•CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Arder juntos"

Impulsando mis caderas arremeto contra la dureza de mi caliente novio en una agónica danza donde solo importa que me goce a como de lugar, de parado, a una pierna, recostado o como sea.

En estos momentos, me encuentro apoyado de lleno sobre el escritorio de Nam mientras una pierna es elevada y apoyada sobre el mueble desde mi rodilla, profundizando aún más en mi caliente cavidad. Tragando gustoso y sin chistar, centímetro a centímetro, al hacedor de mi gozo.

—Necesito que gimas mi nombre pequeño, mientras te penetro sin piedad... ¿Te dije que me calienta sobremanera estas telas sobre tu piel?  —anuncia sofocado mientras tira de mi garganta hacia atrás, lamiendo impúdico el lóbulo de mi oreja y mordisqueando sin parar.

—Y a mí, me calienta vestirlas para ti... —susurro entrecortado luego de una brutal embestida que logra llevar mis ojos hacia atrás rogando por muchas más sensaciones como estas.

—Eres una cosita atrevida y me encanta, pero ahora, necesito alimentar esa boquita —murmura demasiado caliente sobre mí oído siendo nocivo para mi completo bienestar mental.

El percibirlo así de desinhibido me trastoca sin dejarme meditar a conciencia de mi entrega y de su ofrenda.

Poseído por nuestro menester me levanto de la mesa sobre que sale de mi profundidad, y dándome la vuelta, lo rodeo con mis brazos sobre sus fornidos hombros con sumo cuidado de no hacerle doler más de lo necesario. Acallando parte de mi jadeo sobre sus labios antes de proceder a caer arrodillado ante su lloroso falo y tragármelo sin piedad.

—Me voy a tragar cada gota de tu ofrenda... y luego te voy a besar para que degustes de tu sabor, mi impoluto —murmuro necesitado entre los toques de nuestros belfos mientras transcurren lapsus de tiempo que nos separamos para respirar.

Desciendo apretando con mis manos cada parte de su pecho mientras respira con una pasión incontenida, usando mi lengua de tormenta para encender esta tempestad.

Y cerca de la línea de su baja cadera, arremeto con caminos de saliva y succiones a su piel, mientras coge mis cabellos en un toque nada gentil... Apretón que provoca que solo necesite más de su caliente impronta.

"Nada como provocar al hacedor de mi deseo con un buen lametón, ¿no?" Medito a medida que mi lengua se encarga de provocar la genuina expresión de contener hasta su habla en un acto de redención y entrega ante mi actitud de talante exigencia.

Entonces, me aboco a rodear su falo sin perderlo de vista con ascendentes movimientos de mi lengua a medida que recojo lo que resta de su deliciosa humedad... Humedad que desespera porque mi boca la consuma entre besos entregados en pasión sobre su pliegue.

—¡Dios mío pequeño..! Me vas a matar... —susurra entre jadeos sin despegar sus renegridos ojos de mí campo de visión.

Y aprovecho la situación para correr de lado mi encaje y humedecer mi mano con la saliva de mis propia cavidad, bajo su atenta inspección, para luego proceder a tocarme mientras me aboco a su completa atención.

Su toma en mis cabellos se vuelve más posesiva y ruda, y absorbo con cada arremetida de mis labios sobre su caliente dureza, el ambiente erótico circundante alrededor.

—Tu boquita es la puta gloria pequeño... —susurra entre jadeos y no puedo dejar de sonreír ante sus palabras.

—¿En donde quedó el jefe todo correcto, mi querido doctor? —le comento al soltar su dureza de mis labios mientras la atrapo con la mano libre que no me da placer a mí mismo.

—Murió cuando conoció el pecaminoso cuerpo tuyo, mi caliente residente —objeta ante mi cuestión.

Lo siguiente que percibo es la toma de mi mentón con su mano sana mientras dirige su venosa firmeza hacia mis labios —Abre y traga que no aguanto ni un segundo más, mi cachondo residente.

Y me dedico a deleitarme en su sabor, amargo y mescla de almizcle dulzón, pócima del amor que me tiene enamorado de los pies a la cabeza y por el cual doy la vida sin pensar. Sin dudarlo ni un momento.

Acreciento el movimiento sobre mi cuerpo y me desarmó entre jadeos a medida que lo trago sin parar, me sostengo de sus piernas para no caer de lleno por tamaña sensación y con lo que resta de mis fuerzas, trato de incorporar mi cuerpo en un acto fallido dada la conmoción.

Mi amoroso y caliente novio se arrodilla al lado mío y entre jadeos (no menos fuertes que los míos) se sienta arrastrando mi cuerpo con su único brazo libre. Para luego abocarse a probar desde mis labios la mezcla de nuestros fluidos.

Desarmado entre su torso elevo mi brazo para acariciar su rostro, porque a pesar del íntimo momento -sexual y ardoroso- lo que más prevalece entre nosotros es otro momento más íntimo...  Momento que desnuda mis emociones a flor de piel a pesar de tener mi cuerpo expuesto en desnudez ante tamaño gozo.

Y no es otra cosa más que el amor que rebosa por nuestros poros. Amor que es mayor que cualquier placer. Y que al sentirme unido a él mediante piel, alma y corazón, forman parte de mi mayor júbilo. Razón por la cual lucharé día a día por conservar a pesar de los contratiempos de la cotidianeidad.

—Te amo tanto mi pequeño y gran amor —dicta mi amado, entrelazando mi mano y llevando el dorso de la misma para depositar un efímero beso cargado de afecto.

—Y tú me haces tan, pero tan feliz Jung Kook, que a veces creo que vivo un sueño en vez de una realidad —artículo mientras acaricio su mano entrelazada a la mía y trato de contener mis suspiros que amenazan por salir dejando expuesto, una vez más, mi furtivo enamoramiento.

—Prometo hacerte feliz cada uno de mis días. Dedicándome a crear sonrisas y recuerdos donde solo puedas rememorar el sentirte tan amado... y espero que sean, junto a nuestro pequeño. 

Lo observo directo a los ojos con mi emoción desbordada como cada que evoca a mi pequeño guerrero.

—¿Alguna vez soñaste con ser padre?  —le consulto con mis orbes acuosas, guardando mis sentimientos, lo que pueda para mis adentros.

—La verdad, es que nunca pasó por mi pensar, hasta que conocí a cierta rubia debilidad que me trastoca la cabeza —nos reímos en conjunto mientras asoma un deje de sonrojo en mis mejillas —. Y se ve que pega fuerte, ese rubio, porque hará que adopte un retoño, a parte de casarme desde las pelotas. 

—¡Pero qué dices impoluto! Si entre medio del mundo de los vivos y los muertos, tú te me propusiste —le aseguro ante sus palabras.

—Y volvería, nuevamente, a morir y revivir bajo tus palabras para solo verte sonreír al albor de cada día. Te amo mi sexi residente y te elijo cada día...

Abrazado a su cuerpo y mientras recibo su corazón en bandeja, me aboco a sellar nuestra promesa de morar una vida juntos; con el calor de nuestros labios en una nueva agónica entrega.

Que del amor más tierno transmuta a pasión desmesurada en cuestión de un pequeño lapsus de tiempo.







































DIOS MEA CON ESTE PAR😏😈

GRACIAS POR LEER, VALORAR Y COMENTAR🥰

LOS AMITO MUCHO❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro