III

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—Ota, sabes que no me gustan las mentiras. —Murmuró el japonés cuando el tailandés fue llamado a su propia entrevista, ya los padres de Yuuri habían pasado, incluso Otabek, pero dijeron que debían esperar un poco para que fuera Yuuri pues el Alpha solicitó hablar aunque fuese por teléfono con Yakov.


—Pero te veo emocionado de estar aquí, fue lo único que se me ocurrió en el momento. No quiero verte sufrir, sigamos con esta pequeña mentira hasta que estemos dentro de la manada. Y si preguntan por qué aún no te marco, es porque la familia espera la boda antes dé.


—Siento que lo planeaste desde antes...de acuerdo, pero lo haré por ustedes más que por mí, mamá en serio necesita atención médica con su embarazo, papá no ha dicho nada pero sé que está muy cansado, tú también lo estás y...quiero estabilidad mental para todos. —Otabek sonrió y besó una de las manos de Yuuri justo cuando el moreno iba entrando, alcanzando apenas a sacarles una foto.


—Son tan tiernos, hasta mi lobo está encantado de verles hacerse mimitos. —Dijo Pichit con una enorme sonrisa.


—Katsuki Yuuri, por aquí. —Otabek le guiñó el ojo al joven japonés y este siguió al viejo Yakov hasta llegar a una pequeña oficina. — Bien, según tu expediente, tu clase aún no está especificada y además fueron expulsados de su manada por deficiencias en ti, quiero saber porqué.


Los ojos de Yuuri se abrieron muy grandes, el tipo aquel no tenía tacto a pesar de que se esforzaba en sonar amable, Yuuri suspiró empático por el choque de culturas y comenzó a hablar. — Creo que mi pareja, Otabek, ya le habrá dicho algo. Desperté como omega, pero no tengo mi parte "verse", o sea, no puedo transformarme, no puedo hablar con mi lado omega ni me hago una visión de mí mismo en forma lobuna. T-tengo mis celos regularmente como un omega sano, soy fértil...pero no puedo transformarme. Me habían tomado como beta, pero muchos alfas...ya sabe, quisieron pasarse conmigo en el pasado por las fuertes feromonas que tengo.


El hombre se quedó atónito, era la primera vez que escuchaba de un cambiaformas que no pudiera cambiar, valga la redundancia. Tampoco había visto algo parecido en televisión, quizá la manada se sentía avergonzada y no dio más detalles. "Pobre chico...", pensó el ruso mayor.


—De acuerdo, esto es algo que debe saberlo el Alpha, ¿bien? Pero esto es sólo formalidad, el que no puedas transformarte, no significa que no puedas ser "alguien" en esta ciudad. Cuando instalen sus cosas en los departamentos que tenemos para ustedes veremos posibilidad de trabajo o estudios, depende de sus necesidades, sobre todo para tu madre que está a punto de dar a luz. Firma este documento y bienvenido a San Petersburgo. —Mencionó el ruso mientras le entregaba dichos documentos al omega. Mientras Yuuri terminaba de leer, Yakov pensaba en el futuro del muchacho, tenía pareja, sí, pero no veía marca en el cuello del omega o anillos de compromiso, eso quería decir que ambos no eran destinados y su alfa, por muy buen chico que se viera, Otabek encontraría a su mate y dejaría al asiático.


Tampoco sabía si Yuuri podía llegar a tener mate siendo que su alma lobuna no lo guiaría.


"Siento algo de lástima, pero a la vez admiración por lo valiente que es", Yakov suspiró e hizo un amago de sonrisa cuando Yuuri le entregó los documentos firmados con una prolija letra.



—Es precioso...¿No nos habían dicho que era un "pequeño" departamento? Y estamos en el primer piso, perfecto para cuando Mari crezca, no tendremos que preocuparnos por las escaleras. ¡Hay un hermoso lago congelado de paisaje! —Yuuri parecía niño pequeño recorriendo cada parte del nuevo departamento que, obviamente, luego de dos meses debían comenzar a pagar, pero la renta era bastante accesible a pesar del tamaño del lugar.


Tres habitaciones grandes, dos baños, cocina, sala de estar, comedor y unas puertas de vidrio que daban justo al lago que antes mencionaba el japonés. Era lujoso pero cálido. Y lo mejor es que estaba completamente amueblado.


—Si quieres...más tarde o mañana podríamos ir a patinar, hace mucho que no te veo hacerlo. Sólo no te rías de mí, ¿vale? —Otabek abrazó el delgado cuerpo de Yuuri por detrás y los señores Katsuki le dieron algo de privacidad a los chicos, ambos ya estaban enterados de la pequeña mentirita sobre ser pareja. Así se evitarían que volvieran a discriminar a Yuuri, al menos por un tiempo.


Un omega con pareja no podía mostrar su lobo a otro alfa soltero. Una de las reglas que les explicaron al entrar a Rusia. Era como mostrarse desnudo.


—Ota...tu mate se encuentra aquí, en esta ciudad...puedo sentirlo. —Murmuró el japonés con una pequeña sonrisa y se giró para poder posar su mano sobre el corazón del Kazajo. Volvió a sonreír, esta vez algo juguetón. — Tu omega es algo inquieto, créeme que no te aburrirás con él.


—¿Es un él? Nunca me lo esperé. Sólo espero que...sea amable.


—Uy, vaya que sí.


—Yuuri...


—Así que era por eso...pobre chico, tan joven y tener que pasar por algo así. —Comentó Viktor con pesar, no se podía imaginar el sufrimiento que ocultaba el asiático.


—Es bastante...tierno, Vitya, este muchacho algo tiene. Soy un alfa y al verlo, me arrepiento hasta la última de mis canas de no haber tenido hijos, si Yuuri Katsuki fuera mi hijo lo protegería hasta del aire que respira, cuando lo conozcas sabrás lo que te digo.


—Es extraño, primera vez que te escucho hablar así de alguien. Quizá vaya luego, debo revisar papeleo de la empresa y revisar los empleos disponibles para los recién llegados.


Yakov dejó la oficina luego de unos minutos más de charla sobre los recién llegados y apenas se vio sólo, Viktor sacó el famoso libro que su padre le leía, ya estaba gastado e incluso un par de páginas se desprendieron con los años, aún así, el albino siempre se las ingenió para repararlo. Muchos de sus amigos le decían que podía comprar otro ejemplar o descargarlo de internet, pero nadie comprendía que ese libro feo, gastado y roto era su reliquia.


"—Por aquí, mi general. —Habló uno de sus betas más fuertes luego de avanzar con sus guerreros a su espalda, la batalla había acabado llevándoles a la victoria una vez más. Todo gracias a Ágape.


Los años seguían pasando y a pesar de haber estado en tantos lugares, haber conocido a tantos omegas realmente bellos, su pareja estaba lejos de ser encontrada. Eso lo deprimía, causando que se volviera un verdadero verdugo en el campo de batalla. Ahora, en cualquier lugar se escuchaba el nombre de Ágape, pero sólo por la crueldad que lo envolvía en cada lucha, no porque fuese un héroe de buen corazón.


Mientras sus guerreros se refrescaban en una pequeña cascada que encontraron en un claro del bosque, Ágape se escabulló para poder estar solo un momento, estaba cansado de los elogios, estaba cansado del rechazo, estaba cansado...


—Hey, ¿Por qué estas triste? —Una dulce voz hizo que el general alzara la mirada y se topara con el ser más hermoso que sus ojos hubiesen visto, su alma lobuna aulló en su interior y fue que lo supo; aquella belleza que se bañaba casi desnuda en una zona con aguas claras y quietas, cubierta sólo por una toga blanca que se le pegaba perfectamente a su figura.


—Porque estoy solo, he buscado a mi mate por años y no lo he encontrado...hasta hoy. —Ambos sonrieron al verse cómplices de sus propios instintos. Ágape se quitó la sucia armadura, quedando sólo en ropas interiores para no incomodar a tan bella dama y se abrazaron, sólo eso. El guerrero esperó años ese encuentro y deseaba que fuese el cortejo más hermoso que se haya realizado. La doncella soñó con su destinado toda su vida y lo único que deseaba era ser amada.


Ahora que se habían encontrado, sería bastante difícil que alguien se atreviera a separarles.

—Dime tu nombre y prometo no olvidarlo ni en mis siguientes vidas, yo soy Ágape...—Susurró el alfa mientras acariciaba esos largos cabellos con cuidado.


—Soy Eros, tu compañera eterna...soy tu omega.


Y ahí, siendo el Destino, las estrellas y la luna testigos del primer beso de esos enamorados tanto de la vida como del mismo amor. Se sabía, por la crianza que ambos tenían, que no apresurarían nada, tenían la eternidad para pasarla juntos."


—Espero algún día...encontrar a mi Eros...


—¡Oye viejo! —Yuri entró corriendo a la oficina de Viktor con los ojos llenos de emoción y con la ropa algo desarreglada al haber corrido tan rápido.


—¿Qué pasa, Yuri? Es raro verte correr.


—¡Mi mate está aquí!


¡Has aquí! Ya alcancé las mil leídas, no creí que llegaría a tanto alksjla, estoy muy emocionada escribiendo, si, sé que voy algo lento, pero es necesario para los siguientes acontecimientos.

¿Qué les parece la historia? Sean lo más sinceras posible:c

Perdón por los horrores ortográficos o gramaticales, no me siento muy bien:c

Hasta la próxima<3

Gigi

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