Capítulo cinco: Llegada tortuosa

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—Oh, vamos, Jennie. Tienes que decírselo de una buena vez.

—No, ya dije que no —determinó entre enojada y cabizbaja, con el corazón tristemente decepcionado—. ¿No les quedó claro con lo que dijo en ese estúpido programa?

—¿Y crees que nos gusta verte de esta forma? —vociferó Rosé perdiendo la paciencia—. ¿Es que ustedes son tontas? Es muy clara la atracción que hay en ambas, es cuestión de que lo aclaren y se den una oportunidad.

—No es tan fácil.

—Pero tampoco imposible, Jen —esta vez habló Jisoo, recostada en el sofá—. Ya es tiempo de que lo digan todo. Estoy segura de que tú no eres la única en sentir algo distinto por Lisa.

—¿Y si me rechaza? ¿Qué haré entonces? No creo poder estar cerca suyo si recibo una respuesta negativa.

—Entonces, ¿qué piensas hacer? Llevas días con la misma actitud y fue desde que regresaron de esa grabación. Has estado evitando a Lisa y ni siquiera te despediste de ella cuando tuvo que viajar hacia Los Ángeles. ¿Piensas que así resolverás las cosas?

—No y ya lo sé, Rosie. Pero entiéndeme, estoy abrumada y tengo miedo de que me rechace. Lo que dijo allá rompió indudablemente todas las ilusiones que tenía.

—Estás jodida —agregó la alfa mayor—. Si no crees poder con esto, lo mejor sería que lo olvides. ¿No?

—Esa ya no es una opción —suspiró—. Uh, yo, yo intenté hace meses atrás involucrarme con la omega de un grupo idol en el evento de fin de año. No pude ni besarla, a mi mente siempre llegaba Lisa y no me atreví, la dejé en una habitación —comentó con cierta pena—. Soy realmente patética.

—Hey, no digas eso —le alentó la omega—. Es muy dulce que le hayas sido fiel de cierta manera, eso significa que realmente la amas y por esa misma razón debes luchar por ella. ¿No lo crees?

—¡Exacto! —sonrió la azabache—. Lo que nos has contado es admirable. Así que lo mejor es ir perdiendo esas inseguridades y atreverte a intentarlo. Nunca sabremos lo que puedes lograr si no te animas a realizarlo.

—Vamos, Jen. No des por perdido todo cuando falta mucho por saber. Te prometo que te ayudaré y trataré de hablar con Lisa ni bien llegue, de esa forma podrás ir soltando las inseguridades.

Jennie resopló, dejando de caminar de un lado al otro para tirarse bruscamente en el sofá individual. Las palabras de sus mejores amigas estaban animándola con sinceridad y tenían la razón. No tenía que ser pesimista ante lo poco que sucedió hasta el momento.

—Intenta conversar con ella o confiésale tus sentimientos, no podrá rechazarte porque es obvia la atracción que se tienen —le sonrió Rosé—. Ese es el primer paso, además, no la hemos visto con alguna pareja, esa es una ventaja —soltó un par de risitas, logrando aminorar la tensión del ambiente y mejorando el humor de la castaña.

—Tienen razón. Pero, ¿cuándo volverá a Seúl? —hizo una pequeña mueca de desagrado, extrañaba todo de ella y por su mala decisión no quiso verla antes de que se fuera al aeropuerto.

—Si bien recuerdo, en menos de tres semanas. YG la mandó porque un productor quiere hacer una colaboración con ella y necesitaban ponerse de acuerdo en ciertas cosas antes de firmar el contrato. Quizás demore menos.

—Mientras estos días pasan, puedes ir pensando lo que quieras decirle en su momento. Eso sí, sin descuidar las actividades que tienes en tu agenda. Trata de ordenar los tiempos. Todo saldrá bien.

—Chicas, realmente son increíbles. Si ustedes no estarían para mí, tengan por seguro que ya pensaría en renunciar, huyendo muy lejos de aquí —bromeó—. Admito que puedo llegar a ser muy cobarde.

Las tres rieron.

—No se trata de eso, tonta. Es normal que todos tengamos miedo, pero eso no puede ganarte, de ningún modo.

—Las quiero —exclamó, sonriendo mientras se lanzaba toscamente hacia ellas que estaban sentados en el mismo sofá—. Ahora, ¿quieren cenar algo? Yo invito.

—Uf, ya te estabas tardando. Muero de hambre —reclamó Jisoo. Rosé y Jennie rieron al unísono.

Los días fueron pasando tal cual era obvio significado del transcurso de la vida. Jennie practicaba su canto durante las mañanas y perfeccionaba sus nuevas coreografías por las tardes, podía ser agotador hasta cierto punto, pero era el ritmo constante al que ya estaba acostumbrada. Más aun cuando a su mente llegaba la preciosa sonrisa de la omega que la animaba a seguir esforzándose en hacer un mejor trabajo.

Por las noches, desde hace ya casi más de una semana, se le ocurrió componer una canción para Lisa. Una en la que empezó a describir todo lo que sentía con sinceridad. Concluyó que la idea era la forma perfecta para hacerle saber lo muy enamorada que se encontraba. De tan solo imaginarlo sentía una pequeña conmoción en el pecho, los latidos de su corazón se aceleraban con cada segundo que pasaba y una sonrisa amplia se dibujaba en su rostro. Sentía que ya no podía esperar más para que la pelinegra llegara.

Estaba decidida a exponer todos sus sentimientos, tanto tiempo reprimiéndolos que no perdería la oportunidad de decírselo de una buena vez.

—¿Ya estás lista? —cuestionó la omega.

—Me estuve preparando para esto desde el día en que hablamos —sonrió entusiasmada—. Los días que fue tardándose en llegar me ayudaron en mucho.

—Me lo imagino, no esperaba a que Lisa postergara su viaje para mucho tiempo después —comentó Jisoo—. Pero por ahora todo está bien, al menos YG nos permitió venir a recibirla. Y ah, pónganse bien los cubrebocas que nunca falta una sasaeng empedernida.

—No lo creo, nos indicaron que fuéramos a la parte trasera del aeropuerto en donde no tiene que haber nadie, eso también le avisé a Lisa —respondió la rubia.

—Nunca está de más ser precavida. Sería una mala bienvenida para nuestra Lis.

Rosé y Jisoo se pusieron a conversar sobre ello que no se dieron cuenta de la persona que estaba llegando hacia su dirección. Jennie estaba concentrada en no perder de vista nada, así que ella sí pudo ubicar a Lisa a unos metros de distancia. Su sonrisa se vio ocultada por el pedazo de tela, pero eso no significaba nada ante la bruma de sensaciones que revolvían su interior. Sujetó con más cuidado la carta (en donde estaba su composición completa) y la apegó a su pecho tratando de calmar su nerviosismo.

La omega las miró maravillada.

—¡Limario, llegaste! —exclamó inevitablemente la azabache cuando fue consciente, pero de inmediato las mayores quedaron confundidas cuando la omega menor se detuvo—. ¿Se te olvidó algo?

Y la incredulidad fue creciendo más cuando detrás de Lisa llegó un chico alto, de tez blanca y rasgos indudablemente coreanos también. Este puso una de sus manos en la cintura de la más baja y fue así que se acercaron hasta las tres chicas que no entendían absolutamente nada.

El olor a petricor les indicó que también era un alfa.

Jennie evitó gruñir ante la cercanía y la confianza que ese desconocido tenía con Lisa.

Nunca imaginó que lo que fuera a decir la omega, rompería su corazón.

—Por sus caras sé que no comprenden nada —bromeó la tailandesa cuando estuvo frente a sus unnies—. Él es Jeon Jungkook, mi novio.

Y cierta alfa castaña sintió que una parte de ella estaba siendo torturada. ¿Cómo era posible que su mundo se fuera abajo con un par de palabras?

No había duda que ese sería el día más infausto que se grabaría en su memoria.

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