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ᴄᴀʀʟᴏs ᴍᴇ ʜᴀʙíᴀ ᴍᴀɴᴅᴀᴅᴏ ʟᴀ ᴅɪʀᴇᴄᴄɪóɴ de la cafetería en la cual habíamos quedado para tomar un café y conocernos más.
Nada más entrar por la puerta, alguien alza la mano y rápidamente distingo al Español.

Me acerco a la mesa dónde está el moreno y tras darme dos besos en las mejillas con él, los dos nos sentamos uno enfrente del otro.

Antes de que alguno de los dos podamos hablar, el camarero se nos acerca para preparar lo que queremos.

—Un zumo de naranja, por favor— Pide Carlos a lo que el camarero apunta en su libreta.

—Un café con leche, por favor— Acabo diciendo y el hombre asiente y se va.

El Español y yo nos quedamos solos en la mesa. Hay un silencio un poco incómodo, hasta que mi teléfono empieza a sonar.
De reojo miro la pantalla y aparece "número desconocido".

—Si necesitas cogerlo, adelante— Me dice Carlos a lo que yo niego.

—No es nadie importante, es el mismo número que me lleva llamando semana tras semana— Le digo a lo que él asiente extrañado. —Bueno, ¿Qué quieres saber de tu nueva manager?—

—Mh...¿Cumpleaños?— Pregunta.

—Nueve de agosto, ¿El tuyo?—

—Uno de septiembre, tienes veintidós, ¿Verdad? O eso dijo Mattia—

—Sí, tengo veintidós— Respondo riendo.

—¿Qué más...?— Se queda pensando Carlos unos segundos. —¿Tienes hermanos?—

—Demasiados para mi gusto— Digo a lo que Carlos frunce el ceño. —Cuatro hermanos mayores y una hermana mayor. Soy la más pequeña—

—Vaya, ¿Os lleváis mucho entre
vosotros?— Dice juntando sus manos sobre la mesa.

—El primero tiene veintinueve, mi hermana tiene veintiocho, después están los mellizos que tienen veintisiete y el último que tiene veinticinco— Creo que Carlos se quedó haciendo cálculos unos segundos confundido. —Me sacan entre siete a tres años—

El hablar de mis hermanos y mi hermana hace que se me forme un nudo en la garganta.
Siempre he sido su sombra, siempre era reconocida en el colegio por ellos, siempre se acercaban a mí por ellos, siempre me comparaban con ellos, sobre todo con Madison.

"Alexis, tienes que ser como hermana"
"Alexis, compórtate igual de bien que Bruno"
"Alexis, se como Derek"
"Alexis, sigue los pasos de Noah"
"Alexis, Daniel se porta mejor que tú"
"Tu hermano esto, tu hermana aquello..."

Una vez llegue a mi límite y me encerré en mi habitación por horas para llorar de rabia y de tristeza a la vez.

En ese momento se me pasa por la cabeza la canción de boygenius.

Always an angel. Never a god.
Always an angel. Never a god.
Always an angel. Never a god...

Mi trance se ve cortado por la pequeña risa de Carlos, quien sigue recalculando todas las edades de mis hermanos.

—Madre mía, yo solo tengo dos
hermanas—Dice a lo que los dos reímos por su comentario. —¿Tienes alergias?—

—Sí, a los cacahuetes y a las nueces—

—Es bueno saberlo, informaré a los chefs de las carreras para que no te dé algo un día— Dice y los dos reímos por lo último que ha dicho. —Ya que hablamos de alergias y todo esto, ¿Tienes alguna
fobia?—

¿Mi padre cuenta? No, creo que no cuenta, entonces... Una fobia menos.

—De momento solo tengo fobia a las serpientes. Me dan asco y miedo a la vez, no puedo ni verlas— Respondo mientras me retuerzo al notar un cosquilleo por la espalda.

—Dudo que en Madrid encuentres alguna, o eso espero— Me dice a lo que nuestras bebidas llegan.

Los dos le agradecemos al camarero y mientras bebo un trago de mi café me fijo en las flores que hay en el centro de la mesa.

—¿Te gustan las amapolas blancas?— Me pregunta Carlos.

—Siempre han sido mis favoritas— Le respondo con una sonrisa dibujada en mi cara.

Carlos y yo estuvimos varias horas en la cafetería conociéndonos y hablando sobre lo que se puede hacer en el paddock.

—Bueno, nos vemos mañana en Bahrein. Cuídate Alex— Dice el Español una vez llegamos hasta su coche.

—Nos vemos mañana, Carlos— Le respondo con una sonrisa y vuelvo al hotel.

Nada más entrar saludo a la mujer que está en recepción y tras subir a la tercera planta del hotel, entro a la habitación.

Sin quitarme los zapatos ni nada me tiro a la cama boca abajo y dejo que mi cuerpo se hunda en el colchón. Pero esa tranquilidad dura poco, mi teléfono empieza a sonar y sin levantar la cabeza del cojín lo saco del bolsillo trasero de mi pantalón.

—¿Diga?— Atiendo el teléfono aún con la cara en el cojín.

La persona que está en la otra línea del teléfono empieza a hablar, pero la conexión empieza a fallar, haciendo que no entienda lo que dice.

—Disculpe, no me interesa, gracias— No sería la primera vez que me llaman para hacer publicidad.

Me levanto dejando el teléfono de lado y apoyo mis codos en el colchón mientras observo la habitación. ¿Qué tenía que hacer? A sí.

Cojo el pijama y ropa interior limpia y me voy a dar una ducha caliente.
La ducha siempre había sido mi lugar de tranquilidad, en casa nunca había de eso, siempre había gritos o discusiones.

Me siento en el suelo dejando que el agua caiga por todo mi cuerpo y es ahí donde mi mente empieza a recordar toda mi infancia.

"Eres una niña malcriada, ¿Por qué no eres como tus hermanos?" - Papá.

Porque no soy mis hermanos.

"Por tu culpa mamá se fue" - Noah.

Mamá se fue tres años después de que yo naciera.

"Ojalá no hubieras nacido, todo era mejor antes de que aparecieses" - Madison.

Yo no elegí esta familia, nadie la hubiera elegido.

"Deja de llorar, ya cansas" - Bruno.

Ya me lo habéis dicho, miles de veces.

"Odio que en el colegio me pregunten por ti, ojalá no fueras mi hermana" - Daniel.

Y yo odio que me reconozcan por ser vuestra hermana pequeña.

"Tranquila, yo siempre te apoyaré" - Derek.

Mentira, me dejaste cuando tenía quince y tú cumpliste los dieciocho.

El agua fría empieza a salir y eso hace que salga del trance. Me pongo una toalla al rededor del cuerpo y me empiezo a secar el pelo con el secador.

Supongo que esas frases me llegaron a afectar en su día, pero como siempre, mira hacia delante e ignora todo lo demás.

Siempre había tenido que lidiar con ese tipo de frases, ser la menor no significa ser la mimada de la familia, también tiene su parte mala, en mi caso, no había parte buena.

Dejando de lado que todos mis hermanos fueron unos idiotas conmigo, había uno que sí fue especial para mí...Derek había sido como mi mejor amigo. Siempre estuvo para mí y nunca dejaba que mis hermanos me tocarán un pelo, aunque no pudo conseguir lo mismo con papá.

Le debo un gran agradecimiento a Derek por todo lo que hizo por mí, pero que me prometiera que volvería a por mí y al final me dejará todos estos años con papá... Eso sería difícil de perdonar.

Me tumbo en la cama y pongo el despertador para poder llegar a tiempo mañana al aeropuerto. Después de poner en sonido el teléfono me llega un mensaje de un Español bastante conocido...

"Buenas noches, Alex. Nos vemos mañana"

Sonrío ante su mensaje y después de desearle las buenas noches de vuelta, dejo el teléfono en la mesita de noche y cierro los ojos aún con una sonrisa.

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