XIX pt.1

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—Vamos, contesta...¿Yura? —Un suspiro de alivio se le escapó de los labios al kazajo cuando el rubio le contestó luego de tres llamadas perdidas. Luego de despedirse de Jean y guardar cuidadosamente el libro en la mochila que llevaba consigo, Otabek trató de que su nerviosismo no se notase, ocultándose como siempre en su estoico rostro, más apenas estuvo algunos pasos más cerca de la casa del Alpha llamó a su omega.

Necesitaba hacerle unas pequeñas preguntas además de saber cómo se encontraba Yuuri, él sabía cuánto sufría el pobre japonés durante sus periodos de celo.

—¿Otabek...? —La voz del ruso sonaba cansada, como si hubiese estado durmiendo o al menos a punto de hacerlo.

—Lo lamento, ¿te he despertado? Voy camino a tu casa para saber cómo se encuentran. —Esta vez, Otabek suavizó su tono de voz. Oh, la voz del rubio era como un tranquilizante.

—No, no vengas. Vayamos a comer algo por ahí, aquí están algo...ocupados, dame unos minutos y te veo en la entrada.

Otabek se quedó confundido ante las palabras de Yuri unos segundos hasta que cayó en cuenta lo que le habían dicho. Yuuri seguramente pasaría su celo con su destinado.

Tal como le dijo el omega, se quedó a las afueras de la casa del gobernante para no despertar la furia del otro alfa con su aroma, esperando a que apareciera Yuri. No logró ni siquiera acomodarse cuando le vio salir con una expresión aún adormilada y algo ida.

—Yura...¿Yuuri usó su "voz" contigo? —A cambio, recibió un asentimiento por parte del menor. Otabek suspiró y le tomó de la mano para guiarlo. — Te llevaré al café donde trabajan unos amigos, ¿qué fue exactamente lo que Yuuri te dijo con su voz?

—Que...llevara a Viktor con él y había un aroma dulce, muy dulce que me hizo dar sueño...pero no era de su celo. —Murmuró el ruso antes de dar un bostezo y acomodar su cabeza en el hombro de Otabek mientras caminaban, apenas dándose cuenta de la posición en la que iban.

—Las feromonas de Yuuri son...extrañas, seguramente te quería hacer dormir para que no escucharas nada de lo que...ellos hacían. —Comentó el castaño.

—¿Yo también podré hacer eso algún día?

—De eso mismo es lo que quiero hablar contigo...puede que Yuuri no sea un omega como tal. —Otabek dejó de lado su seriedad momentánea para sonreír ante la imagen que le daba el menor. Parecía que quería mantenerse despierto pero sus ojos se le cerraban solos. — Pero primero vayamos por algo para que despiertes y te liberes de las feromonas de Yuuri.

Tomaron un taxi que les llevó al lugar donde Leo y Guang trabajaban, agradeciendo la suerte de que el turno de la pareja aún no concluía.

—Otabek, oí lo que les pasó hoy en el centro. —Antes de siquiera saludar, el pequeño Guang se les acercó y examinó al adormilado rubio lo mejor que pudo en esos momentos, soltando un suspiro de alivio. — Y me alegro que no haya pasado nada grave...Yuri, ¿cómo te sientes?

—Con ganas de dormir un año...—Guang ladeó la cabeza algo confundido y Otabek negó con la cabeza.

—Es una larga historia, necesito una mesa y uno de sus cafés más cargados. Luego veré si Yura quiere comer algo. —Guang Hong sonrió y asintió mientras guiaba a la pareja a una de las mesas más "exclusivas" del lugar, sólo porque se encontraban un poco más alejadas del esto y eran más privadas.

—¿Tú no comerás nada? —Cuestionó el chino mientras acomodaba las cosas sobre la mesa para estuviesen cómodos.

—Sólo un café por ahora. —Guang anotó el pedido y dejó uno de los menús sobre la mesa para cuando Yuri espabilara un poco.

Ambos se sentaron y Yura apoyó su mentón entre ambas palmas, mirando fijamente, aún con esa expresión adorablemente adormilada con la que lo había recogido en su casa, aunque ya se le notaba un poco más consciente de lo que pasaba a su alrededor.

—¿Te han dicho lo atractivo que eres? —Soltó Yuri de la nada, ocasionando que Otabek, después de mucho tiempo, su rostro se tornase de un tono rosáceo. Si, su omega no podía ser más directo.

—Creo que...creo que no, no.

—Pues lo eres. —Yura soltó una risa y en cuanto divisó al pequeño omega con su pedido, se hizo a un lado para que dejase su humeante bebida frente a él. — Gracias, Guang.

—Si necesitan algo no duden en llamarme o a Leo. —La pareja asintió ante amabilidad del joven chino y este se fue a atender otras mesas.

—Ahora...¿cómo es eso de que Yuuri no es un omega? —Firme, directo y adorable. Así era como Otabek lo definiría.

—¿Sabes? Creo que eso dejémoslo para otro día, hoy tengamos una cita. —Yura sonrió contento, ya muchísimo más despierto. Y esta vez sí llamó a Leo para poder pedir alguno de los deliciosos pasteles que tenían en el mostrador.

Se conocieron una noche donde las estrellas eran las protagonistas, Corban acababa de llegar de una de las misionas que le encomendaban a Eros para unir a los humanos. Él deseaba seguir aprendiendo de ella para poder ayudarle, después de todo, tal como le dijo su creadora, era el guardián de la bella semi-diosa.

Y claro, a escondidas de Hera y Eros, Afrodita le dijo que era considerado hermano de la joven semi-diosa.

En esos momentos, Eros se encontraba junto a sus madres, seguramente dejando que la joven de largos cabellos negros descansara, en el camino, una quimera pequeña se encontraba gravemente herida y ante el buen corazón de Eros, fue que se logró salvar. La chica hizo su famoso intercambio de dolor antes de que Corban pudiese hacer algo y luego la quimera agradeció el gesto, inclinando su cabeza frente a la hermosa chica y salió de ahí, desplegando sus majestuosas alas.

Después de recibir uno de los muchos regaños por parte de Corban, Eros se quedó en su hogar mientras él se iba a dar un paseo.

Corban sabía perfectamente su destino, él, de ser necesario, debía sacrificar su cuerpo para salvar la valiosa vida de la nueva diosa del amor sexual en el mundo, gracias a ella se podría traer nueva vida y esperanza para el mundo.

Se despojó de su armadura y dejó de lado su equipo de lucha para poder ir a refrescarse a la caída de agua de aquel claro, había sido un día agotador. Sólo con el taparrabo característico de los guerreros, se metió en las claras aguas y se sentó a una orilla a observar el despejado cielo.

—Oye tú, si, el chico con cara de retrasado. Corban bajó su mirada hasta donde, supuso, provenía la dulce voz más no vio nada, se giró para tomar su espada en caso de que fuera una trampa y esta vez escuchó un bufido. No te haré nada, sólo necesito...necesito que me ayudes.

Corban se giró una vez más y grande fue su sorpresa al ver una chica con el torso desnudo (aunque se cubría con sus antebrazos), justo a un lado de la caída de agua.

¿Para qué me necesita? Aún con el arma en mano, desconfiado de la humana frente a él, se acercó con cuidado. No era la primera vez que le engañaban para poder llegar a la diosa.

Bien sabrás que las sirenas enamoramos a los hombres con nuestra voz, nos comemos su juventud, bla, bla, bla, pero hoy un tipo que iba a comerme específicamente. Comentó la rubia como si nada.El muy...idiota me dejó aquí, con mi cola atrapada con una gran roca y seguramente volverá para matarme y vender mis escamas, ¿sabes cuánto valen las escamas de sirena? Una fortuna.

—Si solo quiere que quite la roca no debería balbucear tanto. —La joven sirena se sonrojó hasta el cuello por el comentario y luego aclaró su voz. — Es la primera vez que veo una sirena, eres preciosa tal como la gente dice.

—S-se supone que todas debemos ser bellas para...olvídalo, sólo sácame de aquí. —La muchacha se cubrió su enrojecido rostro, olvidándose de cubrir sus senos por un segundo, más descubrió que el chico se alejaba e iba a reclamarle a gritos que le ayudara, más se sorprendió cuando le vio llegar con parte de su túnica para ponérsela encima. — ¿Qué crees que haces...? —Susurró aún impactada.


—No sé si sea correcto que una dama se muestre de esa manera en medio de la noche. —Fue la escueta respuesta del pelinegro antes de levantar como nada la roca que apresaba la bellísima cola de la sirena. Esta soltó un quejido de dolor mientras sacaba su majestuosa extremidad del agua sólo para ver como de una aleta brotaba algo de sangre. — ¿Me permite ayudarla a sanar?

—Ha, ¿y qué podrías hacer tú? —A pesar de estar agradecida por haberla salvado, estaba claro que le costaría demasiado volver nadando fuera de peligro hacia el territorio de las sirenas con esa herida. De pronto, el extraño muchacho sin expresiones, con todo el cuidado que podía tener alguien tan tosco como él, presionó la aleta herida de la sirena contra su pecho, haciendo que en cosa de segundos esta comenzara a sanar, aunque claro, la herida fue a parar al pie derecho de Corban. — ¿Qué...qué eres?

—Me han dado el nombre de Corban, protector de la diosa Eros, hijo de Hera y Afrodita, ¿y la bella chica que he podido rescatar tiene nombre?

Con un nuevo sonrojo en el rostro, la rubia desvió su mirada mientras se aferraba a la única prenda que cubría su cuerpo. — Mi nombre es Rel, sólo Rel.


¡Hola, solcitos!

Bien, leí cada comentario en la súper nota que hice y bueno, aquí les traigo parte de lo que ustedes pidieron, se preguntarán porque hay OtaYuri también, eso es porque estaban bastante peleados entre un especial de Corban y Rel, y el OtaYuri, así que mezclé ambas en un sólo capítulo que resultó ser largísimo. 

Así es, hay más, he escrito ya nueve hojas de word y aquí sólo hay tres, el resto aún no lo reviso por completo y estaría listo como para el miércoles quizá, todo depende del tiempo que tenga, tampoco quería hacerlos esperar demasiado, por eso lo publicaré por partes.

Espero que les guste, lo he hecho con mucho amor asldkj y como dije, todo es importante, no porque no tenga que ver con la pareja principal significa que no lo sea.

Creí que habrían más teorías y si, dos chicas me dijeron que Yuri era la reencarnación de Rel pero eso es algo que ya todos saben, al menos eso creo, después de todo la he hecho como la versión femenina de Yuri nada más(?).

Gracias por seguir acá, se suponía que este fic sería de máximo 14 capítulos y dos especiales, pero me siento contenta porque este fic tiene para mucho.

Sin más que decir, me retiro.

10-4.

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