencia de sus hechos lo trae atiborrado de culpas y deseoso porque el humano despierte y no lo odie con creces cuando finalmente rememore lo pasado.

"Debiste inmiscuir en los confines de su mente" le reclama la sedienta bestia en sus adentros, haciéndole notar que tal vez no fue una buena idea dejarse descubrir a conveniencia del humano. Pero a pesar de todo lo que le juega en contra al no muerto, prefiere que el bello blondo lo descubra y se aleje, a tener que soportar estar lejos porque lo quiere mascar desde lo que le exige su condenada alimaña.

Constantes pesadillas recubiertas de angustiosos alaridos acosan al joven humano en sueños. Pero William, se concentra en acariciarlo con sus manos recubiertas en mitones impermeables transformados para que recubran la totalidad de sus dedos, dedicándose a bañarlo suavemente con paños de líquido tibio ya que su temperatura finalmente se ha estabilizado.

Eternas horas a su lado para cualquier ser humano pero imperceptibles segundos para un angustiado vampiro, se suceden a cuenta gotas. Mientras pasa infinitamente de un receptáculo al otro, los granos del reloj de arena que funciona como adorno en la pequeña mesa ubicada a un costado. Y a la cual, el no muerto menor se dedica a invertirlo para medir los latidos de su débil admirado.

—¿Cómo se encuentra? ¿Aún no ha despertado? —se anuncia arribando la inconfundible voz del no muerto dueño del cuarto.

—No, solo reiteradas pesadillas. Pero por suerte la acrecentada fiebre ha bajado —articula concentrado en observar las gesticulaciones que arroja el pálido rostro del joven acostado.

—¿Sabes qué te has mandado una que mejor me callo no? —suelta Henry con un tinte rabioso en su voz a medida que deja la pulcra camisa del rubio sobre el respaldo de una silla.

—No empieces Henry... Demasiado tengo ya con mi condenada conciencia... A parte ¿Crees qué realmente quería hacerle daño? ¿Te das cuenta de que por años busqué inconsciente lo que tengo ahora frente a mis ojos, como para actuar con intensión de extraerle toda su maldita viveza y dejarlo hecho un despojo?

El consanguíneo del medio, finalmente apenado por la angustia palpable en su menor, se arrima a rodearlo fuerte con su brazos mientras el otro retoza que no quiere abrazo, que deje de molestarlo y que se valla a molestar a su hermano.

Pero luego de tan amorosa demostración de afecto, llega de repente el tan temible cuestionamiento que William hubiera querido evitar, en lo posible, de la boca del que considera su hermano —¿Me imagino que ya has borrado sus últimos recuerdos?

Silencio... La sola pausada respiración del joven aposentado en el lecho es lo único que retumba como un eco por toda la habitación. En donde William hubiera querido escapar, a súper velocidad, si no fuera porque lo retiene de imprevisto un débil dedo enredado en la tela del impermeable guante de su mano derecha.

—M-me retiene... —susurra el vampiro menor hacia la nada misma, totalmente conmocionado y estático en su lugar.

Mientras que el vampiro del medio, sin darse cuenta comienza con diversos regaños a su menor y elaborando un plan en su cabeza para poder hacerlo entrar en razón, William arrima despacio su blanquecino rostro hacia la piel magullada y seca del joven que lo obnubiló.

Entonces, una fuerte inspiración y posterior exhalación (imperceptible para otros) le deja en claro al vampiro menor que el joven frente a sus ojos se encuentran próximo a despertar de su atormentada ensoñación.

Ya casi nada queda de la marca corrupta que el mismo le propinó al rubio.Ya que dado a la saliva curativa de su especie, pareciera que fueron pequeños piquetes de algún inquieto insecto que simplemente se posó. Aunque traer a conciencia que a sabiendas sus recuerdos no borró, lo deja completamente intranquilo de la decisión que finalmente tomó.

—¡Responde Will..! —anuncia irritado su mayor, pero deteniéndose abruptamente en el preciso instante en que observa algo delante de sus ojos.

Y al no muerto menor, quién se encuentra casi echado sobre el torso del humano mientras se dedica a controlar sus pulsaciones y frecuencia cardíaca del mismo, le llama la atención la abrupta interrupción de la reprimenda de su mayor.

Y dándose la vuelta hacia Henry, lo encuentra con su mirada viciada en alguna otra dirección.

Y con lo que resta del escaso coraje que hace frente al poder de aquel que puede con su inerte corazón, se vira despacio encontrándose con un par de ojos mieles bien abiertos que lo observan con recelo y atención.

William, en ningún momento observa miedo o terror en aquella observación... Pero luego de unos momentos de directa apreciación al rostro del humano, percibe que la frecuencia cardíaca y los latidos de su corazón se disparan con tesón.

Entonces, se aleja repentinamente para que éste pueda sentir alguna especie de alivio mientras Henry se aproxima velozmente a su lado.

—Bienvenido al mundo de los vivos cariño, —susurra Henry al lado de un conmocionado Arthur. —has tenido un pequeño desmayo hace un par de horas, pero te hemos asistido y aquí estás de nuevo con nosotros —. Finaliza el no muerto del medio totalmente creído de sus dichos.

Pero para la revuelta mente del joven rubio, nada de lo dicho ha realmente sucedido. Se le vienen de repente y como flashes, el cuerpo de una enorme bestia absorbente de su colapsado sistema y el recuerdo de la condenada necesidad de dejarse ser bajo esa misma bestia.

Aún así, deja que el pariente de su jefe crea que atiende a la veracidad de sus dichos, asintiendo levemente con su cabeza.

—William, ve a llamar a la criada — suelta firme el vampiro del medio.

—Ve tú, yo de aquí no me muevo — contesta decidido el pálido morocho mientras no se pierde con la guardia de sus ojos, el escrutinio nada disimulado que le ofrece el rubio a su fornido cuerpo.

Gracias por leer♥️



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