Capítulo 18.

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—¡¿Pero qué mierda está pasando aquí?! —la voz furiosa de Hoseok retumbó en las cuatro paredes de su pequeña sala de estar, cuando atravesó el umbral de la puerta y presenció una escena que le hizo hervir la sangre en una fracción de segundos.

—Papá... —Jimin murmuró totalmente sorprendido, ruborizándose al instante.

Hoseok molió sus dientes con fuerza, dejando su mandíbula tan tensa que un músculo palpitaba en ella, y sus ceño se frunció furiosamente. Observó en silencio el rostro sonrojado de su hijo, luego miró con ira cruda al tipo que estaba sentado muy cómodamente con su hijo desnudo en su regazo.

¿Qué mierda?

¿Por qué había un hijo de puta, que a simple vista era notoriamente más mayor que su cachorrito, sentado tranquilamente en su sillón? Y no solo eso, maldita sea. Tenía que ser un verdadero imbécil para no darse cuenta lo que significaba esta escena.

Jungkook también observó al hombre que aún estaba parado frente a la puerta principal, con su cuerpo totalmente rígido y exudando feromonas agrias. Estaba molesto, por supuesto.

—Papá, yo... —Jimin no sabía qué decir exactamente— Mierda...

Hoseok se volteó cuando Jimin se movió para alcanzar su ropa del suelo, cerrando la puerta y dándole tiempo a su hijo para vestirse.

—¿Qué mierda, Jimin? —gruñó Hoseok nuevamente, arrugando la nariz ante el asqueroso olor que golpeaba sus fosas nasales— Creí que eras responsable. Creí que no hacías este tipo de cosas en casa.

Jungkook resopló, dispuesto a defender a su omega. Le importaba una verdadera mierda tener que enfrentarse con el mismísimo padre de Jimin. Pero guardó silencio cuando la mano de Jimin se apoyó con suavidad contra su pecho desnudo. Jungkook lo miró y Jimin negó con un ligero movimiento de cabeza.

—Papá, puedo explicarlo...

Por supuesto que no podía.

¿Qué mierda le iba a decir? No había justificación para lo obvio.

—Claro que me vas a explicar, Jimin - su tono de voz se mantenía igual de duro - ¡No puedo creer que te estás revolcando con un tipo que es mucho mayor que tú, en medio de la sala! Dios, yo no te crié así, Jimin.

Y a Jimin le sorprendió un poco que su padre le hablara así, considerando que era la primera vez que lo hacía. Hablarle, claro, porque ya lo había escuchado en el pasado hablarle a su padre omega con ese mismo tono de voz.

Promete que, si un día te hago falta, me perdonarás...

El recuerdo de las palabras trémulas de su padre sacudieron su cuerpo, haciéndole respirar profundo y pararse firme sobre sus pies descalzos.

Y eso fue todo.

La ira se arremolinaba en su interior, estrujando sus entrañas y calentando su cuerpo.

—¡Ya basta, papá! —Jimin explotó, cansado de la moral de su padre. ¿Que se creía él para hablarle así, como si fuera un cualquiera?

—¿Ya basta? —siseó Hoseok, dando un paso al frente— No me hables así, Jimin, soy tu padre.

—Te hablo como quiero, maldición —frotó su rostro caliente con ambas manos.

Hoseok gruñó, totalmente molesto por la actitud de su hijo, y por el hombre que se abotonaba despreocupadamente su maldita camisa.

—Jimin... —murmuró una clara advertencia. No estaba jugando.

—Mira, papá, sé que esto estuvo mal —empezó Jimin a explicar de alguna manera la situación— Pero ya pasó, y no viste nada más allá de...

—¿Me estás jodiendo? —Hoseok preguntó con un gruñido, interrumpiéndolo— ¿Qué clase de justificación de mierda es esta? ¿Y por qué este imbécil no se va?

Jungkook, quien había terminado de acomodar su traje, alzó la vista y miró al padre de su omega. Sus ojos negros evaluaron rápidamente al hombre mayor, que tal parecía rondaba los cuarenta años. No era un oponente para él.

—Me iré cuando Jimin me lo pida —dijo Jungkook con calma, solo para fastidiar al hombre.

Y a Hoseok una vena en la frente se le hinchó y palpitó con fuerza, casi a punto de explotar.

Jimin se mordió el labio inferior ante la respuesta de Jungkook, reteniendo el impulso de mirarle y sonreirle como un verdadero idiota.

—Es Jeon Jungkook, papá —dijo Jimin, en lugar de pedirle a Jungkook que se fuera como su padre esperaba— Y es una figura pública. Es un político.

—Me importa una mierda quién sea. Que se vaya.

Jimin soltó un suspiro. Su corazón golpeaba con fuerza su pecho, como si quisiera saltar fuera de su cuerpo.

No. No quiero que se vaya. Yo... mierda, no quiero que se aleje de mí.

—No... —logró murmurar Jimin, moviendo lentamente su mano para rozar con sus dedos el traje de Jungkook.

Necesitaba sentirlo cerca, junto a él. No le tenía miedo a su padre, porque sabía que Hoseok jamás le haría daño a causa de la culpa que sentía, así que estaba tranquilo por eso. Pero Jungkook... su lobo, su cuerpo y él le necesitaban cerca. Tan cerca como les fuera posible estar.

Sus mejillas se calentaron cuando sintió la mano grande de Jungkook envolver la suya. Dios, ese simple contacto le hacía querer derretirse como si fuera un helado bajo el sol de verano.

Su lobo aulló en su interior, haciendo que su cuerpo entero se sacudiera ligeramente. Le tomó todo su autocontrol no girar su rostro para mirar a Jungkook, fracasando de inmediato. Sus ojos se encontraron, haciendo que el estómago de Jimin se hundiera y su corazón subiera a su garganta.

Por Dios, ¿qué clase de hechizo era este? Era como si Jungkook fuera todo lo que lo que quería ahora y siempre.

—¿Qué? —Hoseok siseó, haciendo que Jimin apartara finalmente sus ojos del alfa que estaba a su lado.

Observó a su padre, y se preguntó si alguna vez su padre omega se sintió así de hechizado por él. Casi se rió de sí mismo por pensar eso. No, por supuesto que no le había pasado.

—Ya, papá —Jimin sonó aburrido de todo el show que su padre estaba montando— ¿Qué quieres escuchar realmente? ¿Quieres saber si follamos? Sí, lo hicimos, porque hace bastante tiempo que tengo una vida sexual activa. Lamento que nos hayas encontrado así, pero al menos no me viste rebotando en su po...

—¡Jimin! —su padre lo silenció con un grito severo. Jimin rodó los ojos, cansado de todo— Cierra esa boca, por amor a Dios. No me interesan los detalles de lo que sea que haces con este tipo, pero no me vuelvas a hablar así. Soy tu padre, Jimin, no uno de tus amigos.

—Eso ya lo sé, papá.

—No. No parece que lo sabes, Jimin. No parece que sabes nada, porque esa actitud rebelde junto a tu falta de respeto, me deja muy en claro que no sabes tu lugar.

Jungkook se puso rígido con las palabras de Hoseok, apretando sin lastimar la mano de Jimin. Su lobo rugió furioso, ansioso por saltar sobre el padre de su omega para callarlo con un puñetazo y de paso, gritarle que a su omega nadie le hablaba así.

Pero no lo hizo.

Su cuerpo y su lobo se relajaron gradualmente cuando el pulgar de Jimin le acarició la piel de la mano.

—El respeto que te tenía se fue el día en que papá nos dejó, por tu culpa.

Hoseok guardó silencio, sintiendo como las palabras de su hijo se clavaban directo en su corazón herido.

Lo sé, lo siento.

—Jimin...

—¿Y sabes qué más? —Jimin le interrumpió a su padre - Me voy.

Hoseok boqueó como pez fuera del agua, intentando hablar a la vez que procesaba lo que Jimin acababa de decir.

—¿Qué? —su voz salió como un susurro.

—Me voy, papá —respondió Jimin, pero esta vez sin la ira pintando su tono de voz.

—No, tú... No puedes...

—Claro que puedo. No dependo de ti hace mucho rato, papá.

La manzana de adán de Hoseok se balanceó de arriba para abajo, cuando el miedo de perder a su hijo lo abrazó con fuerza.

—Pero... no tienes a donde ir, hijo —necesitaba desesperadamente hacerlo entrar en razón o convencerlo para que no se fuera. Para que no lo abandonara.

Jimin torció sus labios. Bien, si quería irse y demostrarle a su padre que era alguien totalmente autosuficiente e independiente, tenía que asegurarle antes de irse que ya tenía un lugar al cual llegar, aunque no tuviera nada. Entonces esa ampolletita sobre su cabeza se encendió.

—Lo tengo —respondió Jimin con seguridad, girando su rostro para mirar a Jungkook.

Jungkook le devolvió la mirada, totalmente absorto de la belleza y seguridad que desprendía su omega. Le observó rápidamente sus ojos marrones, luego descendió sus ojos hasta su pequeña y fina nariz, hasta que llegó finalmente a sus labios gruesos y rosados.

Uhm... precioso.

Jimin le dio un apretón a su mano para hacerlo reaccionar, alzando sus cejas, esperando a que Jungkook captara su plan y hablara a su favor.

Oh...

Entonces comprendió lo que su omega intentaba transmitirle en esa mirada silenciosa, o eso creyó.

—Lo tiene —aseguró Jungkook con esa exquisita voz ronca— Se irá conmigo, señor.

Hoseok le miró con su ceño totalmente fruncido. ¿Había escuchado bien? No estaba seguro, por lo que decidió hablar nuevamente.

—¿Contigo? —cuestionó Hoseok, mirando con severidad al alfa que se encontraba junto a su cachorrito— ¿Por qué se iría contigo?

Jimin rodó los ojos.

—Papá...

—¿Por qué se iría contigo? —repitió Hoseok, ignorando a su hijo.

Jungkook vio la angustia oculta detrás de ese rostro furioso en Hoseok, y sintió lástima por el alfa que intentaba desesperadamente buscar una excusa para impedir que su hijo se fuera, aún siendo mayor de edad.

Pero bueno, no era su problema. Si Jimin se quería ir, él le ayudaría a hacerlo.

—Porque...

—¡Porque es mi novio, papá! —Jimin interrumpió.

Jungkook alzó sus cejas, sin poder evitar sonreír y mirar a su omega.

—¿Lo soy? —Jungkook le preguntó a Jimin en voz baja, sin poder evitar el tono de diversión que tiñó su voz.

Jimin le dio otro apretón a su mano, para luego volver a mirar a su padre.

—Es mi novio, papá —volvió a decir— Así que, me iré con él, te guste o no.

Hoseok no pudo decir nada, simplemente asintió con un movimiento perezoso de cabeza antes de avanzar en silencio para sentarse en un sillón que no había sido usado.

Jimin sintió una punzada en su corazón al ver a su padre así, pero la ignoró. Tiró de la mano de Jungkook para guiarlo hasta su dormitorio y así comenzar a empacar.

Cuando la puerta de la pequeña habitación fue cerrada, Jungkook observó en silencio el pequeño desastre donde dormía su omega.

—Esto es un basurero —comentó el alfa, viendo las montañas de ropa y libros en el suelo.

—Sí, bueno... —Jimin sacó de su armario sin puerta una maleta desgastada— Es mi basurero.

Jungkook sonrió, avanzando con cuidado para sentarse en el borde de la cama.

—¿Quieres que te ayude en algo?

—No, gracias.

—¿Seguro?

—Sí.

Observó en silencio como su omega metía su ropa y zapatos desordenadamente en su maleta hasta llenarla, para luego cerrarla con dificultad. Luego lo vio tomar esa peculiar mochila con brillitos y la llenó de cuadernos y libros.

—¿Crees... crees que puedes ayudarme a sacar la maleta? —preguntó Jimin en voz baja, sin mirarle.

Jungkook arrugó un poco la nariz cuando percibió las feromonas agrias que su omega estaba soltando.

—Por supuesto —respondió, obligándose a sí mismo a no saltar sobre su omega para arrullarlo y consolarlo.

—Gracias —dijo Jimin, tomando una bolsa de género para meter los libros y cuadernos que no entraron en su mochila.

Tardó apenas unos minutos en recolectar todo lo necesario, incluso metió disimuladamente el pene de goma que Seokjn le había obsequiado, para que su padre no fuera a encontrarlo si decidía entrar a su habitación. Todo era por precaución, por supuesto.

—Estoy listo —se puso de pie, tomando su mochila y las bolsas de género.

Se volteó para mirar al alfa, quien le observaba con su rostro totalmente sereno.

Incluso así se ve jodidamente atractivo.

—¿No se te queda nada? —preguntó Jungkook, levantándose de la cama.

Jimin se encogió de hombros antes de responder.

—Si se queda algo, puedo venir cualquier día a buscarlo.

—Bien.

Jimin avanzó primero, abriendo la puerta de su dormitorio para avanzar por el corto pasillo hasta llegar a la sala de estar, donde se encontraba Hoseok.

Carraspeó su garganta antes de hablar, sintiendo la duda de su propia decisión.

—Papá...

Hoseok giró su rostro para mirarle, sus ojos brillaban de forma sospechosa.

—¿Estás seguro que esto es lo que quieres, hijo? —preguntó Hoseok, con el nudo creciendo en su garganta.

—Sí.

Hoseok asintió con su cabeza, consciente de que si hablaba su voz saldrá totalmente rota.

Jimin quiso decir algo más, pero prefirió no hacerlo. Avanzó hasta la puerta principal y la abrió, dejando que Jungkook saliera primero.

—Nos vemos, papá...

Hoseok no respondió, tampoco lo vio irse. Su mundo se derrumbó cuando la puerta fue cerrada y el silencio predominó en su casa.

Su hijo se había ido.

Ahora estaba solo.

Hoseok apoyó los codos en sus muslos para así cubrir su rostro con las palmas de sus manos, dejando que el llanto brotara desde lo más profundo de su garganta.

Se lo merecía, lo sabía. Era el precio que debía pagar por haber sido un mal esposo, un mal alfa y un mal padre.


Ω

El trayecto resultó bastante silencioso. Jimin miraba por la ventana, sin ver nada realmente.

—El respeto que te tenía se fue el día en que papá nos dejó, por tu culpa.

¿Realmente le había dicho eso delante de alguien más? Dios, le dolía de solo recordarlo.

—Jimin —Jungkook le habló, haciéndolo sobresaltarse.

—¿Mmm? —tarareó, sin apartar la mirada de la ventana.

—Tú... ¿estás seguro de esto? Porque si no quieres dejar a tu papá realmente, podemos volver. Siempre existirá la opción de poder hablar con él y solucionar las cosas.

A Jimin le tembló la barbilla.

—No es tan fácil...

—Supongo que no —Jungkook estuvo de acuerdo.

—Yo... le dije algo que le dolió... —su ceño se frunció y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Jungkook intentó recordar todo lo que Jimin le dijo a su padre.

—Eso solo lo dijiste por el calor de la discusión.

Jimin negó con su cabeza.

—Le dolió que dijera una vez más que era su culpa... —parpadeó, intentando disipar el agua que le nublaba la vista— Lo siento, yo... no debería involucrarte en mis dramas.

—No pasa nada —sacó un pañuelo desechable de su bolsillo para ofrecérselo Jimin, cuando vio una lágrima rodar por su mejilla.

Jimin sorbió su nariz antes de aceptarlo, volteandose nuevamente para que Jungkook no le viera la cara rosada y los ojos húmedos.

—¿Puedes dejarme en el centro, por favor? —sorbió nuevamente su nariz— Tengo un amigo que vive por ahí...

—¿Piensas quedarte con él? —le interrumpió el alfa.

—Uhm... sí. En realidad no tenía previsto irme ahora, así que no tengo a donde llegar realmente —suspiró— Le pediré que me deje quedarme un tiempo, hasta que encuentre algo.

Jungkook frunció el ceño con amargura. Por supuesto que le indignaba la idea de que su omega se fuera con otro idiota.

—No —gruñó un bufido.

Jimin finalmente volteó para mirarlo.

—¿Qué?

—No hace falta que le pidas a nadie que te reciba, mocoso —bufó nuevamente, acomodándose en el asiento de su auto— Mi departamento es lo suficientemente grande para que vivas ahí.

Jimin alzó sus cejas, totalmente incrédulo por las palabras del alfa. ¿Pretendía ayudarlo realmente?

—Oh, bueno...

—Y pues... —se aclaró su garganta - No me molesta que estés ahí, considerando que paso bastante tiempo fuera por el trabajo.

—Bien. Yo... gracias.

—No hace falta que me des las gracias.

—Claro que sí.

—¿Tienes hambre? Podemos pasar a comprar algo.

Jimin parpadeó rápido, intentando procesar todo. Bien, se quedaría en el departamento de Jungkook, a quien apenas conocía, pero ya habían follado y sin un maldito condón.

Genial, Jimin.

—Eh... —balbuceó Jimin.

—¿Algo grasoso para pasar las penas? —ofreció el alfa, queriendo desesperadamente subir el ánimo de su omega.

—¿Algo grasoso? —repitió, frunciendo suavemente su ceño.

Jungkook contuvo la sonrisa idiota que queria dibujarse en su rostro.

Contrólate, Jeon. Contrólate.

—Ya sabes —dijo Jungkook con un encogimiento de hombros— Algo nada saludable para olvidar los problemas. Para dejar atrás la tristeza que sientes.

Por el amor de Dios, este alfa no solo era atractivo e inteligente.

Negándose a verse totalmente cautivado por la preocupación del alfa, Jimin decidió sonreírle de manera coqueta antes de separar sus labios y hablar.

—Dejame chuparte la polla y así me harás feliz.

Jungkook se ahogó con su propia respiración, dejando que sus pómulos se tiñeran rápidamente de un suave color rosa.

—¿Qué? —logró preguntar, carraspeando su garganta y aflojando el nudo de su corbata.

Jimin soltó una risita aguda, provocando que el corazón de Jungkook saltara con emoción en el interior de su pecho.

—Eso. Saca tu polla para que pueda chuparla.

—No sacaré mi polla para que la chupes mientras mis empleados te escuchan —dijo Jungkook, dando una mirada seria a los dos alfas que iban en los asientos delanteros.

Jimin rodó los ojos.

—Entonces tú te lo pierdes y yo seguiré triste.

—Mocoso —gruñó, lamentando no tener un vidrio polarizado que dividiera los asientos para darle esa privacidad que ansiaba en estos momentos— Pero quizás en casa, donde no tengamos público indeseado, pueda hacerte feliz.

Jimin ensanchó su sonrisa, dejando escapar una risa suave y divertida.

—Me parece perfecto.

Ninguno de los dos estaba seguro de donde se estaban metiendo, pero no les importaba en lo absoluto. Todo se sentía tan correcto, incluso cuando no sabían más allá del otro.

Todo estaba bien, todo iría bien.

Sus lobos aullaron felices, dichosos por las decisiones que sus partes humanas tomaron. Ya no serán separados, porque habían nacido para estar juntos.

Porque la Diosa Luna así lo había decidido. 



***

Hola :3

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