XIX pt. 2

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Ese no fue su último encuentro, el Destino vio cuán puras eran las intenciones de ambos jóvenes, así que dejó oportunidades que ninguno de ellos supo desperdiciar para poder conocerse mejor. Destino adoraba juntarlos tanto como podía, después de todo, Corban no tenía corazón y Eros estaba lejos de conocer a Ágape según sus cálculos.

Luego de hablarlo con Afrodita y con la bendición de su pareja, en una ceremonia, siendo Eros la única testigo, a Corban se le concedió un corazón humano capaz de amar y ser amado.

Y eso trajo consigo otro tema bastante importante para las tres mujeres, si tenía un corazón humano, Corban podría tener una persona destinada para él en algún lugar del mundo donde fue depositada la otra mitad del alma del corazón que se le otorgó.

—Estoy segura que esa sirena que te niegas a presentarme es tu destinada. —Comentó Eros con un aire juguetón, ambos andaban en una ciudad cualquiera pues Eros debía vigilar que ciertas parejas se juntaran pues Destino así lo quiso. — Háblame más de ella, anda.

—Es bonita. —Eros soltó una risa ante la respuesta obtenida, pero llena de alegría pues sabía de la personalidad que su querido amigo se traía, sólo esas palabras significaban tanto. — No sé qué más decir, es raro sentir tantas cosas por una persona.

—Me han enseñado tanto sobre ese sentir, toda la vida lo han hecho...me pregunto cuándo será mi turno para llenarme de ese gozo de verme enamorada. —Corban sonrió sólo un poco y dejó una caricia en los cabellos de la más baja, como si su compañero supiera algo que ella no.

Luego de ese día, Corban visitaba el mismo claro donde la caída de agua permanecía hermosa y constante para ver a la sirena, que siempre le esperaba sentada en la superficie, sólo que ahora en lugar de mostrarse desnuda como cuando se conocieron, ahora usaba unos tapados para no incomodar al joven guerrero.

—¿Por qué me has traído flores? —Preguntó la rubia con un notable sonrojo cubriéndole la mayor parte del rostro, aunque claro, abrazaba aquel tosco ramo como si su vida dependiera de ello. Era el primer regalo que recibía sin segundas intenciones hacia su persona.

—Se veían lindas y pensé en ti, creí que te gustarían. —Corban tomó una de las flores y la puso con cuidado en el cabello de la joven a modo de adorno. — Aunque creo que...las flores fueron opacadas con tu belleza, Rel.

—¡C-cállate!

Ese, fue el primer ramo de flores que Rel guardó cuidadosamente en su hogar y que en cada encuentro, Corban le llevaba para hacerle ver que siempre pensaba en ella.

—No me gusta que aprendas esas cosas de los humanos, es vulgar y atrevido. Eres una diosa, no necesitas seducir para tener al hombre que tú desees. —Corban estaba enojado, y se notaba. Su ceño estaba más fruncido que de costumbre.

—No es como si estuviese haciendo algo malo, Corban, Manía me ha dicho que puedo aprender cosas de los humanos para poder entender mejor su sentir. Y qué mejor que lograr danzar como humana para atraer la atención de un hombre. —Mencionaba la pelinegra mientras se abanicaba con sus manos pues trataba de imitar los sensuales movimientos de unas chicas que ensayaban, seguramente en obsequio a algún Dios. — Además, se pueden expresar tantas cosas con el cuerpo, Corban, no sólo seducción.

—Aún así no estoy de acuerdo, la danza nació sólo como medio de supervivencia porque Teseo mostró su duro camino para rescatar a Ariadna. Recuerda lo que decía el Dios Delos.

—A Delos le gustan ese tipo de ofrendas, Corban, y a mí también, así que seguiré aprendiendo quieras o no. Además, recuerda lo que pasó cuando Casiopeia ofendió a mi madre, ese día vi dos tipos de danza muy diferentes. La danza del sacrificio y la de alegría, todos rebozaban y celebraban con su cuerpo cuando fueron salvados del Kráken.

—¿Y es necesario que sea con ropajes tan...vulgares? Muestras más de lo que deberías, Eros.

—Usaré lo que yo crea conveniente, tampoco es que me muestre desnuda ante el mundo, sólo muestro un poco más de piel, nada más. —Corban seguía con el ceño fruncido, las Diosas escuchaban todo más decidieron no entrometerse por el bien de Corban, su querida hija a pesar de ser una hija traída con amor, tenía un carácter de temer algunas veces. — Estoy cansada, iré a darme un baño, espero que tu humor mejore cuando haya regresado.

—Uff, ahora si la hiciste enfadar, Corban. —Manía, primer hijo de Afrodita con un hombre desconocido apareció, haciendo gala de su gracia al caminar y la bella sonrisa que portaba todo el tiempo. Corban, aún con el enojo haciendo ebullición dentro de sí, se arrodilló a modo de respeto al semi-dios del amor obsesivo.

—Con todo el respeto que le tengo, Manía, le pediré que no se entrometa.

—Manía, deja de molestarlo. Eros realmente debió enojarse como para dejarlo hablando solo. —Ludus, semi-dios de la conquista apareció en escena también. — Escucha, sé que hemos tenido ciertos...problemas porque al fin de cuentas, nuestros trabajos ocasionan discusiones, pero Eros realmente quiere aprender del amor y como expresarlo. Debe ser muy duro para ella el tener que unir parejas eternamente guiadas por el amor, siendo que ella jamás lo ha experimentado siquiera.

—De ser así, creo que deberías ir a buscarla para aclarar las cosas. Además...por más que ella lo niegue, tiene algo de envidia hacia ti. Tú tienes a tu desconocida sirena después de todo. —Pragma también apareció en el lugar, seguido de su mellizo, el alegre Storge. El primero siendo el consejero de las parejas pues su tipo de amor es impulsado por la cabeza, por la rutina, por el miedo a estar solos y el segundo aconsejaba a aquellos que el amor nacía desde una fuerte amistad. Eros y Storge algunas veces trabajaban en conjunto pues la mayoría de los destinados se llevaban bien antes de ser oficialmente pareja.

—Ella anhela una familia propia. —Comentó Storge antes de ofrecerle una mano a Corban para que se levantase. — Ahora, mi querido Corban, deberías ir tras Eros y explicarle tu miedo a que alguien la dañe, si no se lo dices, ella quizá lo malinterprete.

—Lo haré, muchas gracias. —Corban se llevó el puño al pecho, inclinándose una vez más antes de mirarlos. — Es extraño verlos a todos juntos...

—Afrodita nos ha reunido pues...Destino tenía un mensaje para nosotros, pero Eros no debe saberlo. —Ludus volvió a su seria postura, causando que la atmósfera del lugar cambiase rotundamente.

—Destino ha dicho que uno de nosotros matará a Eros...—Murmuró Pragma con el ceño fruncido.

—¡Eso es una mentira! Eros es nuestra hermana a pesar de todo, jamás la lastimaríamos...—Esta vez Manía fue quien tomó la palabra. — No puedo creer que...algo así pase en el futuro, tampoco deseo desconfiar de mis hermanos...

—Manía...—Pragma palmeó la espalda del joven, era extraño verle perder esa sonrisa de superioridad que siempre traía, más sabía que la situación era compleja. Todos quedaron en silencio, aún procesando las palabras de Destino y Afrodita, ella no podía estar más calmada sino porque debía calmar a los cuatro jóvenes citados, pero tanto ella como su amada omega estaban devastadas.

—Lamentamos que hayas tenido que oír esto, Corban, pero te pediremos que no se lo comentes a nadie, esto sólo debemos saberlo nosotros. —Storge también perdió su alegría al momento de pedirle tremendo favor a Corban, siendo respondido segundos después.

—Juro con mi vida que ninguna palabra saldrá de mis labios.


—¿Quién eres tú? —La filosa espada de Corban apuntaba directamente al cuello del desconocido peliplateado que escondía a Eros tras su espalda.

—Corban, espera, él es...

—Mi nombre es Ágape, semi-dios y guerrero. Si he de combatir con tal de que no dañes a mi destinada, lo haré.

—¿Destinado...? ¿Cómo lo sentiste? —Corban no bajó su arma en ningún momento, pero si estaba bastante consternado. Incluso los dioses tenían problemas para conocer a su destinado, entonces, ¿cómo...?

—Realmente no lo sé, sólo sé que esta joven es mi otra mitad.

—¿Eros...?

—Mejor calmémonos un poco, Corban...baja tu arma y hablemos. —La dulce voz de omega de la semi-diosa se dio a oír, dejando a ambos hombres en un trance de obediencia, cosa extraña ya que entre los dioses existían cierta jerarquía como alfa, quien somete y omega, el sometido, siendo Ágape un alfa.

Luego de dejar que la bella chica se vistiera con calma y tomase su larga cabellera con un lazo, los tres se sentaron en el fresco pasto de aquel claro donde les explicó a los tres que incluso ella no sabía que pasó exactamente pero supuso que era por el hecho de tener su primer contacto como destinados.

Ante la tardanza de su líder, los guerreros de Ágape fueron a buscarle y grande fue la sorpresa cuando vieron a la famosa diosa de la seducción acompañarle tan cómodamente.

A Corban le costó aceptarlo, pero lo hizo con el pasar de los días.

Con el pasar de los días, Corban debía admitir que hizo mal en juzgar mal a Ágape, era un buen sujeto que trataba como la más delicada joya a Eros, y no sólo eso, no la trataba como la sumisa omega que debía ser, la trataba como una igual, pedía su opinión y demostraba que estaba dispuesto a bajarle las constelaciones más bellas con tal de verla feliz.

Corban se encontraba feliz, su hermana había encontrado lo que tanto había deseado; amor. Y más que eso, no era un amor físico, no era un amor obligado por el destino...era más que eso, era un amor desinteresado e incondicional.

Un día cualquiera, luego de practicar con la espada con Ágape, este pidió hablar con los tres en privado, de preferencia en medio del bosque, lejos de los humanos. Eros de inmediato aceptó, preocupada por el decaído semblante de su destinado. Corban por otro lado temía que a Ágape le sucediese algo malo, después de todo, ambos se llevaban mejor de lo que esperó.

—Ágape, ¿te encuentras bien? ¿Qué es de lo que querías hablar? —Eros claramente mostró su preocupación mientras dejaba que el peliplateado la guiase a una piedra y que esta se pudiese sentar.

—Esto es algo que he tenido que cargar conmigo desde temprana edad, mis madres, Artemis ni Atenea han podido sacar esta maldición de mi ser a pesar de tener la sabiduría de su lado. —Ágape se notaba nervioso y caminaba de un lado a otro. Corban y Eros se miraron entre sí y luego observaron al joven frente a ellos. — Será más fácil si se los muestro, pero les ruego no me hagan daño...con los años he podido controlarlo pero aún así es un animal salvaje el que vive en mí...

Antes de que alguno pudiese emitir palabra alguna, el cuerpo de Ágape comenzó a cambiar en cuestión de segundos y donde se escuchaban los jadeos del chico, estos mismos pasaron a ser los jadeos de un lobo blanco de ojos grises, hermoso a ojos de Eros. Para ellos ese era un animal exótico único.

El primero en reaccionar fue Corban, quien se acercó al triste animal, sabiendo que dentro de este se encontraba el nervioso Ágape, le dio una caricia un tanto brusca en la cabeza, mostrándole una pequeña sonrisa, no de pena, no con temor, sino con comprensión y empatía.

—Ágape...—Eros se levantó de su lugar y se arrodilló frente al animal antes de abrazarle y apretar ese fino pelaje entre sus finos dedos. — Si por esto eras poco sincero conmigo, quiero decirte que todo este tiempo te has preocupado por nada...enfrentaremos esta maldición que te han hecho juntos, ¿no es así, Corban?

—Por supuesto que sí, eres la destinada de quien considero mi hermana pequeña; sólo no vayas a pegarnos pulgas o algo similar. —Bromeó el castaño, ganándose una risa por parte de la pelinegra y un ronco ladrido por parte del albino animal. El lobo empujó con cuidado a Eros para que esta lo soltase y luego volvió a su forma humana, sólo que esta vez su ropa ya no estaba.

Cuando Ágape volvió a estar vestido, con una muda de ropa que él mismo llevó, comenzó a explicar que esa maldición cayó en él cuando comenzaba a tener memoria de su vida, todo por un amor no correspondido por parte de una de sus madres.

—Para que el dolor recayera en ambas, la maldición me afecta sólo a mí, el fruto de su amor y lo que las une como familia. La idea principal de esto era que el alma del lobo me consumiera y me convirtiera en una bestia sin razonamiento...pero con el tiempo aprendí a vivir con esto, a dominarlo y hacerme amigo de él.

—Eso es asombroso...no lo digo por morbo u otro motivo malintencionado, pero creo que debes ser realmente especial como para poder dominar de esta manera el alma del ser que se supone, debía consumirte. —Comentó Corban, aún impactado por lo visto.

—Eso demuestra cuán puras son tus intenciones, si tu alma hubiese estado manchada por malos pensamientos o deseos, estoy segura que ese lobo si te hubiese consumido por completo. —Eros, que en esos momentos se encontraba acariciando la larga cabellera platinada de Ágape, musitó en voz baja.

—Estoy realmente agradecido de su comprensión, era realmente importante para mí el que supieran esto de mí antes de pensar en unirme a Eros eternamente...—Eros mostró su más deslumbrante sonrisa y Corban le siguió al sonreír de manera mas tenue.

Sí, Ágape resultó ser un gran amigo para Corban y un gran compañero, digno de Eros.


—Y eso fue lo que pasó...—Finalizó Corban su relato mientras la rubia realizaba un pequeño masaje en la fuerte espalda del guerrero, escuchándole atentamente.

—Entonces Ágape se encontró con Eros y...Ágape es un dios con una maldición...—Comentó la sirena aún algo sorprendida, por más seres magníficos caminantes en la tierra, jamás se imaginó que alguien podía ser tan cruel como meter una bestia en el alma de otra persona. — Corban, cambiando un poco de tema...¿porqué es que no me has presentado a tus amigos? Digo, sé que por mucho que niegues a Ágape, él te cae bien.

—Me asusta que conozcas a Eros...—La sirena paró todo movimiento y se bajó de la orilla para poder quedar frente al moreno con una seria expresión.

—¿Eso qué quiere decir? —La chica se notaba enojada, más todo rastro de enfado se quitó cuando sintió la sutil caricia en su mejilla y como algunos mechones de cabello, Corban los acomodaba con tal de poder verle su rostro. — ¿Corban?

—Desde que supe que estaba enamorado de ti gracias al corazón que me han regalado...temo que tú no seas mi destino, Eros lo sabría de inmediato...

—Pero...

—...Porque soy capaz de ir contra el mismo Destino, Eros y todo el mundo con tal de permanecer a tu lado, Rel. —A la sirena se le llenaron los ojos de lágrimas ante tal declaración y no dudó en besar los labios de aquel ser que no era humano, no era criatura, no era dios, pero para ella...lo era todo y más.


—Eres un estúpido...Eros dijo que yo era tu destino...—Esta vez, las lágrimas de la bella sirena no eran de alegría, eran de desolación y tristeza. Su amado llevaba un mes sin vida y ella nadaba todos los días hasta el lugar donde yacía sepultado. Aunque no pudiese ir directamente a su tumba, ella se encargaba de dejar sagradamente algunas flores alrededor de la orilla o algunas veces Eros le ayudaba a dejar las flores que Rel se encargaba de besar sobre su tumba. — Ella se encuentra bellísima, ¿sabes? Y es testaruda, ha hecho lo que tú menos querías. Que vistiera de negro todos los días.

Rel volvió a secar su rostro para librarlo de las rebeldes lágrimas que bajaban por sus mejillas, ella se encontraba sentada en la orilla, lo más cerca de la tumba de su amado mientras le hablaba, cada día era así. La rubia hablándole a la espada que tenía como lápida y el silencio haciéndole compañía.

—Yo...corté mi cabello. Eso es signo de rebelión entre las sirenas, ¿sabes? Se supone que nosotras nos comemos la juventud de los hombres para vivir eternamente y nuestro cabello es signo de cuánto tiempo has vivido, signo de belleza para capturar la atención de hombres, etcétera, etcétera...y al cortarlo, significa que ya...que ya te cansaste de vivir. —Tal como el primer ramo de flores que Corban le llevó alguna vez, ella abrazó con cuidado el que tenía sobre su aleta mientras sonreía. — Aún soy joven, moriré quizá dentro de treinta años, pero ya no...ya no puedo seguir viviendo eternamente sabiendo que ya no estás conmigo, Corban, no puedo...pero lo que más deseo en el mundo es volvernos a encontrar en otra vida. Lo deseo con todo mi corazón. 

¡Hasta aquí el capítulo 19 completo!

Recuerden que cualquier dato, nombre o Dios griego utilizado en esta obra se encuentra alterado, la mayoría de los datos son ficticions, inventados por mí. 

¿Qué tal? ¿Les ha gustado el especial de Corban x Rel? Obvio, todo es importante, realmente amo las teorías que se hacen algunos alkdj, en los siguientes capítulos se viene el salseo, descubrimientos y demás.

Por cierto, ahora que los hermanos mayores de Eros han aparecido en la historia, ¿quien creen que la traicionó? 

En fin, espero les haya gustado el capítulo, nos vemos en la siguiente<3.

It's Gigi style!

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