4. Celar

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- ¡Ya está casi lista! ¡Espere un poco! – Informó mientras se apresuraba a colocar los últimos cortes de fresa bañados en chocolate sobre la capa de masa del pie. Una vez dio dada por hecha su obra, tomó un par de fotografías antes de salir con el pie en manos - ¡Listo!

Reveló su más nuevo postre a sus trabajadores y clientes, saliendo con un hermoso pie caliente con hermosos adornos florales en su cobertura de masa dorada, dejando varias fresas cortadas en rebanadas, creando una hermosa rosa.

- ¡Feliz solsticio de verano! - Dijo con cariño, escuchando los aplausos de todos y la celebración al ver el postre. Permitió que varios tomasen fotos y luego lo dejo en el mesón – Bien. ¿¡Quienes son los tres compradores especiales de mi rifa!? – Preguntó a todo pecho, esperando ver los tickets entregados a sus clientes.

- ¡Sera solo para mí! – Entre la multitud alguien levantó su mano, agitando tres tickets rosados, los mismos del sorteo del nuevo postre.

La repostera se acercó tras el mesón de su tienda, despejándose la multitud justo cuando quedó frente al comprador que se hallaba sentado y sonriente con rostro presumido, sacudiendo los tickets frente a ella.

- Sonic – Nombró con fastidio pero teniendo un rostro conmovedor hacia el erizo - ¿Otra vez tú te comerás todo el pie solo?

- Si puedo ganar un concurso de chili dog puedo con las delicias que tú haces – Estiró sus manos, tomando un cubierto, en espera de que le fuese servido el alimento – Vengo con hambre, vamos.

Le eriza a pesar de que sentía lastima para el resto de sus clientes por no volver a probar su postre especial de miércoles, cortó una rebanada de su pie y se lo entregó al erizo, comenzando a devorarse la porción rápido, entregándole a cada momento otra rebanada hasta no quedar nada.

La clientela se fue poco después, quedando ambos erizos solos en la tienda, conversando un poco antes de ir a sus hogares.

- Es la tercera semana que lo haces. No puedes estar comiendo de esta manera todo el tiempo – Dijo luego de un tiempo de silencio, entregándole al tendido erizo sobre su mesón un pañuelo para limpiar su rostro.

- Vale la pena, cocinas muy rico. Ooh – Se sobó la barriga por estar demasiado lleno. Tomó el pañuelo ofrecido y se limpió su rostro.

- Está bien, pero, ¿Es necesario que te comas todo el pie? Te hubiera bastado con una rebanada, así todos pueden disfrutar de mi postre – Contestó tranquila, aun sin entender los motivos del cobalto.

- No. Yo lo quiero solo para mí – Reclamó con pocas energías, casi cayendo dormido en el sitio – Solo yo puedo probar tus postres...

La rosada eriza observó con cariño al adormilado corredor, meneando la cabeza sin remedio para aquel comportamiento que había comenzado a presentar su querido héroe desde hace un mes.

Luego de sentir que Sonic había sufrido lo suficiente por aproximadamente medio año por su frialdad ante su ley del hielo, decidió hablar con él, abriendo más su corazón, siendo más amable y amorosa, no tanto como antes, pero si de una forma que llenaba de alegría y suspirares al erizo enamorado. Sin embargo, había notado unas señales que demostraba el corredor. Normalmente le llenaba de preguntas insistentes, preocupadas, de cómo había sido su día, si comió bien, si había ido a algún lado, si había pasado la tarde con alguien más entre otras cosas y eso ciertamente le preocupaba, más no sentía que fuese molesto.

Ella se acercó y planto un suave beso en la mejilla de Sonic, dibujando una sonrisa amorosa en el agotado erizo.

- Por favor, la próxima solo confórmate con una rebanada. No puedo dejar que te dañes tu estomago al comer tanto, sin mencionar que podría arruinar tu figura – Pidió con voz tierna, acariciando las espinas del recostado.

- No quiero... - Respondió bajo, denotando malcriadez al negar – Tu postres son perfectos para que alguien más se los coma. Solo yo puedo comerlos – Trató de hacer el esfuerzo en levantarse, pero su sueño y malestar de estómago no se lo permitieron.

- Todos los días vengo a trabajar y ayudar en los postres que cientos de clientes se comen al día, solo los miércoles hago un postre que preparo de inicio a fin con mis propias manos sin ayuda de nadie, no estás haciendo gran diferencia – Explicó con una sonrisa, escuchando un bufido amargado del azulado – Jajaja, y no creo que puedas comerte todos los postre que se hacen todos los días. Sé que no te gustan mucho los dulces, así que mejor deja de tratar de demostrar que me quieres al comer mis dulces. Me bastara con que te comas un par de galletas si te las preparo solo para ti con todo mi amor.

- Mmmm... Okey – Se incorporó un poco, viendo con un suave rubor en su rostro a la rosada – Solo si prometes cocinarme algo rico de vez en cuando, así sabré que aun te importo... - Reposó su cabeza en el pecho de la eriza, provocando que la misma se agitara, poniéndose nerviosa por aquel contacto de parejas que aun ella no permitía del todo.

- Claro que me importas, Sonic... - Respondió con voz nerviosa, sujetando la cabeza de Sonic para que se separase – Me importas mucho, pero necesito que entiendas que no podemos estar todo el tiempo juntos. Tengo un trabajo ahora y trato de buscar más tiempo contigo. Si has podido ser paciente hasta ahora, podrás serlo un poco más – Besó su frente muy suavemente, dedicándole una sonrisa dulce.

- Está bien – Suspiró cansado, levantándose de la silla y corriendo rápido para guardar todas las cosas en la tienda de Amy, girando de ultimo el cartel de abierto a cerrado - ¿Quieres que te lleve a tu casa?

- No, tranquilo. Hoy me viene a buscar John para entregarme el contrato para la propaganda del festival de verano – Negó con gentileza, pero le preocupo un poco al ver como los puños del azulado se apretaron con fuerza - ¿Esta bien?

- ¡Si! Jajaja, tranquila. Puedes manejar muy bien tus negocios, solo se van a ver y te dejara en tu casa... Aahh – Bostezó, estirando sus brazos en alto – Me iré a dormir por hoy. Gracias por todo, Amy. Nos vemos – Salió rápido de la tienda, dejando sola a la rosada quien se calmó un poco, pensando que solo eran ideas suyas al ver que el cobalto estaba bien.

Apagó todas las luces de su tienda, y justo a tiempo, llego una limosina blanca frente a su establecimiento. Salió con su cartera y entro al automóvil donde fue recibida por la cigüeña, recibiéndola en un abrazo y un par de besos en sus mejillas.

- ¡Amy! Que gusto, ¿Cómo estás? Mira, pobrecita, a la hora que estas saliendo del trabajo – Dijo carismático, sacando de un portafolios unas carpetas, sacando unas hojas que entregó a la eriza – Ten, aquí está todo. Lee tranquila, con confianza.

- Gracias John. Está bien, sé que todo está en orden, ya lo habrás leído por mí – Dijo la rosada con una leve sonrisa agotada, firmando los papeles y devolviéndoselos a su agente – Uuuff... Estoy cansada.

- Oooww, tranquila, mientras más días pasan, más fácil se hará hacer tu trabajo – Animó, tomando los papeles y guardándolos nuevamente.

- No hablo de eso... Es Sonic. Volvió a comerse el postre del miércoles él solo – Respondió con una mueca en su rostro.

- Oh, ese tonto erizo. ¿No te cansas de tener a ese idiota sobre ti? – Preguntó con tono molesto, buscando algo en su gaveta.

- La verdad hay veces que quiero darle un solo golpe con mi piko-piko y mandarlo a volar. Me cuesta creer que yo también era así de molesta a veces... Pero es tierno cuando veo su linda sonrisa y como pide disculpas con sus orejitas gachas, jijiji, me da algo de pena incluso – Comentó entre risas, recordando al azulado.

- Jejeje, ¿Entonces si están saliendo? – Sacó una botella de sidra y un par de copas, sirviendo una moderada cantidad en estas.

- Es... Más complicado de lo que parece... Él aun no me ha dicho que quiere ser mi novio... Y – Arrebató una copa de mala gana, bebiendo de golpe la bebida, mostrando un ceño en su rostro mientras lo hacía – Y yo no pienso retroceder ahora y volver a ser la que suplica.

- Bien dicho, cariño – Animó el ave, bebiendo igual su copa – Deberías de volver a tratarlo como antes, tal vez se anime o decida dejar su tonta indecisión.

- No... La verdad me gusta la atención que estoy recibiendo de él ahora, sobre todo porque es sutil y sabe respetar mi espacio. Es como debí de ser yo desde un principio con él... Pero era muy ingenua y emocional en ese entonces... - Su rostro decayó un poco, llevando su mirada fuera de la ventana viendo como la noche cubría el cielo de oscuridad y estrellas – Aunque... - Tomó la atención del ave con su duda al defender al erizo – Últimamente está actuando diferente... Es un poco más insistente que antes y se preocupa mucho por mí... En donde estoy, en donde ando, con quien ando... Podría decir que pareció molesto hoy cuando le mencione que me llevarías a mi casa...

El ave de blanco se incorporó mejor en su asiento viendo seriamente a la rosada sin pestañar, acercándose un poco con suma preocupación.

- Amelia... ¿No será tu amigo un celoso? – Preguntó con ojos serios.

- No lo sé... No lo creería, eso querría decir que duda de mí, pero... - Agitó un poco el líquido espumoso de su copa, dándole otro sorbo con la preocupación que le transmitía su conocido – Pero no dudaría de que lo estuviera... Aunque sea un poco.

- Pero que descarado – Comentó el ave, haciendo volver a la eriza – No te ha pedido ser su novia y sin derecho alguno ¿Te cela? Es patético, jajajaja – Se burló con aires grandes, poniendo tímida a la rosada que rio un poco para no sentirse mal con el ave – Vaya que no esperaría algo tan triste del héroe de Mobius.

- Bueno... Nadie es perfecto, todos podemos sentir celos – Apretó los labios y se coloro fuertemente, agachando la cabeza y ocultando su rostro.

- ¿Qué ocurre?

- Es que... No puedo molestarme con él por eso, no soy quien para juzgar ese comportamiento, siendo yo la más grande celosa entre todas. ¿Sabes? Antes de alejarme de él, le tenía unos grandes celos que a cualquier chica que le hablara a Sonic iba yo con mi piko-piko a golpear a todos. Me daban unas horribles rabietas al saber que habían chicas que estaban perdidas por Sonic y las odiaba a muerte... Bueno ya no soy así, pero unos pequeños celos de él no sería nada a comparación a lo que tuvo que soportar de mí – Explicó con vergüenza, terminando de tomarse su copa, entregándosela al ave que volvió a rellenar.

- Tal vez tengas razón, pero... - Sirvió casi hasta el borde, dándole a la erizita su copa – Los celos son algo malo. Claro, tú los tuviste, pero ya no eres así, has crecido y madurado porque eras muy joven antes. Él no tiene derecho de eso por todas las cosas que te hizo – Él igual se sirvió un poco más de la sidra, dando un sorbo largo, viendo de lado a la rosada con suma seriedad – Es totalmente egoísta de su parte comportarse así con una mujer hecha y derecha que no depende de nadie – Pasó sus manos por los cabellos de Amy, peinándola con cuidado, provocando de la joven un rubor más fuerte – Apréciate un poco, querida.

- ... L-lo hago... - Sonrió con timidez, bebiendo más de su copa, viendo nerviosa a la cigüeña que se concentró en su bebida.

- De todos modos, tenía pensado en invitarte a una fiesta en mi empresa por el solsticio de verano luego de que hayas terminado tu entrega de repostería para la fiesta anual que ocurre en la ciudad. Puedes llevar a tu querido amigo para que vea que no debería preocuparse por mí ni de ningún otro – El auto se detuvo y el ave paso su mirada por la ventana donde quedaba la casa de la erizita – Sera perfecto, va a ser un evento elegante y habrá buena música. Si ahí el tonto erizo no te pide ser su novia entonces no lo hará para otra ocasión – Dijo de manera egocéntrica, conservando elegancia al hablar firme y seguro.

- Está bien... Trataré de asistir, John. Sera una buena idea, llevare a Sonic entonces – Terminó su bebida y le entrego la copa al ave, saliendo del auto más tranquila.

- ¿Uh? ¿No vas a beber otra copa conmigo? – Preguntó desilusionado.

- Lo siento, tengo trabajo mañana – Se despidió con la mano, caminando a su casa.

- Ay Amelia... - Cerró la puerta y se marchó.

Imaginándose la cama, fue caminando lentamente hacia la entrada de su puerta, pero antes de sacar sus llaves de su bolso escuchó un ruido tras ella, girando a ver a todos lados, no consiguiendo quien había provocado el sonido. Con algo de miedo se apresuró, sacando las llaves, cayendo esta de sus manos al suelo por sus nervios. Se agacho para recogerlos pero las llaves ya no estaban en el suelo, asustándose rápido por no hallarlas.

- Aquí – Dijo alguien tras ella, levantándose y girando con el corazón en la boca, reconociendo de inmediato a la persona en la poca luz de la noche con las farolas - ¿Por qué esa cara?

- ¡Sonic!... Me asustaste – Dijo aun con miedo en su voz, notando como el azulado le tendía sus llaves, tomándolas sin dejar de ver al erizo - ¿Qué haces aquí?

- Quería ver que llegases bien a casa, así que espere aquí – Respondió tranquilo con una sonrisa.

- Pensé que irías a dormir a tu casa – Comentó desconfiada de la respuesta del azul.

- Meh, no pude dormir. Bueno, me alegra que hayas llegado con bien, Amy – Dijo aun animado, asintiendo como despedida, dando la vuelta y marchando – Eh, pero... - Se detuvo y volvió donde Amy - ¿Por qué tu agente quería pasar la noche bebiendo contigo?

- ¿Eh? – Le pregunta no la espero, viendo extrañada la sonrisa inquebrantable del héroe que esperaba paciente una respuesta, pareciéndole preocupante su comportamiento – Solo quería tomar otra copa conmigo... Estuvimos bebiendo un poco de sidra en el camino mientras firmaba los papeles.

- Oh, y aun así, él quería pasar más tiempo contigo... Bebiendo más ¿No? – Sonic se acercó lentamente a la rosada, dejando la duda en el aire – ¿Y por qué beberías con él para empezar?

- Sonic, es un amigo de trabajo, tuve un día agotador y acepte unas copas camino aquí ¿Qué tiene eso de malo? – Replicó algo molesta por como Sonic se dirigía a ella.

- Que no me agrada. Sería más profesional que su relación solo sea entre trabajadores – Finalmente delató su molestia, remplazando su sonrisa con una mueca amargada.

- Sonic... Ah, no puede ser – Se rascó la cabeza, suspirando pesado y viendo al erizo frente a ella, angustiada – No puedes tener celos de John, especialmente de John. Es mi amigo, está casado, tiene un hijo y es mi agente – Nombro cada cosa contando con los dedos – Puedes con cualquiera, Sonic, pero no con él, por favor... - Dijo por recordar la conversación que tuvo hace un momento.

- No me importa quién es ni si está casado y tiene polluelos ahora y por venir. Conozco a un patán cuando lo veo y sé que él tiene otras intensiones – Contestó con firmeza, inclinándose para cortar distancia con Amy, viéndole directamente los ojos.

- ¿Ah sí? ¿Es porque puedes reconocer a otro como tú? – Contestó molesta, haciendo retroceder a Sonic ante su comportamiento autoritario.

- ¿Qué? – Dijo un poco ofendido, tratando de no ser intimidado por la rosada – Mira, sé que fui un idiota antes pero hablo enserio. Tu relación con tu agente no debería ser así, ese hombre es un pervertido, es mucho mayor que tu ¿Y quiere tener una amistad con una chica diez años menor que él? Eso no me lo creo.

- Ten cuidado como hablas, Sonic, tu tampoco eres de mi edad – Advirtió con mirada molesta, empujando a Sonic de su pecho para alejarlo – Y en tal caso, no eres quien para decidir mis amistades – Dijo cortante, desafiando con la mirada al erizo delante de ella que mostraba nervios en sus ojos – No necesito que me salves de nada y no tengo porqué soportar tus celos sin sentido si ni siquiera eres mi novio – Volvió a empujar del pecho de Sonic, apartándolo del todo y dejando un miedo en el rostro de Sonic que quedó pasmado por la respuesta de Amy.

Como había bebido un poco, se encontraba un poco mareada, y por ello soltó el coraje que había retenido desde hace tiempo, no dándose cuenta del peso de sus palabras sobre el erizo frente a ella, al mismo erizo con el que compartía besos fugases y de recompensa, besos tiernos que reservo durante mucho tiempo para su amado y que se había ganado, abrazos largos y cuidadosos, reconfortantes que había llenado sus corazones de amor del otro. No se dio cuenta que sus palabras podían envenenar ese amor que había entregado al erizo, enterándose de esto al no recibir respuesta del cobalto, aun manteniendo un rostro inexpresivo hacia ella.

- Sonic... Disculpa... No quise decir eso – Se frotó la cara, dándose cuenta de su crueldad.

- No está bien. Tienes razón, Amy... Lo siento – Se adelantó en decir, finalmente moviéndose y alejándose lentamente – Perdóname... Debió de ser muy molesto tener que soportarme...

- No, Sonic. Escucha... - Tomó aire, ordenando las ideas en su cabeza, viendo apenada al erizo – Tienes que confiar en mí... De nada sirve que... Estemos juntos si no confías en mí.

- Confió en ti, Amy, sé que tú puedes manejar cualquier situación, te conozco.

- Entonces... ¿Vendrías conmigo a la fiesta de John? – Dijo en voz baja, siendo escuchada por el erizo que movió rápido sus orejas.

- ¡Si! ¡Por supuesto, Amy! – Afirmó rápido, sonriendo alegre.

- De acuerdo – Ella devolvió la sonrisa – Sera mañana a las ocho en su edificio.

- De acuerdo, será una cita – Sonrió coqueto guiñándole el ojo, acercándose a ella muy deprisa, aproximando sus labios sobre ella.

- Espera, Sonic, yo no-

No la dejo terminar, tomándola de la cintura firmemente, jadeando furioso antes de enterrar sus labios sobre los de ella. No hubo forcejeo significativo, pues al ser recostada sobre la puerta de su casa, las manos de Sonic se deslizaron bajo su falta, tomando la colita de la rosa que gimió nerviosa bajo el beso, siendo ayudada por el alcohol que aumento el calor en su cuerpo y se dejó tocar.

Siquiera había previsto que el mayor jugara con lengua dentro de su boca, juntándola con la suya, sin dejarle un respiro hasta que sintió que fue suficiente, separándose lentamente, despidiéndose de su boca al dejar unos pequeños y suaves besos en sus labios, terminando en desventajar a la erizita ante su postura seria que había perdido hace unos minutos por aquel beso.

- Te vendré a buscar mañana – Se fue rápido, dejando despeinada y mal arreglada con su falda levantada en su posterior, aun sorprendida de que Sonic la haya vuelto a besar después de tanto.

Habían acordado que Amy seria quien besara a Sonic, ya que tenía que seguir reprendiendo al erizo de eso, ser ella quien decidiese, solo el primer beso entre ellos se lo había dado él y por ese atrevimiento, le había privado de la opción al menos que ella lo decidiera...

- Sonic... - Cubrió sus labios con sus dedos, aun perdida en todo lo acontecido, decidiendo entonces entrar a su hogar antes de perder los estribos por su corazón acelerado.

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No sé quedaría así, conseguiría la confesión verdadera de amor de Sonic y que le pidiese ser su novia oficialmente. Lo conseguiría.

Luego de un día arduo de trabajo entregando su enorme pedido por el solsticio de verano, se fue temprano a su casa, preparándose desde cero, tomando todos sus cuidados de belleza desde el baño relajante y rejuvenecedor, hasta arreglarse su cabello con la plancha para que se viera más largo, finalizando con un maquillaje algo cargado, elegante, dorado, al igual que su vestido de seda que dejaba sus hombros y espalda expuesta, siendo la mejor arma para la ocasión.

En medio de sus últimos preparativos al colocar hermosos aretes en forma de orquídea en sus orejas, su puerta fue golpeada en llamado, alterando su recobrado corazón lleno de ilusión y amor por él que estaba tocando a su puerta. Se apresuró en colocarse los sarcillos y collar, bajando rápido las escaleras y abriendo la puerta rápido.

- Llegaste temprano, So... - No terminó su frase al ver de quien se trataba, viendo a la cigüeña blanca con un elegante traje de etiqueta negro, teniendo un ramo de flores en sus manos - ¿John?

- Feliz solsticio, querida Amelia – Dijo de forma cariñosa, entregándole el ramo de flores, recibiendo un rostro confundido por eso - ¿No lo sabias? Hay que entregarle a las mujeres flores en este día, es una tradición por el comienzo de desarrollo, belleza y fertilidad de las mujeres – Explicó carismático, dejando el ramo entre las manos de la rosada - ¿Y tu pareja?

- Él debería...

- Estar aquí ahora mismo, si – Sonic se encontraba tras John, sorprendiéndole que tuvo que retroceder, viendo lo muy bien arreglado que estaba el erizo. Llevaba una camisa negra pulcra, sobre ella una chaqueta azul petróleo junto a unos jenes azul egeo y zapatos de punta fina con hebilla plateada – Lo siento, Amy. Me arregle lo más rápido posible para llegar a tiempo – Se acercó a la nombrada, pasando del lado al ave, tomando la mano de Amy y dándole un beso en su dorso al inclinarse.

- Aah, n-n-no hay problema, Sonic, llegaste temprano, solo que después de John, claro, jajajaja – Amy aún estaba embelesada en la elegante y atractiva apariencia de Sonic, evitando con fuerza en ver demasiado al erizo para no sonrojarse demasiado.

- Si... - Se giró un poco, viendo a la cigüeña que sonrió de manera forzada – Hola... Que gusto verte, pero... - Dijo con voz apática, volviéndose a Amy – ¿No te había dicho que te buscaría yo?

- Oh, disculpa, Sonic The Hedgehog, ¿Pero no pensabas llevar a nuestra querida Amelia a tu gran velocidad a la fiesta o sí? – Interrumpió el ave, viendo con poca paciencia al erizo por la manera en cómo se dirigía, observando como el rostro del cobalto se alargó por lo que dijo el ave, meditando bien en el resultado – Por supuesto que no. Amy es justo como una rosa y hay que tratarla con cuidado. Me ofrecí en venir para llevarlos a ambos a la fiesta, pero si les parece a ambos ir de otra forma...

- ¡No! ¡Está bien, John! – Interrumpió Amy preocupada porque su amigo estuviera molesto. Le lanzó una mirada seria a Sonic, mandándolo a callar de inmediato al ver como tenía su boca apunto de decir algo – Es muy amable de tu parte tomarte tu tiempo por venir a buscarnos. Sera un placer ir contigo.

- Si, muchas gracias por el aventón – Dijo Sonic con rostro inexpresivo, solo sacando las palabras forzadas de su boca.

- Oh, qué bueno. Por un momento pensé que molestaba – Dijo el ave que paso su mirada donde Sonic en el preciso momento de decir lo último, provocando que el azulado se erizara rabioso – ¡Venga! Vayamos de inmediato a la fiesta.

Los tres se pusieron en marcha, caminando por el corto sendero hacia el Ford que estaba estacionado en la entrada de la casa.

- ¿Hoy no iremos en tu limusina? – Preguntó Amy.

- No. Hoy hace demasiado tránsito en las calles, pero mi carro es más rápido y pequeño como para poder llegar en un santiamén al lugar – Caminó hasta la puerta del copiloto, abriéndola y haciendo reverencia hacia Amy – Sube, querida.

- Emmm... - Amy titubeó, viendo el asiento del copiloto, tardando en dar un paso al frente.

- Los dos vamos atrás – Detuvó Sonic al tomar la mano de Amy, viendo molesto al ave.

- Oh, pero necesito un copiloto... ¿Te gustaría ir adelante entonces, Sonic? – Añadió, conservando su elegancia y cortesía hacia el corredor.

- Está bien...

Sin dejar a la erezita decidir, termino en los asientos traseros, siendo totalmente incomodo el viaje al ver el silencio que se hacia adelante donde Sonic y John, tragando grueso por como el ambiente se mantenía tenso. Tuvo ella que hablar con John para eliminar ese ambiente, haciéndose una charla de dos, excluyendo a Sonic hasta que llegaron al lugar.

Los tres fueron recibidos por un valet y unos guardas espaldas, trabajadores de la cigüeña, siendo llevados dentro del edificio, subiendo por el elegante ascensor de cristal que mostraba todos los pisos y el exterior del edificio, viendo la noche siendo iluminada por las luces de la ciudad en plena festividad.

El ascensor de detuvo en uno de los últimos pisos, abriéndose sus puertas donde una fiesta de alta etiqueta les dio la bienvenida con música de orquesta, invitándolos a acercase donde las personas bailaban vals, a las largas mesas llenas de un y cien bocadillos de cocina cinco estrellas, encontrándose el lugar repleto de trabajadores donde bebían de sus copas con buen vino, charlando y pasando el rato con damiselas hermosas y encantadoras, permaneciendo un ambiente dulce y suave.

- Oh, John... Esto es hermoso – Comentó Amy, haciendo que Sonic volviese su atención donde la rosada que miraba encantada todo el lugar.

- Jajaja, no es nada. Deberías ver las fiestas de año nuevo – Respondió con una sonrisa elegante, no apartando su mirada de la chica, permaneciendo así mucho tiempo que Sonic sintió que pareció una maldita eternidad, acercándose donde Amy y tomándola de la cintura para apegarla a él – Mmh, pueden ir a pasearse a la mesa de comida, yo iré por-

- ¡Amor! – Una cigüeña, una mujer llamo con emoción hacia John, acercándose a él y recibiéndole en un abrazo, besándole con bastante pasión – Te habías tardado, cariño – La mujer le guiñó, haciendo sonrojar al ave que soltó varias risas.

- Jajaja, querida... Te has pasado con las copas ¿No es así, tesoro? – John respondió juguetón, sujetando con firmeza la cintura de su esposa, acercándola a él con una sonrisa pícara.

- Jejejeje... Bueno, si, amorcito, jijiji. ¿Me perdonas? – Coqueteó con sus ojos, meneando su plumaje de un lado al otro.

- Solo si terminas emborrachándote conmigo, querida – Las risas y coqueteos siguieron entre las dos aves, provocando una sonrisa enternecida de la eriza que le parecía totalmente romántica la escena – Oh, discúlpenme amigos. Por favor, disfruten de la fiesta, yo atenderé unos asuntos importantes con mi esposa – Se rio entre dientes, dejando a los erizos al llevarse a su esposa de la mano a hurtadillas.

Sonic observo sin cesar al ave blanca hasta que desapareció junto con su mujer en una esquina, resoplando molesto antes de volver a ver a Amy, sorprendiéndose de un momento a otro por ver la adorable sonrisa de la chica que aún era sujetada de su cintura por él. Se separó rápido, tomando compostura seria, forzándose en ocultar su vergüenza, no siendo de mucho por tener un fuerte rubor en su rostro.

- ¿Qué te parece? – Preguntó Amy, manteniendo su linda mirada donde Sonic.

- Emm... ¿Qué cosa? – Respondió con otra pregunta, sintiendo como los nervios crecían.

- El lugar – Ella paso su mirada donde todos se la pasaban bien, sonriéndole al erizo para transmitir su felicidad - ¿No es precioso?

Sonic iba a responder, pero se mantuvo en silencio, abriendo más los ojos al ver bajo luces brillantes y alegres lo hermosa que se veía la eriza esa noche, sintiendo como sus piernas se agitaban bajo de él por correr a máxima velocidad por su corazón acelerado, llevando por inercia su mano a su pecho para asegurarse que su corazón no saldría de su pecho y rebotaría por el lugar y gritaría los hermosos sentimientos que brotaban de él al ver la perfección a solo unos pasos.

- No lo sé... - Respondió, no apartando sus ojos llenos de un brillo hacia la rosada – Tu eres preciosa... Hermosa... Este sitio no puede compararse contigo con esas palabras – Dijo mientras su cuerpo temblaba, transpirando fuerte y más al ver como el rostro de la rosada se cubrió de rojo por su comentario.

- Sonic... - Masculló tímida, parpadeando varias veces por no creerse lo que había escuchado - ¿Lo dices enserio?...

- Jamás había sido más serio en mi vida, Amy... - Se agito involuntariamente, terminando en acercarse más a la chica.

- ¡Eh! ¡Vamos a probar la comida! ¿Si? – Interrumpió de repente, temiendo por como el erizo actuaba y fuese besada de la misma forma que la anterior noche, no teniendo aun los estribos para permanecer lo suficientemente firme luego de que la besase.

- Eh... Está bien... - Dijo confundido, caminando tras Amy a la mesa de aperitivos.

La mayor parte de la noche fue así, mientras más Sonic deseaba abrirse con Amy y tener un momento enternecedor, la misma escapaba, excusándose con ir al baño o ver los músicos. Varias veces consiguió evitar indirectamente al azulado, terminando el mismo en dejar de intentarlo y solo asegurarse de que la rosada disfrutase de la noche.

Ambos recorrieron el lugar, consiguiéndose comediantes profesionales para alegrar la noche, actos de magia y bailarines acróbatas, siendo una noche de ensueño para los dos que terminaron de olvidarse de sus problemas y conflictos.

- Amy, jajaja, no – Sonic seguía a la erizita que huía de él, con una copa en su mano, terminando la bebida y dejando la copa en el platillo de un mesero – Tienes que dejar de beber o vas a terminar borracha.

- ¡Hey!... Yo se beber – Protestó juguetona, aun no estando en el modo pero si mareada – Vamos, divirtámonos realmente.

- No quiero que te pases de copas, luego no podré estar recogiéndote el cabello mientras pases la resaca en el baño de tu casa – Dijo divertido por el comportamiento infantil de su pareja.

- ¿Por qué? – Hizo puchero, viendo decepcionada al erizo.

- Porque tu estarás en tu casa y yo en la mía... - Respondió entre risas.

- ¿Entonces no te quedaras conmigo? – Preguntó desilusionada.

Sonic se sonrojo con furia, volviendo sus piernas a temblar por querer correr. Respiro con dificultad, estirando el cuello de su camisa como si pasara por una gran ola de calor, viendo a todos lados menos a la eriza frente a él, terminando en verla sin remedio alguno, notando como la tristeza empañaba su rostro.

- Hey... - Acarició la mejilla de la rosada, llevando sus manos a sus largos y suaves cabellos, acercándola con cuidado a él – Estaremos juntos toda la noche... Tengo que cuidarte.

- No necesito que me cuides – Lo empujó sin suficiente fuerza, viendo molesta hacia otro lado.

- Vamos, Amy, yo... - Siendo de interrupción, una nueva canción empezó a sonar, escuchándose a una mujer cantar de fondo, tomando un poco la atención del azulado que se le ocurrió algo – Hey, vamos a bailar...

Llevo a Amy a la pista de baile, anticipándose con una disculpa por si no supiese bailar muy bien el vals. La tomo de la cintura con mucho cuidado cargado por sus nervios y con la otra mano sostuvo su mano gentilmente, llevándola en un círculo lento sobre sus pies, paseando por la pista de baile con calma, meciéndose de un lado al otro, manteniendo las miradas de cada uno hacia otra dirección menos a la de su pareja.

- Sonic... - Amy dijo en un momento donde la música iba aumentando. Sonic logro finalmente centrar sus ojos sobre los de ella, escuchando la baja voz de la rosada – Yo... ¿Te gusto?

- Amy... Claro que sí, me gustas mucho... ¿Por qué lo preguntas?

- ... Mmmhh... - Refunfuñó, bajando su mirada para no permitir mostrar su rostro frustrado.

- ¿Amy? – Agachó su rostro para tratar de alcanzar a verla pero, ella aparto mirada - ¿Qué ocurre?

- Eres tan inseguro... Que me contagias tu inseguridad – Dijo entre pausas, admirando la pista de baile donde todos bailaban a su alrededor.

- Yo... Perdona...

- No... Está bien... Yo tampoco te he dado oportunidad y has sido paciente para no molestarme... - Dijo preocupada, terminando en abrazar a Sonic, siendo recibido su abrazo por los brazos del azul, acariciando su cabeza con cariño, sujetándola bien de su cercanía – Ahora... Necesito que seas sincero... Necesito escucharlo... - Susurró, notándose la seriedad de sus palabras.

- ¿Si?

Ella se apartó, viendo otra vez al erizo. El rostro de Amy fue cubierto en el rojo de su sonrojo y de pequeñas lagrimas a las esquinas de sus ojos, viendo frustrada al cobalto que abrió bien los ojos por verla tan adorable y a la vez tan ensimismada a sus emociones.

- ¿Qué soy para ti, Sonic?... ¿Una amiga?... ¿Una conocida? ¿Una extraña? ¿Una amante?.... O...

- Amy... Para mí...

Justo en el momento, un camarero tropezó cerca de Sonic, cayendo sobre él con un plato lleno de pastelillos de chocolate, ensuciándolo de pies a cabeza. El erizo cobalto se contuvo en sacudirse, girándose totalmente rabioso hacia el pobre camarero que se disculpaba totalmente apenado.

No tuvo más que tomar la calma e ignorar al sujeto con tan mala suerte que había hecho una gran escena. Se volvió donde Amy con una sonrisa desfigurada por su mueca de no estallar, sintiendo que el mismo universo conspiraba contra él.

- Iré... A lavarme un poco... - Aviso de muy mal humor.

- Déjame ir a ayudarte-

- ¡No! – La detuvo, tomando aire y tratando de relajar sus brazos tensionados – Solo... Espera aquí, no tardare – Corrió rápido, dejando un camino lleno de chocolate por sus pisadas.

Amy a pesar de haberse preocupado por el erizo azul, sintió rabia, al siempre haber una excusa de por medio que le impedía conocer los sentimientos que aguardaba su pareja por ella, aun sintiéndose molesta con ella del mismo modo por no haber cedido la oportunidad antes, confundida y nerviosa por todo lo que le rodeaba sobre Sonic. Quería conservar anhelo por el sentimiento mutuo de atracción por amos, pero no solo era atracción lo que sentía, ella sigua muy locamente enamorada de él, pero no quería que su corazón lleno de vigor y emoción la volviese nuevamente en una niña pequeña llena de celos y caprichos por su amado, había madurado y quería permanecer así, aun cuando al estar cerca de Sonic tenia deseos de saltar y abrazarlo con todas sus fuerzas y besarlo hasta gastarse el aire de sus pulmones... No quería arruinar todo nuevamente.

- Oh, mis disculpas por haberlos dejados solos antes... - Amy giro rápido donde le hablaron, encontrándose a John sin compañía - ¿Está todo bien? ¿Y tú amigo Sonic?

- ¿Hm? – Había sido perturbada de sus pensamientos, apenas dándose cuenta de la pregunta del anfitrión – Ah, tuvo un accidente con uno de los camareros y se fue a asear... Jeje, supongo que bailamos tanto que no nos dimos cuenta de nuestro alrededor – Mostró una sonrisa esforzada, realmente conteniendo un pequeño odio por el sujeto que estropeo el momento, manteniendo su martillo guardado aun cuando deseaba mucho darle una paliza – Oh ¿Y tu esposa, John?

- Ah, no pude controlar cuantas copas bebió... Tuve que mandarla a casa en un taxi. No puedo irme aun, soy el anfitrión de este lugar – Contestó, un poco decaído, llevándose las manos a sus bolsillos.

- Qué pena... Supongo que nos han dejado nuestras parejas por fuerzas superiores, jejeje – Comentó entre risas, pasando su mirada a los baños, en espera de que el azulado volviera.

- Bueno, lamentablemente no he podido bailar ni una sola canción en esta noche... - La cigüeña vio hacia la erizita, sonriendo tímidamente - ¿Bailarías conmigo un poco? Me sentiría mejor al saber que pude disfrutar un poco de la fiesta.

Ella lo pensó un poco, nerviosa por la petición pero más por que llegase el corredor y un ataque de celos se volviese a presentar en él, más la sonrisa decaída de su amigo la convenció, tomando su mano para dirigirse a la pista de baile.

- Está bien, John, te lo mereces por tu gran trabajo – Le respondió con una dulce sonrisa, siendo llevada de la mano del mayor.

- Jajaja, eres demasiado amable – El ave, la tomó con mucho cuidado, pasando su mano a su espalda muy por encima de su cintura, tomando con la otra la mano de la rosada, moviéndose lentamente en el ritmo del vals – Me alegra de tenerte aquí, eres la única amiga que tengo que no está interesada en la cantidad de dinero que tengo.

- Para nada, estoy interesada en tus influencias, jajaja – Bromeó Amy, sintiéndose cómoda por cómo era llevada a un baile experto del ave, estando más confiada de sus pasos y los de él para desplazarse con más elegancia por el lugar.

- Oh, qué mala, jajaja, pero ya tienes tanta influencia como yo, incluso podría decir que más – Respondió el ave con risas egocéntricas llenas de diversión – Creo que somos un gran equipo.

- Sí que lo somos – Asintió entusiasmada, concentrándose en el baile que iba alentándose más.

- Me gustaría que nuestros negocios y tratos sigan así por más tiempo, que ambos seamos reconocidos por todo el país y quien sabe... Todo el continente.

- ¡O por todo el mundo! – Añadió emocionada, imaginándose la gran idea que era plantada por el ave.

- Jejeje, si... - Cerró los ojos, alentando aún más el baile, aproximándose con cuidado a la eriza – Sabes... No soy muy fanático de las fiestas enormes como estas, me gusta las cosas más simples y menos formales... Pero no llegué hasta aquí con esas ideas ¿Verdad? – Comenzó a divagar, viendo a las personas a su alrededor, todos gente importante con alta etiqueta con sus ropas y comportamiento refinado – La próxima vez quisiera que vinieras a mi casa para una fiesta familiar, solo entre amigos cercanos, con comida casera, postres hogareños y música de todo tipo, no solo está cosa para viejos.

- Suena genial. Me gustaría ir tan pronto sea posible.

- Por su puesto, tú y tu novio están totalmente invitados – Sonrió ampliamente, desvaneciéndose su sonrisa al notar la reacción poco emocionada de la rosada - ¿Está bien?

- Él... Él no es mi novio – Contestó tratando de no mostrarse mal con su respuesta, bajando sus orejas al igual que la mirada – Está bien, puedo ir con él como amigos...

- No me digas que aún no te ha dado respuesta – Dijo el ave con ceño molesto, siendo respondido por la rosada con una negación al menear la cabeza – No puedo creerlo... Sabía que debía de ser un poco egocéntrico y despistado, pero esto ya es insolente – Comento molesto.

- Si... Creo que aún no es momento para que él y yo seamos algo más que tontos niños que se besuquean solo porque quieren... - Dijo decaída, desviando mirada.

- No te hagas eso, Amy. Tú vales más que ese tonto erizo – Le levantó la mirada con su mano al sostener su mentón – Aun sigues tras él, sigues corriendo tras ese erizo que no le importa desacelerar el paso por ti. Tienes que ser mejor que eso, no vuelvas a atrás.

- No puedo simplemente hacerlo, John... Desde el día que me rescato... No hubo otra cosa más importante en mi cabeza que él... Nada... Aun cuando he llegado hasta aquí con mis postres, mi razón de hacerlos fue para él, siempre los hice con tanto amor pensando que él fuese a probarlos y ya no sé qué sería de mi sin él – Trató de retener cualquier sonido de llanto, sonando su voz quebrantada a pesar de su resistencia.

- Oooww, Amy – La abrazó, acariciando su cabeza con suavidad – Tú puedes, vamos...

- Lo siento... No quería ponerme en este modo, pero... Estoy muy confundida.

- Tranquila, está bien. Siempre es difícil – Calmó el ave, separándose para encontrar los ojos verdosos de la erizita cristalinos a punto de quebrantar en lagrima – Estaré a tu lado pase lo que pase.

- John... Gra-

- ¡Aléjate de ella! – La cigüeña recibió un fuerte empujón de Sonic, tumbándolo al suelo por su embestida.

- ¡Sonic! – Amy vio impresionada la rabia del azulado, descargándose en su amigo más confiable - ¿¡Pero qué demonios te ocurre!?

- ¿¡Que tratas de hacer con ella!? – Gruñó el cobalto, ignorando por completo a la rosada.

- Solo estaba con ella bailando. ¿Cuál es tu escusa de atacarme? – Respondió John, levantándose con ayuda de uno de los trabajadores de la fiesta.

- Esta. ¡No te acerques a Amy! No es tu novia, no es tu amante, ¡Deja de enredar tus manos sobre ella, depravado! – Vociferó, lográndose escuchar en toda la fiesta, deteniéndose la música de golpe.

- Sonic... - Masculló furiosa la rosada, viendo con ojos asesinos al erizo – Cállate.

- Creo que estas confundiendo las cosas, erizo. Amy y yo solo somos amigos y solo estaba consolándola de tu fría indiferencia a sus sentimientos – Contestó el ave, sacudiéndose la ropa que había sido arrugada.

- ¡A otro perro con ese hueso! Vi como la tocabas. Tu pobre escusa de ser amigo no te da derecho a tocarla de ese modo.

- ¿Y tú sí? – Contestó expectante, haciendo retroceder al azulado por un segundo antes de tratar de decir algo y siendo interrumpido por el ave - ¿Quién te crees que eres para decidir por ella?

- Soy... - Tragó saliva, titubeando en responder, viendo a todo el mundo que miraba incrédulo tal arrebato de ira del héroe - ¡Soy su mejor amigo! ¡Y sé que es lo mejor para ella! – Respondió furioso, acercándose a la rosada – Vámonos de aquí, Amy – Trató de tomar su mano, pero fue golpeada por la misma.

- ¡No me toques! – Gritó molesta, viendo con decepción al erizo.

- Amy...

- ¿Cómo te atreves a hacerme esto? No ha sido suficiente para ti frustrarme con tus indecisiones sino que también tienes que avergonzarme frente a mi amigo, ¡Frente a todo el mundo! – Se acercó furiosa al erizo, haciéndolo retroceder.

- ¡Amy! ¡Espera! No es lo que crees, te puedo probar que él solo te quiere para su beneficio.

- ¿¡Y tú que puedes saber!? ¡Ni lo conoces! Soy su amiga, lo conozco mejor que tú y que nadie más. Es un hombre casado en un matrimonio feliz que ama a su esposa e hijo ¿Por qué arruinaría todo por una aventura? ¿Es que eres imbécil? – La rabia que iba nada más creciendo hacia que todo el mundo callara en miedo, sobre todo al erizo corredor que se encorvaba mientras más la eriza se acercaba a él agitando sus puños.

- ¡No puedes saber eso con seguridad!

- ¡Ah! ¡Claro que puedo! Puedo estar segura de quien soy, con quien estar y que hacer. El único que no puede ¡Eres tú! – Amy hizo aparecer su martillo tras una estela de humo, aterrorizando al cobalto rápidamente.

- ¡A-Amy, escúchame! No te mentiría jamás – Trató de mantener valentía a pesar de que ya se hallaba acorralado.

- No, jamás mentirías, por eso no me dirás jamás que me amas... - Mostró un ceño lleno de odio y tristeza, provocando que el semblante de Sonic cambiara a uno lleno de puro miedo y dolor mientras observaba como ella iba alzando su martillo – ¡Ahora estoy segura de que no quiero estar contigo!

El martillo cayó al suelo, no dándole a nadie al ser esquivado en gran velocidad por el corredor, abatido por ver a su compañera cegada por odio queriendo lastimarlo como si fuese el villano.

- ¡Vete de aquí! – Gritó, desapareciendo su martillo, derramando una lagrima al ver al erizo.

Queriendo seguir intentando al detener todo esa discusión, mantuvo sus pies inquietos en agitación sobre el sitio, viendo desesperado a la rosada para tratar de convencerla de sus palabras, pero eso cambio al verla de ese modo, terminando su mirada asustada al resto de invitados que le gravaban con sus celulares y miraban con odio al héroe de Mobius. Tomó aire profundo, reteniendo su impotencia, descargando su odio al ver la cigüeña con un ceño oscurecido, casi mutilándolo con la mirada, terminando en marcharse a su súper velocidad por las escaleras.

Los murmullos y susurros aumentaron cuando el cobalto abandono el lugar, acercándose los invitados al anfitrión quien trató de calmar a la multitud, insistiendo en que continuara la fiesta, aun cuando la mayoría decidió irse por haber sido irrumpida la tranquilidad del lugar. Los pocos que decidieron quedarse continuaron con charlas entre ellos y disfrutando del alimento y las bebidas para pasar por debajo de la mesa aquella escena vergonzosa entre parejas.

Mientras tanto, la joven eriza se hallaba sentada en un gran mueble negro en una esquina oscura lejos de todos, llena de lágrimas que fue limpiando y ocultando con sus manos, pasando el despecho con una copa de vino para tratar de olvidar el dolor que sentía su corazón nuevamente roto.

- ¿Amy?... – John pareció encontrar a la erizita, acercándose a ella y sentándose a su lado – Oh no... - Sacó un pañuelo y lo paso por el rostro de Amy, limpiando todo el maquillaje corrido por sus lágrimas – Ya está, mucho mejor – Le regaló una sonrisa compasiva a la rosada, provocando una sonrisa forzada de ella – Oh pequeña... Lo lamento... Yo... No debí de entrometerme, no debí de darte esa idea de invitarlo.

- Por favor, John, no ha sido tu culpa – Se sacudió la nariz con el pañuelo, tomando aire y soltándolo con un doloroso exhalar – Fue mía al pensar que algo bueno saldría de esta extraña relación que tengo con Sonic.

- Cariño, no pienses que al querer sacar a florecer los sentimientos de alguien a quien quieres sea tu culpa, la culpa es de ese idiota que está más seco que un desierto, nada puede florecer en su corazón egoísta – Dijo con voz molesta.

- Si... Tonto Sonic... Por su culpa ahora he arruinado la fiesta.

- Oh, no, cariño, tu no la arruinaste, él solito lo hizo – Se sirvió una copa de vino, tomando un largo sorbo – Su falta de materia gris hace que se avergüence así mismo. Que no lo haya hecho antes fue gracias a que tú siempre lo ayudabas.

- Jajaja, no digas esas cosas... No soy nadie importante – Se rio con suavidad, ocultando su rostro del mayor.

- ¡Claro que sí! Por eso quiero que estés a mi lado en mis negocios. Sera fantástico – Sirvió más bebida en la copa de Amy entregándosela para golpear sus copas y brindar – Los dos como los mejores socios en Mobius.

Pasaron varias horas, ocupando el tiempo en hablar del futuro y de vez en cuando en insultar al corredor azul tras sus espaldas para aliviar la melancolía de Amy, siendo incitada la misma en continuar insulto tras insulto al erizo, eso gracias a que se encontraba pasada de copas.

Llegando la madrugada de la velada, ya el resto de invitados iba despidiéndose y tomando dirección a sus hogares y hoteles, vaciándose rápidamente el edificio hasta solo quedar uno que otro borracho fiestero y los trabajadores limpiando el lugar, estando solos John y Amy en su rincón donde no paraban de hablar.

Amy no paraba de reír.

- Jajajaja ¡Es en serio! – Dijo entre risas, agitando su copa de un lado al otro, esperando a que fuese llenada.

- ¿Cómo podías confundirlos? – Se burló la cigüeña, llenándole la copa.

- ¡Es que! Es que... - Tomó un largo trago, casi vaciando la copa – ¡No lo sé! Jajajajajajajaja, es que jamás había visto otro erizo en mi vida y pensé que Shadow era Sonic y solo estaba en la oscuridad y por eso se veía tan negro, jajajaja.

- Oh, Amy, ¿No te dio vergüenza?

- Sí, pero hice un amigo ese día – Giñó el ojo, tomando la botella de un manotazo, dándose cuenta de que ya estaba vacía – Oh... Ya no las acabamos... Que... ¿Qué hora es? No pudo haber pasado tanto tiempo.

- Son las... - El ave reviso su reloj de mano – Son las dos y media... Deberíamos irnos – Se levantó del asiento, tomando a Amy de la mano para que no tropezara al caminar – Vamos, querida, te llevare a casa.

- ¡Noooo! – Protesto de manera infantil, tomándole de los brazos como una niña pequeña – No quiero, de seguro Sonic me está esperando allá, no quiero verloooooo.

- Pero, querida ¿Entonces a donde te puedo llevar? – Dijo, pensándolo un poco antes de tomar a Amy e ir caminando a la salida – Te dejare en un hotel, mañana hablaras con ese idiota y lo sacaras de tu vida para siempre ¿De acuerdo?

- De acuerdo – Canturreó contenta, tambaleándose al caminar de un lado al otro, marchando al lado del ave.

Fue guiada por todo el camino hasta el auto, apenas si permaneciendo consiente al hablar con su amigo de vez en cuando, impidiéndole caer dormida y también esforzándose de su parte para no hacerle el trabajo más difícil a la cigüeña. Pronto llegaron a un gran hotel de alto lujo, siendo llevada al vestíbulo del lugar, quedando su vista perpleja en el hermoso lugar con pinturas y adornos de lujo. Se sentía como de ensueño, jamás teniendo la oportunidad antes de estar en un sitio así de hermoso por su atareo en su negocio y por no estar en total comodidad en esos sitios sola; pero al diablo se iría esa noche, necesitaba quererse más. Se decía.

Fue llamada por John llevándola por el ascensor donde subieron y caminaron por los elegantes y finos pasillos, pasando sus manos por las paredes doradas al igual que su vestido, sintiendo encajar perfectamente en el lugar.

- Es aquí, Amy – Dijo John, abriendo una puerta y haciendo gesto de que entrara.

- ¡Oh, John! ¡Gracias! – Amy corrió hacia el hombre, abrazándolo con su fuerza bruta, separándose rápido al darse cuenta que su poca sutilidad - ¡Ah, lo siento!

- Jajaja, está bien, soy bastante fuerte – Sonrió calmado, acariciando los cabellos de la rosada.

- Oh, John... No debiste hacer esto por mí, este lugar es demasiado... - Cabeceó un poco por su somnolencia, pasando a la habitación – Mañana te lo pagare, lo prometo.

- No hace falta... Quiero decir... Son 600$ la noche.

- ¿¡600$ LA NOCHE!? ¿¡Enloqueciste!? – Gritó sorprendida, deteniéndose de golpe y casi quitándole la borrachera.

- No vale tanto como tú, querida. Como sea, debo marcharme – Sonrió con seguridad, dando la media vuelta.

- ¡E-espera John!

La cigüeña volvió, manteniendo su sonrisa, esta vez... Llena de insinuación, pero la joven no se percató.

- Quédate... Nunca he estado en estos lugares porque me siento incomoda. Una persona como yo no merece tanto lujo así... - Bajó sus orejitas, poniendo su mejor cara de cachorro para el ave – Por lo menos quédate para que valga la pena el dinero que gastaste por mí y disfrutes estar aquí. ¡Charlaremos tanto como podamos! ¡Por favor! – Junto sus manos, sonriendo tímida al mayor.

- Está bien, querida... - Él paso y cerró la puerta tras él.

- ¡Viva! ¡Vamos a ver si este lugar tiene karaoke! – Dio varios giros al fondo de la habitación, deteniéndose al tropezar en la cama y caer sobre esta – Jijijiji.

- Vamos, primero lava tu hermosa carita, no pude retirar todo el maquillaje antes – Dijo el hombre, palmeando la cabeza de la eriza.

Ella asintió y pasó al baño a acomodarse un poco, solo teniendo unas notables ojeras por estar desvelada, pero el alcohol en su sistema y la emoción la mantenían en parte despierta y otra mareada y torpe, saliendo del baño en quince minutos, retirándose los tacones para estar más cómoda. Pero su sorpresa fue otra al ver al ave sentada en el borde de la cama, tan solo llevando sus pantalones, dejando al descubierto su pecho

- ¿Quién lo diría? Si tiene karaoke – Dijo teniendo unos micrófonos en sus manos con la tele encendida al frente - ¿Mmmh? Oh ¿No te molesta o si? Estoy más cómodo así.

- Emmmh... ¡No! Está bien... - Ella se acercó y se sentó a su lado, entregándosele un micrófono e iniciando una canción para cantar.

Un dueto fue seleccionado, una canción de amor con una mujer y un hombre. Ambos cantaron lo mejor posible, siendo el mejor cantante la erizita, logrando llegar a las notas más altas y largas.

- Jajajaja, wow, realmente eres buena cantando – Comentó la cigüeña, levantándose y tomando una botella de whisky para servir en vasos respectivo una buena cantidad, entregándole uno a la erizita.

- Pfff, solo canto como el promedio de chicas... Aun que me hubieras oído cantar hace cuatro años, jajaja, podría romper el cristal de la ventana y no por llegar a notas altas, sino por desafinar – Comento entre risas, tomándose de golpe la bebida – Ah, fue nada más la práctica que me llevo a ser decente.

- No te creo... Realmente creo que naciste con mucho talento – Comentó, aproximando la cercanía con Amy al sentarse más cerca de ella hasta tocar sus piernas – Tal dama dichosa y hermosa... Aun no comprendo cómo no estas siendo rodeada de pretendientes.

- Jajaja, John, para por favor – Rio nerviosa, llena de vergüenza por esos halagos no tan típicos de su compañero.

- ¿Crees que lo digo solo para alagarte? No, querida... Hay algo que debes de saber – Dijo seriamente, haciendo que la rosada callara preocupada – Hay empresas y negocios que desean que tengas contratos con ellos, contratos donde implican tu nombre y tu imagen, no solo de tu pequeña pastelería. Quieren a Amy rose representando y participando en cualquier cosa que incluya sus mercados y publicidades.

- ¿Qué?... Jajajaja, por favor Jonh deja de bromear – Ella le dio un empujón del brazo, echándose reír pero deteniéndose al ver inmutado al ave que permaneció con ojos fríos sobre ella - ... Eso no puede ser posible. ¡Solo soy una eriza repostera!

- Corrección, eres Amy rose, una de las luchadoras de la libertad, excompañera de Sonic, héroe de todo Mobius, lo que te hace a ti una heroína y también alguien muy importante y famosa – Respondió con seriedad, terminando su bebida y dejando el vaso en una mesa – Aun cuando trates de hacerte ideas que no es así por tu enorme modestia, todo el mundo te quiere por eso, por tu historia y tu reconocimiento... Incluido yo.

- ¿Tu... También? – Preguntó desconcertada, viendo con esfuerzo al ave frente a ella.

- ¡Por supuesto! ¿O que creías? ¿Qué le haría patrocinio, propaganda y exclusividad a una pequeña tienda de postres? No me hagas reír, Amelia – Sonrió malicioso, haciendo retroceder a Amy en la cama.

- Entonces... Nunca confiaste en mí ni en mis postres...

- Tengo que admitir que cocinas bien, muy divino, realmente – No dejó que se alejase, acercándose a ella hasta acorralarla a la otra orilla – Pero en este mundo la gente necesita apetecerse de algo más que solo dulces... - Cuando ya la rosada no tenía donde retroceder, él la tomo de la cintura, sentándola sobre sus piernas, no logrando liberarse o apartarse al no conseguir sus fuerzas.

- Su-suéltame... ¡Déjame! – Empujó sin fuerza, topando frente al rostro de la cigüeña.

- Necesito que de ahora en adelante, seas una buena compañera de negocios, obediente y capaz de servir ante la demanda de estas empresas, pues trabajaras para ellas – Tomó firme el rostro de la rosada que trataba de apartar la mirada con molestia – Serás la imagen de cada marca y producto.

- ¡Suéltame, John! ¡Yo no quiero eso! ¡Ese no es el plan de mi tienda! Mi deber es solo cocinar y servir mis postres, ¡No ser la mascota de una empresa! – Gruñó en frustración, no logrando liberarse del fuerte agarre del mayor.

- ¡Oh! De hecho, si serás una mascota, serás una linda y tierna mascota para estos jefes para que generen suficiente dinero que se me pagara – Pasó su mano por el escote de Amy, provocando que soltara un gemido aterrorizado, más cuando le apretó los pechos.

- ¡Aah! ¡¡Suéltame!!

- Lo harás, Amy... - Su mirada que ya se había transformado en la representación de lo siniestro se acercó al rostro de la rosada, besándola forzadamente, apartándose con una sonrisa triunfante – Lo harás para enriquecerme.

- ¡¡Maldito!! ¡Asqueroso! – Ella inconteniblemente soltó lágrimas de impotencia, sacudiéndose para poder soltarse, pero mientras más se esforzaba más débil se sentía - ¡Yo jamás haré eso! ¡Ni porque me vayas a violar!

- Oh querida, no tengo porque amenazarte – Aclaró con tranquilidad, tomando la atención de la rosada – Tu misma has firmado los contratos con estas empresas.

Aquello congeló a la pobre eriza, viendo incrédula al ave, alarmando su mente a un error que ella cometió, recordando que el ave le había entregado unos papeles los cuales había firmado sin haberlos leído.

La frustración de haber cometido tal falta le hizo temblar de rabia, viendo con odio al ave que continuo tocándola indecentemente.

- Si te preguntas por qué hago esto, pues... Bueno... Realmente eres una hermosura – Llevo sus manos a los glúteos de la joven, apretándolos con fuerza sin ningún cuidado, provocando un gemido ahogado de ella – Pronto la droga que te di va hacer que me des una merecida noche con ese hermoso y puro cuerpo que tienes.

- Te odio – Solo pudo decir, cayendo sus lágrimas sobre sus piernas – Haré que te arresten, jamás te perdonare.

- Aja, si, di lo que quieras, pero los papeles que has firmado revocan cualquier denuncia a mi persona. Has firmado tu sentencia, señorita Rose. Y yo seré el primero en poder aprovechar todo de ti – Lamió el cuello de la rosada, llevando sus manos por todo el cuerpo de la chica que temblaba sin cesar, gruñendo débilmente.

- ¡Ah-ah!... ¡Ayuda! ¡¡Ayuda!! – Gritó desesperada, pero fue callada por la mano del mayor, tumbándola a la cama sobre su peso - ¡¡Mmmh!!

- No habrá nadie que te escuche, querida, no hay nadie que te ayude y no habrá nadie que pueda defenderte... - Bajó el vestido dorado de ella, jalando las tiras y rompiéndolas, dejando a Amy en ropa interior – He planeado esto desde hace un buen tiempo, no hay nada que pueda corroborar lo que pasara esta noche... Así que se buena y trata de disfrutarlo... Hasta la última parte.

Amy trató una vez más de escapar, escabulléndose entre las sabanas para levantarse y tropezar entre los muebles, siendo acorralada nuevamente, obstaculizando la salida el ave, acercándose lentamente a ella hasta empujarla a una pared.

Trató de luchar, pateo y golpeo, no consiguiendo detener nada de lo que le hacía, hizo aparecer su martillo pero sus fuerzas no eran suficientes para levantarlo, quedando en el suelo sin poder usarlo.

- ¡¡Suéltame!! ¡¡Ayúdenme!! – Grito una vez más, siendo callada con otro beso forzado.

Las manos irrespetuosas fueron bajando, dirigiéndose a los glúteos de la joven, apretándolos, deslizándose los dedos lentamente hacia la ropa interior de la rosada quien solo terminaba de chillar y agitarse con suma impotencia y terror, queriendo hacer aun el intento, la lucha de no permitir la injusticia que se estaba cometiendo con ella, apenas siendo liberada de aquel bruto beso dándole otra oportunidad para soltar otro quejido, un grito de ayuda para que se detuviese.

Pero un estruendo dentro de la habitación le hizo darse cuenta del fin de su abuso...

El ave había sido brutalmente jalado lejos de ella, siendo lanzado a un mueble que fue destrozado, los quejidos de dolor del hombre se escuchaban, pero eran opacado tras una fuerte transpiración eufórica, exaltando en una furia implacable.

El erizo azul camino dirección donde la cigüeña había impactado, tomándole de las plumas de su cabeza, arrastrándolo fuera de la pila de escombro para arremeterle varios golpes en el rostro, escuchándose los quejidos y los contundentes choques de los puños contra su cráneo

- Sonic... - Musitó con miedo la rosada, viendo las manchas borrosas frente a ella - ¿Qué?...

- ¡Para!... ¡Ungh! ¡Por favor! – Suplicó el ave, cubriéndose inútilmente el rostro.

- Es una lástima... Haber creído que Amy tenía un amigo quien pudiese trabajar al igual que conmigo cuando estábamos en batalla... Me equivoque – Volvió a arremeter un golpe, esta vez en el estómago – Amy solo puede estar conmigo.

- Te... ¡Puagh! – Tosió algo de sangre, viendo con dificultad al erizo por tener los ojos hinchados – Te denunciare, maldito, te meteré en la cárcel – Su parloteo no duro luego de recibir otro golpe.

- Te crees listo, pero solo eres un lento hombre que no tiene los ojos bien abiertos – Lo soltó, retirándose los guantes de sus manos – Escucha bien... Amigo... Si te llegas a acercar a Amy, si tan solo estas a unos diez metro cerca de ella, lo sabré, y créeme... Tu muerte será tan rápido como una bala atravesando tu cráneo hueco, solo que me asegurare de que nadie jamás logre saber que paso con tu mísera existencia – Alzó su pierna y comenzó a pisotear la entrepierna del hombre, escuchándose su desafinado grito del dolor.

- ¡¡AAHHH!! ¡¡PARA!! ¡Por favor!

- ¡Detente Sonic! – Gritó Amy, viendo atormentada todo lo que hacía el erizo, no conociendo esas acciones proviniendo de él, no reconociendo a ese enfurecido erizo que lastimaba sin piedad. Estaba demasiado asustada para también ver a su amado ser tan tétrico y despiadado frente a ella – Vámonos, por favor... Por favor...

Sonic se detuvo, no sin antes lanzar una última mirada bajo sus pies donde aquella ave agonizando.

- Por cierto... Ni intentes recurrir a lo legal... Ya me encargue de eso – Pasó del lado al hombre, tomando a Amy con cuidado y envolviéndola rápido en el harapo que había quedado de su vestido.

Sin ser vistos, sin algún testigo, partieron a toda velocidad. Las palabras no consiguieron tiempo de ser dichas en el trayecto, pues no fue suficiente largo el camino para haber un momento para decir algo.

Un silencio que venía luego de una tormenta estaba presente en ambos al finalmente llegar a la casa de la joven eriza, pero nuevamente las palabras no consiguieron tiempo.

- Uhg... - Amy no pudo mantenerse de pie al ser bajada de los brazos de Sonic, pues inmediatamente cayó al suelo y vomito sin prevenir o resistir reflejo.

- ¡Amy! ¿Estás bien? – Preguntó con grave preocupación, ayudándola a levantarse nuevamente al terminar.

Se quejó, es lo máximo que pudo decir o más bien emitir, siendo llevada dentro de su casa, todo el tiempo con ayuda de Sonic.

Fue una noche fatídica, siendo la protagonista de la desastrosa obra la eriza de Amy Rose, no solo terminando siendo la víctima de un intento de violación y de extorción, sino que también termino siendo la villana para Sonic. ¿Cómo pudo haberle juzgado? ¿Cómo pudo acusarlo? No conseguía perdón para sí mismo a lo que había hecho, tampoco sentía que se merecía buscar el perdón de Sonic, en ese momento, había deseado que su vida hubiera acabado esa noche, pues la vergüenza que tenía era deshonrosa.

Cuando logro descansar un par de horas y el dolor de cabeza se había ido, pudo incorporarse de su cama, aun mareada, aun irritada, costándole un poco respirar por el hecho de que el calor que sentía era asfixiante, de seguro debido al viagra femenino que le habían dado en algún momento de la noche.

Sonic permanecía en la silla frente a la cama, dormido, de brazos cruzados, como si vigilase a que por algún motivo, si el ave hubiese salido bien de la paliza, se atreviese a venir a terminar su trabajo y él lo esperaría también para terminar el suyo.

Amy permaneció su mirada sobre él durante aproximadamente un minuto, costándole creer, constándole imaginarse a su querido Sonic descargando su ira de esa forma contra alguien que no fuese un villano como Eggman, siquiera podía creer aun en la amenaza que le había lanzado, dando en conclusión que se trataba del alcohol y las drogas.

Se levantó de la cama, aun con pasos torpes, temblando por la nítida sensación en su cuerpo por el ataque que sufrió a manos de un querido amigo. Tomó una ducha larga, aseándose con persistencia todo su cuerpo, asegurándose que ni un poco, siquiera el olor de ese hombre permaneciera más en su piel, jamás...

Salió de la ducha y aun el erizo permanecía dormido, roncando en voz baja. Ella decidió en tomar sus ropas y vestirse dentro del baño para conservar el poco pudor que le quedaba, saliendo y dirigirse a la cocina.

Luego de haber botado todo lo referente a la cigüeña, sobre todo las malditas flores que le había dado, preparo el desayuno, subiendo a su habitación, encontrándose a un erizo despierto que tendía su cama con un gran cuidado y estilo que le impresiono viniendo de un personaje tan haragán

- Buenos días... ¿Cómo te sientes? – Saludó el azulado, dedicándole una sonrisa sincera.

- ... Bueno, mejor que hace unas horas – Contestó, dejando los platos de comida sobre una mesita – Pensé que tendrías hambre y te prepare algo...

Un silencio vino luego de eso, manteniéndose ambos erizos en silencio, viéndose sin articular palabra, solo vigilándose y analizándose.

- Sonic, yo-

- No quiero que estés con nadie más – Interrumpió, dejando otro largo silencio. No sé atrevió a ver a Amy, solo mantuvo su mirada decaída hacia abajo – Solo... Quiero que lo sepas...

Ella frunció el ceño, observando impaciente al erizo que siguió quieto e indiferente con la mirada molesta de la rosada.

- ... No te puedo obligar a nada y no seré como ese bastardo y manipularte, pero... - Se acercó a la mesa de noche, tomando una carpeta amarilla sobre esta. Se acercó a la eriza y le entrego la misma – La próxima vez caeré bajo y no haré esto por ti...

Nerviosa, tomo la carpeta, abriendo con cuidado esta para ver dentro de esta los documentos que ella había firmado inconscientemente, los documentos donde ella entregaba todos sus derechos a varias empresas ajenas a su negocio.

Totalmente absorta por lo que tenía en sus manos, vio a Sonic impresionada, aumentando su impresión al ver tal rostro tan frio del cálido héroe.

- La próxima vez me desquitare como se debe con cualquier imbécil que se atreva no solo a abusar de tu bondad... Sino de cualquiera que quiera estar contigo con ideas diferente a una amistad... - Su mano pasó por los suaves y húmedos cabellos de la rosada, tomándola de la nuca para acercarla a él – No permitiré que ningún otro se acerque a ti... Serán mis enemigos y los atacare – Un semblante sombrío opacaba las esmeraldas de Sonic, acercando su rostro a la rosada lentamente.

- ... ¿Por qué? – Mascullo molesta entre dientes, deteniendo la proximidad entre ambos – No puedo seguir con esto, Sonic... - Desvió la mirada con rencor, temblando inconscientemente entre los brazos del erizo – No entiendo por qué me ayudas... Te hice daño, te rechazo, te ignore, te humille y aun así... ¿¡Quieres mantenerme en este duelo!? ¡No puedo más! Ya no puedo darte odio de donde no tengo... - Golpeó la carpeta contra el pecho de Sonic, manteniéndolo ahí pegado sin soltarlo – Yo... No quiero que seas más mi héroe... No tenías porqué salvarme luego de lo que te hice.

- Esto ya no se trata de lo que tú quieres, Amy – Susurró crudamente, pasando sus labios lentamente hacia el oído de la rosada – Es de lo que yo quiero...

Ni el más débil intento de terminar esa horrible tensión le permitió el erizo azul. Sello los labios de Amy con los suyos, deteniendo cualquier palabra que se hubiera atrevido a salir. Nuevamente un beso posesivo y mucho más hambriento que antes le atraparon en contra de su voluntad, atando sus brazos con las manos curiosas y cuidadosas de Sonic, tomándose una libertad no cedida en poder tocar de manera indebida el torso curvilíneo de la joven, descendiendo sin mucho atrevimiento a llegar a zonas intimas, tan solo a probar el agua e ir ocasionando escalofríos y fuertes sensaciones en la ya apaciguada eriza que fue enternecida por aquel beso apasionado.

Un poco de aire fue tomado de ambos al separarse por un instante, estremeciéndose, jadeando antes de probar un poco más de sus labios. Los papeles cayeron primero antes que la carpeta entre ellos, siendo pisoteados y ensuciados los papeles regados en el suelo, moviéndose en busca de un soporte donde continuar.

Aquel torpe baile entre ellos termino al tropezar uno de los dos cerca de la cama, cayendo Sonic sobre Amy, deteniéndose tan solo un poco por ver como la joven transpiraba demasiado rápido, obteniendo la más seductora y tentadora vista al ver a su querida eriza gimiendo bajo, viéndole con ojos perdidos, sedienta a ser saciada con tantos besos del cobalto como estuviera dispuesto a darle.

- Amy... ¿Estas bien? – Preguntó un poco preocupado, acariciando la mejilla de la tierna eriza.

- Creo... Eh... Estoy un poco mareada – Respondió tímida, ocultando su rostro al ocultarse tras sus brazos - No... No creo que sea normal... ¿Verdad?...

- ... - Nuevamente un serio rostro se posó en él, meditando en silencio mientras acariciaba con cariño el cuerpo de la rosada – Amy... Me preguntaste que eras para mi... ¿Lo recuerdas?

- Si... - Alzo la mirada, erizándose su pelaje y cabello al concentrarse mejor el rostro que le dedicaba aquel sobre ella.

Como una brisa, una risa escapo de sus labios, condecorados con una sonrisa sin vergüenza alguna, pudiendo ser un poco tenebrosa por aquellas esmeraldas que eran oscurecidas por la siniestra mirada del azulado, encarando picardía en sus expresiones al ver a Amy bajo de él, ansiosa, indefensa, ignorante de una persona igual de peligrosa a la anterior si no era cuidadosa de ahora en adelante... Pero hablamos de Amy Rose... Ella iría tras el peligro con tal de estar siempre al lado del erizo dueño de su terco corazón.

- Eres mía... Eres mía... - Besó su frente, cerniendo su cuerpo sobre ella – Siempre serás mía... Y cualquiera que se atreva a tocarte... Lo volveré añicos...

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