━O3.

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—Muy bien Jimin, el sol se está escondiendo, por lo tanto, conocerás a Seokjin que seguramente está volviendo de su clase teórica —Park se encogió en su lugar, o no, no, no, no, no puede socializar, ¿y si le caía mal al chico? ¿Y si lo trataba mal?

Desde pequeño se le ha hecho completamente difícil interactuar con otros, se sentía incómodo al saber que lo que sus bocas decían era diferentes a lo que su mente pensaba y lo peor es que ellos no lo sabían.

Se había dado cuenta que sus ojos se volvían de un color morado cuando usaba su poder de leer mentes... y por lo tanto siempre mantenía la cabeza gacha y usaba lentillas para no ser descubierto, sólo cuando no había nadie a su alrededor sus colores de ojos volvían a su color natural.

—Puedes sacarte las lentillas —comentó amable y Jimin la miró completamente sorprendido.

—¿C-cómo sa... sabes?

—Ya te lo he dicho, te hemos pegado el ojo hace un buen tiempo —Sonrió sentada en una de las camas de aquel dormitorio simple ante la expectante mirada del menor.

—Entonces...

—Nadie te juzgará —Los ojos del menor reflejaban las tantas interrogantes y dudas que pasaban por su mente. Nirt le mostró su dentadura que denotaba cariño por el joven.

Jimin asintió un poco temeroso de sus palabras ¿en serio no lo iban a juzgar?

Por otro lado Nirt lo miraba triste... ¿Cuánto tuvo que sufrir? Ella sólo vio una parte de su vida, mas no toda la historia.

El peliazul con sus manos temblorosas, posó sus dedos en sus ojos tratando de sacar las lentillas, una capa de agua se instaló en sus ojos por el tacto y cuando se los logró sacar, cerró velozmente sus párpados con fuerza.

Una cálida mano se posó en su mejilla y la voz de la mujer tranquilizó un poco a Jimin mágicamente.

—Jimin... puedes abrir los ojos, déjame ver esos hermosos ojos tuyos por favor —El labio inferior del nombrado tembló ante esas palabras... Quería confiar... En serio quería hacerlo pero tantos golpes en su espalda hicieron que se cerrara a sí mismo.

Pero aún así los abrió lentamente, dejando a la vista de Nirt aquellos ojos morados brillosos con lágrimas de la desconfianza en ellos.

»—Muy bien pequeño, lo hiciste genial —Acarició sus cabellos y Jimin simplemente terminó por derramar más gotas saladas que viajaron por sus mejillas hasta su mentón—. Son hermosos tus ojos, que no te avergüence —Le sonrió y asintió sorbiendo su nariz y secando sus ojos.

—Pero...

—Lo sé... el morado de tus ojos se activa sólo cuando usas tu poder... que sería todo el día, descuida, aquí aprenderás a dominarlo —Le mostró su dentadura y Jimin asintió tímido, se sentía bien, pensó que al llegar sería rechazado como en todos los lugares que estuvo, pero aquí... aquí hay muchos que sintieron el mismo rechazo que él...

—Y... ¿Cuándo empiezo las clases? —Estaba entusiasmado por su futura experiencia en una escuela, las anteriores no le dejaron recuerdos dichosos de ser recordados con honor, más bien, fueron horribles.

—Mañana mismo, seré tu guía personal —informó sonriéndole en grande y cuando el peliazul estaba a punto de contestar, la puerta fue abierta dejando ver a un muchacho alto de cabellos verdes y hombros anchos junto a labios carnosos.

»—Oh, justo a tiempo, siéntate —El desconocido entrecerró sus ojos viendo aquella cara nueva e infantil allí. No rechistó e hizo caso. Mirándolo con detenimiento y un extraño sentimiento en su mirada, Jimin se sintió incómodo por tanta intensidad, desviando su vista para ocultar su vergüenza.

—¿Qué sucede? —Se cruzó de brazos y de piernas elevando una de sus cejas, llevaba una chaqueta de cuero, debajo de ésta una camisa a cuadros de color rojo y un jean negro ajustándose a sus piernas.

Nirt le lanzó una mirada amenazante, advirtiendo al chico que vaya abandonando esa actitud altanera.

—Bueno, él es Park Jimin —presentó al muchacho de ojos morados al extraño, el nombrado se levantó e hizo una reverencia por respeto pero frunció su ceño.

“¿Este niñato será...? Ay no” fue lo que escuchó provenir de la mente del joven y se sintió mal apenas sintió la mirada sobre él.

—Un gusto, soy Kim Seokjin —Tendió su mano hacia Jimin y éste aceptó el agarre.

“Woah, sus manos son suaves ¿por qué las mías no son así?”.

Jimin soltó una pequeña risita ante aquello y miró al muchacho, entonces recién notó...

Los ojos de Seokjin eran verdes como los ojos de una serpiente, sus pupilas eran una pequeña línea que se dilataba de vez en cuando, unas escamas verdosas decoraba pequeñas áreas de su piel y colmillos decoraban su dentadura... todo como si fuera una...

—Serpiente —por accidente soltó en voz alta, sonrojándose a los segundos por su error y soltando con nervios la mano de Seokjin y escuchando la risa de Nirt.

—Y estás en lo correcto Jimin, Seokjin tiene ADN de reptil en su sangre y eso le proporcionó varias cosas, como su potente veneno y entre otras cosas —Jimin miró maravillado al chico y tragó saliva sin decir nada.

—¿Y tú? ¿Por qué estás aquí? —interrogó Seokjin sentándose nuevamente en una silla.

“No parece peligroso...”

—B-bueno... la señorita Nirt me trajo y... —Miró a la adulta pidiendo ayuda  expandiendo sus ojos alarmados.

Nirt le guiñó un ojo y se volteó para mirar a Seokjin.

—Jimin tiene el poder de leer mentes y aún debemos descubrir más cosas —en un acto de reflejo, los ojos de Seokjin se llenaron de pánico y llevó sus manos a su cabeza como si eso fuera a impedir que Park le leyera los pensamientos.

—¿Estás leyendo mi mente ahora? —preguntó observando con recelo a Jimin quien comenzó a negar con la cabeza, pero luego suspiró y asintió.

—Y eso es uno de los motivos por el cual se encuentra aquí, debe aprender a dominar su poder, ya que ésta está activa todas las horas del día —Rodeó con su brazo los hombros de Jimin, éste se sonrojó por el acercamiento ya que aún era ajeno al tacto.

—Oh... —dijo Seokjin dejando caer sus manos y recostándose en la silla.

Jimin bajó la cabeza sin decir nada, Nirt de repente se levantó de su lugar y él la siguió casi de inmediato, no conoce a nadie, no quería quedarse solo.

—No, no, no —Tomó a Jimin de los hombros y lo volvió a sentar cuando notó que lo estaba siguiendo hacia la salida—. Tú te quedas aquí, se tienen que conocer, yo me retiro —suspiró, le regaló una fugaz mirada a Jimin y abandonó la habitación, dejándola silenciada al dejar a dos individuos que no sabían socializar.

La puerta fue cerrada y una sonrisa ladina se coló en los gruesos labios de aquel chico.

—Entonces... ¿Hola?










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