X

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


El viento de aquel atardecer parecía ser mucho más cálido a lo que estaba acostumbrado, y eso que toda su vida la pasó en aquella misma ciudad, con los mismos centros turísticos, los mismos edificios –quizá ahora un poco más modernos-, lo mismo de todo, pero en ese momento, todo le parecía simplemente perfecto.

Esa misma mañana, Otabek le invitó a una cita luego de la escuela, y Yuri no se negaría por nada.

Aquella pequeña salida improvisada fue lo más maravilloso que alguna vez hayan pasado ambos adolescentes, pudieron ser ellos mismos y por unos cortos momentos no tuvieron que preocuparse por nada.

—Beka, ¿Porqué...proteges tanto a ese tipo? —Preguntó el pequeño Yuri mientras se acomodaba a lo indio sobre la banquilla de un mirador, en el cual habían estacionado la motocicleta que habían estado ocupando todo el día.

—Ese "tipo" se llama Yuuri. —Corrigió con paciencia el kazajo y le tendió unos snacks al pequeño, que gustoso los recibió. — Digamos que...me nace cuidarlo, lo conozco desde que tengo memoria y me enfurece cuando lo tratan mal, es un chico muy dulce, fuerte...pero contradictoriamente frágil. De niños siempre que lo molestaban en la escuela, se hacía el que no le importaba para que Hiroko no se preocupara, con el tiempo descubrí que Yuuri siempre veía por el bienestar ajeno antes que el suyo; no tienes idea de cuanto lo admiro.

Yuri se mordió el interior de su mejilla para no soltar insultos al japonés, tal parecía que ese chico no sólo tenía encantado a su pareja de vida, sino que su tío Chris hablaba maravillas cada vez que iba a cenar a su casa y qué decir de Viktor, su hermano era quién más cegado estaba por el japonés, sus mañanas eran llenadas con halagos o anécdotas que sólo tenían como protagonista al omega extranjero.

No lo conocía del todo, pero ya lo detestaba. Sentía que toda esa amabilidad y esas "lindas" sonrisas eran falsas, pero una parte dentro de Yuri le decía que todos esos terribles pensamientos eran nada más que envidia.

Lo que quedaba de rastros de sol, el par de jóvenes siguió hablando de cómo era su vida antes de conocerse, resultó que Yuri estudió ballet clásico con la esposa de Yakov y estaba orgulloso de eso, por lo que incluso Otabek le hizo prometer que un día le haría una presentación sólo para él.

Cuando llegaron al hogar de Yuri, Otabek se despidió de este con una pequeña caricia en sus largos cabellos rubios, tan suaves como se notaban a la vista. — Me alegra que hayas aceptado salir hoy conmigo, no sabía qué gustos tenías así que...traté de que fuese algo simple. Ya sabes, por ser una de nuestras primeras citas.

—Fue perfecta. —La respuesta salió casi inmediatamente, haciendo sonrojar por breves segundos a ambos jóvenes. Hablaron unos minutos más antes de que Otabek volviese a montar su motocicleta y se perdiera por las calles.

Mientras Yuri caminaba lo poco que le quedaba a la entrada de su hogar, volvió a pensar en ese cerdo japonés, a su punto de vista, ese chico era la perfecta definición de "normal". Sus ojos eran de un castaño común, si bien eran un poco grandes para ser de un asiático, eso tampoco lo hacía muy especial. Su cabello era negro y aburrido, además tenía un corte de abuelo, no, definitivamente no le gustaba. Su estilo de ropa era una de las peores cosas, las pocas veces que lo había visto, se notaba que no hacía mucho esfuerzo en lucir bien, su ropa era...normal. De no ser porque su credencial decía "omega", Yuri juraría que ese sujeto era un beta cualquiera.

Chistó la lengua pues tampoco podía sacarse de la cabeza el japonés ese, todos hablaban maravillas de él.

Al abrir la puerta de su casa, lo primero que vio en la sala era a su hermano observar como idiota al pelinegro que había comenzado a detestar. Por lo que notaba –ya que ambos estaban de espaldas.- era que el joven se había quedado dormido apoyado en el hombro de Viktor. Sonrió ladinamente cuando cerró la puerta con fuerza y el "cerdo" saltó del susto.

—¡Yura! —Viktor le miró enojado por unos segundos pues detestaba que sus puertas sufrieran de la ira de su pequeño hermanito. — Luego hablaremos, pero ahora quiero que vengas aquí.

El rubio rodó los ojos y se fue a sentar al sillón individual, lejos de la parejita.

—Hola, Yuri. —Le saludó el japonés con cierta timidez; ese adolescente le intimidaba mucho.

—Como sea, ¿Qué quieres, calvo?

Viktor contó hasta diez y luego se acomodó en el sofá, liberando feromonas de mando que, esperaba, sólo fuesen percibidas por su hermano. — Estuve hablando con Yuuri y él te enseñará cosas más...personales de los omegas, te enseñará también cosas básicas como el celo y el periodo que tendrás luego de tu segundo celo. No aceptaré un "no" como respuesta, incluso Chris está de acuerdo, de todos, Yuuri al parecer es quién tiene más paciencia y tacto para decir las cosas.

—¡Pero...! —Yura volvió a caer sentado, sumiso, apenas su hermano le miró con seriedad, haciendo brillar sus ojos azules. Incluso Yuuri se sintió intimidado.

—No tienes que ser tan duro con él, Viktor, es adolescente, todos pasamos por esta época de rebeldía. —Viktor guio su vista hacia el pelinegro y asintió mientras se levantaba bajo la atenta mirada de ambos omegas.

—Iré a hacer unas llamadas a la empresa, los dejaré solos para que comiencen a conocerse. Después te iré a dejar a tu casa, Yuuri.

Cuando Viktor dejó la estancia, la hostilidad brotaba del menor sin necesidad de observarle. Yura sentía que ya detestaba al omega japonés.

—P-pues...

—No, no empieces. Todo esto es tu maldita culpa, primero mi pareja de vida no quiere nada conmigo sólo porque te quiere ver feliz a ti, pero tal parece que te esfuerzas para que todos te tengan pena. —Yura se levantó y se iba a acercando peligrosamente al mayor. — El tío Chris también te tira flores pero estoy seguro que sólo eres una mosquita muerta que quiere meterse en la cama de mi hermano sólo porque es uno de los alfas más influyentes de la manda por no decir que el más poderoso, aprovechándote del destino que puso a Viktor en tu camino. Él no se merece un omega tan poca cosa como tú, estúpido.

—Ahora tú me escucharás a mí. —Yuuri se levantó mientras sentía su rostro rojo de ira, si bien antes se habría puesto a llorar, no iba a dejar que nadie rompiera su deseo de estar con ese alfa de tan buen corazón. Sin darse cuenta, Yura cayó sentado en el suelo por las extrañas feromonas de dominio que desprendía el omega mayor, se parecían demasiado a las de su hermano cuando ejercía su poder de alfa sobre los demás. — Podré ser un omega de clase baja o como quieras llamarme, pero no me aprovecharé de tu hermano ni de su poder que tiene en esta maravillosa manada, ellos nos acogieron cuando nadie más lo hizo, cuando los nuestros, nuestra propia gente del mismo país y de la misma manada nos dio la espalda por mí culpa, por eso trato de hacer las cosas bien pero me cansé de siempre conformarme con lo que "me tocó". —Yuuri hizo las comillas con sus manos y luego suspiró, relajándose y además, dejando de desprender esas peligrosas feromonas. — Realmente espero, desde el fondo de mi corazón, que lo mío con Viktor funcione...él me atrae mucho, pero...si noto que él no será feliz a mi lado, yo mismo romperé todo lazo con él.

—No me caes bien...—Confesó Yuri mientras se ponía de pie con las piernas temblorosas, no sabía si de miedo o nervios. — Pero eres la primera persona que logra callarme. Veamos si eres capaz de soportarme durante las "clasecitas" que Viktor espera que me des.

Sin que ambos omegas lo notaran, Viktor se encontraba escuchando todo detrás de la puerta que daba directamente a la sala, sonriéndole a la nada sólo por las palabras escuchadas por parte de ambos. Sí, había querido salir y regañar a Yura por ser tan cruel con su destinado, más cuando percibió las extrañas feromonas que aparecieron en el aire, no pudo moverse, era como si algo le dijera que debía quedarse quieto y así lo hizo.

Y vaya que valió la pena.

Dejó que el silencio reinara unos minutos más por si alguno decía otra cosa y luego hizo su aparición, con la excusa de que ya era demasiado tarde y Yuuri debía ir a casa.

Ya dentro del automóvil de Viktor, este no paraba de sonreír, cosa que Yuuri notó inmediatamente.

—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas a escondidas, Viktor. —El peliplateado se rió, tal como si le hubiesen pillado haciendo una travesura. — Dije cosas muy duras para tu hermano, lo lamento.

—No tienes que disculparte, hasta a mí me sorprendiste. Tal como dijo Yura, eres el primero que logra callarlo con palabras, por lo general yo dejo que pelee él solo o lo ignoro, últimamente anda de peor humor que de costumbre.

—Es por las hormonas, luego del despertar, es normal que no sepa cómo manejar tanto los cambios en su cuerpo como en su alma, recuerda que ahora su parte humana y animal deben...compartir espacio, por así decirlo. —Aquel era un tema delicado para el japonés, nunca pudo sentir algo como eso pero por alguna razón, siempre supo lo que debía pasar. — Para los omegas siempre es más difícil, los alfas sólo ejercen poder sobre su lado animal y luego se hacen amigos, en cambio para un omega...necesitas paz, necesitas relacionarte con tu parte lobuna y todo irá bien.

—No lo sabía...digo, eso de los omegas...—Confesó Viktor un tanto avergonzado mientras daba una última vuelta antes de estacionar frente al edificio donde vivía el pelinegro. — Como alfa, es una prueba de fuerza contra tu lobo, el más fuerte gana. Pero...ustedes son seres realmente maravillosos, Yuuri, pienso que eres maravilloso tal como eres. Agradezco al destino por dejarme conocerte.

Los ojos de Yuuri brillaban de emoción al oír esas palabras y en un impulso, tomó las solapas de la chaqueta del ruso y se acercó a unir sus labios con los ajenos. Quizá haya sido un poco repentino y hasta corto, pero para ambos, aquel beso fue el inicio de algo realmente hermoso.

Para cuando Viktor pudo reaccionar, se encontraba abriendo la puerta de su hogar, saludando una vez más a su querida mascota y bailando con el gato de su hermano. Yuuri lo había besado, su lindo y tímido omega lo había besado.

Sólo un roce de labios y ya se había convertido en adicto. Deseaba poder probar mejor esos dulces y carnosos labios, pero el omega, como su naturaleza juguetona le mandaba, salió corriendo del vehículo luego de despedirse rápidamente.

Oh, Yuuri era realmente maravilloso.

—Quita esa cara de tonto, me das miedo. —Yuri, quién justo había ido a la cocina por un vaso de agua, vio todas y cada una de las acciones del ruso mayor y sonrió, hacía tanto tiempo que no veía a su hermano así de feliz.

—Tú y yo tenemos una seria conversación...pero primero...deja de mover...te...

—¡Viktor! —Yura dejó el vaso en cualquier lugar y se arrodilló a ver a su atolondrado hermano desmayado en el suelo.—¿Y ahora qué hago...?


"¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Por qué mi cabello está largo de nuevo?", pensó Viktor mientras se levantaba con un fuerte dolor de cabeza. Luego de enfocar bien una vez más, se topó con unos bellísimos ojos rojos que lo miraban con preocupación y otro chico demasiado parecido a Otabek con una divertida sonrisa en los labios.

—¡Corban, no vuelvas a hacer eso! Mi pobre Ágape...—La hermosa mujer pelinegra tomó el rostro del platinado y lo guio para que se recostara en sus acolchados muslos apenas cubiertos por una tela de seda blanca.

—Eros, ¿Te han dicho lo dramática que eres? Fue un accidente, no sabía que el gran guerrero caería sólo por jugar con un balón. Ya en serio, ¿Te golpeaste muy fuerte? —El Otabek con ¿Cuernos? Se le acercó y negó con la cabeza, sin saber qué decir realmente.

¿Eros? ¿Ágape? ¿Corban?

Viktor seguía siendo mimado por esa bellísima pelinegra y burlado por el moreno, pero...por alguna razón no sentía que estuviese con desconocidos, se sentía como...en casa.

—Mi amado, no tienes que ser siempre bueno en todo, ¿Si? Todos tenemos nuestros puntos débiles. —Eros besó la frente de Ágape y todo se volvió negro una vez más.


¡Me he tardado un siglo! Pero ya saben, estoy en la universidad y estoy en exámenes finales, es un horror.

En fin, ¿Qué les ha parecido este capítulo?

Desde ahora la trama irá un poco más lento, ¿Porqué? Porque ahora si se viene lo chido(?) alskdj

Gracias por sus lindos comentarios, siempre los leo y me hacen sonreír mucho, no le tenía tanta confianza a esta historia y cada día tiene más lectores, eso me hace querer seguir escribiendo y mejorando sakdj,

Nos vemos en el siguiente capítulo.

Gigi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro