21.

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- Park Byul-Yi nunca antes había estado en esa posición, y si era sincera, no sabía cómo manejarlo. No sabía qué hacer, porque no se había preparado en algún momento para ello.

─ Seonggie, ¿qué estás haciendo? ─preguntó con voz dulce, amorosa.

Jay, su bebé, la miró mientras sostenía el juguete de tiranosaurio que su abuela -su mamá- le regaló tantos años atrás. La abuela de JongSeong siempre le quiso a pesar de todo, a pesar de los dichos del resto de su familia, y Byul-Yi siempre lloró su pérdida porque a Jay le afectó horriblemente también.

Los labios de JongSeong temblaron.

─Es domingo ─murmuró, observando otra vez sus dinosaurios repartidos por el suelo del comedor ─, gatito viene todos los domingos a jugar conmigo ─miró la hora, ansioso─. Pero viene tarde. Viene una hora tarde...

La mujer se sentó al lado de Jay, tomándole la mano para llamar su atención. Recordaba la expresión del muchacho el día anterior, cuando llegó a casa, con Ni-Ki detrás y otro chico que no conocía, pero sin HeeSeung ni SungHoonnie por algún lado. Ni-Ki lucía alterado en tanto SuNoo, que había salido con ellos (le dijo después), le explicaba que ocurrió un problema y venía a dejar a Jay para que nada malo les pasara.

Una vez a solas, le preguntó a su hijo qué ocurrió. JongSeong habló con tono monótono y rostro inexpresivo, pero en sus ojos observó sentimientos que no veía casi nunca: tristeza y pena y dolor. Sentimientos que vio sólo cuando su abuela falleció.

HeeSeung dijo que no soporta verme y que me perdiera, pero no lo entiendo. No sé qué quiso decir. Mami, siento mi garganta apretada, ¿me voy a enfermar? No me siento muy bien...

Byul-Yi sólo pudo abrazarlo, tratando de contener las lágrimas, incapaz de llorar porque no quería asustarle.

Y ahora...

─No creo que HeeSeung venga, Jay-shi ─le dijo sin perder el tono suave.

Pero JongSeong se crispó, viendo su rutina interrumpida.

─¿Por qué no vendría? ─replicó─. Está bien si no soporta verme, siempre puede vendar sus ojos y venir. Pero sigo averiguando eso de perderme, tú me dices que debo tener cuidado para no perderme, entonces es contradictorio. Tal vez...

─JongSeonggie ─le interrumpió─, puedo jugar yo contigo. O puedo llamar a Ni-Ki y JungWon para que...

─No, ¡tiene que venir HeeSeung! ─contestó Jay─. ¡HeeSeung viene todos los domingos a jugar, debe venir hoy también!

─Bebé...

─¡HeeSeung es mi novio y los novios nunca se dejan plantados! ─la voz de Jay se quebró─. Él es mi novio aunque diga que está harto de mí, ¿cierto, mamá?

Byul-Yi no sabía qué decirle y sólo lo abrazó, escuchando los murmullos de su hijo contra su hombro, tratando de no llorar por todo el dolor que estaba sintiendo.

♡❜

SungHoon observó su celular, apretando su mano en un puño mientras volvía a teclear un séptimo mensaje en el día que no dudó en enviar.

Hoonnie:

Ni-Ki, ¿podemos hablar?

Por favor, no he vuelto con RyuJin.

Necesito verte.

Te lo ruego, siento mucho lo de ayer, creí que sería lo mejor en su momento.

Te quiero, perdóname.

Deja de ignorarme, bebé.

Por favor. Por favor, por favor, Nishi, respóndeme.

Esperó varios minutos, pero no hubo respuesta, y suspiró antes de enterrar su rostro en la almohada. Había enviado más mensajes el día anterior luego de dejar a RyuJin y JungWon en su casa, queriendo que se vieran ese día para hablar sobre lo ocurrido, sin embargo, Ni-Ki no parecía dispuesto a responderle de alguna forma.

Y RyuJin le estuvo enviando mensajes también, lo que le hartaba a más no poder.

RyuJin:

SungHoon, hemos vuelto, ¿cierto?

¿Por qué no respondes?

No me ignores, por favor.

Ni siquiera quería responderle, no luego de que la chica hubiera asumido que ellos volvieron. No luego de ver la forma en la que ignoró a JungWon después, aun cuando su hermano menor se fue llorando todo el camino a casa en silencio.

─ SungHoon, gracias por esto ─estaba parloteando la muchacha el día anterior, cuando se iban del parque, eres el mejor chico...

SungHoon miró por el espejo retrovisor, viendo a JungWon sentado atrás, mirando sus rodillas mientras silenciosas lágrimas caían por sus ojos, sus hombros sacudiéndose por el ahogado llanto que soltaba. RyuJin le estaba ignorando descaradamente, aunque podía ver su espalda tensa.

─No somos novios ─le dijo SungHoon con voz tranquilamente furiosa, callándola─, sólo hiciste un desastre hoy, RyuJin.

La expresión de RyuJin era ofendida.

─¿Qué dices? ¡No fue mi culpa! Jay fue un grosero y Ni-Ki me golpeó ─se volteó hacia JungWon─. Y SeonWoo te abandonó por ellos, ¡eso demuestra cómo son en realidad! Voy a presentarte mejores personas para que...

JungWon sollozó con más fuerza.

─Basta ─le dijo SungHoon, estacionando el auto fuera de la casa de los Yang, e ignorando a la muchacha, se giró también hacia el chico─. Nada de esto es tu culpa, JungWonnie, te lo prometo. Las cosas van a mejorar, ya verás.

El menor asintió, pero lucía como si no lo creyera en realidad.

RyuJin hizo el amago de darle un beso, pero SungHoon se echó hacia atrás, enojado todavía. Para su fortuna, ella no hizo presión alguna, bajándose del auto junto a JungWon, y una vez solo, golpeó el manubrio con rabia.

Eso fue sólo el día anterior, y sumado a todos esos problemas, HeeSeung no había dado señal de vida alguna, qué demonios...

Su celular sonó, viéndose un número desconocido en pantalla, y contestó con el ceño fruncido.

─¿Sí? ─preguntó.

─Hey, SungHoon, soy BeomGyu.

SungHoon parpadeó al escuchar la grave voz del hermano mayor de HeeSeung, repentinamente asustado del motivo por el que le estaba llamando.

─¿Sí, hyung? ¿Qué ocurre?

Escuchó un suspiro.

─Mi hermano me ha llamado hoy en la mañana para que le vaya a retirar de la comisaría, ¿quieres ir conmigo? Me ha pedido que te lo cuente.

Quería fingir estar sorprendido por la caída de HeeSeung en la cárcel, sin embargo, no le llamaba demasiado la atención. HeeSeung podía lucir como un chico callado y controlado, pero cuando uno le conocía se daba cuenta de que sólo era una fachada. Su amigo era bastante impulsivo y parlanchín.

Y si lo que dijo JungWon era cierto, que Jay apareció solo de pronto y murmurando algo de que HeeSeung le gritó...
Se puso de pie.

─¿Pasas a buscarme?

─Llego en diez minutos.

Cortó la llamada, agarrando su chaqueta para después bajar las escaleras. Se encontró con sus padres en el comedor, viendo la televisión, en tanto oía a WonYoung cantando desde la cocina porque ese día le tocaba lavar los platos del almuerzo.

─ SungHoon ─llamó su atención mamá─, RyuJin nos ha llamado hace un instante para invitarnos a comer a su casa, ¿ustedes...?

Se tropezó al oírla hablar, pero logró no caer al suelo.

Levantó la vista, frunciendo el ceño.

─No hemos vuelto ─dijo, viendo como las expresiones de felicidad de sus padres desaparecían─, ayer sólo la llevé a casa luego del parque junto a JungWon, nada más.

─Tal vez tú...

─No me gusta aclaró con tono más firme ahora ─, RyuJin noona dejó de gustarme hace mucho así que no seré su novio por eso. Tengo que salir ahora, vuelvo en una hora.

Sus padres no reaccionaron a tiempo para detenerlo porque SungHoon se apresuró en salir, sin querer conversar un poco más sobre eso. No quería saber nada de RyuJin por un par de días aunque sabía que sería imposible, pero evitaría tocar ese tema.

Dios, ¿desde cuándo ella se volvió tan desquiciada?

Subió al asiento del copiloto cuando vio al hermano mayor de HeeSeung estacionarse fuera, partiendo hacia la comisaría.

─¿No sabías que estaba allí? Me comentó ayer que iban a salir al parque en una cita y pensé que se quedó a dormir contigo ─dijo BeomGyu ─, pero me ha llamado hace una hora para contarme esto. Según lo que me dijo, se metió en una pelea callejera.

─La cita no resultó bien ayer ─admitió SungHoon ─, y nos separamos. Él se fue con su pareja y no le vi más. Luego no contestó su celular.

─Ah, ese mocoso ─murmuró BeomGyu entre dientes─, no le dije nada a nuestros padres porque no quiero preocuparlos, pero le daré una patada en el culo por esto.

SungHoon no dijo cosa alguna aunque sabía que BeomGyu no lo decía en serio porque así era la relación de los dos hermanos.

Llegaron minutos después a la comisaría, bajándose del auto, y al entrar el mayor se hizo cargo de todo el papeleo, SungHoon limitándose a escuchar lo ocurrido.

─Hubo una pelea en un club ─explicó el policía─, varios involucrados. Según los testimonios, tu hermano derramó la bebida de otro hombre y sólo le dijo que se fuera a la mierda, comenzando la pelea. El alcotest que le hicimos arrojó que estaba borracho como una cuba, y quisimos llevarlo a casa, pero entonces se lanzó a golpear a mi compañero por lo que no nos quedó más que llevarlo detenido aunque sea menor de edad.

Arrugó el ceño al escuchar el relato del policía. ¿Cuánto alcohol consumió HeeSeung para quedar borracho, cuando era el que mejor aguante tenía? Incluso su hermano mayor estaba frunciendo el ceño, algo confundido en tanto pagaba la fianza para sacarlo.

Minutos después trajeron a su amigo: andaba con las mismas ropas de ayer sólo que sucias e incluso con manchas de sangre, su cabello estaba desordenado por completo, lucía más pálido que de costumbre, y hacía una mueca de fastidio. Tenía una mejilla moreteada y los labios partidos además de que sus nudillos estaban violetas.

─¿Qué hora es? ─preguntó al verlos, su voz incluso sonando ronca y quebrada, abriendo sus ojos con sorpresa.

SungHoon miró su celular.

─Las cinco de la tarde, ¿por qué...?

─¡Mierda!

HeeSeung dio dos pasos para salir de allí, pero BeomGyu lo sostuvo del hombro, deteniéndolo.

─¿Qué te pasa? ─ preguntó BeomGyu ─. ¡Nos vamos a casa! Apestas a cerveza... ─sacudió su cabeza, arrastrándolo hacia fuera.

─¡Suéltame! ─gritó HeeSeung─. ¡Voy tarde para la casa de Jay!

SungHoon lo agarró del hombro.

─¿Qué pasó ayer? ─le preguntó, sin una pizca de diversión en sus ojos.

HeeSeung dejó de removerse, sus hombros cayendo con derrota, pasando una mano por su rostro y cabello, ojos tristes observándolo.

─Lo he arruinado ─dijo, y su tono se rompió─, la jodí en grande, SungHoon. Jay-shi no va a perdonármela jamás.

─Hey ─ambos subieron atrás, BeomGyu encendiendo el auto pero también escuchando ─, ¿qué estás diciendo?

HeeSeung cubrió su rostro con ambas manos, destrozado a más no poder. SungHoon nunca le había visto así de afectado.

─Ayer me fui con Jonggie ─masculló─, pero vio un peluche y comenzó a pedírmelo. Todo eso me alteró porque él insistía a pesar de que yo le decía que no, no era posible, que mejor le daba otra cosa, pero él continuaba pidiéndolo, y terminé gritándole. Le dije que me tenía harto, que no le daría ese peluche, que desapareciera de mi vista, y le dejé solo. Le abandoné, aunque lo primero que me dijo su mamá fue que nunca le dejara solo.

El silencio se volvió pesado, casi insostenible, en tanto HeeSeung tomaba aire para no romper a llorar como un bebé.

─Fui al baño para calmarme, entonces reparé en lo que hice y salí a buscarlo, pero no le encontré. Lo llamé pero tampoco contestó, y una hora después su mamá me envió un mensaje diciendo que no quería verme por el resto del día, que Jonggie había llegado a casa y estaba muy decepcionada de mí. Luego de eso fui a tomar algo porque quería despejarme y tú sabes, pelear...

─Oh dios ─ SungHoon ahogó un ruido ─, ¿no estabas borracho? ¡Te metiste en la pelea a propósito!

HeeSeung hizo una mueca, casi una sonrisa rota.

─Me lo merecía luego de la forma en la que actué ─contestó el chico.

Dios. Dios.

SungHoon no sabía si reír o llorar porque los dos habían sido un par de estúpidos el día anterior. Él decidiendo quedarse con RyuJin, y HeeSeung gritándole a Jay. Por algo ambos eran mejores amigos.

BeomGyu soltó un bufido.

─¿Y te vas a echar a morir? ─preguntó con un bufido, llamando la atención de los dos─. Eres un idiota, HeeSeung, ¿lo sabes? Nunca te había visto tan estúpido por otra persona, ¿y lo vas a perder porque cometiste un error?

─A Jonggie no le gustan los gritos... ─excusó HeeSeung.

─¡Pues lo arreglas, entonces! ─gritó BeomGyu─. ¡No te echas a morir como un cobarde! ¡Mañana vas a solucionar todo esto, ¿me oyes? Ahora vas a llegar a quitarte ese apestoso olor a alcohol que traes encima y a sacar la nieve de la entrada, ¿está claro?

HeeSeung frunció el ceño.

─Pero esa es tu tarea ─respondió.

─Le diré a papá y mamá lo que hiciste.

─¡Vaya, quitar la nieve suena fabuloso! ─se apresuró a decir HeeSeung─. Mi mejor amigo SungHoon me va a ayudar, ¿cierto?

SungHoon lo observó, enarcando una ceja, para luego suspirar cuando vio la mirada necesitada de HeeSeung. Idiota.

─Me deberás una ─masculló.

Aunque él sabía que le debía demasiado a HeeSeung por todo lo que había hecho por él. Sin embargo, eso, su mejor amigo, no tenía por qué saberlo.

♡❜

Ni-Ki observó su celular, mirando los mensajes de SungHoon, para luego leer los que JungWon le había dejado, pero los ignoró por completo, bajando las escaleras.

─¿Vas a salir? ─preguntó su abuela cuando lo vio, sentada en el sofá.

La observó, ladeando la cabeza, y luego de unos minutos de tenso silencio, Riki sonrió.

Iré a casa de Jay ─respondió─. ¿A qué hora mamá y papá van a llegar?

La mujer miró a YeoSang, a su lado, que tenía el ceño ligeramente fruncido, como si estuviera pensando bien lo que iba a decir.

Ni-Ki mordió su labio inferior.

─Volverán cerca de las ocho de la tarde ─respondió YeoSang.

Pero Ni-Ki frunció sus cejas.

¿Qué dijo, tío YeoSang?

Ambos soltaron suspiros bajos.

A las ocho de la noche, Riki ─dijo su abuelita.

Ni-Ki asintió.

¡Volveré en dos horas, antes que ellos! ─se apresuró a decir, saliendo lo más rápido que pudo de la casa porque necesitaba algo de aire para despejarse un poco.

La noche anterior volvió a tener pesadillas.

Ni-Ki no sabía qué estaba pasando con él, por qué dentro de sus sueños veía tanta sangre y sentía tanto dolor. Por qué se veía a sí mismo más pequeño con un vestido de tul, inexpresivo y quieto, dentro de un cuarto con más niños como él.

No entendía por qué Señor Shin lo tenía boca arriba, acostado, con la falda del vestido levantada, y dos dedos provocando dolor. Dolor, dolor, dolor, tanto que se ponía a llorar sin emitir ruido alguno pues no lo soportaba bien.

─Bien hecho ─murmuraba Señor Shin en sus sueños, viéndolo llorar pero ahora ya no eran dos dedos sino tres, y quería soltar un gemido porque sufría mucho, sin embargo, lo aguantó─. Buen Muñequito. Eres muy bueno, precioso, naciste para esto, ¿lo sabes? Para ser el Muñequito Perfecto.

Muñequito Perfecto. Así solía llamarlo. Los otros Muñequitos recibían nombres como Muñequita Pelirroja, Muñequito Príncipe o Muñequita Pecosa. Pero él no, él era Muñequito Perfecto porque no había sido mutilado en ningún momento. No tenía feas cicatrices en su cuello u ojos blancos por la ceguera. No, él estaba completo, y eso lo hacía Perfecto.

Aquellos recuerdos enviaron un escalofrío por su espina dorsal.

Esas pesadillas, sumadas al día anterior...

Ni-Ki se sentía mareado, confundido, perdido y ahogado. Sabía qué tenía que hablar con SungHoon y pedirle perdón por la forma en la que reaccionó la tarde anterior, por haberle dicho esas cosas, pero no quería hacerlo ahora. No se sentía preparado para ello.

Y JungWon...

El pensamiento de su mejor amigo (¿o ex?) envió una ola de furia por todo su cuerpo, por lo que había hecho, por haber llevado a la tonta y patética de su hermana a esa salida que se suponía era de ellos seis. Incluso pensó y tenía preparado decirle la verdad de SungHoon esa tarde, luego de salir, pues JungWon los habría visto interactuar juntos, se habría convencido de que eran una bonita pareja, pero ¿ahora?

Ahora Riki no quería decirle cosa alguna, porque ya había visto que JungWon prefería a su hermana que a sus amigos.

JungWon sólo provocaba desastres, porque además, provocó que hubiera estado a punto de romper la regla más importante que Señor Shin le enseñó. Estuvo a punto de colapsar y gritar por la frustración y rabia.

Humedeció sus labios, cruzando la calle, y su móvil sonó en señal de un mensaje.

Observó el número.

Ya estoy aquí.

¿En cuánto llegas?

Contestó con rapidez, sus dedos tamborileando la carcasa del celular, y pocos minutos después llegó a un café ubicado en el centro de la ciudad, entrando aunque los nervios parecían comérselo de a poco.

No estaba preparado para eso, lo sabía, pero esa mañana sintió el tonto impulso de hacerlo porque necesitaba aclarar muchas cosas.

Observó el rostro conocido de Geonu, sentado en una esquina, con un café a medio tomar, así que se acercó a él.

Una chica estaba en una esquina cantando, pero Ni-Ki ni siquiera la miró, sentándose frente a Geonu, que levantó la vista.

El muchacho era bonito: una cara preciosa, pálido y cabello castaño oscuro. Sus ojos eran grandes, además que era bajito, más que él, y debía verse peor aún con SungHoon a su lado.

Pensar en eso, en Geonu junto a SungHoon, envió una ola de celos por su estómago, peor aún que cuando lo veía al lado de RyuJin, porque sabía que lo de RyuJin era algo falso, algo sin sentido.

Pero con Geonu...

Sacó su cuaderno, escribiendo algo torpe. Cuando estaba nervioso, sus letras salían más feas y temblorosas:

Gracias por darme un poco de tu tiempo.

Geonu bebió un poco de su café, recibiendo el lápiz que Riki le tendió.

No es nada. La verdad es que debo cantar luego de que Mia baje del escenario, como en una hora más.

Ni-Ki lo leyó, queriendo escribir algo más, pero Geonu se le adelantó con una expresión inocente.

Aquí nos conocimos SungHoon y yo. Él me vio cantar.

Los celos ardieron otra vez, más porque Geonu sonrió.

De seguro debía cantar bonito, después de todo, ¿SungHoon no era un amante de la música? Componiendo y rapeando...

SungHoon tuvo que haberlo querido mucho, porque en esas semanas que llevaban juntos, no lo había mencionado en ningún momento. De seguro hasta le había escrito una canción, y pensar en eso provocó que sus manos se apretaran en puños.

¿Cómo fue?

Escribió apretando su boca

¿Cómo se conocieron?

Geonu ladeó la cabeza.

Yo estaba cantando y él estaba con su amigo, ¿HeeSeung? SungHoon no podía dejar de mirarme y yo de mirarlo. Al final, cuando bajé del escenario y algunas personas me dieron propina, él se acercó a dejarme algo. Luego volvió solo. Una y otra y otra vez, hasta que comenzamos a salir.

El más bajo frunció el ceño.

Coincidimos además varias veces en D-Town. Ambos congeniamos bien, muy bien, tanto que apenas nos despegábamos, pero siempre cuando él estaba solo. Muchas veces iba con HeeSeung y nos portábamos como amigos, pero a solas era otro cuento. Siempre fue otro cuento. Él decía que era mejor mantenerlo a escondidas porque sus padres no gustarían de ello y yo lo entendía, así que tenía problema alguno.

Ni-Ki leyó todo, apretando sus labios en una mueca iracunda, sin saber por qué sentía tanta molestia, por qué los celos eran como ácido en su estómago y él sólo quería borrar la estúpida sonrisa de autosuficiencia que Geonu tenía en su rostro.

¿Y la relación?

Era torpemente lindo.

Escribió Geonu.

Adorable y vergonzoso. Pero eso ya debes saberlo, ¿no es así? SungHoon es cálido e interesante. Puedes mantener una conversación con él sin aburrirte, y es muy inteligente. Solíamos salir por las noches y me mostraba las estrellas y constelaciones. Se burlaba mucho de mí, además, por mi altura y por ser su hyung.

A medida que escribía, la sonrisa de Geonu iba desapareciendo poco a poco, sus ojos llenándose de pena y dolor, sus labios temblando. Se veía más pequeño y desorientado, tanto que incluso a Riki le dio algo de lástima.

Fueron sólo unos meses, pero para mí fue una eternidad porque cada día a su lado valió la maldita pena. SungHoon tiene una capacidad increíble para hacerte sentir el chico más afortunado con una simple mirada, ¿no? Yo sabía que él me adoraba cuando me observaba, cuando me tocaba. Él fue mi primera vez y yo fui la suya.

Riki lo sabía. Lo tenía claro, porque cuando SungHoon fijaba sus ojos sobre él, su mundo entero se sacudía y se sentía incapaz de dejar de mirarlo. SungHoon era como el sol, y él se sentía como Ícaro queriendo alcanzarlo, queriendo volar cerca del chico aunque eso significara ser quemado.

Su mano tembló cuando escribió lo siguiente:

¿Y qué ocurrió?

Geonu hizo una mueca.

Dejé de verlo por un par de días y no respondió mis mensajes. Yo sabía que estaba teniendo algunos problemas familiares porque me dijo que había decidido decirles la verdad a sus padres, pero cuando volvimos a vernos... cuando apareció otra vez, me dijo cosas realmente horribles. Que sólo fui un juego para él, que no estaba enamorado de mí y que fui una apuesta con HeeSeung, que fui un experimento, nada más. Que yo jamás podría gustarle porque dos chicos juntos era incorrecto.

No era difícil que Riki se lo imaginara porque sabía que muchas personas trataban así a JungWon.

El pensamiento del chico envió una ola de dolor por su cuerpo ya que, a pesar de todo, él le seguía queriendo mucho, y pensar en cómo muchos compañeros le trataban sólo por ser abiertamente gay provocaba que se sintiera triste y mal.

El muchacho frente a él volvió a escribir, ahora con furia.

Por eso te digo que SungHoon te está mintiendo. Con toda probabilidad también te está usando y aprovechando de ti, porque sabe convencernos bien de estar a su lado. Pero él no es buena persona. Nunca ha sido buena persona.

Riki leyó sus palabras, una parte suya dándole la razón, asintiendo porque todavía estaba enojado y furioso con SungHoon, pero sabía, en el fondo, que eso no era cierto. Que Geonu estaba hablando desde la rabia y la ira, desde el dolor, y escribía cosas irracionales por ello.

SungHoon era un buen chico, uno de los mejores que había conocido.

No. SungHoon me quiere, realmente lo hace. Él sólo tiene miedo, mucho miedo, pero me quiere tanto como yo le quiero.

Ese simple pensamiento le hizo sonreír, culpabilidad ahora golpeándolo por haber ignorado todos los mensajes de SungHoon, y sintió deseos de verlo. De abrazarlo y dejarse envolver en sus brazos, sentir su rostro lleno de besos.

El enfado pareció desaparecer de pronto y sólo se sintió triste, muy triste, porque él no entendía por qué las relaciones eran tan complicadas cuando debían ser tan sencillas.

Geonu le observó.

Eres un tonto.

Le escribió.

Te acordarás de mí cuando él te rompa el corazón.

Entonces, Geonu esbozó una sonrisa triste.

Pero si eres feliz con eso, entonces adelante. Ya habrá tiempo para lamentarlo después.

Ni-Ki entendía a Geonu, porque él no era malo. Ni-Ki sabía que las personas no eran de color blanco o negro, sino que eran grises, una amalgama de infinitos colores difíciles de entender.

Geonu muy bien podía estar saliendo con otro chico, pero tenía claro que la herida que SungHoon hizo no era fácil de sanar. Puede que nunca sanara por completo, porque la cicatriz iba a quedar allí en un constante recordatorio de lo ocurrido.

Se puso de pie, arrancando una hoja del cuadernito y escribiendo algo rápido.

Gracias, Geonu hyung. Espero que seas muy feliz, ¡eres un buen chico!

Geonu sonrió de lado, y Ni-Ki comprendió por qué a SungHoon le había gustado tanto. Era muy tierno y adorable a pesar de su edad.

─Nos vemos, Riki.

E incluso su voz...

Mantuvo la sonrisa en su rostro cuando se dio cuenta para dónde se dirigían sus pensamientos.

No. No. No.

Inclinó su cabeza, girándose para salir del café, saltando unos segundos cuando el frío golpeó su rostro, y sacó su celular, observando el último mensaje que SungHoon le había enviado.

Hoonnie:

Por favor. Por favor, por favor, Nishi, respóndeme.

Nini:

¡SungHoon!

¿Podemos vernos en un ratito?

Te echo algo de menos :c

La respuesta fue inmediata.

Hoonnie:

¡Ni-Ki!

¿No estás enojado?

Yo también te extraño.

Nini:

¡Veámonos en el parque Manseok en veinte minutos!

¿Puedes?

No me digas que no, ¡no puedes decirle que no a esta carita!

Hoonnie:

Estaré en quince minutos.

Eres precioso.

Nini:

No, tú lo eres.

¡Nos vemos!

Hoonnie:

Nos vemos, bebé.

La última frase casi lo hizo volver a saltar de la emoción, sonriendo sin poder evitarlo, y se apresuró en caminar para poder llegar pronto al parque que quedaba a varias cuadras del café. Al ser un domingo por la tarde no estaría tan lleno además de que podrían ocultarse entre los árboles para poder abrazarse y besarse, lo que Riki ansiaba casi con desespero.

Quería demasiado a SungHoon como para permitir que la tonta de RyuJin arruinara su relación con él. Esa chica estaba algo desquiciada y Ni-Ki le creía al mayor cuando decía que no pensaba en volver con ella, entonces ¿por qué iba a desconfiar de él?

Y sobre JungWon...

Bueno, estaba molesto y enfadado todavía, pero tal vez con el pasar de los días eso iría desapareciendo. No quería envenenarse con tantos malos sentimientos, sentía que no valía la pena, así que sólo debía alejarse un tiempo.

Se detuvo ante un semáforo conglomerado, impaciente por cruzar, ambos lados llenos de personas, y esperó a que marcara verde. Segundos después, se dio la señal para cruzar.

Iba tan apresurado y abriéndose paso entre todas las personas que terminó chocando con un adulto, provocando que soltara su maletín, así que se inclinó para recogerlo.

—Cuidado, muñeco.

Se quedó congelado.

El hombre, con parsimonia, recogió el maletín y Ni-Ki se enderezó, retrocediendo unos pasos.

—¿Te he asustado, muñequito? —preguntó Señor Shin.

Riki sintió el pánico atenazándose en su estómago, escalofríos recorriendo su cuerpo, ganas repentinas de vomitar, volviendo a retroceder, sus hombros golpeando con la multitud de personas que seguía cruzando.

—Vaya, estás muy guapo —Señor Shin miró el semáforo, el verde parpadeando—. Nos vemos, muñeco.

Y se giró para seguir caminando.

Ni-Ki se volteó, corriendo lejos de allí, su mente confundida y perdida, apenas respirando por lo que acababa de ocurrir.

¿Acaso...? ¿Realmente...?

La bilis subió por su garganta, volteándose una vez cruzó, pero Señor Shin ya no estaba por ninguna parte, y continuó corriendo lejos de allí en dirección al parque, sin querer girarse porque no quería pensar que le estaban siguiendo, que...

No, no, tuvo que haberlo imaginado. Tuvo que haber sido otra persona y los confundió, era la única explicación posible, porque, ¿qué estaría haciendo Señor Shin allí? ¡Eso no tenía sentido alguno!

Entró al parque, sus ojos desesperados buscando por entre las personas, y corrió sin dudarlo hacia SungHoon, viéndolo apoyado en un árbol, jugueteando con su celular.

Casi a tropezones, jadeando, lo abrazó sacándole un susto por su repentina aparición.

—Hey, heeeeey... — SungHoon le devolvió el abrazo, sorprendido, sintiendo como Ni-Ki ocultaba el rostro en su hombro, rodeándolo con fuerza—, bebé, bebé, ¿qué pasa?

Pero Ni-Ki no lo miró porque ahora estaba entre los brazos de SungHoon y eso significaba que estaba protegido, estaba a salvo, y nadie le haría daño.

Muñequito estaba a salvó.

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