La esencia que rodea las fosas nasales del no muerto, lo cautiva a cada segundo que transcurre. Mientras trata de reabsorber gran parte del aroma circundante que le pega de lleno como en una clara invitación a la insania.

Y como si fuera un regalo divino, percibe como la sangre bombea con fuerza desde el músculo cardíaco de aquel que continuamente lo embelesa.

Llamándolo como la bestia que puede ser si se deja y jugando con su parva cordura hasta el punto de casi perder la condenada consciencia.

Trazando una línea cada vez más delicada y fina entre el querer y no poder. Debatiendo entre el seguir las reglas del hogar o las de su maldita codicia.

Y finalmente, poseído como en un trance afrodisíaco, se deja llevar por el fresco aroma de la sangre humana anteriormente conocida por su fosas nasales. Sin limpiar siquiera su rostro que denota manchones del más feo rojo admitido en su garganta hace tan solo unos momentos. 

Así es que se aferra con creces a la percepción que recibe. Como si fuera ésta, una adictiva droga narcótica que provoca el asome de sus filosos colmillos junto al carmín de sus ojos.

Poseído por sus más primitivos instintos y con una marcada necesidad de hacerlo suyo...

El retumbante sonido que enloquece a su sensible audición, no es ni más ni menos que el melódico transporte de la sangre por el sistema circulatorio de aquel que sus nervios no domina.

Porque puede advertir desde aquí, como la adrenalina va en continuo aumento a medida que el humano ahonda aún más en el interior de la lúgubre mansión.

Y arrastrado por la endemoniada necesidad de dejarse llevar, se sujeta a una columna mientras recrudece su audición, flotando dopado entre las exquisitas notas del timbre de su voz.

A lo lejos, el hermano del medio es alertado al ver a su menor agazapado y visiblemente afectado en un rincón de la mansión. Y llamando su atención decide cambiar el rumbo de sus pasos.

A medida que se acerca, comprueba de que no haya gente indeseada cerca por si debe actuar en pos de la contención de su menor. Hasta que una dulce y melodiosa voz retumba en su pabellón auditivo llamando con creces su atención.

Veloz observa hacia donde la melodiosa y trémula voz aparece, atando los hilos de la cuestión.

Su menor, últimamente se ha servido de sangre fresca del afuera. Y supone un gran problema que un humano que se olfatea tan dulce como una flor de estación, se encuentre en el interior de la mansión al momento de más necesidad del no muerto menor.

—¿Hermanito? —susurra pausado buscando la atención del nombrado sin lograr su cometido. Aquel pálido menor está agitado y en completa conmoción, sin lograr contenerse al dejarse llevar por sus naturales instintos.

El alertado artista, vela por el bienestar de William. Tratando de no presionar al no consumo de la fresca linfa pero a la vez, cuidando de que el menor no de rienda suelta al consumo a diestra y siniestra de la sangre de aquel humano fragante.

Sino el dilema será de proporciones mayores... Y él, solo quiere que su nombre sea pronunciado por la boca de su anhelado mayor, en situaciones no caóticas, más bien de sensual afección.

Entonces, se acerca paulatino hacia el desbocado menor. Y sobre que lo va a sujetar de su soma, éste se incorpora como en cámara lenta para el tiempo terrenal. Y haciendo uso de su percepción extrasensorial, se desplaza simultáneo y a la velocidad del sonido de la tímida risa del condenado humano.

Tomando desprevenido a Henry que intenta en vano apresar alguna parte de su cuerpo, quedando solamente entre sus manos, los lienzos rasgados de las vestimentas de su menor.

Entonces, el no muerto del medio se apura para llegar hasta él sabiendo a conciencia lo en vano que es. Porque del modo que reaccionó su menor, de acá a que llegue lo encuentra con el balsámico humano ladeando su cabeza y éste consumiendo hasta la última gota del humano bajo el malhumorado rostro de su hermoso mayor.

Pero para su total asombro, lo encuentra apegado a la puerta entre abierta inspirando como un maniático loco acosador, mientras cierra sus ojos aferrándose a la mampostería de madera y clavando sus garras con sumo tesón.

Se acerca nuevamente al cuerpo de su menor y observa el interior de la oficina de John, advirtiendo al mayor entrevistar al humano y otorgar cada tanto, miradas hacia la puerta de total insatisfacción.

Así que toma de los hombros al poseído por el aromático ser del interior, tratando de moverlo pero sin lograr hacerlo. Ni siquiera un centímetro puede desplazarlo de su estática ubicación.

No quiere terminar haciendo uso de su fuerza extrema con el mocoso, ya que éste lo rebasa en jovialidad. Y al estar alimentado con fresco plasma suele poseer mucho más fuerza de coacción en lo referente a él.

Pero al observar al humano que pide a su mayor para hacer uso del baño (y justo el lavado de la oficina está en reparación) no le queda otra que someter a su menor para retirarlo del paso.

Antes, observa cómo el rubio tímido y galante se incorpora desde su aposento, moviendo nerviosas sus manos y pidiendo disculpas nuevamente por precisar del lavado.

Pero la dura mirada que otorga el entrevistador hacia la entrada, hela cada centímetro de sangre del vampiro del medio, que maldice para sus adentros por no poder supeditar al menor de los no muertos.

Uno, dos, tres pasos del rubio hacia la entrada, y la puerta se abre como se cierra veloz gracias a la rápida intervención del mayor. Que pidiendo disculpas hacia el joven rubio objeta que por favor espere adentro hasta que él, llame a uno de sus domésticos para que lo acompañe.

Henry respira profundo, volviendo a sentir el correr normal de su sangre por las venas mientras mantiene apresado a un costado a la párvula bestia, que embelesado solo quiere observar a su presa...

Acción que llama en demasía la atención del artista de la pálida familia, porque en vez de querer alimentarse hasta escurrir la última gota de aquel rubio fragante, pareciera que su hermano quisiera solamente observarlo eternamente.

Henry se sorprende al ser levantado junto a Wiliam de un solo jalón por su mayor, que los observa con su semblante más serio de lo normal mientras blasfema por lo bajo por las acciones del menor.

Y con la ayuda de aquel pseudo hermano que juega con la escasa cordura de Jhon, arrastran al menor para resguardarlo de los ojos del joven entrevistado. Llamando de paso, a uno de sus tantos empleados humanos.

Porque no todo en la mansión tiene que ser debidamente inmortal, desde vastos años le han servido a los hermanos diversos empleados que nunca se han quejado de que los quieran devorar. Todo lo contrario, siempre dispuestos a servir al trío desde cada generación familiar. Y que a su debido tiempo, han sabido resguardar su secreto más preciado bajo las llaves del silencio siendo retribuidos con bienes, joyas o la moneda de cambio del momento.

El mayor, regresa veloz a su oficina junto a uno de su servidumbre para darle paso al rubio a que se dirija al lavado. Éste, avanza desconfiado detrás del empleado porque percibe un extraño aroma en el lúgubre ambiente que últimamente se le representa en forma de culpa y debilidad de mente.

En cuanto el empleado le indica que rumbo tomar y precisa de que cualquier cosa que necesite, él se encuentra en el ala de la cocina. Se dispone a marchar para finalmente saciar su vejiga, sin dejar de estar alerta ante cualquier movimiento o presencia que sienta.

Por otro lado, en la vieja oficina del mayor. Éste se sirve un trago de pseudo vino añejado aclimatado a temperatura ambiente, dejando al otro lado de su escritorio, una copa con verdadero zumo de uvas exprimidas de larga fermentación.

Y al estar pensando en que si ha tomado una buena decisión en contratar al joven humano en cuestión mientras gira olfateando su copa de plasma simulador, no se percata del ingreso del artista hasta que siente sus delicados dedos recorrer la zona de su sensible cervical. Dejándose llevar por la ansiada caricia aunque reniegue y recibiendo a cambio de su parcial entrega, un erótico roce con algo de lengua en alguna zona de su receptiva garganta.

Y sin poder contenerse más aunque quisiera, gira sobre sus talones aprisionando veloz a su semejante contra su agitado y fornido torso. Mientras se observan en el reflejo de sus ojos, incontenibles destellos de lujuria y pasión de larga data entre los dos.

Por otro lado, en el gran y acomodado baño, el joven rubio procede a lavar con esmero sus manos. Percibiendo el temor como un animal agazapado llamándolo a tentar desde las profundidades de su mente.

Trata de hacer a un lado la loca idea de ser observado más la insana sensación de querer ser sometido... ¿Desde cuándo se deja llevar por sus pensamientos en delirios? ¿O será que aquello que vivió la marcó para el resto de su miserable vida?

De repente, percibe un álgido escalofrío recorrer a lo largo de su columna vertebral, y se aferra al lavado con suma fuerza.

Sintiendo su respiración acrecentar en demasía y dando paso al pavor de su tembloroso soma. Pero siendo sorprendido luego, por la insensata necesidad de tocar urgente sus partes íntimas.

Advierte como su cuerpo se quema a altas temperaturas... Y aferrado al lavado, abre el majestuoso grifo (a los cuales solo los ricos como su flamante jefe tienen acceso) mojando una y otra vez la ardorosa dermis de su nuca.

Creyendo que solo es una errónea jugarreta de su putrefacta mente, pero sin percatarse de que detrás suyo hay una figura imponente que se pierde entre humo y niebla transparente.

Pero que nervios 😬😑😏

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