『Chapter 07: 형』

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Los secretos se escondían, al igual que la persona que esconde esos secretos detrás de ese libro❞.

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Silibino: Persona misteriosa, incomprendible.

「형」➥「hyung」

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Jimin estaba leyendo los informes de la policia sobre el caso de Jisoo, era extraño, lo que decía la policia... había cosas que no encajaban, era muy raro, quizás sólo quisieron calmar a la gente y dijeron lo más sensato... o más bien lo que las personas querían escuchar.

¿Un suicidio?

Emm... no, claro que no pudo ser eso.

—¡Jiminnie! ¡a comer! —el rubio rápidamente se levantó de su cama, dejó a un lado su celular luego de apagarlo y bajó con rapidez las escaleras.

—¿Te ayudo en algo, mamá? —interrogó el muchachito cuando llegó a un lado de su madre en la cocina.

—No bebé, sólo ve a sentarte, ya preparé todo —le sonrió su madre para luego acariciar su cabellera rubia.

El bajito caminó hasta la mesa y se sentó en la silla, sus ojos se iluminaron cuando vio a su madre llegar con la comida. Al momento que la mujer posó el recipiente en la mesa, ambos comenzaron a servirse su comida en el plato y luego comenzaron a comer en silencio.

Los orbes celestes de Jimin viajaron hasta la figura de su madre, ella es hermosa, joven y con una personalidad tan bella como su aspecto.

No siempre estuvieron solos, antes eran tres...

Su madre, su padre y él.

No tenía hermanos, era hijo único, entonces... ¿Qué fué lo que sucedió?

Su padre murió por una enfermedad cuando él apenas tenía unos 8 años, no tenían dinero para pagar los gastos del tratamiento, comenzó como una fiebre y luego fue empeorando cada vez más hasta el punto de matarlo.

No había dinero, vivían en un pequeño pueblo tranquilo y alejado de todo el bullicio de la ciudad de Busan. Su madre y él obviamente cayeron en una gran tristeza, no pudieron hacer nada más que ser expectadores del lecho de muerte de su progenitor y esposo de la mujer, su madre evitaba que él lo viera, pero fue demasiado tarde...

Jimin fue testigo del último suspiro de su papá.

Las lágrimas no habían tardado en llegar, el vacío dentro de ellos y en su vida cotidiana era más que obvia.

Pero aún así ellos siguieron adelante, aún recuerda las palabras de su mamá, ella se había arrodillado y lo tomó sus mejillas para luego dictarle la siguiente frase:

—La vida te da golpes, pero hay que demostrarle que somos fuertes.

Desde ahí, ellos siguieron con su vida, con las heridas que estaban en procedimiento de convertirse en cicatrices.

Un suspiro se escapó de sus labios.

Lo peor ya había sucedido...

—¡Jiminnie, pensé que no vendrías! —chilló Taehyung cuando Jimin entró al salón, todos los presentes se voltearon a verlo con extrañes, cosa que el chico ignoró por completo.

—Hola Tae —sonrió Jimin cuando se sentó a un lado del mencionado.

Taehyung le comenzó a platicar como tuvo una pequeña discusión con sus calcetines al no encontrar el par.

Jimin reía ante el anécdota, hasta que el chico finalmente terminó, faltaba unos minutos para que la clase comenzara, así que el rubio recordó que había retirado un libro de la Biblioteca, por lo tanto, lo sacó de su mochila y comenzó a leerlo, siguiendo la oración que había dejado atrás anteriormente.

—Oh..., yo conozco ese libro —escuchó la grave voz de Taehyung a su lado, Jimin desvió su mirada para observarlo con un ápice de sorpresa en sus facciones.

—¿En serio? Woah —contestó Jimin, el contrario asintió repetidas veces y abalanzó un poco su cuerpo hacia adelante.

—Extraños de Kimbelly —respondió Taehyung haciendo una pequeña mueca al tratar de recordar el nombre, Jimin soltó una pequeña risita.

—Kimberly Mccreigh, Tae —corrigió divertido y enternecido el chico de mechones rubios con una remera manga corta de color rosa, estos últimos días ha hecho mucho calor.

—Sí, sí, como digas, igual, no lo he leído aún —le restó importancia Taehyung y Jimin negó con su cabeza para seguir con lo que hacía.

Los minutos pasaban, la profesora de Biología había llegado y comenzado su clase.

—La célula de hace millones de años no es la misma que la actual, ha evolucionado al pasar de los años para adaptarse al ambiente que ha ido cambiando... —la explicación quedó en segundo plano para Jimin, quedando en una pequeña voz a lo lejos.

¿Por qué los humanos no son así? Nosotros no nos adaptamos, nosotros moldeamos las cosas para que sean como queremos, un mundo donde debes cambiar para encajar y terminamos siendo exclavizados por ideas que nos inculcaron, así no avanzando como sociedad, miedo al cambio...

Volvió su vista a la clase y trató de dejar de pensar en eso.

Las manecillas del reloj avanzaban y el tiempo de ver al chico misterioso se hacía cada vez más efímero.

El timbre indicó la hora del almuerzo y Jimin automáticamente se dirigió hacia la Biblioteca.

Caminó por los pasillos, las personas se hacían más escasas a medida que avanzaba hasta quedar completamente todo desolado a su alrededor.

Y lo volvió a sentir.

Se detuvo adruptamente en su posición, sintiéndose paranoico al sentir un par de ojos observarlo...

¿Pero de dónde?

Se encogió en su lugar, sus ojos se movían hacia variadas direcciones en busca de alguien... pero nada.

Sus piernas temblaron y comenzó a caminar rápidamente hacia la Biblioteca.

Abandonó todo el aire que sus pulmones estaban reteniendo al entrar a su destino y encontrarse con la amable bibliotecaria, se sintió resguardado y caminó hacia el corredor que siempre concurría para encontrar al chico silibino.

Sonrió y caminó por el pasillo al ver al chico porcelana del otro lado.

—Hola —saludó un poco tímido Jimin al peligris, éste, a comparación de otras ocasiones no traía un solo libro, ahora estaba rodeado de varios.

El rubio se encontró con los ojos cafés del chico y sintió sus mejillas explotar.

—Hola —contestó un poco bajito el chico que ahora llevaba puesto una remera de color marrón y un estampado.

Jimin le sonrió y se sentó al frente, sacó de su mochila el libro que estaba leyendo anteriormente, pero no pudo dejar pasar un pequeño detalle.

El chico estaba leyendo un libro de Historia de último año.

—Woah, ¿eres de tercer año? Yo también lo soy —comentó de repente Jimin carismático, se puso en posición india, llevando su manos entre sus piernas y ladeó su cabeza por una respuesta.

El contrario lo miró un poco estupefacto y pudo ver como las mejillas del pálido se tiñeron de un color rosáceo y desviaba su mirada.

—Espera —dijo el chico de repente, viéndose sorprendido por algo—, ¿eres de tercer año? —interrogó el muchacho ladeando su cabeza, llevándose sus mechones con él.

—Sí, ¿cuántos años pensabas que tengo? —preguntó un poco decepcionando el rubio.

—Pensé que estabas en primer año —se encogió de hombros y desvió su mirada al no poder mantener el contacto visual con aquel chico extravagante.

—¿En serio? Woah —las comisuras de Jimin decayeron en una marcada mueca triste que le brindó al chico porcelana una imagen muy tierna.

—Por cierto... soy de tercer año, pero no tengo la misma edad que tú —musitó el chico un poco avergonzado, Jimin dejó de lado su escena dramática y le prestó atención al muchacho.

—¿Entonces cuántos años tienes? —Jimin no estaba entendiendo del todo bien lo que el chico quería decirle.

—19... —susurró, pero que Jimin no escuchó, abalanzó su cuerpo sólo un poco hacia adelante.

—¿Qué dijo? No lo escuché —contestó un poco divertido el rubiecito.

—Que tengo... 19 —musitó aquello último al mismo tiempo que escondía su rostro de tomate detrás del libro entre sus manos.

—¿Qué cosa?

—¡Que tengo 19 años! —vociferó avergonzado y Jimin se carcajeó, llevando su cabeza hacia atrás.

—¡Entonces eres un Hyung! —dictó alegre el muchacho, aplaudiendo suavemente con sus manos.

El chico asintió un poco avergonzado, un sentimiento cálido se apoderó de su pecho y también de sus mejillas.

—Sí, sí... como digas —el mayor ocultó su rostro detrás del objeto nuevamente, la aura de ese chico lo hacia achicarse en su lugar, y aquella sonrisa que llegaba hasta sus ojos...















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“La luz al final del túnel no es más que la luz de un tren que se acerca”.

━Robert Lowell

010

Nicxnita©

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