⚜️3⚜️"Acorralado"

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De un veloz e increíble movimiento, el trémulo cuerpo del rubio es apresado entre dos fuertes brazos que condicionan su mente, junto a un profundo carraspeo maloliente que pone de punta los vellos de su dermis ante el afile de sus largas garras ensangrentadas contra la pared posterior de su tembloroso cuerpo.

Quiere gritar y no puede...

Quiere llorar y se aguanta como el hombre que supuestamente debe ser y se hace el fuerte...

Pero el inaudito momento, aunque parece irreal o salido de algún cuento de terror de esos de ultratumba, lo supera con creces a cada momento. Y percibe como su dichosa garganta se cierne ante cada profunda exhalación del sanguinario ser que lo tiene acorralado.

Cierra con fuerza sus ojos rememorando como su mente dictaba que no debía salir, que debía resguardarse...

Una voz que va más allá de su propio entendimiento lo frenaba.

Pero es que cuando su prometida salió despavorida por qué el dolor de la prima vez le resultó francamente insoportable, no le quedó más remedio que vestir a medias y salir detrás de ella pidiendo cuanto perdón a su alcance hubiera.

Claro que no pensaba que se encontraría con el panorama del cochero recogiendo a su dama en el carruaje a plena calle y sin dejar darle una mísera explicación sincera del desafortunado suceso.

Entonces... Una profunda respiración sobre el lóbulo de su oreja lo regresa de inmediato al terrorífico momento, sacándolo de anteriores rememores en el instante y haciendo que abra con apremio sus orbes.

Aún así, mantiene su cabeza inclinada hacia abajo sin ser capaz de observar siquiera al maldito ser frente a sus ojos.

Provocando que su respiración entrecortada muera en cada grito que intenta sacar en vano desde lo más profundo de su garganta y en cuanto se ve aterrorizado...

Voz que se opaca sobre todo, por la impronta de este obscuro y helado cuerpo que se posa encima suyo.

Entonces, cierra sus puños en un fuerte agarre, percibiendo enterrar sus uñas romas en la blanquecina dermis de su piel hasta el punto de doler, mientras mantiene privada a la visión de sus asustadizos ocelos.

En una de esas, si tiene suerte y el parvo de alcohol cede luego de forzar a su apertura nuevamente, se dará cuenta de que simplemente todo fue una desafortunada pesadilla.

Pero entonces, la sensación de haber vivido un momento parecido lo invade a sobremanera, ya que el fuerte y frío cuerpo que lo acorrala le devuelve reminiscencias de a momentos en donde su cuerpo se dejaba ser a la merced de las sombras.

Cómo si fuera un vil titiritero jugando con los fugases hilos de su vida...

Un demonio capaz de consumirlo de mil maneras y del cual cree no poder resistir si llegase a reclamarle que le vendiese su alma en partes.

¿Cuál es la verdadera naturaleza de este ser sediento de su todo?

¿Qué logra extraerle incontenibles jadeos que mueren en la profundidad de su boca?

Y al darse cuenta de lo que le provoca...

Al percibir la pulsión libidinosa que fluye como cúmulo de emociones entre ambos, como un empuje psíquico totalmente narcisista que brota desde su pálido soma.

Se asusta...

—Puedo percibir como bombea con fuerza tu sangre, aunque ahora mismo estés aterrado —susurra con una grave voz terrorífica mientras sus garras recogen mechones dorados a su alcance para finalmente cortarlos en un solo y certero movimiento.

El deseo de probar de su elixir manjar descontrola con creces a la bestia, olfateando desesperado y gustoso sobre el cuello del humano mientras se guarda disimuladamente un mechón de sus rubios cabellos.

—Hueles realmente delicioso... — pronuncia ronco y profundo sobre el lóbulo de la oreja del trémulo rubio -. Deseo probarte como no te das una idea. -finalmente le suelta.

Entonces, el joven acorralado, sin abrir nuevamente sus ojos pero embriagado en sensaciones que desconoce aún estando aterrorizado, ladea su cabeza en un claro instinto de supervivencia.

Descolocando por completo al no muerto...

Es que nadie en su sano juicio y de su semejante porte, se ofrece como reluciente ofrenda a la bestia.

Y en cuanto sus crecientes colmillos comienzan a rozar las finas telas del hombro del enigmático rubio, picando por enterrarse presto en su cuello y así obtener una mínima medida de su deliciosa sangre. Un ruido a galopantes caballos seguido de un fuerte "¡Arre!" Lo sorprende.

Provocando su inminente huida antes de ser visto por quienes no le conviene.

"Fugaz..."

Fugaz bien podría ser la palabra redundante para anunciar como litigio ante la causa del atraque de un condenado ser de la obscuridad contra un abrumado y entregado señor de la sociedad.

Pero al igual que el desaparecido ser sanguinario sediento de su todo, el hombre que estaba acorralado huye despavorido ante la mínima posibilidad de que se lo vincule a los decesos que se encuentran algunos metros más adelante.

Entonces, el sorprendido hombre del carruaje lo llama reiteradas veces sin llegar a ver siquiera su rostro entre las sombras de la noche, preocupado por su estado o por si necesitaba asistencia, hasta que vira sus ojos y se encuentra con la más inhumana y asquerosa escena alumbrada por una tenue farola.

Restos de lo que fue el interior del posible cuerpo desarmado de uno de los masculinos que yacen ahí tirados, rostros completamente rasgados por alguna especie de felino animal aunque por estos lados no suelen andar y una escena digna de esas sagas de psicópatas que suelen narrar al final de la prensa escrita y para el deleite de mentes retorcidas.

Congelado en su lugar, el cochero solo atina a comenzar a gritar a todo pulmón a modo de alertar a los vecinos y así llegar hasta oídos del comisariado del lugar.

Bien entrado el medio día, al hermano menor de la pálida familia lo despiertan de su periférica siesta. Pseudo descanso que se obliga a tomar supuestamente para ayudar al vesano tiempo correr, cansado de ver morir aquellos que te llaman la atención en demasía y sin lograr encontrar con el paso de los años alguna pareja dispuesta por y para él.

—¡Pero qué demonios hermano! —grita el no muerto sacado de su liviano trance, mientras se incorpora veloz, esparramando de su cuerpo tierra negra y ¿gusanos?

El hermano mayor, con semblante más serio que de costumbre golpea su desnudo y frío pecho, con la portada en primera plana de la prensa diaria escrita.

—¿Se puede saber en qué carajos estabas pensando? —cuestiona feroz el hermano mayor.

—¡Wow! ¿Y ese vocabulario hermano? Ni que fueras de las zonas más bajas de la sociedad —retruca el menor sin ánimos de pelear porque sabe que su mayor detallará la lista completa del como lograron subsistir a los largo de los años.

—¡No te atrevas a decirme que tú no tuviste nada que ver con esto William! ¿Sabes lo qué cuesta mantener nuestro anonimato? —cuestiona visiblemente irritado.

—¿¡Y qué demonios se supone que haga si ese par de ladrones de mala muerte me atraca!? ¿Entregarles todo y quedarme sin nada? —contesta el menor sobando su cabeza y de creciente mal humor.

—Primero, cuida tu vocabulario y segundo, ¿por qué carajos caminabas si puedes usar tus facultades de traslado?

El menor no sabe en qué momento comenzó a reír por la bizarra situación, su mayor pidiendo que no diga malas palabras cuando luego las emplea para hacer referencia a su persona.

—Porque tenía ganas... ¿Contento ahora su señoría? —le suelta mirándolo todo retador porque se ha cansado de sus distintos reclamos.

El mayor, solo sacude su cabeza y a continuación solicita que se ponga presentable que se encargará de unos papeles en la empresa.

Y el menor, sin ánimos para nada, solo asienta su cabeza con tal de que se vaya de sus aposentos para asearse un parvo y cambiar sus prendas.

A lo lejos, escucha como refunfuña su mayor diciendo que no sabe porque duerme si no tiene necesidad de hacerlo, en vez de utilizar el tiempo productivo en otras cosas.

Pero el menor de todos, no sabe cómo hacer para matar el tiempo, odia todo lo referente a la empresa y se ha cansado por siglos de ocuparse de lo mismo. Odia tener que no mostrarse a la sociedad, para mantener el resguardo de sus orígenes ya que cada tantos años deben mudarse si es que se sabe demasiado de sus formas de vida. Y odia no contar con alguien en su vida.

"Si compañía es lo que menos te falta hermanito" habría dicho el "hermano" del medio de ambos, un excéntrico vampiro pintor que divaga todo el tiempo entre sus obras de arte.

Pero eso, no es lo que busca el no muerto menor, porque saciar su libido le resulta demasiado fácil y hasta muchas veces aburrido.

Así que en oposición a su hermano mayor, está dispuesto a saciarse de la manera tradicional si se le viene en ganas, de aquel que ose cruzarse en su camino...











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