•CAPÍTULO VEINTICINCO•

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"Quédate"

No me importa nada más que este momento... El aquí y ahora. Regenerar entre sus labios y embeber de su aroma.

No me importa que nos observen con sus continuos bisbiseos que denotan husmeo. Si al fin y al cabo, lo necesito a mí lado.

Él, se retuerce entre nervioso y emocionado en medio de mis brazos a medida que sus morros son apresados por mis necesitados labios. Y eso, es lo único que me importa en esta bendita coyuntura.

—¿Cariño? —susurra dubitativo entre mis roces.

—¡Shh! No digas nada... Solo, déjame disfrutar de tus labios —consuelo al momento transcurrido para que se libere conmigo y se deje ser.

Necesito de su encanto para apaciguar mi sed.

—¡Pero miren a quiénes tenemos aquí! Si es la hermosa parejita del año —retumba, lamentablemente, una conocida voz a nuestras espaldas —. Ya decía yo que era cuestión de días, en tener una buena nueva.

Y digo, lamentablemente, porque recorta nuestro momento. Ya que Jimin, furiosamente, se sonroja mientras entierra su rostro en mi palpitante pecho.

—Y-yo m-me retiro —anuncia repentino mi hermoso novio e inmediatamente reacciono.

—¡No! Quédate conmigo pequeño —dictamino pillando su muñeca para evitar su escape mientras le regalo una mirada sincera para que se sienta protegido —. Tenemos solo un momento para volver al ruedo, a parte, quiero presentarte formalmente al desubicado de mi amigo.

—¡Oye! Con "amigo" solo bastaba en la presentación —anuncia Nam sobando mi hombro —. Y permítame felicitar al doctor Park por enganchar al susodicho, a nuestro benemérito querido neurocirujano y lograr que, por fin, se relaje. Yo pensé que en cualquier momento explotaba.

—¡Nam! —cuestiono a mi amigo. Aunque, al escuchar las suaves risas de mi amado, presiento como me desarmo lentamente por dentro.

—En todo caso debería de felicitar a ambos, doctor Nam Joon, porque me siento afortunado de contar con un hombre como su amigo a mí lado — comenta decidido mi pequeño y halagado es poco, en comparación a lo que siento.

Y mientras se regalan sinceras sonrisas (y algo incrédulas por parte de mi amigo) mi pecho se amplía en honor a su estadía a mí lado. Y aferrando el agarre de nuestros dedos entrelazados le comento al especialista en cardiología que tengo por aficionado.

—Deberíamos organizar una comida —comento decidido luego de besar el dorso de la mano de mi flamante novio residente —. Luego le llamaré a Min para los detalles. Si gustas, puedes invitar al jefe de enfermeros Nam, si es que lo suyo se definió en estos días.

La cara de poema de mi amigo al nombrar a Seok Jin, es delatora de emociones contenidas expuestas de frente. Él carraspea, inusitadamente, nervioso ante mi proposición. Y en eso, hace acto de presencia el jefe de enfermeros para sacarme de mi burbuja de momentánea ensoñación.

—Doctores, lamento la interrupción, pero se lo solicita en urgencias doctor Jeon. Y a usted, doctor Park, el especialista en oncología lo estaba buscando.

Me deshago en un fuerte suspiro besando nuevamente la mano de mi pequeño ya que el deber llama diciéndole que nos vemos luego.

—Vamos, te acompaño, debo encontrar al doctor Min. De seguro es por mi pequeño paciente, hoy estaban completos los resultados de sus estudios —comenta mi hermoso residente mientras nos retiramos asentando nuestras cabezas a la par de la tensión sexual que quedó en la cafetería.

Una tirantez palpable en el ambiente generadora de chispas se sitúa entre el especialista en cardiología y el jefe de enfermeros. El licenciado,  aprovechando la situación, trata de escapar de las garras del hombre que le provoca desestabilidad emocional sin gustarle para nada esa sensación.

—Espera Jin, podemos hablar, necesito aclarar las cosas contigo —comenta entre tanto ase levemente su brazo mientras el jefe de enfermeros cruza por su lado.

—¿De qué quiere hablar ahora, doctor? Creí haberle dicho que no me busque más si no se decidía —visiblemente irritado le desembucha sin siquiera observarlo.

—De eso mismo Jin... Por favor... Te extraño...

El jefe de enfermeros suspira y atisba a su alrededor, observando que no hay personal atento a sus entredichos y procede a tomar del brazo al cardiólogo empujando su cuerpo hacia el cuarto de implementos más cercano.

Al ingresar, el enfermero cierra la puerta con pestillo. Y decidido a aclarar lo que les sucede le comenta —. Primero lo primero doctor, así que  sáquese la ropa —exije mientras desliza su pantalón entre sus piernas.

Toda esta situación no pasó para nada desapercibida por el especialista en fisiatría Ho Seok. Especialista que observó cada movimiento de ese par y simplemente se limitó a beber de su infusión percibiendo la decepcion ahondando en lo profundo de su pecho. Por descarte, había optado por alejarse del coqueteo del cardiólogo pero verlo resuelto sin importar sus sentimientos con el jefe de enfermeros hace mella en su orgullo y quizás, en su corazón.

—¿Qué tenemos interno? —consulto al ingresar a urgencias y encontrarme con un joven todo sucio, y con posible traumatismo encéfalo traumático.

—Paciente masculino de 25 años con lesión cerebral traumática a causa de un golpe en su cabeza mientras entrenaba fútbol americano. Experimentó confusión según sus compañeros y luego de camino al hospital, sus pupilas se dilataron más de lo normal, sufriendo una convulsión y  perdiendo su estado de consciencia repentina —comenta el interno a cargo del ingreso.

—Se le administró 0,60 mg de lorazepam para controlar sus espasmos —indica el enfermero.

—Bien —controlo sus pupilas dilatadas en demasía, llamándolo por su nombre sin obtener respuesta alguna tanto en su llamado como en los movimientos de sus miembros —. Realicen una tomografía computarizada ¡Ahora! Necesito encontrar la lesión con urgencia. Y controlen que se mantenga estable durante la exploración.

Observo hacia afuera del cubículo, encontrando varios compañeros del paciente en un estado alterado, y me aseguro de encaminar al paciente para luego dirigirme hacia ellos y cuestionar sobre su accidente.

Pero antes de irme, controlo que sus funciones vitales estén estables así como su saturación de oxígeno.

—¡Doctor, dígame que se pondrá bien! —?solloza un compañero del paciente al acercarme hacia ellos.

—Haremos todo lo posible a nuestro alcance, necesito que se tranquilice ¿Sí?Y me cuenten como fue su golpe, o si él padecía dolores de cabeza anteriores a la lesión, o algo extraño que hayan observado en este tiempo —cuestiono a sus compañeros con el fin de indagar de una posible encefalopatía traumática crónica.

Lamentablemente, es difícil diagnosticar este trauma del encéfalo a menos que el paciente esté muerto. Pero un indicio de valores de referencia podrían conducirnos, junto a las pruebas, al curso de dicha lesión. Ya que diversos jugadores (en deceso) de este tipo de deporte de contacto; sufrían del mismo trauma.






















MODO JEON ACTIVADO🥰

QUÉ COSAS CON EL JEFE DE ENFERMEROS😏

GRACIAS POR LEER🥰

LOS AMITO MUCHO❤







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