•CAPÍTULO CUARENTA Y TRES•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Ahora o nunca"

En los pasillos de la UTI retumba el llanto de un pequeño luchador que desgarra con todas las fuerzas de sus débiles pulmones que está aquí, que no piensa dejar de luchar y que se aferra a la vida con cada momento de bienestar posterior que logra con su cuidado...

—¡Mi pequeño campeón! —dice el residente conmocionado entre incipientes sollozos ingresando luego de su posterior desinfección y colocado de mascarilla, para evitar así la propagación de gérmenes en el interior que puedan dañar al bebé de algún modo.

—Estamos tratando con fototerapia su cuadro de ictericia (piel y parte blanca de los ojos, amarillentos) que presentó hace unas horas —comunica la enfermera de la UTI al doctor a su ingreso —. Hace un rato sufrió una leve convulsión, a lo cual, sacamos el tubo para evitar su ahogamiento y lloró a todo pulmón luego del momento —finaliza explicando el porqué de la colocación de una mascarilla especial que da soporte de oxígeno al pequeño, ya que sus pulmones están a mitad de desarrollo.

—¿Pero, no sería mejor entubar y aflojar la fatiga respiratoria? ¿Quién dio la orden de sacar su soporte? —consulta indignado el residente en pediatría ante su posible recaída.

—Doctor... Él, ha convulsionado más de una vez en estas horas, no podemos arriesgarnos a que se nos ahogue. A parte, aparentemente reacciona bien al soporte sin intubación y así, es más fácil asistirlo —la enfermera toca su hombro transmitiendo la confianza necesaria para calmar al residente que entre sus pocas horas de sueño y todo lo que ha sufrido, se encuentra abatido.

—Tiene razón, lo lamento... es que... fue todo tanto hace unas horas, que mi cabeza está que explota —frota su cien con una mano masajeando en busca de algún alivio mientras observa retorcerse pausado al pequeño dentro de su incubadora.

—Si quiere, podemos empezar con el tacto terapéutico doctor Park, a menos que esté demasiado cansado como aparenta.

Las orbes del residente se abren en demasía a pesar del cansancio y esbozando una sonrisa aunque no se vea, pierde sus ojos en dos finas líneas —¡Por supuesto que sí! Venga que para dormir ya tendremos tiempo, lo primero, es acariciar a mi pequeño transmitiéndole todo mi cariño.

Y colocándose de lado, incorpora su mano sobre la manga de la incubadora para así acercarse a cinco centímetros de la dermis del frágil bebé, imponiendo su mano, sin llegar a tocarlo realmente. Como si estuviera acariciando su piel mientras susurra palabras bonitas de aliento y le pide que sea fuerte, que a pesar de todo lo que pasa en este mundo, él, tendrá un bonito futuro porque así se lo merece.

La enfermera observa enternecida la entrega del doctor hacia el pequeño... Pequeño que al tener cerca al residente, y escuchar continuamente su voz, logra calmar los temblores de su pequeño cuerpo... Como si realmente existiera una conexión que va más allá de la mera relación de paciente-enfermo en esta dupla en cuestión.

—Yo me retiro doctor, cualquier cosa me avisa —dice el personal de la UTI ante los brillosos ojos de un residente en pediatría que añora con ferviente devoción, poder cuidar al pequeño con su vida y más allá de las cuatro paredes de ésta habitación.

En cuanto vuelvo a despegar mis ojos con un sobrepeso inhumano sobre mi cuerpo en lo referente a malestar, observo los últimos rayos de la tenue luz del atardecer ingresando sobre mi cuarto.

Recuerdo -vagamente- ser trasladado a una habitación con anterioridad, pero no recuerdo la inmensa cantidad de arreglos florales distribuidos alrededor que observo a medida que barro todo con mi pesada visión.

En eso, observo a Nam dormido en una silla a mi costado. Y haciendo uso de toda mi voluntad (ya que la garganta me quema como ácido) carraspeo un bajo sonido en cuanto lo que quiero emitir es hablar.

Él, se despierta en automático entre alerta y asustado, mirando para todos lados hasta que me observa.

—¡Amigo, qué bueno ver tus adormilados ojos abiertos Jeon! —dice Nam aferrándose a mi mano libre de pinchazos y cableado.

—A-a... g-gu...a —emito ronco y de más bajo nuevamente, provocando que mi amigo arrime -rápidamente- su oído hasta mi rostro.

—¡Ah! ¿Quieres agua Jeon? Espera que te alcanzo, pero solo puedes mojar los labios... ordenes de tu amor.

"¿Mojar mis labios? ¡Mis pelotas!" Dicto en mi mente a medida que Nam me ayuda a elevar mi cuello para sorber, y en vez de darme la pajilla o inclinar el vaso, me arrebata el mismo para humedecer un algodón y pasarlo sobre mis labios.

"¡Pero si será de Dios! ¿A quién mierda quería hacerle creer que el suero reemplazaba toda la hidratación?" Y heme aquí, con suero y muriendo de sed y para colmo, el desgraciado solo moja con extremo cuidado mis labios...

Entonces, de un arrebato abro la boca y me trago el algodón.

—¿Pero qué demonios crees que haces? Abre la maldita boca Jeon —dice Nam todo enojado, pero la mirada que le otorgo al escupir el algodón sobre la palma de su mano y repitiendo "agua", de la manera más intimidatoria posible, acapara toda su atención.

—¡Pero míralo que bonito! Se despertó todo intimidante, el jefecito doctor.

Direcciono mi visión en automático cuando retumba la melódica combinación del abecedario desde sus labios. Mi pequeño y sexi residente, con su semblante renovado como si una pequeña siesta hiciera un milagro, está frente a mis ojos y regañando, de paso.

Y aprovechando la situación, pongo ojitos de gatito llorón repitiendo la palabra "agua" con mi rasposa voz.

Él, se acerca entre risas y recordando mis palabras me dice mientras me acerca el vaso hacia mis labios: —¿Cómo era eso de que nada de agua cuando se tiene colocado suero? Que te alimenta e hidrata y no sé que otras yerbas según tú, mi querido doctor...

Nam se ríe por lo bajo y al observar mi mirada, nuevamente, carraspea disimulado diciendo que saldrá por un poco de cafeína para activar su sistema.

—¿Temprano corriendo a los amigos, cariño? Mira que tenerte de paciente es todo un caso... Entre dormido y dopado dabas órdenes de supuestos casos que debías atender —dice mi hermoso novio entre risillas.

Y solo puedo quedarme observando como pierde sus ojos en dos adorables líneas mientras platica de quién sabe qué, en este momento. Solo puedo concentrarme en la forma que adopta su rostro mientras socarrón me provoca. En cómo sus ojos se dan vuelta recordando mis acciones que traen sonoras risillas a su bello rostro. En como mi corazón desaforado palpita ingresando en una taquicardia amorosa de solo recordar cada uno de los momentos vividos al lado suyo.

Y envalentonado en mi cariño que recorre como lava ardiente cada parte de mi sistema a medida que él me platica...

Rememoro cada momento, cada instante pasional o de problema. Cada lágrima de alegría o de tristeza rellenando cada recoveco de mi vida,  haciéndome sentir pleno, vivo y feliz de contar con un amor tan genuino como el que tenemos juntos.

Y entonces, revive en mis memorias "No te atrevas a dejarme cariño..." Palabras que se aparecen como un recurrente recuerdo de mi pasaje de entre el mundo de los vivos y los muertos.

Y me contesto a mí mismo como la cíclica epifanía de mis últimos días...

"Nunca amor mío, nunca me atreveré a dejarte... Pero necesito que seas mío..."

Y tomando de su brazo, lo jalo suave hacia mi rostro logrando callar su repentina labia y verborragia de la cual pude distinguir únicamente las reiterativas palabras de: "mí pequeño"

—¿Pasa algo cariño? —cuestiona preocupado ante mi arrebato.

Muevo mi cabeza mostrando indicios de que se acerque, aunque emito un bajo "Acércate" al cual hace caso.

Y cuando coloca su suave pómulo cerca de mis labios, primero humedezco -apenas- mis ribetes y deposito un casto toque sobre la exquisita piel del mismo logrando sacarle una efímera risa ya que le dio cosquillas mi beso.

Moviendo mi rostro, nuevamente, se acerca hasta mis labios. Pero esta vez, más con su oído, para no perder detalle ya que se escuchan las charolas de comida de la cena resonando en los pasillos.

—T-te amo... a-amor m-mío —confieso en primigenio lugar.

Escuchando de regreso un: —¿Y yo? Te amo demasiado mi amado jefecito doctor.

Entre nuevas risillas, asiento mi cabeza provocando su bajada nuevamente.

Y tomando su mano con mi mano libre y con una sensación que me aplasta el pecho de la emoción hasta dejarme sin aire, le solicito con mi cortada y rasposa voz...

C-a...sé...monos en Ja-a...pón y a-a...dopte...mos a-al pe...que...ño...



















































WOW, ESO SÍ QUE FUE REPENTINO😱

PERO COMO DICE MI REFRÁN😑 "CUANDO ALGO ES PARA UNO, NO HAY CON QUÉ DARLE"😎🤭

HABEMUS CASAMIENTO Y BEBECIÑO?? 🤔❤😍

NO PUEDO CON TANTO AMOR 🥺LPM

GRACIAS POR LEER, COMENTAR Y VOTAR😍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro