capítulo 8

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_**el**_

Había sido el mejor año de su vida, las cosas mejoraron notablemente con su llegada, el aire de la sala común cambio por completo, era divertido tenerlo allí

Antes de que el llegara, el aire era tétrico en Slytherin, eran fríos, y hablaban entre ellos solamente, y muy sigilosamente.

El, por su parte, jamás encontró a nadie con quien concordara más, el chico era su razón de vivir ahora. Antes tenía metas, muy diferentes a las de ahora, él pensaba en conquistar gran Bretaña, cambiarla de adentro para afuera, revolucionarla, y lo único que lo detenía era Dumbledore, y su edad, pero absolutamente nada más.

Todos los planes que estaban en marcha se iban deshaciendo y volviendo a hacerse, y el único motivo era el, porque el cambio todo.

De a poco, iban poniendo la semilla de la duda en la cabeza de todo estudiante, de a poco más se iban a su lado, y eso los fascinaba.

Él iba a ser ministro de magia, lo sabía, lo tenía claro ahora que Harry Evans estaba en su vida, ambos iban a tener el mundo en sus manos desde la oscuridad, iban a ser poderos, tanto que se iban a arrodillar ante ellos.

Ahora mismo su mayor error fue abrir la cámara de los secretos, pero ya estaba hecho, incluido el horrocrux, que con su Harry habían quedado en dejar ese solo.

Antes de que el llegara, la soledad estaba impregnada en cada centímetro de su piel, todos creían entenderlo, pero nadie lo hacía, todos allí eran sangre puras de renombre, adolecentes que nacieron y crecieron en cuna de oro, con cuchara de plata, quienes tenían todo lo que pedían, si, sus padres eran personas estrictas, pero era preferible eso a vivir en un pocilga de orfanato muggle.

Ellos creían que sabían todo, que podían juzgarlo, cuando desde pequeños lo único que hacían era ver desde arriba a todos.

Creían que tenían todo el derecho del mundo, que eran indispensables, pero solo eran una moneda barata que podría cambiar por un caramelo.

Estaba solo, en el mundo era un marginado, un don nadie sin nombre, sin hogar y sin padres, era piedra en un zapato de un gran político, pero él lo sabía, él no era una simple piedra, él era un diamante que estaba enjaulado en el zapato de un hombre, pero cuando se dieran cuenta, el ya estaría en la cima de todo, y no habría nada que hacer.

Pero no, ya no estaba solo, ahora lo tenía a él, y ambos estaban juntos para compartir sus mierdas, para llegar alto, y ser los emperadores de gran Bretaña, estaban juntos para hacerse uno, para poder entender al otro, y apoyarlo en lo bueno y en lo malo. Estaban juntos para enseñarse a amar, y cada uno recolectar los pedazos rotos del otro y armarlo de nuevo, curarlo con sus besos, y sanar las grietas cuando hacían el amor, mientras se convertían en uno.

Eran solo adolecentes, pero crecieron demasiado rápido por los errores de los adultos, sabían apreciar lo que les daba, y daban el mundo a por el otro con tal de que se quedase a su lado.

Eran solo dos chicos, de diferente tiempo, pero conectados desde el comienzo, porque estaban destinados a esto, a estar con el otro, compartían tantas similitudes como diferencias, pero eso no estaba mal, al contrario, era lo mejor de la relación.

Eran solo dos personas, que se enseñaron a amar mutuamente, y se entregaron al otro.

Tom lo sabía, o eso era lo que creía, él no sabía amar, pero ahora lo entendió, no era por una poción de amor, era por una crianza que lo destruyo tanto por dentro como por fuera, el creció sin amor, por lo que no aprendió a darlo a las otras personas, solo hasta que conoció a Harry, quien estaba tan roto como el, solo hasta que apareció

Supo cómo amar.

Ahora mismo estaban juntos en ese mundo que no pertenecían, cuidándose de las atrocidades que ellos hacían, cuidándose de los bombardeos y las personas crueles que eran aquellos que tanto se les parecían físicamente, pero tan diferentes eran en realidad.

Miro a Harry, quien lloraba abrazado a él. Él lo sabía, Harry jamás estuvo en una guerra muggle, si en una mágica, pero no se comparaba en nada a esto, por eso era nuevo para él.

Lo abrazo y lo atrajo hasta si, puso su nariz en aquel sedoso y revoltoso cabello negro, respiro el aroma de su pareja, para luego besarlo.

Él sabía que lo sentía, que sentía las lágrimas que caían y mojaban con sus gotas su cabello, pero eso pareció tranquilizar un poco en temblor de su cuerpo, algo que agradeció profundamente, ya que también lo calmo a él.

***

Harry lo sabía, él no amaba, o no lo hacía antes. Él vivió su infancia en una alacena, con sus tíos quienes no lo querían, vivió y creció allí dentro, aprendió a crecer rápido y cuando menos se lo espero, al tener solo ocho años, su infancia se había ido, convirtiéndose solo en un elfo domestico humano, para personas que ni siquiera eran como el

Él quería, con todo su corazón, poder amar a las personas, comprenderlas, y cuidarlas, pero no podía, el no amo porque no se lo permitieron, y al cumplir once años tuvo que aprender a ser un niño nuevamente, tuvo que aprender a ser el héroe de la historia, ser el niño que vivo y el perfecto Griffindor.

Él era, en todos los sentidos, un león con el corazón de una serpiente.

Su máscara se perfecciono con los años, el aprendió a ser quien era hoy con el ayer, aprendió a sonreír y controlar sus impulsos, aprendió a sonreír para personas que decían ser sus amigos, aprendió a ser lo que querían que fuera, para ganarse la aprobación de un viejo que solo le gustaba en poder, un viejo codicioso y manipulador.

Pero ahora, ahora estaba en otro tiempo, abrazado a Tom en busca de refugio mientras se oyen los bombardeos, ahora esta con Tom, a la primera persona que realmente amo, por quien daría la vida, alguien a quien su corazón lo acepto, alguien con quien ser el, y al mismo tiempo sanar sus heridas.

Tom era su todo, y estaba dispuesto a darlo todo por él, desde su virginidad que ya se la había dado, hasta su vida, porque el... él era indispensable, y lo ayudaría a llegar a la cima, el reinaría, y el estaría a su lado para siempre, mientras lo protege contra todo pronóstico.

Lagrimas caían de sus ojos, pero no solo de los suyos, los de Tom también. Lo abrazo más fuerte, y giro su cabeza hacia arriba, para ver la cara de su pareja, que estaba serena, pero miles de lágrimas se escapaban de sus cerrados ojos.

Levanto su mano y toco se mejilla, él se sobresaltó y los abrió para mirarlo, los ojos celestes estaban rojos por las lágrimas, al igual que los suyos propios.

El mayor sonrió con dulzura y beso la palma de su mano para trasmitirle confianza y tranquilizarlo, diciéndole que todo estaría bien

Se abrazaron mutuamente, queridos dejar de prestar atención a aquella masacre, a los llantos de los niños y bebes, a las madres consoladoras, a los heridos, a la música de fondo que estaba en un pésimo intento para tranquilizarlos.

Cerraron los ojos y se perdieron en las cesaciones del otro, dejándose llevar por la calma, y pensando que eso ya acabaría, que volverían a Hogwarts pronto, y estarían seguros de aquellos muggles.

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Lose lose, no es muy largo y me tarde mucho en publicarlo, pero no tenia imaginación de como continuarla, tenia la mente cerrada, pero aquí esta, el capitulo, como pude y con lo que me salió lo escribí.

Era algo así como la demostración de como se sentían ambos al estar juntos, de como darían todo por proteger al otro.

Espero les allá gustado, si quieren mas historias vayan a mi perfil, y si desean mis listas de lectura vayan a mi otra cuenta Martu_Pereyra, pueden buscarme en seguidos o seguidores.

1270 palabras

Atte y con mucho cariño: Alaisha_Grindelwald

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