3- Ignorar, ley del hielo

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 Las luces de los parabrisas y el capo de los automóviles le cegaban cuales flash de cámaras, alterándolo más de lo que ya estaba en su incesante búsqueda. Pisoteaba rápido, casi llevándose cestas de basura y bancas a su gran velocidad, siquiera conteniendo su fuerza para no causar estragos en su carrera, destrozando uno que otro buzón de periódico, plantas y empujando a varios peatones. Los insultos de los lesionados y llamados de atención por parte de los policías en patrullaje no lo detenían, pensaba internamente que luego se disculparía de alguna manera con los ciudadanos de Station Square, pero no se aseguraba de hacerlo, su cabeza había sido un estrés los últimos meses por una razón inaudita y sin pretexto.

Últimamente nuestro héroe azul había estado angustiado durante mucho tiempo desde su última aventura, no hallaba razón alguna, su ansiedad había subido de repente a niveles que ni el propio corredor soportaba. Sus horas de caminatas se extendían por más tiempo, las carreras intensas que practicaba ya no eran suficientes, los videojuegos ya no eran suficientes para él al terminarlos más rápido de lo usual, las batallas contra su rival Knuckles y Shadow ya no les parecían suficientemente intensas aun perdiese o ganase; aun siendo casi todas en derrota. Tenía una alta cantidad de adrenalina y energía que no lograba gastar y no conseguía la razón de esta.

Había hablado con su pequeño hermano Tails sobre esto, esperando que su sabio compañero supiese lo que ocasionaba esto en él, pero la respuesta del zorrito no fue lo que esperaba, la rechazo ipso facto con rabia, huyendo rápido, negándose tan solo la suposición, pero en su mente acelerada que había sido estimulada por su recorrido a toda velocidad por la ciudad le decía que tenía que corroborar la teoría de su hermano...

Necesitaba del alto nivel de estrés que le proporcionaba su amiga Amy.

Era el único patrón que había descifrado el zorro. Desde la última aventura Amy había vuelto a insistir con el héroe azul, invitándole a una cita cordial entre ellos dos, pero la invitación fue nuevamente rechazada por el cobalto, desde entonces las visitas constantes, los mensajes en el buzón del teléfono, las llamadas y las persecuciones matutinas entre la eriza rosa y el corredor habían cesado por completo.

Terco, continuaba su extremada velocidad por toda la ciudad, dando vueltas y vueltas en un sector de edificios, indeciso y frustrado consigo mismo por haberse arrastrado ahí por la incertidumbre que recorría en su cuerpo por saber que había sido de la rosada de ojos verde agua. Estaba ahí por una razón, sabía que la erizita estaría trabajando con sus negocios para promover su pequeña pastelería con proveedores y críticos. Quería irse de una vez, pero su cabeza no decidía si abandonar o persistir hasta ver a la rosada; no fue hasta que la vio salir con un grupo de gente que suponía eran sus patrocinadores de su negocio y sus proveedores.

Se detuvo en una calle tras el edificio, asegurándose de tener una vista cercana a donde Amy iba caminando con su compañía mientras charlaban.

Lucho consigo mismo en darse el valor en acercarse a verla, pero no sabía cuál sería le respuesta de la erizita. Había asumido que luego del último rechazo ella seguiría insistiendo, ella seguiría buscándolo como siempre, determinada e insistente en conseguir su atención, pero esa vez no fue así. Lo único que pasaba por su cabeza es que la erizita tendría odio o rencor por él, pues su actividad de fanática del héroe había acabado, incluso en las redes y páginas de la chica, preocupándole entonces la condición emocional que tenía por él, debido a su negación a su petición.

Pudo escuchar unas leves risas, risas que conocía de la erizita, preguntándose entonces que le hacia reír de ese modo. Al verla nuevamente sus pulmones retuvieron el aire por un largo momento. No era nada fuera de lo normal, simplemente estaba disfrutando de su charla, soltando unas encantadoras risas risueñas, iluminándose su rostro de forma tierna, esa forma que Sonic siempre veía en ella. Un nudo paso por su garganta, le pareció una eternidad desde la última vez que la había visto, su sonrisa, sus ojos, y rostro rosa y suave, sintió un fuerte anhelo, algo raro e indescriptible que jamás pensó tener luego de volver a verla desde tan lejos.

Se sacudió la cabeza, abofeteándose la mejilla. Estaba espiándola como un acosador, eso no era algo que él haría, se odiaría si lo siguiese haciendo, así que tomo valor y corrió hacia ella a una moderada velocidad.

Esquivo el rio de gente en la calle, tratando de alcanzar al grupo que rodeaba a la erizita y la arrastraban a una línea de taxis. Aumentó la velocidad y llego al lado de la eriza.

- ¡Amy! – Llamó en un agotado exhalar, siéndole ridículo el cómo le faltaba ahora el aire.

- Eh... - Vio al erizo a su lado y mostro un rostro incomodo, saludándole con la mano y girándose a ver a su compañía – Bueno, preferiblemente me gustaría que lograse traer el cacao mañana en la mañana en mi pastelería si le es posible.

- ¡Por supuesto, señorita Amelia! Estaremos a las ocho en punto, sin más tardar – Respondió una marmota de pelaje castaño oscuro, juntando sus manos en forma de agradecimiento – Mientras más promocione nuestra mercancía, mejor – Su mirada paso al héroe azul que permanecía fuera de la conversación pero presente en la charla – Podría incluso incluir a la promoción a nuestro querido héroe azul ¿O no? – Propuso más para ayudar al erizo a entrar en la conversación y para tener más demanda en su producto.

- ¡Claro! Cuenten con-

- No hace falta, no tengo pensado incluir más propaganda, lo lamento – Interrumpió Amy de forma brusca, sonriendo tranquila hacia el vendedor – Así que lo espero mañana sin MÁS TARDAR – Dijo haciendo énfasis en las mismas palabras repetidas, descolocando al erizo y al vendedor de forma abrupta.

- Está bien... Nos vemos mañana – Se despidió la marmota, lanzando una última mirada en el héroe azul que igual permaneció con confusión por el comportamiento de Amy.

- Hey Amy ¿Podemos hablar aho-

- Estoy ocupada – Volvió a interrumpir, levantando la mano para que hiciera silencio, dándole la espalda sin siquiera verle a la cara – ¿Entonces para cuándo podrán producir el corte comercial de mi tienda en la tele, John? ¡Vamos! Quiero saberlo – Su comportamiento infantil volvió a ella como si no se hubiese presentado algún inconveniente. Sonic no entendía ni un poco las respuestas de Amy, lo único que podía asimilar su cabeza era que... Estaba realmente molesta con él.

- Puede que para dos días, de seguro se producirá el viernes a las cinco de la tarde – Contestó una cigüeña bien vestida, viendo sin pestañar a la joven eriza.

- ¡Genial! Espero entonces que venga el sábado para nuestra venta especial de profiteroles, señor John – Junto sus manos con dulzura, meneándose con encanto delante del ave que soltó una leve risotada.

- Eh... Amy... - Sonic volvió a llamar, aun sin tomar la atención de la chica que no se preocupó a voltear, sintiéndose irritado al escucharla hablar así con aquel hombre por algún extraño motivo.

- ¡Ah! Y por favor, traiga a su esposa e hijos, les daré un descuento a todos por su ayuda – Alzó el pulgar en alto como normalmente hacia al animar a otros.

- Bueno, nos veremos pronto, señorita Amy – Respondió la cigüeña, marchándose con dos hombres que tenía como guardaespaldas, dejando finalmente sola a la rosada con el erizo que se mantenía impresionantemente quieto como si se tratase de una estatua observando a Amy.

- Amy... ¿Estas bien? – Preguntó preocupado con una leve sonrisa, no queriendo revelar ni una pisca de decaimiento.

- ¿Uhm? – Una melodía junto con un timbre sonó, tomando de su cartera su celular para contestar - ¡Ah, hola!... Si... Aaaww, me alegro, Cream... Jajaja, si.

- ¡Amy! – Volvió a llamar esta vez en un tono más firme y autoritario, molestando un poco a la rosada que le vio de lado con un rostro fastidiado.

- ... Si, espera, después hablamos – Colgó el celular, guardándolo de mala gana en su bolso – Si solo querías hablar conmigo pudiste llamar o enviar un mensaje, Sonic – Finalmente respondió, haciendo irritar al corredor que comenzó a zapatear rápido.

- Solo... Solo pase por el lugar y te vi... - Contestó aun reteniendo la molestia, viendo hacia el suelo sobre sus pies, tratando de calmar su movimiento de pie – Escucha, si estas molesta conmigo preferiría que sacaras tu pico pico y me golpearas contra el pavimento, no hace falta que seas tan grosera conmigo.

- No tengo por qué gastar fuerzas en golpearte, Sonic, porque no estoy molesta contigo – Con su rostro sereno hablo sin titubear, cruzándose de brazos ante el azulado que quedo desconcertado por su respuesta – Y no fui grosera a comparación de ti. No solo puedes llegar de donde sea a interrumpir conversaciones ajenas solo porque eres el héroe de Mobius.

- No fue con intención de interrumpirte y no lo hice porque sea el héroe de nadie, lo hice porque soy tu amigo y estaba preocupado por ti – Su mirada descendió un poco, aun dando esfuerzo en conservar su sonrisa que se iba torciendo por lo incomodo que se volvía la charla.

- Ah... - Amy suspiró, frotándose el entrecejo, caminando lejos del erizo el cual no pudo dejar de seguirla, terco a terminar la conversación ahí.

- ¡Espera! – Continuó tras ella, caminando un poco más atrás al lado suyo – No fue mi intensión ponerme en el medio de tu negocio, lo siento, solo pensaba en saludarte y ponernos al día, no sabía que fuese tan importante para ti – Trató de disculparse, pero Amy vio tras suyo, lanzándole una mirada fría y molesta por el comentario, haciendo titubear al erizo - ¡Digo! Si lo sabía, solo que pensé que...

- Si pudiste observar que estaba ocupada, fácilmente pudiste marcharte hasta que estuviera disponible. Ahora estoy mucho más ocupada en mi negocio y no tengo tiempo para charlar. Si realmente quieres saber cómo he estado se cómo el resto de gente normal en el planeta y llámame – Soltó rápido y sin vacilar, dando la media vuelta para alejarse de Sonic.

- Pe-pe-pero... - Quedo congelado como si una tormenta a una mayor velocidad hubiera pasado sobre él, quedando frio con aquella respuesta totalmente desacorde a la usual Amy que conocía. Tardo en tomar compostura, volviendo a seguir a la erizita - ¡Espera! ¡Amy!

La llamada se giró apenas para ver tras ella, observando de lejos tras el tumulto de gente en la calle al erizo azul que trataba de acercarse a ella y la llamaba con un poco de desesperación en su voz, ignorando totalmente al corredor y pasar rápido a subsuelo para llegar a la estación de trenes.

Sonic hizo su mayor esfuerzo en ir a su velocidad sin lastimar mucho a las personas a su alrededor que trataba de esquivar, siendo solo empujado y golpeado por la caminata apresurada de los ciudadanos, quedando apartado en el suelo sin siquiera tener fuerzas y estabilidad suficiente para poder llegar a tiempo a las vías ferroviarias, solo logrando ver como el tren partía desde la estación, sintiéndose fuera de esfuerzo para seguir insistiendo.

Algo se retorcía en su pecho, un dolor que siempre temió en sentir, esta vez, el doble de que lo espero, conteniendo un quejido lamentoso por esto. Siempre tuvo miedo de perder a sus amigos, por eso luchaba todos los días, por eso peleaba todo el tiempo para mantener la paz y la prosperidad en su mundo, por ello se había esforzado, pero ahí estaba él, perdiendo a su amiga, sin saber el porqué, sin entender por qué sus esfuerzos no eran compensados.

No hizo más que esperar en la misma estación, aun con la esperanza de que Amy volvería y se disculpase por cómo le había tratado, que se arrepintiera de su trato tan frio y cruel a su querido héroe, pero pronto se hizo tarde y entendió finalmente que no sería así. Al llegar a su hogar tomo un baño largo, queriendo meditar bien cómo lograr que Amy volviese a ser como antes. No le importaba el acoso, le daba igual que sus abrazos le asfixiaran y le diera un fuerte dolor de espalda, no le importaba en absoluto lo molesta y empalagosa que se volviese la erizita, solo la quería devuelta.

Termino con su aseo personal y tomó su celular para marcar rápido el número de la eriza, escuchando atento el repicar de su celular. Varios segundos pasaron y cayó la contestadora, volviendo a probar nuevamente dos veces más no volviendo a escuchar más el repicar de su celular, volviendo a caer la contestadora. No era tonto, sabía que el teléfono había sido apagado o bloqueado para sus llamadas, decayendo por saber que de todos modos la erizita no quería hablar con él.

Tomó aire, marcando los botones de su celular rápido para escribir un mensaje simple y preciso para la rosada, enviándolo y esperando ansioso la respuesta. Sus ojos no se movieron de la pantalla, alzando sus orejas en alto al ver como el mensaje había sido recibido y leído, permaneciendo quieto en un temblar emocionado, así durante varios minutos, desapareciendo todo entusiasmo del erizo al saber que tampoco respondería sus mensajes.

- ... Tonto... Lo has arruinado en grande esta vez...

Dos días habían pasado y las llamadas del héroe azul no habían sido contestadas por la eriza rosada, apenas escribió un par de mensajes solo para no ser más insistente y molesto al llenar el buzón de la chica. Desesperando por no recibir respuestas, sus piernas inquietas zapateaban y se agitaban con tal de correr a máxima velocidad contra un árbol, o en tal caso contra Amy, aunque su cabeza sabía que el golpe seria menos doloroso contra un roble.

Casi todo el día había pasado revolcándose sobre sus muebles con remordimiento y ansiedad, buscando en el techo, desesperado, la respuesta de su mal, tan solo encontrándose auto compadeciéndose consigo mismo.

- ¿Qué te ocurre? – Había preguntado el zorro amarillo al ver como su hermano mayor se encontraba acostado de cabeza sobre el mueble, dándose tirones en sus largas púas.

- ... ¿Y qué es lo que parece? – Respondió de mal humor, viendo de cabeza a su amigo que giro los ojos por su comportamiento.

- Ujum. ¿Hiciste lo que te sugerí entonces? – Se cruzó de brazos impaciente, no esperando afirmación por la terquedad del erizo.

- Si y fue terrible.

- Siempre eres un testarudo, deberías hacer... Espera... ¿Lo hiciste? ¿Fuiste a ver a Amy? – Preguntó incrédulo, acercándose más al erizo.

- Si... Creo que me odia, Tails – Se cubrió su rostro frustrado, alzando su pecho para no empezar a lloriquear por ello – Esta vez... Me odia, me repudia... Le he enviado mensajes y llamadas, no contesta, los deja en visto y no se inmuta a siquiera escribir algo y dejarlo sin mandar. Realmente la hice esta vez.

- Vamos, Sonic, no debe de ser tan malo... - Palmeó la cabeza de Sonic, viendo el rostro inexpresivo de Sonic que le indicaba que no era algo normal en ese caso - ¡Es Amy! No puede seguir así por mucho tiempo, está muy enamorada de ti.

- Han pasado varios meses desde la última vez que hablamos tranquilo. No creo que ella esté dispuesta a perdonarme – Se incorporó, sentándose bien en el asiento, reposando su cabeza sobre sus manos decaído.

- ¿Ni siquiera acepto tus disculpas al rechazarla? – Preguntó con más incredulidad el zorrito, provocando que el erizo veloz quedara pasmado con la pregunta - ... No lo hiciste.

- ¡No! ¡Ahg! ¡Soy un imbécil! – Se jaló con más fuerza de sus púas arrancándose algunas en el intento.

- De acuerdo, Sonic, calma, solo tienes que-

- ¡Iré rápido a disculparme con ella! – Tan rápido como había terminado la oración, corrió fuera de la casa, dejando al zorrito con la boca abierta sin siquiera terminar su frase.

- ¡No! ¡Ahg! Tienes que calmarte, atorrante erizo – Se fregó la cara, irritado con el mayor y por haberle interrumpido.

Con su mente dispersa en su estado imperativo y en la preocupación, pasó primero por la casa de Amy, no recibiendo respuesta de ella al no encontrarse en su hogar, recorriendo entonces el camino rápido hacia su pastelería, abarcando a tiempo cuando la tienda estaba a punto de cerrar. Diviso a Amy despidiéndose de unos comerciales, tomando entonces su cartel para irlo llevando dentro de su tienda. Sonic tomó delantera y antes de que la rosada tomara el pomo de la puerta, él abrió la puerta por ella y le dio permiso con una simple reverencia para que pasara, recibiendo por este gesto un rostro apático.

- Hola, Amy. Pasa por favor – Dijo con una sonrisa encantadora, respectiva al héroe erizo, pero Amy paso de largo sin responder – Déjame ayudarte con el resto – Tan veloz como era, corrió donde los últimos pares de carteles y antes de que la puerta se cerrara entro con estas y las dejo junto donde Amy las guardaba – Wow, esto se ve genial, Amy, te felicito.

Ella asintió sin emociones en su rostro, volteando para desempacar unas pocas cajas que se encontraban en el mesón de su tienda, sacando unos utensilios para hacer galletas y guardándolos en sus respectivas gavetas. Sonic mantuvo el silencio por un momento, observando inmóvil a la erizita rosada sin levantar la mirada a verlo, continuando su trabajo igual de silenciosa, lográndose escuchar el fuerte estrepitar al respirar el cobalto, tragándolo la ansiedad al no escuchar nada de ella.

Sus llamadas no habían sido respondidas, sus mensajes habían quedado en visto, y aun sin ser suficiente, le seguía ignorando en su presencia. Estaba rabioso, tan molesto por ese comportamiento de su amiga que no comprendía con qué derecho se enojaba con ella; sabia porque era así de distante con él, pero simplemente le costaba ver y conocer esa frialdad de la eriza.

- ... Lo siento – Dijo de repente, haciendo titubear a la rosada por un momento, pero en ningún momento a detenerse, aun sin verle a la cara – Sé... Que te herí... Y esta vez no quisiste seguir sufriendo... Lamento haberlo hecho tantas veces que ya no quede nada que puedas sanar en tu corazón... Amy.

No recibió respuesta, la joven eriza siguió desempaquetando sus cosas, esta vez con ojos llenos de indiferencia.

Trago saliva, sentía que sus palabras no hacían más que avivar un incendio que tenía tiempo ardiendo y solo terminaría quemándolo, pero como el héroe que sin dudar se lanzaba al peligro, continuo.

- Lamentó... No haberte tomado atención antes, lamentó no haberte llamado o contactado antes... Y sobre todo lamentó tanto que ahora estés tan furiosa, tan molesta que no quieras hablarme. Eso me causa dolor...

Una leve mueca, intento de sonreír de la rosada fue apenas reflejado en sus labios, más que todo por haber hecho añicos su molde de galletas en sus manos al apretarlo con demasiada fuerza.

- Nunca pensé que la pasaría tan mal sin verte por tanto tiempo. Sentí que volví a respirar cuando te volví a ver... Te... Te... - La hipertermia en su cuerpo lo hacía sudar, costándolo nuevamente respirar – Te veías linda... Extrañaba verte sonreír... - Confesó con un fuerte rubor en su rostro, avisando sus piernas en rápidos zapateos de su alto nivel de estrés – Yo... Esto me cuesta un infierno... Pero solo quería que supieras que realmente sentía mucho haberte rechazado esa vez y... - Una sonrisa llena de anhelo se formó en el rostro de Sonic, manteniendo su mirada en el suelo por la vergüenza que lo mantenía gacho – Y... Y realmente te admiro al ver cómo has avanzado tanto y te has vuelto tan independiente y fuerte, realmente eres increíble, Amy. También lamento no habértelo dicho nunca antes.

La mano abierta de Amy golpeó la tabla de su mesón, sorprendiendo a Sonic con algo de miedo por su interrupción ruda. Amy levantó la mirada, encontrándose con la de Sonic, provocando que el nervioso erizo se encorvara asustado por la perturbadora mirada de la rosada. Sus ojos verde agua parecían más oscuros, tan insensibles que hizo temblar al corredor junto con aquel ceño irritado, lo que solo le dio una razón para mantener su boca cerrada.

- Es demasiada casualidad que desees decirme todas esas cosas justo cuando estoy a punto de este nuevo alcance en mi pequeña tienda... - Comentó con total desprecio, volviendo su mano un puño firme y doloroso al presionarlo fuertemente contra el mesón – Ya cuando me sentía tan bien conmigo misma al poder estar suficientemente distraída para no pensar en ti... ¿Por qué vienes esta vez?... No me hagas creer que lo haces por mí, Sonic, no digas mentiras.

- Amy, no te estoy mintiendo, realmente estaba preocupado por ti. Paso mucho tiempo desde la última vez y no sabía si debía llamarte o verte, solo pensé que no querías hablarme por que estabas molesta y tenía que darte tu tiempo – Se excusó nervioso, tratando de buscar la comprensión de Amy al acercarse.

- ¡Claro que estaba enojada! Pero ahora no tengo razón de estarlo – Respondió, eufórica e irritada con la autocompasión del erizo – Nunca fuiste a verme, con tal de evitarme y que no te molestase, por ti estaba bien. Por eso decidí no volver a sentir nada por ti, Sonic, ni amor, ni odio ni tristeza, nada... Lo único que te ha traído aquí es porque ahora tu estas sufriendo, tal como lo dijiste – Salió detrás del mesón, no aproximándose al erizo, solo retirando todas las cajas vacías para doblarlas y colocarlas en una pila en el suelo – El Sonic que conozco no le interesaría ni por un segundo por lo que paso.

- ¡Claro que me importas, Amy! No estoy aquí por mí, vine porque eres importante para mí y te quiero... No quiero perderte.

Amy volvió su mirada donde Sonic, sonriendo con ironía, ocultando un dolor que sentía por esas palabras.

- ¿Quién eres? – Dijo en voz baja, arrugando el rostro antes de dejar lo que tenía en mano y cruzarse de brazos – Unos meses no son suficientes para cambiar a una persona, mucho menos a ti Sonic... Tampoco a mi... - Cerró los ojos, bajando las orejas, notándose el temblar de sus labios al retener algo – Dime la verdad... ¿Por qué ahora quieres hablar conmigo? ¿Por qué me buscaste?

- ... Amy – Sonic apretó los dientes, todo su cuerpo se entumeció por mantenerse tanto tiempo rígido. Pensó con fuerza, realmente hasta dolerle la cabeza, buscando sacar lo que realmente le hacía sentir la falta de la eriza al no verla todo los días al ir tras él, no queriendo soltar una mentira más delante de ella – Te extraño.

Los ojos verde azulado se iluminaron con un suave brillo, difuminando en un leve rosa por un rubor que cubrió el rostro de la chica. Apretó los labios con desprecio, pasando su mirada lejos del cobalto que observo atento cada gesto y movimiento de la eriza, acercándose muy lentamente a ella, consiguiendo tan solo que la rosada se encorvara y tratara de apartarse con recelo.

- No puedes hacerme esto, Sonic – Gruñó bajo, llevándose sus manos a su pecho y volviéndolos puños al apretujarlos contra su ropa.

- No quiero hacerlo... Pero tampoco puedo mentirte.

- Lo hiciste durante mucho tiempo ¿No? ¿Por qué no hacerlo otra vez? Esta vez no me dolerá, me he preparado para la siguiente y la siguiente vez... - Amy resopló, viéndole de lado con molestia – ¡Soy más fuerte de lo que crees! – Alzo su pecho, ya no queriendo permanecer más indefensa ante él.

- Lo sé. Eres la chica más fuerte que conozco... Pero yo no soy tan fuerte como tú – Quedó frente a ella, haciendo un pequeño movimiento con sus manos para tocarla, pero titubeó y las volvió a bajar – Realmente odio ser una molestia para ti y más ahora... Pero no pretendo a hacerte cambiar de parecer, solo quiero saber... Si tú también extrañas tenerme cerca.

- Si lo hago... Te extraño – Respondió con un semblante furioso.

- Amy... Me haces falta, te necesito – Sonic bajó la mirada, forzado a no entristecer mucho su rostro. No deseaba darle lastima a la erizita a pesar de sus palabras.

- Yo... Te extraño... Pero yo no te necesito, ya no – Su rostro se ablandó un poco al decir lo último, remplazándose su semblante molesto con uno triste – No te necesito... No... No necesito seguir sufriendo por ti.

- Yo tampoco quiero que sufras Amy – Sintió que debió de acercarla más. La tomó de las manos para no dejarla cohibirse más, logrando tener sus ojos sobre ella – Podríamos hacerlo bien esta vez.

- No quiero mentirme otra vez.

- No lo hagas, no lo hagamos más – Sus manos se deslizaron por los hombros de Amy, subiendo un poco más para tocar sus suaves mejillas, colorándose de un rosa casi idéntico a su pelaje al sentir las manos del cobalto – Lo prometo.

- ... No puedo prometer algo de lo que no estoy segura – Musitó con voz temblorosa, alzando débil su mirada.

- Entonces yo lo hare por ti.

La mirada de Amy permaneció, reflejando inseguridad con sus orejas bajas y sus ojos húmedos al ver los de Sonic acercándose con mucha lentitud, viéndola con ojos compasivos, suplicantes hasta lograr calmar la ansiedad de la erizita que continuo un poco más cuando su distancia se cortó al ser besada por el erizo, apenas perdurando un segundo para dar otro seguido, siendo llenada de besos castos hasta que ella misma se apartó.

- Esto... - Musitó, denotando timidez al ocultar una leve sonrisa al bajar su rostro – Lo siento... - Ella reposo su cabeza en el pecho de Sonic, frotando su nariz en el melocotón de su piel – Es que es muy rápido para mi... No lo espere.

- Yo... Tampoco, jejeje – Sonic trató de mantener mejor la calma, pasando sus manos temblorosas por los cabellos de Amy – No creí que se sentiría tan bien besarte...

- ... Yo tampoco – Apenas dijo separándose un poco para ver el rostro del cobalto – Pero... Necesito que vayas más lento por mí, estoy cansada de correr tras de ti, tienes que ser paciente y esperarme... ¿Podrías hacerlo?

- ¡Por supuesto! Alentare el paso, no necesitas sentirte agobiada, no quiero eso – Dijo más entusiasta, acariciando las mejillas de Amy y apretujándolas, provocando que ella sonriera apenada e incómoda. Se apartó rápido, avergonzado ahora de como la emoción le hacía comportarse de esa manera - ¡Esta bien! Jajaja, todo bien. Yo... Tengo que ir a correr – Se apresuró a la salida de la tienda pero el llamado de Amy lo detuvo antes de salir.

- Sonic. Ven mañana a mi venta si quieres. Estaré con mis clientes y mis patrocinadores, pero veré si tengo un tiempo para ti – Dijo con una tierna sonrisa hacia el corredor.

- Prometo estar ahí mañana, Amy. Nos vemos.

Una estela azul se vio desde afuera, desapareciendo a rápida velocidad el erizo a lo lejos.

Su cuerpo se desplazaba a una increíble velocidad como nunca lo había hecho antes, su corazón latiendo a todo dar por lo que había hecho le daba las energías para recorrer largas distancia por donde pasaba, dejando tras suyo el pavimento y césped en fuego. No solo eran los nervios y la vergüenza que había tenido hace un momento, su ansiedad y miedo había desaparecido, siendo suplantadas por un tierno sentimiento alegre, provocando una enorme sonrisa en el azulado.

La enorme conmoción le hacía rebosar en una fuerte felicidad, haciéndolo gritar por los vientos con alegría, pasando varias horas corriendo, llenándose de ilusión por sus caminos, viendo pasar el sol hasta el horizonte y regresando a su hogar agotado por su carrera. Entro a su hogar y con un suspiro calmado se lanzó a su sofá, con una sonrisa tonta plantada en su rostro.

- ¿Sonic? – Tails escuchó la llegada del otro y se aproximó a la sala, encontrándose un erizo muy contento - ¿Y esa cara de tonto en tu cara? – Pregunto con una sonrisa.

- Jejeje... No lo creerás – Su cubrió el rostro con una mano, manteniendo su sonrisa risueña.

- ... No creo siquiera lo que pasa por mi cabeza ahora mismo con tu cara de enamorado – Dijo incrédulo, viendo como el erizo se incorporaba y se sentaba, rascándose la nariz con un rubor en su rostro - ¡No te quedes callado! ¡Dime antes de que me dé un patatús!

- Jejejeje...

- ¡Que me digas, demonios!

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Como usual era en el erizo, iba tarde para la venta especial de Amy. Vestía bien arreglado con una camiseta de rayas rojo y negro y con unas rosas en mano, yendo a una velocidad prudente para no arruinar las flores, llegando a la tienda tan solo cuarenta minutos tarde, record personal del erizo a sus llegadas a invitaciones.

Esta vez había decidido ser un partido mejor para la eriza rosada, se arregló bien y trajo un presente para su amiga, decidiendo comenzar otra vez desde cero con buen paso, esta vez no permitiría que Amy fuese la que se esforzara en demostrar su amor, esta vez seria él, sentía que era lo correcto.

La tienda estaba decorada con globos con forma de donas, pasteles y profiteroles, y muchas personas charlaban y comían fuera de la tienda y dentro, hasta se formaba filas para entrar en la pastelería. Se llenó de orgullo por la eriza, entrando a paso firme y seguro a la tienda, siendo observado por varios por su presencia en el local, saludando a varios de sus fans antes de desaparecer dentro de la pastelería, buscando a la rosada. Caminó entre las personas que se juntaban y hablaban, pregunto a los recepcionistas y cajeros de la ubicación de la dueña, no teniendo respuesta acertada.

Subió al segundo piso de la tienda, encontrándose a la erizita sentada en una mesa con varias personas, compartiendo uno de sus postres. Amy vestía con un hermoso vestido blanco con dorado, adornando sus orejas con sarcillos grandes de anillo y un collar de choker con bisutería brillante.

- ¡Amy! – Sonic corrió rápido donde ella, extendiéndole el ramo de rosas frente a ella – Son para ti. Tienes una increíble fiesta aquí.

- Ah, gracias. Déjalas allá, luego voy contigo – Amy señaló con desinterés a una mesa llena de ramos de flores, cada una con tarjetas de felicitaciones.

Sonic trago saliva y volvió a ver a Amy quien no le presto más atención. Dejo su diminuto ramo de flores con las demás, colocándolo en un envase con agua para que no se secara y volvió donde Amy, tomando una silla de otro asiento al encontrarse las demás ocupadas.

El fuerte rechinar del asiento perturbo la charla de la eriza con los demás, viendo dirección al erizo azul que se apeno por la molestia, arrimando la pesada silla lo menos ruidoso posible, tardando entonces en llegar con los demás y sentarse al lado de Amy.

- Disculpen, jeje... - Se rascó la cabeza avergonzado, no tardando mucho en volver la conversación de los invitados de Amy.

- Y como iba diciendo, señorita Amelia, creo que sería totalmente interesante promover sus ventas en domicilio – Dijo una morsa mayor, arrugando el entrecejo al ver como la erizita rosada negaba con la cabeza.

- No es el ideal de mi tienda. Quiero que este local sea un hogar para las personas, un sitio donde puedan compartir con sus seres queridos, donde puedan venir y ser atendidos por gente amable que les dé un postre que les alegre el corazón – Contestó Amy con gentileza, hablando con la bondad de la cual era conocida – Llevarle nuestra mercancía a su hogar solo los mantendrá alejados de tener la experiencia que ofrecemos.

- Oh tiene razón, señorita Amelia, discúlpeme por mi tonta sugerencia – Se disculpó la morsa haciendo apenar a la eriza.

- Está bien, solo fue su idea a ser conocida, no me molesta.

Sonic suspiró con anhelo, viendo con ojos encantados a la eriza que noto su mirada, desviando la suya con un leve sonrojo.

- ¡Oh! ¿Y que hay de participar en eventos sociales de gran importancia? Como los festivales de San Valentine, el día de la mujer y cosas así – Dijo una guacamaya, esponjándose sus plumas con la idea planteada.

- Sería maravilloso, aun que necesitaría mayor personal para crear tantos postres para un solo día – Respondió Amy, dándole la idea a Sonic de participar en la conversación.

- ¡Hey! Yo podría ayudarte, Amy – Sugirió Sonic con una enorme sonrisa. Amy desvió la mirada indiferente, volviendo a ver a sus invitados, descartando en silencio lo que dijo Sonic.

- Si, necesitare reposteros que me ayuden para esas ocasiones, pero no será problema. Con que puedan recomendarme será un gusto servir – Comentó con una pequeña sonrisa, frunciendo un poco el ceño por la mirada preocupada de Sonic a su lado.

- Oh... Por su puesto, te ayudaremos con darte un personal más amplio, aunque... - La guacamaya observó con algo de pena al erizo rechazado, forzando una sonrisa de lastima – Bueno, es tu decisión, cariño.

- Por supuesto, se los agradezco mucho – Amy agradeció con alegría, pasando su mirada tras la guacamaya, viendo a una cigüeña en taje junto con su pareja e hijo - ¡John! – La erizita se levantó y camino hacia el hombre, tendiéndole la mano y siendo estrechada por el señor - ¡Me alegra que haya podido venir con su familia!

- No me hubiera perdido de tus dulces postres, Amy – Contestó con mucha cortesía, pasando a su mujer – Ella es mi querida esposa, Lucy – Amy se acercó y saludo a la cigüeña vestida en lila con un par de besos en las mejillas – Y él es mi hijo Lucas. Saluda, campeón.

- Hola... - Dijo algo tímido, sin siquiera ver directamente a la rosada.

- Hola, Lucas. Oye, que tal si vas a comer los profiteroles de la mesa mientras tus papas habla de cosas aburridas de adultos – Dijo Amy mientras peinaba el plumaje del niño, provocando que el infante sonriera y asintiera rápido para luego salir corriendo a la mesa por los dulces – Jejeje, es adorable.

El héroe de azul quedo extrañado al ver lo muy amistosa y amable que se encontraba Amy, pensando por un momento que estaba molesta al no hablarle, pero solo lo dejo excluido al verla interactuar con los demás con suma calma y cortesía, más con aquel ave al que le sonreía todo el tiempo. Algo le molestaba y por mucho, pero decidió hacer de lado esa emoción y se acercó nuevamente a Amy.

- John, jaja, es un gusto, no nos presentamos antes – Sonic se dirigió al ave, extendiéndole la mano y estrechándola con fuerza – Soy Sonic The Hedgehog.

- Jajaja, si, ya sé quién eres, héroe de Mobius – Comentó la cigüeña, sonriendo con una pizca de soberbia al estrechar su mano.

- ¿Ya probaron los dulces? – Preguntó en interrupción Amy, empujando a Sonic de lado al ponerse en medio.

- No, jejeje ¿Vas a querer uno, amor? – Dijo Lucy a su marido el cual afirmó con tranquilidad – Bien, te traeré algunos – Se retiró hacia la mesa de postres.

Amy y John pasaron a la mesa con el resto, quitándole el asiento a Sonic al ocuparlo el ave. Impotente por esa falta de atención a sus comentarios y a su presencia mantuvo su vista molesta donde Amy, siquiera inmutándola para girar a verle, volviendo iniciar charla con el resto.

Devastado por volver a ser apartado de la compañía de Amy y siendo ella la que lo alejaba e ignoraba dio la vuelta para irse lejos del lugar.

- Sonic – El llamado de la rosada le hizo detener y volverse rápido hasta quedar al lado de ella a su gran velocidad, atento por lo que fuese a decirle - ¿Podrías hacerme un enorme favor, amor? – Su corazón dio un vuelco, emocionándose al escucharle decirle palabras tan dulces con su rostro más tierno, no conteniéndose en afirmar rápidamente - ¿Podrías ir a jugar con el hijo de John? Es un gran fanático tuyo, así pasas el tiempo hasta que consiga un segundo para ti – Susurró lo último con un toque coqueto en su adorable voz.

- Está bien – Caminó hacia donde se había ido el pequeño, manteniendo su vista aun en el rostro encantador de Amy, tropezando un poco antes de centrar su vista en el camino y salir de la habitación.

- Jajaja, dios, que incomodo – Comentó la cigüeña, mofándose en voz baja – Sí que es ciego, no se da cuenta que estorba.

- Aahh... Si – Contesto Amy, posando su mentón sobre su mano apoyada en la mesa – Como sea. ¿Qué tal si continuamos con esa idea de las participaciones con los grandes eventos festivos?

En más de una ocasión Sonic trato de hablar con la rosada, pero en más de una ocasión fue apartado e ignorado por la misma, apenas dándole solo un par de palabras que lo llenaban de ilusión y motivación para quedarse por el resto de la fiesta. Una y otra vez, buscaba a la erizita sin conseguir su disponibilidad para charlar o siquiera permanecer cerca de ella y admirar su belleza.

Se sentía humillado, degradado. ¿Por cuánto tiempo más iba permitir ser tratado así? No lo sabía, más cada vez que iba a despedirse, la rosada le convencía con una sonrisa y un: Ya voy contigo, espera. Pero ni por asomo él podía participar en las conversaciones de la eriza, no, incluso sentía la mirada fría de la rosada si nada más comentaba de algo.

Permaneció con la pequeña ave hasta que el niño quedo dormido y llego la hora en que los padres se fueron, estando agotado y amargado por haber estado encerrado y rodeado de puros alimentos dulces y empalagosos. Cuando la tienda termino de vaciarse casi del todo, tomo decisión de ser directo con Amy le hiciera caso o no, o le volviese a convencer, estaba al punto de detestar nada más escuchar la aguda voz de la chica pidiéndole más favores, pero...

- Sonic, ahí estas – Amy llego a él antes y le tomó la mano para jalarlo dentro de la cocina – Ven.

- Amy, espera, me tengo que ir – Sus palabras no fueron escuchadas, siendo arrastrado a las cocinas donde olía aun a pastel y chocolate – Amy, estoy cansado, deja de-

- Sé que no te gustan mucho los postres muy dulces. Te hice un Chili dog – Interrumpió con una leve sonrisa, mostrándole a Sonic en una mesa junto a una silla su alimento favorito – Muchas gracias por quedarte en mi fiesta, Sonic. Creo que es la primera vez que lo haces – Comentó con ojos cansados – Siempre espere a que te quedaras para servirte un buen Chili dog para calmar tus ansias, pero siempre te ibas antes de que las fiesta terminara...

- Amy... - Todo lo que había pensado decirle se había espumado, estando anonadado con los suaves gestos de la chica, sintiéndose otra vez mal por dentro por su trato hacia ella en el pasado - ¡Me lo comeré! Muchas gracias, Amy.

Se sentó y al tomar el gran alimento se lo comió en varias bocanadas enormes, sintiéndose recompensado por el fuerte sabor del chili y la salsa. Permaneció el silencio hasta que el héroe termino su comida, limpiándose las manos, satisfecho, girando a ver a Amy con una gran sonrisa.

- Jijiji, tienes un poco de salsa en su boca – Comentó la rosada, riéndose de manera divertida.

- ¿En seri-

Como había hecho en todo el día, la rosada no lo dejo terminar otra vez la oración al interrumpirle, esta vez, con un beso en sus labios. Un beso bastante apasionado a pesar de lo corto, finalizando en limpiar bien los labios al lamerlos un poco de manera tierna y sutil, separándose la eriza con una sonrisa pícara.

- ¡Mmm! Sí que quedo picante, como a ti te gusta ¿No? – Dijo contenta, sacando la lengua de manera infantil, antes de tomar el plato y dejarlo en el fregadero.

Sonic, permanecía aun mudo, creyendo que le había quitado la mente con ese beso, costándole por mucho reaccionar o pensar en algo que decir, pero nada salía, solo veía con un rostro tonto a Amy que limpio el ultimo plato. Sus verdes ojos la interpretaban como una hermosa princesa, dulce, elegante, amorosa, fuerte y talentosa, no logrando controlar su cuerpo por lo que veía.

Se acercó a la erizita, abrazándola tras su espalda, reposando su cabeza en el hombro de la rosada que se estremeció por la cercanía y por aquel gentil abrazo del azulado que aún no decía nada, manteniéndola sujetada con sus brazos en su abdomen.

- ¿Sonic? – Dijo con tono de mando, haciendo volver a Sonic con todo el problema que había tenido en el día.

- ¿Por qué fuiste así de fría conmigo en todo el día? – Preguntó en un susurro triste.

- Yo no estaba siendo fría – Se excusó de mala gana, queriendo separarse de él.

- Si lo fuiste, volviste a ignorarme en todo el día, me echaste a un lado y no me hablaste más que para hacerte favores – Dijo con un tono molesto, pero aun sonando decaído.

- Pudiste irte en cualquier momento.

- No quería – La apretó más en su abrazo - ¿Acaso te desagrada que este contigo?

- No.

- ¿Entonces por qué?

- No quiero que te metas en mis charlas de negocio – Respondió, soltándose del abrazo y girando para quedar frente al corredor, apoyando sus manos sobre el borde del fregadero, viendo con seriedad a los ojos de Sonic – Eres muy famoso, apenas la gente te ve ya piensa en propaganda con el héroe azul. Este es mi sueño, mi trabajo, quiero conseguirlo por mí misma. No le he pedido ayuda a nadie y no quiero que te involucres demasiado, porque quiero que la cara que sea conocida sea la mía, no la tuya.

- ¿Eso es todo? Lo hubieras podido decir desde un principio, Amy, no tengo problema con eso – Contestó furioso, incrédulo ante la respuesta de la eriza – Ni siquiera querías que estuviera a tu lado, me apartabas y me dabas la espalda.

- ¿Entonces por qué te quedaste? – Volvió a interrogar, viendo desinteresada el ceño fruncido del cobalto.

- Porque siempre decías que ibas a hablar conmigo, querías que te hiciera favores, entonces ya no quería irme, ¡Porque quiero estar contigo!

- Entonces ya sabes lo que sentí por mucho tiempo – Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Amy, confundiendo a Sonic por un momento – No pienso estar contigo, Sonic, no al menos que pruebes que eres capaz de esto... Sino, sabré que no me quieres tanto como yo lo hago – Se alejó sin empatía alguna, solo descolocando más al erizo que tardo en reaccionar, tomándole de la mano.

- ¿Acaso lo haces como venganza?... ¿Te estas vengando? – Preguntó con ojos temerosos, aun sin confiar en esa sonrisa egocéntrica de la rosada.

- No lo sé... Solo quiero saber que es estar en tu lugar un tiempo... Seria lindo saber que hay alguien que te ama y se preocupa mucho por ti a pesar de las muchas veces que pueda ignorarlo y rechazarlo – Contestó con ternura, viendo hacia Sonic como alguien a quien envidiar.

Sonic no podía creer como la bondadosa y pura chica decía tales cosas, solo de alguien que pudiese estar rencoroso y envidioso de alguien más, alguien quien había admirado y amado con locura. Tenía miedo de esta nueva Amy, no sabía dónde comenzaba su hermosa sonrisa con su femenina y tierna apariencia que era representada en una pose encantadora, y donde terminaba aquella fría eriza llena de frustración y apatía.

Ya lleno de dudas de lo que sentía por la joven, continuó viéndola a sus ojos, queriendo buscar algo de ese amor que había ignorado por mucho tiempo, necesitaba saber que al final del día habría algo de esto para él, solo eso necesitaba para saber que debía ser persistente y paciente.

- No tienes que hacerlo, Sonic – Dijo con una sonrisa menos alegre, retirándose los enormes sarcillos de sus orejas y collar lleno de brillos – Estoy cansada y tú lo estarás mucho antes que yo... Así que dejémoslo así. Ninguno de los dos se quiere arriesgar a sufrir.

Apretó los dientes, sintiéndose insultado por como Amy hablaba de él. No quería escucharla decir eso, ¿Qué tanto sabia ella de él? Y que tan poco sabia él de ella que le asustaba esta Amy llena de artimaña. De una manera u otra, el héroe no retrocedía ante cualquier reto.

- No me subestimes – Respondió molesto, acercándose lentamente a ella.

- ... No era mi intensión – Desvió la mirada, tratando de alejarse sin muchas ganas.

- Sabes como soy... No me daré por vencido.

- Tú no sabes cómo puedo ser – Volvió, desafiando con sus palabras.

- Púes hare que vuelvas a amarme con esa fuerza que guardas contigo, tanto que no podrás ignorarme por más tiempo. Lograre hacer que vuelvas a correr tras de mí y seas tú la que se desvela pensando en mí, porque a partir de ahora yo no dejare de hacerlo por ti.

Con cuidado sostuvo el mentón de Amy para acercarla y darle un beso suave, deslizando sus labios hasta la comisura de los de la rosada, separándose y encontrándose una cara totalmente roja y con ojos brillosos viéndole ilusionada, casi desparramando corazones de estos al ver de manera amorosa al erizo frente a ella.

- Jamás he dejado de hacerlo... - Comentó, tomándose las mejillas con vergüenza, ya desviando mirada por sentir su cara arder.

El azulado la contemplo fascinado por su hermoso rostro enamorado, de seguro mostrando él la misma expresión. Suspiro encantado, viendo como la erizita retomaba compostura más rápido que él. Sacudió la cabeza, palmeándose las mejillas al sentirlas calientes por su rubor.

- Te demostrare que te amo tanto como tú lo haces, Amelia – Golpeó las puntas de sus zapatos en el suelo, moviendo sus piernas ansioso.

- Si es así puede que no tengas que pasar por tanto – Sacudió sus cabellos, viendo tímida al azulado, despidiéndose con la mano al saber que el corredor se iría sin un adiós debido, dejando tras suyo la estela de luz que desprendía su cuerpo azul a alta velocidad – Tendré que recompensarte con muchos beso a cada final de día para mantener ese entusiasmo...

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- ¡Me encanta tu pastelería! Es tan bonita y rosa, aunque sinceramente no es mi color favorito, queda en el lugar. ¡Ya me imagino en San Valentine como debe de estar este lugar! – Hablaba un felino blanco de betas moradas, dándole otro bocado a su pie de mora – Pero enserio. Creo que deberíamos unir nuestras tiendas. Mi chocolatería llena de batidos y malteadas haría ¡Pam! Es toda esta ciudad con lo genial que seria.

- Jajaja gracias, puede que lo piense... Pero me gustaría más solo hacer eventos ocasionales donde nuestras tiendas hagan ceremonias en conjunto – Opino La eriza rosada, bebiendo un batido de fresa con crema de chocolate en su base - ¡Esta muy delicioso tu batido! Realmente lo haces mejor que los que hacemos así.

- ¡Claro! ¡Please! Me enseño mi apa.

Termino su postre, pasando su mirada a otro lado, viendo a un erizo azul llegando con un ramo de flores donde Amy, pero apenas ella hizo un gesto con su mano el corredor desvió camino y llevo el ramo a una jarra y la lleno de agua para colocarla en una mesa. Trato de acercarse otra vez a la rosada con una sonsa sonrisa, pero ella giro a ver a otra dirección, provocando sacar una trompetilla molesta al azulado, retirándose de ahí sin dejar de ver a la rosada.

- Hey... ¿Ese no era Sonic The Hedgehog? ... ¿Acaso están saliendo? – Preguntó curiosa, viendo a la erizita como sonreía presumida.

- Algo así – Arrastró las palabras, deslizando sus dedos sobre la mesa.

- Oye... Pero pensé que eras tú la que estaba loquita por él y lo seguía por todos lados... ¿Por qué ahora lo ignoras así? ¿Están peleados? Ay, que ladilla soy, no paro de preguntar – Agito con fuerza su cola de una lado al otro, notando por la sonrisa cómplice de la erizita que no era molestia aun – Jajaja, ¿Acaso cambiaste de papales con él?

- Puedes decir que sí. Pero es tan difícil a veces... - Suspiró con melancolía – Hay momentos donde es tan tierno y romántico que quisiera besarle y abrazarle – Confesó juntando sus dedos con pena – Pero aun no quiero hacerlo... Me gusta mucho que no pare de atosigarme con su atención – Sonrió en dirección a donde el cobalto se había marchado.

- Jajajaja, mira que me gusta como piensas – Agito sus cejas para molestarle, riéndose entre dientes por lo que acababa de escuchar – Quisiera intentar lo mismo, pero es un reto muy grande. Te admiro, amiga – Pensó un poco más, viendo a la misma dirección donde se había ido el héroe – Pero aun así... ¿Cómo hiciste para que quedara así de enrollado por ti? Normalmente él parecía una princesa en apuros cuando tú corrías hacia él.

- Bueno... Ahora que lo dices – Dijo sacando su celular y tecleando unas cosas en este – Use una receta de internet para eso.

- ¿Una receta? – Sus ojos azules destellaron, tratando de asomarse para alcanzar ver el celular al inclinarse sobre su asiento y la mesa - ¿Un postre? ¿Acaso fue el atrapa maridos? O... - Sonrió con malicia, entrecerrando los ojos con picardía – ¿Una brujería? Chiama diabólica.

- Jajaja, para nada, fue esto – La erizita mostró lo que tenía en la pantalla de su celular, haciendo entusiasmas a la felina por un momento hasta que vio bien lo que mostraba, cambiando su rostro a uno de terror y miedo - ¡Agua de calzón!

- ¿¡Que!? ¿¡Estás loca!? Eso es sucio y esta tan cerca de la brujería que jugar con las monedas a sarita.

- Tranquila, no use una usada, eso es poco higiénico – Dijo nerviosa al ver la reacción de la chica.

- ¡Es lo mismo! Eso es mucho – Hizo puchero para no incomodar mucho a la rosada por su desaprobación a lo que hizo – Sigue siendo algo que usaste.

- Pero use uno que compre en la tienda, era mío pero aún no lo había usado – Añadió preocupada por la desaprobación de la felina.

- Aahhhhh... ¿Qué? Eso se supone que tampoco funcione... Tiene que ser usado.

- Pero es que hubiera sido muy desagradable – Inflo sus mejillas, arrugando el entrecejo con la idea – Jamás podría darle un agua de mis pantis usadas – Chillo bajo, agitándose al pensarlo.

- ... Aún sigo sin saber cómo hiciste para atraparlo, chiama... A mí se me hace que eres bruja y te salió el embrujo mal hecho – Comento de igual modo, manteniendo con mayor persistencia su puchero.

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