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Hola, me demoré y me autofuno.

Pero estaba pasando por un pequeño síndrome del impostor y bueno, una lloradita y se me pasó, yorolei jiju

Y antes de empezar, pregunté por instagram cómo se llamaba el juego que en mi país se llama "Gato". Me dijeron tres en línea, cerito cruz, tateti, triki, cero mata a cero, tic tac toe y un montón jajajaj. Lo digo porque lo mencionaré como TRES EN LÍNEA en el capítulo de hoy para que se entienda :D

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A Kim le gusta mucho el otoño

Y a Nico le gusta Kim

—Kim Ana María Luz, ¡no me dijiste que trabajarías hasta tan tarde! ¿Te están explotando?

—Que no, papá. Solo tengo que hacer mucho trabajo con Nico... Digo, con mi jefe.

—¿Segura? Porque si no ese niñito riquillo se las va a ver conmigo, ¿eh?

—Papá, mi jefe con suerte sabe el nombre del hotel, de verdad que está todo bien...

—Bueno, si tú lo dices... Por cierto, mañana si quieres te paso a buscar al hotel en la camioneta. Tengo que ir a la ciudad a repartir los huevos que me encargaron. Le dije a tu hermana que igual la podía pasar a buscar, pero dijo que se iría en taxi. No la entiendo... ¿Estará enojada?

Sentí una punzada angustiante en el pecho. Kass trataba de evitar a mi padre a toda costa. No lo entendía, era inteligente y estudiaba en uno de los mejores colegios gracias a una beca de excelencia. Como todos los padres recogían a sus hijos en autos carísimos, mi hermana se avergonzaba de que mi padre la fuera a buscar en su camioneta. Era de cabina simple y siempre cargaba verduras y sacos con semillas en la parte de atrás.

—Hablaré con Kass mañana, papá. Te quiero, y por favor deja de subir fotos mías a las redes, siempre escoges las más feas.

—Ninguna foto de Kim Ana María Luz Harrison es fea.

—Ya verás cuando suba una tuya durmiendo con la boca abierta en el sofá.

—¡Oye!

—¡Adiós, te quiero!

—¡¡Yo también te quiero, hija!!

Después de colgar, subí por el ascensor, me saqué la chaqueta negra y me peiné con las manos como último recurso para verme más presentable. Me mentalicé en que debía trabajar toda la noche. Si me ganaba ese dinero extra podría pagar la matrícula para entrar a medicina. Era mi sueño desde pequeña.

Con frecuencia solía decirle a mamá que fuera mi paciente y que yo era la doctora Kim. Tenía juguetes de plástico donde fingía operar. Aunque un día en especial, tomé un cuchillo de verdad y mi pobre madre salió corriendo.

Siempre lo recuerdo con humor, pese a que también fue difícil para mí no poder ser la doctora Kim el día en el que ella murió.

Confieso que hace más de dos años que ya no lloraba por ella. Estaba aprendiendo a lidiar con el dolor. Yo tenía seis años cuando pasó, y pese a que ahora la necesitaba más que nunca, intentaba que descansara en paz.

La cosa es que fui hacia la oficina de Nicolás. Me sorprendí, estaba sentado en el sofá con las piernas a la altura de su pecho y la laptop sobre las rodillas. Había una jarra con jugo de naranja sobre la mesa de mármol, dos vasos de vidrio y cupcakes arriba de un soporte dorado.

¿Y chicharrones no había?

Cuando me vio, se bajó los auriculares, puso los pies en la alfombra gris y me sonrió felizmente.

—¿Lista para trabajar?

—¿De dónde sacó tanta comida? —pregunté mirando qué había de bueno.

—Ah, lo robé de la cocina —respondió con naturalidad—. No puedo trabajar con hambre. Ven, siéntate.

—Usted con o sin hambre ni trabaja, pues.

Cuando me senté donde me indicó, se llevó una mano al pecho, como si estuviera dramáticamente ofendido.

Nicolás Meyer. 

No sé si ofenderme o enamorarme.

La contemplé sutilmente. Se había sentado cerca de mí afirmando los papeles en sus rodillas. Me resultaba una chica muy bonita para ser sincero.

—Está bien, entonces trabajemos, pues —recalqué esa última palabra haciendo hincapié en que la tenía pegada.

—Pero antes: ¿Saldremos en televisión por culpa de esos periodistas? Me daría mucha vergüenza que vean ahí.

—¿Temes que alguien se ponga celoso porque te vieron con el jefe de una cadena de hoteles?

—No tengo novio si es lo que quiere saber.

Bien. Eso me gustó.

Pero luego dijo:

—Ni pienso tenerlo.

Rayos.

—Ah, bueno yo tampoco quiero. —Me encogí de hombros.

—¿En serio? Yo escuché a una periodista decir que salía con una chiquilla. Era hija de un cartero.

—Uhm... Banquero.... —corregí.

—Ah, bueno, eso. Es que soy bien sorda.

—No es mi novia si es lo que quieres saber —dije en un tono suave.

—Pero ¿fue su novia?

Mientras intentaba explicarme, le serví jugo a Kim y luego me serví yo.

—Es que... digamos que todo es interés en esto de los negocios. Que yo saliera con la hija de alguien poderoso era conveniente para mi papá. —Tomé de mi jugo de naranja.

—Pues sí, si hasta se casan entre primos para conservar el negocio familiar.

Me trapiqué; y eso que ya más o menos sabía que Kim hablaba lo primero que se le venía a la cabeza.

—En mi defensa, mis padres no son primos, créeme. 

—Peor, son hermanos —completó ella.

—¡Kim! —reí. 

—¡Es que eso dicen de los ricos! Después los pobres niños salen hasta con alas.

Vale, se me había subido el gas a la nariz y me corrían las lágrimas.  

—Perdón, pero es que ustedes los ricos son bien raros.

Intenté hablar: 

—Yo diría excéntricos.

—Raros en resumen.

—Define "raro".

—Pues hacen de todo para no parecerse a la gente normal. Le cambian el nombres a las comidas, pintan un lienzo feo y lo evalúan por millones de dólares, tienen mascotas exóticas y hacen fiestas secretas que vaya a saber uno que son.

Negué con diversión. Kim me caía bastante bien. 

—¿Quieres saber cosas? Entonces juguemos Tres en Línea. Quién gana, deberá contestar una pregunta. Sé hasta secretos del gobierno, ejem, ejem...

Ella me observó con curiosidad. Su mirada verde y su sonrisa juguetona querían decirme que sí. Por cierto, aquella sonrisa era hermosa. Naturalmente sana, imperfecta y le daba un aire muy encantador.

—Vale, juguemos.

Por inercia, ambos nos movimos para quedar más cerca del otro. Pusimos el cuaderno en la mesa e hice tres rayas horizontales y tres verticales. Marqué un 0 en el cuadro de abajo a la izquierda y me distraje un poco cuando sentí el roce de su pierna contra la mía.

La pelirroja hizo una X en el lugar incorrecto, así que taché una línea sobre mis ceros y ella me hizo unos rayones sobre el juego porque no le gustaba perder. 

Reímos tímidamente.

—Bien, mi pregunta es... ¿hace cuánto que no tienes novio?

—Pues... A ver... Desde... los 16 años. Tres años llevo sin novio. —Ella rompió un poco el hielo dejando sus papeles en la mesa y acomodó sus brazos en las rodillas. No tardó en sostener su mentón con las palmas de sus manos—. Me alegro de haber terminado con ese idiota.

—¿Fue una relación tóxica?

—Es que... es personal... No puedo contárselo...

Hubo silencio, así que asentí y lo entendí, sino me quería decir estaba todo bie...

—Todo ocurrió un día lluvioso —dijo.

—Un día lluvioso, entiendo. —Vale, me estaba contando.

—Terminamos cuando me enteré de que les dijo a sus amigos que mi hermana le parecía bonita.

—Qué idiota.

—Mi hermana tenía doce y él dieciséis. Eso era lo peor.

Me había sacado un poco de sí esa revelación, pero no me dio tiempo de procesarlo porque se acercó un poco más y tomó el lápiz.

—Yo primero. —Marcó la X en el medio y me estrechó el lápiz. Se lo recibí sosteniendo el contacto visual. 

Luego simplemente dibujé mi circulo con una sonrisa torcida. 

—Gané. ¡Já! —dijo después de unos instantes—. A ver... ¿Perros o gatos?

—Yo amo a los perros. ¿Y tú? 

—Uhm, digamos que prefiero los gatitos.

Continuamos con el juego. Estábamos tan cerca que nuestras cabezas se rozaban con cada movimiento. 

—Bueno... —Kim habló después de carraspear—. Ya que usted me pregunta sobre novios... ¿Usted ha tenido novia?

—Si te digo que sí, no te pongas celosa, ¿vale? 

—¡Hablo en serio! —Kim soltó una risa cantarina y me dio un suave empujón. 

—Bueno... Tuve una. 

—¿Y qué pasó?

—Era muy mediático. A ella le encantaba la prensa, la fama, las entrevistas... Y está bien, pero a mí no y eso me asfixió. Yo intentaba evitar todo tipo de farándula. La odio.

—¿No le gusta mostrarse como un ser exitoso?

—El éxito es diferente para cada persona, Kim. Digamos que tenerlo todo a veces es aburrido. 

—Pero tiene que haber algo que lo motive, ¿no? Algo de lo que quisiera dedicarse para siempre.

—Digamos que sí hay algo que me apasiona. ¿Quieres saber? 

—¡Claro! Sorpréndame. 

—Es bastante obvia. Me gustan los deportes, sobre todo el tenis. Quiero enfocarme en enseñarle a los niños de bajos recursos. Creo que es un compromiso que tengo conmigo mismo al tener tanto dinero que no necesito. El deporte es un medio para luchar contra la desigualdad. 

Percibí en sus cejas una sutil sorpresa de su parte. Le gusté, de seguro. 

—Debo admitir que tenía otro concepto de usted... 

—¿Te he sorprendido? —La observé con diversión porque se puso rojita. 

—S-sí. 

—Pues eso me alegra. 

Kim mantuvo la sonrisa y se dejó caer en el respaldo. Hice lo mismo y contemplamos el techo. Bastó un suspiro de ella para que conectáramos miradas nuevamente y nos sonriéramos. 

Finge que no te la quieres comer a besos.

—¿Le puedo hacer una pregunta? ¿Usted disfruta de todo el dinero que tiene? —Kim adoptó un tono reflexivo.

Me dejó pensando.

—Es difícil... Es decir, vives una vida con más comodidad, más salud, comes bien... Pero detrás de todo eso se te olvida que eres humano, ¿sabes? Mi familia solo tiene amigos por interés; constantemente tengo que ponerme una máscara para interactuar con la gente y siempre debemos mantener la prudencia. Mis padres no me hablan mucho, me crie con niñera y detrás de la enorme casa en la que vivo me siento muy solo.

Ella me observó con detenimiento.

—¿No cree que el dinero da la felicidad?

—Para mí da cierto... placer. Digo..., puedes tener todo lo que deseas, pero a veces solo quieres correr bajo la lluvia sin que te importe el una mierda, y eso equivale más que cualquier cosa material.

—¿Nunca ha corrido bajo la lluvia?

Negué con la cabeza. 

—Yo lo hago con frecuencia en el campo. Aunque termino llena de barro y de rastrojos. —Ella rió para sí misma—. Mi primer recuerdo bajo la lluvia fue de una cabra que quería carnerearme. Llovía a cántaros y la desgraciada no dejaba de perseguirme. Qué recuerdos.

La miré con gracia. Tal vez eso me gustaba de esa chica, que no tenía una máscara, no fingía ser otra persona. Era ella bajo cualquier circunstancia. Auténtica.

Después de que pasaron ciertos minutos nos dignamos a trabajar. Estuvimos horas viendo propuestas de marketing y comiendo dulces hasta que nos venció el sueño. El ventanal ya alumbraba tenues reflejos del amanecer cuando nos quedamos dormidos uno al lado del otro.

Kim Harrison

No sabía si estaba soñando o no, pero sentía mi cuerpo calentito. Me acurruqué en lo que creí que era un cojín y lo abracé.

Qué rico olor...

Sin embargo, la puerta se abrió de golpe. Apenas desperté me di cuenta de que... ¡Tenía abrazado a Nicolás!

—Vanessa, ya te dije que lo tengo bajo control, Nicolás será medio torpe, pero lo hará bie... 

Nos levantamos de un salto cuando una mujer de cabello plateado ladeó la cabeza al mirarnos. 

—¿Abuela? —preguntó Nicolás—. ¿Qué... haces aquí? 

¿Abuela? Oh... Así que ella era la poderosísima Samantha Meyer. 

Por unos instantes tuve la impresión de que nos iba a regañar. ¡Pero al contrario! Yo diría que estaba a punto de reír. 

—¿Interrumpo algo, cariño? 

—Uhm... —Él me miró y ambos negamos con la cabeza—. No. Solo nos quedamos con Kim trabajando toda la noche. 

—Así que tú eres Kim. —La abuela se acercó a mí con una pomposidad brutal—. Eres más linda de lo que pensé.

Me está mintiendo, de seguro.

—Gracias, señora Meyer, es un placer conocerla.

—El placer es mío, tesoro. Estoy muy encantada de que estés trabajando aquí con mi nieto.

—Hacemos... un buen equipo —afirmé.

—Oh, así veo... —Miró la mesa llena de dulces.

Mierda. 

Lo único que me salvó fue que mi celular vibró. De seguro papá me estaba esperando afuera. Era increíblemente puntual. 

—Bueno... Uhm, con todo respeto debo retirarme, mi padre vino a buscarme hoy. Ha sido un gusto al fin conocerla en persona. 

—Adiós tesoro, y descansa este fin de semana. 

Asentí en respuesta a su despedida y le moví tímidamente la mano a Nicolás. Él me movió la mano también un poco avergonzado. Lo entendía, dormimos juntos en el sofá y hasta lo abracé. 

No me arrepiento de nada.

La cosa es que finalmente pasé por la puerta giratoria y salí del hotel. Sonreí automáticamente cuando vi a mi papá moviéndome la mano desde su camioneta. 

—¡Cómo está mi hija!

Antes de responderle, me giré cuando Nico salió por esa puerta dispuesto a alcanzarme. 

Se había puesto su sudadera color verde musgo debido al frío matutino. El viento le desordenó aún más el cabello y se veía más ojeroso de lo habitual. 

—Se te ha olvidado tu chaqueta.

—Oh, muchas gracias, jefe. 

Nico ladeó la cabeza y miró hacia la camioneta.

—¿Él es tu papá? —apuntó con el mentón.

—Sí, se llama Rai.

Para mi sorpresa, Nico le movió la mano efusivamente.

—¡Qué haces! —susurré.

—¡Hola, soy el jefe de Kim!

—¡Hola, un placer, hijo!

—¡Le entrego a su hija para que descanse el fin de semana!

—¡Gracias! ¡Y gracias por darle el empleo! 

—¡No me agradezca, el placer es mío! 

—¡Nico! —regañé entre dientes.

—Simpático tu papá.

Me tomé una pausa para sonreír y mirarlo como si no tuviera remedio. 

—Bueno, ya me voy. —Acomodé la tira de mi bolso sobre mi hombro—. Te veo el lunes.

—Hasta que al fin me tuteas.

El condenado esbozó una sonrisa divertida.

—Solo porque es viernes —le hice saber también—. Adiós, Nico.

—Adiós, Kim.

Dicho y hecho, avancé hacia el auto de mi papá pisando las hojas que estaban en el camino y soportando la fuerte ventolera que había. Me subí al auto y vi que Nico aún estaba ahí parado.

—¡Adiós, Rai!

—¡Adiós, muchacho!

Negué con la cabeza y me limité a mirar hacia el lado de mi ventana, cohibida. Cuando el auto partió, papá, por supuesto, tenía que hacer un comentario.

—Simpático el muchachito, ¿no?

Yo solo me limité a encogerme de hombros.

—Un poco.

Me mordí el labio inferior, pensativa, hasta que al final pestañeé y decidí poner música del CD ochentero de mi papá.

NOTA DE AUTORA

Recuerden que Nico y Kim tiene cuenta de instagram :D

¿Se imaginan a Nico y el padre de Kim siendo amigis? jajajaj Ya lo veremos.

Y si les gustó el capítulo no olviden votar y comentar, muchismas gracias y perdon por la demora <3

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