❪𝟮𝟲❫ ; 𝘀𝗶𝘁𝘂𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻𝘀 𝗮𝗻𝗱... 𝗱𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝘄𝗮𝗿?

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ARC TWO; WINGS❫
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO VEINTISÉIS;
SITUACIONES Y... ¿DECLARACIÓN DE GUERRA?
❛Todos en contra de la 1-A❜

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©Shanxlabyx
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«SU BRAZO ERA VENDADO CON LENTITUD Y A su vez gran cuidado. Mantenía su mano libre apoyada en la superficie de su cama con una mirada bastante perdida, fija en sus rodillas que estaban cubiertas debido a los leggings que poseía y le llegaban hasta los tobillos, cubriendo en totalidad sus piernas. Éstas mismas, podía sentir como estaban entumecidas hasta sus muslos. Simplemente se quedaba en silencio y en obediencia a qué el especialista siguiera con su trabajo.

—Bueno, ya está. —había murmurado con voz tenue el señor y médico de la familia mientras dejaba tranquilo su brazo y lo dejaba a un lado con suavidad y le daba una sonrisa leve a la menor. Ella, sin embargo, no devolvió gesto; su mirada seguía sin brillo, fija hacia abajo—. La dislocación sanará sólamente en un par de horas, así que no debes preocuparte, pequeña.

—Que te hayas dislocado el brazo significó que no hiciste el movimiento bien. —no obstante, una dura y femenina voz interrumpió casi de forma inmediata al médico; Atsuko estaba detrás del masculino con sus manos entrelazadas y ocultas por las mangas del semi kimono que tenía—. Cuando tienes una mala consecuencia; es que hiciste las cosas mal, Hatsulin.

El masculino entristeció su rostro. Por Hatsulin, ver aquel constante trato hacia aquella pequeña de nomás de apenas catorce años, que en su mayoría y frecuentemente tenga que sanarle o colocar en su lugar alguna extremidad por los violentos y horribles entrenamientos que siempre recibía y ejecutaba. Lo que más le sorprendía es que su pequeño cuerpo siga soportando y estando capaz de resistir lesiones.

Sin embargo, no podía decir nada. Al igual a qué toda la residencia, Atsuko lo tenía dominado y sometido al punto de que tenía que quedarse con su boca callada. Hacer de la vista gorda a lo que sucedía en aquella casa, a lo que mayormente le sucedía a la joven de cabello rojizo y orbes azulados; antes fue con el mayor de los hijos de cabello rojo y blanquecino, después con el tercer mayor de cabello y ojos rojos, y ahora, quien parece terminar con todo el mal; Hatsulin.

Lo que le dolía era el hecho de que ella no hacía más que asentir, más que obedecer a lo que le decía o recibir las reprendidas y regaños que la peliazul le daba. Simplemente se resignaba totalmente.

—Discúlpame, abuela. —respondió en un tono bajo la Tsubomi menor, con su cabeza agachada mientras parte de sus cabellos cubrían su mirada.

Atsuko sin importarle ni un poco hablarle así a Hatsulin enfrente de aquel tipo, ya que total, él ya debería acostumbrarse y estaba al tanto de todo, abrió su boca y dejó salir nuevamente otras palabras;

—Apenas sientas el brazo mejor, lo volverás a hacer. Que te lesiones no significa que tendré compasión de ti. —dijo con crueldad y una gran frialdad, la misma que había en aquellos orbes océanicos que miraban sin tacto a su nieta—. Tu tienes que ser perfecta. Eres una Tsubomi, los Tsubomi no se dejan dominar por el dolor, no se dejan derrotar. Tu tienes que ser una espléndida muñeca de porcelana; seguir reluciendo sin importar nada. ¿Entendido?.

La pequeña simplemente se mantuvo cabizbaja, y sin importar nada, como pudo, juntó una mano sobre la otra detrás de ella e inclinó la mitad de su cuerpo hacia adelante, a la Merced de la Tsubomi de sangre mientras que el médico simplemente se retiraba y veía por la rejilla de la puerta antes de cerrarla, luego de escuchar por última vez en ese momento la vocecita de la menor.

—Si, abuela.»

—¡Buenos días! —exclamó animada apenas se adentró al aula de clases—. ¿Cómo están? ¿ya comieron? ¿que tal sus heridas? ¿quien quiere un poco de Peyoung Yakisoba?

—¡Tsubomi-chan! —exclamó Uraraka quien se acercó rápidamente hacia ella en su animada entrada.

Había pasado una semana desde el incidente del ataque a U.S.J., cerrando temporalmente en el proceso la academia para -lo más seguro, pensaba Hatsulin- mejorar la seguridad y demás referente a los villanos. Habían vuelto nuevamente a la jornada de clases apenas dieron el aviso. La mayoría se encontraba mejor, los que tuvieron heridas en ese entonces estaban sanos. Todo se veía plenamente tranquilo, incluso mejor que antes. Alguno que otro esperó tensión en el aire; pero fue todo lo contrario.

Hatsulin, por su parte, estaba... viviendo, si. Cómo siempre, no estaba ni bien, ni mal, un punto medio. Físicamente estaba destrozada aunque no pareciera; su abuela la había hecho entrenar hasta desfallecer luego de que llegara de la academia en ese entonces y se enterará de lo que sucedió, sin tener compasión en decirle directamente «Fuiste débil como para terminar así. Cámbiate y ve al campo, tienes que volver a fortalecerte». No objetó, no se quejó, no tenía como aunque si muchos porque's.

Debajo de las mangas de su uniforme tenía sus antebrazos, y uno de ellos hasta el hombro, vendado ante las heridas o las quemaduras superficiales -y que obviamente no dejarían marcas por obvias razones, simplemente por uso excesivo de su quirk, dando a entender que simplemente su piel había ardido alarmantemente- en su piel y demás cosas. Pero a pesar de todo; sonreía. Eso era lo que le quedaba, sonreír y desearles a todos una bonita mañana.

—¿¡Ya te encuentras mejor!? ¿Cómo estás? —había cuestionado la castaña moviendo sus manos ligeramente en señal de preocupación y como si quisiera tocarla y al mismo tiempo no quisiera, agitándolas en el aire como si hubiera una barrera alrededor de ella.

Hatsulin miró fijamente sus gestos con un rostro sonriente, moviendo su cabeza a la par de los gestos de Ochako. Simplemente asintió firmemente dejando salir un pequeño «Hmh» en su garganta dando una respuesta que se escuchó afirmativa, pero que ella sabía bien que no era del todo cierta.

—Nos alegra eso. Preocupaste a la mayoría, Kero. —ahora habló Tsuyu quien se acercó mientras colocaba uno de sus dedos en su mentón y mantenía su lengua ligeramente hacia afuera—. Básicamente te desplomaste de la nada; la mayoría creyó que te habías desmayado.

—¡También nos asustaste! Te habías quedado ahí súper tiesa mirando a la nada, no nos respondías. —chilló la de tez rosada agitando sus antebrazos y sus puños de arriba hacia abajo—. ¡No reaccionabas! Te veías en un literal estado de trance, o algo así.

—¡Discúlpenme por eso! —pidió Hatsulin arrepentida por haberlos preocupado. Ya Midnight le había dicho que sus compañeros la llamaron y ella simplemente no respondió. Había sido algo inevitable, sinceramente.

A pesar de su actitud de ahora, estaba agobiada y angustiada; era obvio que no podía estar tan tranquila, aunque pareciera, por ver a Iyassu, por escucharlo. Maldición ¡había vuelto a verlo! ¡había insinuado sus intenciones de llevársela!, ¿¡cómo no iba a estar angustiada!?; Estaba hasta desesperada. Frente a todos podría mostrarse animada y sonriente, pero se sentía aterrada profundamente, no había sido capaz de decirle a sus hermanos, a su madre, a Hitōshi, a nadie lo que había sucedido. Literalmente nadie sabía -de los que estaban conscientes de su pasado en Nakano- lo que pasó específicamente con ella en el ataque a U.S.j., se había guardado todo para ella.

Había sido incapaz de decirles algo a alguno de ellos, había estado tentada en decirle al apellidado Shinsō cuando este había llegado rápidamente hacia ella cuando se iba a casa al enterarse de lo que sucedió; terminó yéndose con ella en el auto debido al tiempo y que quería inmediatas explicaciones, medio bombardeándola de preguntas y procurando que estuviera bien.

Como ella había visto sólamente, aquel gesto cansado y serio de Shinsō prácticamente se derrumbó por un rostro preocupado y angustiado, viendo su ceño fruncido y su cara deformada en una mueca. Por ver aquel rostro fue que se negó retundamente a decirle algo al respecto, lo más seguro es que se alteraría más y no dudaría en decírselo a su mamá o a sus hermanos si es que ella le dijera algo como «pero no le digas a nadie». Ya lo había imaginado reprendiéndola por eso y jalándola con él para comentar lo sucedido. Incluso él la acompañó a su casa, entró y se dirigió con ella a su habitación ante su ligera cojera, la cual gracias a Recovery Girl había disminuido.

Era algo dañino el guardarse lo que había sucedido esa vez, por guardarse algo tan horrible para ella. Pero prefería hacerlo primero a preocupar y ver espantada a su familia. Porque estaba segura de que si se lo dijera a su abuela tomaría una medida muy drástica.

Tampoco quería eso.

—O-oye, Tsubomi-san... —escuchó un llamado entre las exclamaciones de Mina sobre cómo se sintió esa vez. Sus orbes se voltearon al igual que su cabeza hacia la dirección de quién la había llamado, viéndolo temblar levemente y estar con su rostro ruborizado, viéndose avergonzado, nervioso pero... arrepentido, angustiado.

Esa expresión... Sintió una fea sensación por ver la cara que tenía, los sentimientos que menos le gustaba provocar; los mismos que vio en Shinsō esa vez. Sintió amargura por eso pero después sonrió, ladeando su cabeza.

—¡Buenos días, Midoriya-kun! —primeramente saludó al pecoso quien estaba temblando como gelatina enfrente suyo—. ¿Sucede algo?

—Bueno, yo... —balbuceó al peliverde dudoso, seguidamente tomando una pequeña bocanada de aire en el proceso. Su mirada apenada se convirtió más seria y a su vez aún angustiada—. Quisiera... —ladeó su cabeza viéndolo fijamente, sin saber que quería decir. A su lado las chicas lo miraban igualmente como un Alcón cazando a su presa; aunque Uraraka parecía medio alterada. Izuku tragó saliva—. Quisiera disculparme contigo, y con Tsuyu-chan, por haberlas dejado solas a ambas.

—¡Oye, pero si yo también estaba! —se quejó Mineta en el fondo y la peliverde inmediatamente le hundió la cabeza hacia abajo para que se callara.

—Y-y también quería decirte, que aquel tipo... creo que su nombre era Iyassu. —Hatsulin quitó su sonrisa para verlo expectante por escuchar aquel nombre, a su vez internamente se preocupó. Se auto golpeó internamente por no pensar en si Iyassu le llegó a hacer algo a él—. No sé que era lo que quería, pero no dejaba de insultarte... y decirte... Meinu¹. —apretó sus puños bajo la atenta mirada de la pelirroja.

—¿¡Eh!? ¿¡Meinu!? —exclamaron los que estaban atentos a las conversación, medio alterados por escuchar aquel cruel y vulgar apodo.

—¿¡Por qué llamaría así a Tsubomi-chan!? ¡No debería hacerlo, es... es... Bueno, con sólo escucharlo es grosero e indignante! —replicó Kaminari desde su asiento, con un rostro medio molesto y ofendido—. ¡Ni a ella ni a ninguna mujer debería llamarse así!

—¡Si, eso no es nada varonil! —exclamó Kirishima.

—A pesar de todo, no dejaba de dirigirse de esa manera contigo. —murmuró Midoriya; Hatsulin notó como sus hombros cayeron y se tensaron; podía sentir como se sentía frustrado, impotente. Lo miraba atentamente y sin expresión alguna por lo que decía. El peliverde no tardó en apretar sus puños con cierta fuerza—. Le pedía que dejara de llamarte así o que te insultara, pero no cedía. De verdad me sentí molesto de que te llamará de esa manera; sabía que estabas asustada ese día, varias veces te ví así —frunció su ceño—, y no quería que alguien más causara cosas feas. De verdad... me disculpo por no poder, al menos, en tu nombre, evitar que te siguiera llamando así, que te insultara...

Hatsulin no tardó en acercarse en el frustrado chico, apenas escuchándose sus pasos debido a lo ligeros que habían sido; seguía sin sonreír, pero continuaba mostrando gran atención en su ajeno más alto, mostrándose bastante expectante y a su mismo tiempo curiosa.

—De verdad... lo siento. Aunque haya querido evitar que te sintieras mal porque te insultaran, aún asi provoque que te preocuparas cuando me lance al ataque. No quería causarte más problemas. —cerró sus ojos con fuerza, mostrándose de verdad frustrado—. En serio, per...

❛¡Plat!❜ se escuchó claramente aquel sonido seco sorprendiendo y exaltando a la mayoría que colocaron sus ojos blancos del espanto y el shock cuando la pelirroja tomó el rostro del peliverde, prácticamente impactando sus palmas en sus mejillas abultándolas y haciendo un sonido y acción bastante similar a una bofetada; por parte de Bakugō, él se carcajeó por el dolor de Midoriya, teniendo una sonrisa medio macabra, recibiendo miradas extrañadas y confundidas porque se riera ante el dolor del peliverde.

El rostro de éste mismo se contrajo en dolor y aparecieron pequeñas lágrimas en sus orbes verdosos cuando sintió aquella acción; sus mejillas no tardaron en doler y colocarse medio rojas ante el ardor, era como si le hubiera dado dos cachetadas en un simple movimiento por la forma fuerte en que tomó su rostro al posicionar sus manos allí.

—Midoriya-kun. —llamó la más baja viéndolo fijamente y con seriedad y determinación reflejadas en sus orbes azulados. Un pequeño y adolorido ❛¿E-eh?❜ salió del aludido quien abrió sus ojos con dificultad—. Realmente eres un tonto imprudente —dijo primeramente y con bastante sinceridad haciéndolo sentir un golpe bajo—. De verdad me asustaste ¿sabes? Por lo menos avisa o algo por el estilo, simplemente saliste corriendo como un suicida contra Shakigaki-kun o como sea su nombre, con aquel Nōmu e Iyassu. Pudiste haber muerto al haber entrado en esa pelea, tonto. —continuó con determinación, recibiendo una mirada arrepentida y regañada del contrario—. Pero no te sientas culpable, ¿si? No me gusta verte con esa expresión, pon una sonrisa. Asiiii~. —canturreó levemente estirando sus mejillas levemente y buscando que sonriera—. Lo que me alegra es que estés bien, más bien es admirable que te hayas lanzado a ayudar sin importar nada, ¡lo que un héroe haría, aunque uno imprudente! ¡Asombroso! —sonrió en grande apretujándole el rostro de manera cariñosa y entusiasta; los ojos del chico se agrandaron y brillaron, sintiéndose conmocionado y conmovido—. La próxima, de las orejas te traeré devuelta antes de que te maten, Midoriya-kun, la que debería disculparse aquí soy yo. ¡No te atrevas a hacerlo porque te callo!. Si quieres disculparte, hazlo dejando de sentirte así y ¡esfuérzate y sonríe!

Al finalizar soltó su rostro mientras alzaba su puño con determinación y una sonrisa, queriendo entusiasmar y evitar que el peliverde dejara de sentirse de aquella manera que tanto le disgusta, sobretodo cuando tiene que ver ella con aquella preocupación. Le preocupó el hecho de que Iyassu muy posiblemente haya hablado con Izuku, también se asustó un poco de que haya dicho algo sobre su pasado o mencionado algo sobre Nakano; le aliviaba en cierta manera que no fue así.

Ya era una vieja costumbre el sobrenombre de Iyassu hacia ella; hasta cierto punto ya se acostumbró y aunque sea un cruel y feo insulto, no podía objetar nada. Al igual que su abuela, aunque en este caso, ella no la insultaba; al menos no con sobrenombres como lo hacía Iyassu. Era agobiante y algo vergonzoso que Midoriya haya descubierto y escuchado cómo era llamada.

Pero, como había dicho, lo único que le preocupaba era como se sintiera él, que dejara de sentirse de aquella manera frustrada y angustiada hacia ella; eso en definitiva no le gustaba, preocupar y angustiar a los demás era algo que no le gustaba debido al aún constante y encarnado miedo de que alguien se preocupara por ella; «¡Cada persona que te proteja o ayude, morirá, saldrá lastimado por ti, por tu culpa! ¡no puedes recibir ayuda de nadie, ni de un héroe!» eran las palabras que habían impactado negativamente en ella, siendo incapaz de recibir ayuda y a su vez, preocupación de nadie.

Pero obvio que se preocupaba por los demás, aunque se sentía incapaz de que alguien se preocupaba hacia ella, si podía preocuparse por los demás. Era algo plenamente inevitable.

Así que, mostró su mejor sonrisa de determinación y entusiasmo a su contrario, inclinando un poco la parte superior de su cuerpo hacia adelante al dar un paso; con una mano en su cintura y la otra en alto.

—¡Siente coraje y determinación, y sonríe ante cualquier dificultad! —exclamó con entusiasmo, hasta que acercó su puño y la golpeó sin fuerza alguna en el pecho del chico—. ¡Pero no me asustes más! ¿okey?

El chico parecía querer convertirse en líquido enfrente suyo; estaba medio lloriqueando en su lugar debido a lo conmovido que estaba justo ahora, no dejaba de temblar de pies a cabeza y las lágrimas estaban peligrando demasiado en caer de sus ojos en cualquier momento; éstos mismos estaban brillando intensamente.

Midoriya no tardó en asentir rápidamente soltando lagrimitas en el proceso al mover su cabeza con gran felicidad, manteniendo sus puños apretados a la altura de su torso.

—¡S-si, lo haré! —exclamó con su voz quebrada pero a su mismo tiempo determinada, estaba que explotaba en llanto justo ahí, aunque usó su antebrazo para limpiar su rostro, sollozando sonoramente.

Una pequeña risita salió de entre los labios de la pelirroja quien revolvió levemente su cabello de manera amigable y divertida como queriendo tranquilizarlo al haber provocado que se conmocionara tanto. A su vez se sentía satisfecha de haber evitado que siguiera sintiéndose de esa manera angustiada y arrepentida; por su parte, no había nada que disculpar así que no quería que se disculpara con ella cuando no debía. Prefería verlo con una sonrisa.

—Tsubomi es bastante entusiasta. —había dicho Kyōka apoyando su mejilla en la palma de su mano mientras sus labios estaban curveados en una sonrisa.

—¡Si, eso es cierto! —secundó Mina alzando una de sus manos en el aire dándole la razón a la chica con cables en sus orejas; ella jugaba levemente con estas al enredar y desenredarlas en su dedo índice.

—¡Gracias! ¡Creo! —habló Hatsulin con aquel tono entusiasta y dulce mientras que sus mejillas se habían ruborizado ligeramente mientras rascaba una de ellas, mostrándose un tanto avergonzada.

Las chicas allí habían sonreído y reído un poco por la conversación y reacción de Midoriya; demostrando así que era bastante sensible, también riendo por la reacción de la pelirroja. Al finalizar; Hatsulin le dió palmaditas en la cabeza y luego se fue a sentar en su asiento dejando su mochila en dónde debía y acomodarse. Seguidamente sintió una mano en su cabeza y luego como un peso caía en su hombro haciéndola desconcertrarse y mirar curiosa hacia allí; Kaminari.

—Eres un sol. —lloriqueó fingidamente el del mechón mientras que rodeaba sus hombros desde atrás medio abrazándola, mientras que estaba arrodillado en su silla y llevando su cuerpo en su mayoría hacia adelante—. Dime también algo bonito. —bromeó.

Hatsulin parpadeó un poco por sus palabras para seguidamente sonreír y después reírse silenciosamente por la reacción de su amigo rubio, dándole unas palmaditas en su cabeza llena de cabellos rubios en compresión. —¡Eres un gran amigo, Kaminari-kun!

—¡Ah, me siento conmovido! —siguió dramatizando sacándole unas pequeñas risas a la más baja.

—¡Todos! ¡la clase está por comenzar! ¡Dejen de hablar y tomen sus asientos! —repentinamente; Iida entró tal cual un rayo al aula, estirando sus brazos a la clase. Sin embargo, a pesar de su orden intensa, lo más seguro por lo estricto que era y por su puesto como presidente de la clase, todos estaban sentados; Kaminari incluso se había sentado como debía.

—Iida-kun, todos nos encontramos en nuestros asientos. —habló sonriente la pelirroja mirando fijamente hacia el peliazul, teniendo un escondido tono de obviedad entre sus palabras, y a su vez queriendo que se diera de cuenta sobre eso.

—Eres el único que no lo está. —ahora habló Sero con cierta diversión en su tono de voz por aquel hecho.

—Mejor tu siéntate también, salida de emergencia. —soltó Takeru sin pudor alguno, con cierta toque de aburrimiento en sus palabras.

El chico de los motores simplemente fue de forma inmediata a su asiento con sus manos hechas puños, temblando de pies a cabeza mientras sudaba; eso daba a entender que estaba avergonzado de si mismo por el hecho de que había insinuado que todos se sentarán y técnicamente era el único de pie. Unos muy pocos rieron por ver su expresión desde sus asientos, Hatsulin simplemente lo observó y después le sonrió ligeramente desde su lugar para voltear su cabeza hacia su escritorio y suspirar cuando notó parte de los vendajes en la palma de su mano.

Apretó ésta misma para después tomar la manga de su uniforme y subirla más para que no se notara aquel vendaje, suspirando con pesadez mientras se quedaba viendo sus dedos apretando la tela y sus uñas levemente largas y al natural un poco encajadas en la tela. Cerró sus ojos con levedad al respirar profundamente; debía dejar eso de lado.

—Buenos días.

Todos miraron hacia la dirección de la puerta, la mayoría quedó en shock cuando vieron a Aizawa entrar por la puerta; no precisamente en buen estado; estaba vendado de pies a cabeza, parecía una momia. Apenas podía dejarse ver uno de sus ojos ya que su rostro era una de las cosas que más estaba vendada. Hatsulin levantó sus párpados ligeramente y su sonrisa se borró, sin evitarlo apretó la tela de su uniforme y clavó un poco sus uñas ante la horrible sensación que la recorrió al verlo de esa manera.

—¿¡Eh!? ¿¡Aizawa-sensei!? —habían exclamado varios de los estudiantes; Hatsulin seguía muda viéndolo fijamente y como caminaba con lentitud hacia enfrente de la clase.

—Vino a pesar de sus heridas, ¡que profesional! —exclamó conmocionado Kaminari detrás suyo.

—¿Sensei, está bien? —cuestionó alguien en el aula pero no podía prestar mucha atención al verlo fijamente.

Apretó sus labios. No le gustaba ver a su maestro así, le aliviaba era el hecho de que estaba vivo y lo suficientemente estable como para poder estar de pie, con cierta dificultad, sin embargo, eran demasiados los recuerdos de ver a personas así de vendadas. Tragó saliva ligeramente, buscando calmarse. Disimuló su mano en su mejilla al limpiar unas gotas de sudor al jugar con unos mechones de cabello. De verdad se sentía ansiosa.

—¿Eso se supone que es "estar bien"? —habló con ironía Takeru.

—Mi salud no importa. —dijo primeramente el azabache con aquel tono de voz monótono y cansado. Hatsulin apretó sus manos nuevamente y antes de que siguiera hablando, tomó la palabra;

—Eso no es verdad, Aizawa-sensei. —su voz estaba menos animada que antes, mostrándose seria y a su vez firme. El maestro no tardó en observarla al escucharla—. Su salud si importa, es lo más importante aquí. Podría empeorar si se sigue sobreesforzándose, debería cuidarse y descansar más.

—Eso es cierto, Aizawa-sensei. —escuchó decir a Yaoyorozu con una voz preocupada. Algunos de sus compañeros secundaban sus palabras.

Aizawa se quedó en silencio mirando hacia los menores para bajar la mirada y ver fijamente hacia Hatsulin quien seguía observándolo con el mismo rostro duro y a su vez preocupado. No dijo nada por varios segundos hasta que en un pequeño resoplido volvió a hablar;

—Dejen de preocuparse; es mi trabajo después de todo y debo hacer mi deber. —habló en un tono bajo cerrando sus ojos -o al menos el único visible- y después los abrió con lo que parecía tener una mirada seria—. Cómo decía, lo más importante; la pelea no ha terminado.

—¿Pelea?... —ladeó un poco su cabeza por eso, aunque seguidamente sintió inquietud en su cuerpo por eso. ¿Es que habían atacado los villanos otra vez? ¿otra vez había vuelto Iyassu?; movió su pierna de arriba abajo inquieta por eso.

—¿¡Los villanos de nuevo!?

—El Festival Deportivo de la U.A. está cerca.

Toda tensión que había sentido en su cuerpo se esfumó totalmente y casi suspiró como si exhalara luego de correr muchos kilómetros y se detuviera para descansar; no eran los villanos, no era Iyassu, ni Areri o Kaito. Aunque aún así, se detuvo a pensar en las palabras que dijo su "momia" maestro, pestañeó varias veces sintiéndose desconcertada y confundida para levantar sus párpados por eso; ¡había dicho el festival deportivo de la U.A.!

—¡Ese es un evento escolar súper normal! —exclamó en su mayoría de compañeros de forma sorprendida e igualmente emocionada. Hatsulin intercambió de a poco la tensión que tenía convirtiéndola en emoción por ese evento, era una de las cosas que más le emocionaba, aunque en parte la agobiaba ya que significaría que los infernales entrenamientos con su abuela volverían.

Pero sería después que pensará eso, pensaría en el ahora; participaría por primera vez en el evento más aclamado de Japón de la U.A.

—¿Está bien tener un Festival Deportivo poco después de que los villanos se infiltraron? —había dicho la de cabello violeta oscuro y conectores en sus orejas.

Parpadeó un par de veces por eso, mirándola al igual que varios de sus compañeros. Ahora que lo pensaba, eso era verdad. Al percatarse de ese hecho jadeó un poco soltando un pequeño sonidito en su garganta al darle la razón, mirando hacia su dirección al voltear levemente su cabeza.

—Jirō-chan tiene razón. —dijo en voz alta volteando a ver hacia su maestro de forma expectante y en busca de alguna explicación. Sabía que había alguna, no por nada iban a hacer el festival deportivo después de aquel caos de U.S.J..

—Aparentemente, ellos no piensan que el sistema de manejar crisis de la U.A. es sólido como una roca para llevar a cabo el evento. La seguridad también fue fortalecida cinco veces en comparación a años pasados. Sobre todo nuestro festival deportivo es una gran oportunidad. No es un evento que sea cancelado por algunos villanos. —miró fijamente a su maestro enfrente suyo. Sintió cierta ansiedad y a su vez emoción y admiración; el hecho de que la U.A. no se dejara derrumbar tan fácilmente era algo admirable, aunque arriesgado. Aizawa suspiró un poco cerrando su ojo visible —. Cómo saben, con reducciones a escala y población, ahora son un escudo de su antigua gloria. ¡Y ahora; Japón, nos cede estas olimpiadas, eso es el Festival Deportivo de la U.A.!

Su rostro poco a poco se iluminó, sus ojos resplandecieron y sus mejillas se tornaron un tanto rojizas; la emoción se reflejó en ella mucho más cuando sus labios se ensancharon en emoción y admiración, justo como una niña pequeña admirando a un héroe en acción; aunque esta vez admiraba a la U.A. en general y la convicción y coraje de seguir ante todo, de no dejarse derrumbar por mucho que varias catástrofes la golpeen. El sistema de aquella academia era admirable.

Sus manos dejaron de apretar las telas sucesivas de su uniforme para hacerse puños encima del escritorio y enderezarse; sentía una gran emoción por eso, una felicidad en su lastimado corazón. Conocía el sistema del Festival Deportivo, por medio de su hermano Takeshi quien antes de tan siquiera entrar ella a la U.A. le contaba lo que sucedía; a veces por petición suya o por propia intención de su hermano mayor.

—Por supuesto, todos los héroes elite del país nos estarán viendo; ¡para propósitos de reclutamiento! —exclamó Yaoyorozu al fondo del aula con determinación y sus puños elevados a la altura de su pecho. Sus palabras habían hecho simplemente acelerar su corazón de emoción.

—Por supuesto. Unirse a una famosa agencia de héroes les dará más experiencia y popularidad. —continuó el maestro enfrente de la atenta y emocionada clase—. El tiempo es limitado; si esperan ser profesionales, el camino de su futuro se abrirá en este evento. Una oportunidad en un año; una totalidad de tres oportunidades. —aclaró y señaló, colocándose más firme en su lugar o al menos intentándolo—. Ningún aspirante a héroes podría perderse este evento. ¡Si entienden eso, no holgazaneen y prepárense!

—¡Si! —exclamó en coro la clase; con gran emoción y determinación en sus personas. Todos dispuestos a esforzarse.

Hatsulin sonrió con determinación mientras se colocaba rígida al estar dispuesta al dar todo de si en el festival y acaparar la atención de algún héroe o heroína, estando dispuesta en hacerlo por si misma, por las promesas que hizo. Sabía que su abuela la obligaría a ser perfecta, a ser la número uno; pero quería hacerlo por su corazón quebrado, por el sentimiento de ser heroína y demostrar lo fuerte que era.

❛¡Esto es tan emocionante!❜

UN GRAN BOSTEZO SALIÓ DE ENTRE SUS LABIOS mientras extendía sus brazos hacia arriba y los tensaba, aclarando su garganta con cierta pereza. Sentía su cuerpo tenso y algo cansado, le dolía su espalda sobretodo. Por suerte -más o menos- podría acostarse un rato al llegar a casa, antes de que muy seguramente su abuela llegué con sus ideas lunáticas de entrenar hasta casi morirse o estar cerca, incluso con ganas de eso.

En fin, su vida. Rascó un poco su cabeza mientras tenía sus ojos cerrados y burbujitas diminutas a su alrededor; ya habían acabado las clases, habían pasado relativamente lento. Cómo cualquier día. Se sentía era sumamente entusiasmada por festival deportivo, podría demostrar todo su potencial.

Una gran parte de ella se sentía atemorizada, aterrada, sofocada. Que no se muestre tan frustrada y angustiada por la aparición de Iyassu y el hecho de que muy posiblemente estaba Kaito cerca, no significa que no pensará en eso. Claro que lo hacía; cuando dormía, lo hacía pensando en eso. Cuando comía, lo hacía pensando en eso. Cuando entrenaba, estudiaba o hacía cosas cotidianas en su hogar, seguía pensando en eso.

Vivía más atormentada que antes, con el constante temor de que apareciera Iyassu de la nada dónde vivía ahora sabiendo que también estaba en Musutafu. Suspiró pesadamente, ahora ya no podía estar tranquila, pero tampoco distraída. Seguiría luchando con su propio infierno con su abuela, esforzándose hasta cuánto pudiera, pero, estando alerta ante todo.

Estaría alerta y atenta a todo, tanto en su vida, como en la de su familia y su compañeros.

—¿Q-... q-que está sucediendo? —soltó la chica de la gravedad cero. No tardó en mirar hacia allí por sus palabras.

Miró confundida hacia la multitud que se había hecho presente en toda la entrada; parecían ser de las demás clases de primer año. No habían de los de segundos o tercero, o al menos no reconoció, pero tampoco es como si ella conociera a toda la escuela. Simplemente llegaba a distinguir a uno que otro por la apariencia o simplemente al fijarse que zapatos de alguno de los años.

Aún así, estaba confundida. ¿Había pasado algo y ninguno de los de su salón se enteró?. Cubrían la entrada por completo y no dejaban de exclamar quien sabe que cosas, siguió guardando sus cosas en su bolso mirando atenta y fijamente hacia ellos, buscando explicación.

—¿Qué asuntos tienen con la clase A? —había cuestionado el presidente de la clase con confusión e igualmente e busca de explicación mientras que, como siempre y pudo notar, movía sus manos de manera robótica.

—Investigando al enemigo, basura. —Bakugō había tomado la palabra haciendo que lo mirara atentamente; él se había levantado y sin importarle nada había caminado hacia la salida, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón del uniforme—. Nosotros fuimos quienes sobrevivimos al ataque de los villanos. Probablemente quieren investigarnos antes del Festival Deportivo. —al decir eso, detuvo sus pasos enfrente de toda la multitud de estudiantes de las demás clases. Mostró una mirada firme y filosa—. No hay punto de hacer algo así. ¡Fuera de mi camino, extras!

—¡Deja de llamar a las demás personas «extras» sólo porque no las conoces!

Bajó sus cejas levemente en una expresión resignada y suspiró ligeramente, mientras negaba un poco con su cabeza y cerraba su bolso para colgarselo en su hombro y por su cuello como siempre suele hacer. Bakugō de verdad era alguien muy... él; orgulloso y altanero, de eso se dió cuenta, agregando que no le molestaba ofender o insultar a las personas. De verdad se parecía a su hermana ¿o ella se parecía a él?

Se levantó de su asiento para poder acercarse a todo el problema que se había hecho allí y saber, aunque seguramente también se trate de lo que dijo el cenizo, porque estaban allí. Si era para "investigar al enemigo" ¿no deberían haberse aparecido en medio del entrenamiento físico o de héroes? Ahí si sería más escandaloso porque estarían espiandolos para saber las estrategias de todos y los quirks de cada uno. Era bastante confuso.

—Vine a ver cómo era la famosa Clase A, pero tú pareces muy arrogante. —unas orejas de gato imaginarias se elevaron en su cabeza cuando escuchó aquella voz al acercarse ligeramente hacia allá. Sus ojos se extendieron un poco apretando sus labios y viendo de quien se trataba; Shinsō Hitōshi se abrió paso entre todos los demás jóvenes, con aquella mirada cansada y seria de siempre—. Sólo conozco a una persona que considero agradable en este curso, pero ¿todos los demás estudiantes del curso de héroes son así? —el pelimorado la había mirado unos segundos cuando dijo lo primero; refiriéndose a ella con "esa persona", pestañeó un poco observando como de reojo sus compañeros negaron exaltados. Volvió a mirar hacia su amigo—. Ver algo así me desilusiona. —finalizó con una mano en su nuca.

Su ceño se frunció levemente en confusión; era algo repentino que Shinsō haya aparecido así enfrente de su clase. Sabía que él había aspirado en un principio al departamento de héroes, ella lo animaba diciéndole que en algún momento podrá ingresar y demás, sigue apoyándolo en eso pero... era confuso que de un momento a otro quisiera ver en persona a los de su clase. Lo miró fijamente varios minutos y luego el chico no tardó en observarla de igual manera de una manera algo desapercibida a los demás debido a que a perspectiva de todos parecía que simplemente miraba a la clase aunque en esta ocasión la miraba a ella.

Pestañeó un par de veces cuando conectó miradas con Hitōshi, ladeó su cabeza como en busca de saber que pasaba porque sabía que estaba ahí por algo más grande que simple curiosidad de ver al departamento de héroes en persona, ya que ella no lo soportaba y siempre le contaba lo que sucedía. El más alto la miró unos segundos mientras abría sus labios levemente y después bajó un poco la mirada, haciéndola encender algo por un sentimiento que percibió en él; seguidamente el chico volvió a hablar.

—Aquí hay algunas personas quienes se integraron en estudios generales o otros cursos porque no entraron al de héroes, ¿sabías eso?; La escuela nos dió otra oportunidad. —sus cejas se levantaron mientras que sus labios se separaron, mostrándose sorprendida e impactada—. Dependiendo de los resultados del Festival Deportivo, ellos considerarán transferirnos al curso de héroes y parece que también reclutarán personas de afuera... —hizo una pausa. El cenizo enfrente suyo frunció el ceño con enojo—. ¿Investigar al enemigo? Yo al menos vine a decir que, aunque estés en el curso de héroes, si te dejas llevar demasiado... barreré el piso contigo; vine con una declaración de guerra.

Una gran felicidad por su amigo se instaló en su pecho al haberlo escuchado decir aquello de tener otra oportunidad, contuvo sonreír y lanzarse a abrazarlo ahí mismo al sentir feliz por él. Se movió un poco inquieta en su lugar mientras sus ojos brillaban y se mantenían bien abiertos y fijos en él, incluso notó como volvía a desviar la mirada con un deje de vergüenza y cierta emoción, al menos eso fue lo que percibió en él ya que seguía con aquel rostro serio que suele tener. A pesar que se estaba tomando en serio lo de la declaración de guerra, seguía sintiéndose contenta por él.

❛Estoy muy feliz por ti, Hitōshi-kun❜. Sonrió cálidamente hacia la dirección del pelimorado, sintiéndose de verdad contenta y feliz. Por lo menos tuvo razón en que en algún momento llegaría a tener oportunidad de entrar al departamento de héroe. Lo apoyaría y ayudaría mucho más que antes.

—¡Oigan, oigan! ¡Soy de la clase B, la siguiente puerta! ¡Escuché que lucharon contra villanos, así que vine a hablar! ¡no se dejen llevar!

Sus orbes no tardaron en dirigirse y fijarse en el estudiante que se había abierto paso entre los demás y había tomado la palabra; observó fijamente la apariencia de este. Le recordó bastante a Kirishima, ya que se parecía sólamente que sus colores predominantes eran los grises; sus dientes eran puntiagudos y su apariencia era similar a su amigo robusto. Lo miró varios segundos, recordando haberlo visto en los pasillos un par de veces.

Por lo que dijo sus labios se fruncieron un poco, sus cejas también cayeron y colocó una expresión casi imperceptiblemente incómoda y disconforme con lo que dijo. Apretó el cinturón de su mochila sintiendo una pesadez en su pecho. Ya estaban sobrepasando el límite de lo que decían respecto al ataque de los villanos justo en su horario de clase, ya eso le molestaba; que recalcaran tanto ese hecho como si fueran culpables o causantes del ataque, como si fuera la culpa de todos ellos.

Afianzó más su agarre mientras apretaba sus labios, dió un par de pasos hacia el frente quedando a la par de Bakugō quien había esperado simplemente a qué alguno se quitará del camino por su cuenta. Él la miró de soslayo viendo su rostro no sonriente como siempre, pero sólo frunció más su ceño.

—Disculpen. —llamó la atención la pelirroja haciendo que la mirada de las demás clases, incluyendo la misma 1.A se fijaran en ella; los de su clase intrigados e inevitablemente preocupados de lo que llegara a decir—. Quisiera aclarar algo, sobre todo con las ideas que se están haciendo y lo que están insinuando. —señaló enfrente de todos—. No fue nuestra culpa el que los villanos atacarán la U.A., nosotros no quisimos en ningún momento que sucediera ni tampoco queríamos luchar contra ellos en un principio, si lo hicimos es porque era para sobrevivir y no morir; para protegernos entre si y evitar alguna muerte. —habló con seriedad—. ¿Acaso creen que nosotros queríamos que sucediera?

Todo se quedó en silencio cierto momento, el de apariencia similar a Eijirō pareció pensarlo pero hizo un ligero movimiento haciendo otra vez una expresión de a la defensiva, dando un paso hacia adelante.

—¡Sólo estamos diciendo que-!

—¿Insinuan que nosotros queríamos que unos villanos nos atacarán en media clase, dejarán graves a dos de nuestros docentes, incluyendo a All Might y varios de nosotros? —volvió a formular la pregunta viendo directamente al platinado que se quedó mudo, conmocionado y algo intimidado a pesar de que ella sólamente se veía neutra. Hatsulin esperó respuesta, viajando su mirada hacia los demás estudiantes que estaban observándola o viendo hacia otro lado. Detuvo su mirada un segundo en Shinsō que parecía atento y desplazó sus ojos a los demás—. Que alguien me conteste y me diga que nosotros queríamos que nos atacarán villanos y queríamos que Aizawa-sensei y Trece-san terminarán en condiciones críticas. —pidió.

Otra vez recibió silencio absoluto, notó y sintió vergüenza en varios de ellos. Algunos desviaban la mirada y la mayoría se quedaba en completo silencio. Cómo la apellidada Tsubomi se esperó, nadie contestó a su petición haciéndola respirar hondo por la nariz y cerrar los ojos. Seguidamente negó con su cabeza de forma ligera, manteniendo sus orbes cerrados algunos segundos.

—Nosotros no queríamos que nada de eso sucediera. —habló con suavidad y dejando de lado la cierta firmeza en su voz—. Así que, por favor, les pido que no insinuen que por haber vivido una experiencia atemorizante y quizás traumática para algunos nos creemos mejores que los demás. Todos somos iguales, nadie es mejor que nadie. Si alguno de ustedes, y espero que no ni tampoco deseo que les suceda eso, hubiera vivido lo mismo ¿como se sentirían? en aquella situación, o que los demás piensen cosas erróneas por haber vivido esa horrible experiencia. —abrió sus ojos dejando ver aquel azul intenso que poseía—. Me disculpo por Bakugō-kun, pero no todos somos así; tampoco juzgare su actitud, pero quiero aclarar eso. Nosotros no queríamos que los villanos atacarán la U.A. ni nos creemos mucho mejores que los demás por haber tenido la mala suerte, porque efectivamente no fue una buena suerte, de habernos enfrentado a los villanos.

Dió un par de pasos hacia adelante con aquella expresión seria y madura, manteniendo todavía aquel tono de voz suave y tranquilo a comparación del animado que suele tener la mayoría del tiempo; la 1-A veía paralizada la espalda de su amiga pelirroja, incluso estupefactos por lo que dijo repentinamente. También estaba el hecho de que todos se habían quedado en un silencio total, cualquier escándalo que había se esfumó.

Bakugō, por su parte miró hacia los demás en silencio y después frunció el ceño, hizo el sonido de chasquear su lengua y apretar su mandíbula. No tardó en soltar un pequeño bufido que se convirtió en una ligera y burlona risa que acaparó la atención de todos, viendo como él sonreía con soberbia y a su vez fastidio.

—Que disculpa por mí o mi carácter. Ni una mierda. —habló con aquel vocabulario de camionero que poseía. Todos lo miraron nuevamente, mientras que la poca calma que había para la clase A se esfumó por lo que decía—. Yo los aplastaré a todos. Ustedes sólamente son unos molestos extras débiles y estorbosos.

Todo se había quedado en silencio y casi como el viento; el escándalo volvió, todos comenzaron a gritar y exclamar indignados por aquellas palabras del cenizo. Hatsulin lo volteó a mirar fijamente por aquella actitud suya pero no mostró molestia, sólamente lo observó con atención escuchando como la calma que ella creó al menos unos minutos al hablar varias cosas se esfumaba con la tormenta de unas simples palabras de Bakugō. Inclinó su cabeza un poco; era problemático.

—¿¡Hah!? ¿¡que has dicho!? —el platinado con complejo de Eijirō exclamó, mostrándose bastante molesto—. ¿¡Por qué nos dices de esa manera!? ¡al menos ten respeto como lo hizo la pelirroja!

Bakugō no contestó, como se esperó, a su queja y comenzó a caminar hacia ellos viendo como poco a poco le abrían un muy leve caminito pero sin dejar de andar gritándole quejas y reclamos, ignorándolos por completo, sobre todo al platinado robusto.

—¿¡Me ignoras, bastardo!?

—¡Espera un momento, Bakugō! ¿que harás sobre esto? ¡Es tu culpa que todos nos odien! —replicó Kirishima alterado por la exaltación que se había desenvuelto por sus palabras

—No importa. —habló tajantemente el cenizo colocando su mochila en su hombro. Simplemente continuó encaminándose—. No importa mientras estés en la cima.

Hatsulin lo siguió con la mirada viendo aquel pequeño escape para irse; Sosuke ya le había escrito que ya estaba enfrente de la U.A. para ir a casa, no podía hacerlo esperar. Con gusto se quedaría a ayudar a calmar a toda aquella multitud para que sus compañeros pudieran irse en paz pero el tiempo no era su amiga. Soltó un pequeño «Hmh» al vibrar las cuerdas vocales en su garganta por su actitud. Realmente para cualquiera era molesta e irritante, grande era el ejemplo con la multitud furiosa que había provocado él, pero bueno; cada quien con su carácter. Por lo menos podía considerarse a si misma con un carácter que podría soportar a Bakugō Katsuki.

Suspiró nuevamente y después miró hacia los demás estudiantes, los vio un poco y se encaminó para volver más expresivo su rostro y seguidamente sonreír de forma animada y afable, llamando la atención de algunos. Nuevamente notando la mirada del... Kirishima gris, ya que eso parecía.

—¡Lamento la actitud de Bakugō-kun! —se disculpó la chica haciendo una reverencia y a su vez, de reojo buscando a Shinsō entre la multitud vio sus cabellos asomándose y a su vez moviéndose, ya estaba buscando salirse de ahí. Se enderezó y alzó uno de sus puños a la altura de su pecho—. ¡Esforcemonos para el Festival Deportivo y demos todo de nosotros!

Al finalizar esas palabras comenzó a pedir permiso y moverse con cuidado entre la multitud que aunque algunos se quedaron en silencio y en una pequeña burbuja por lo que dijo, siguieron gritando. A lo lejos ya alcanzó a escuchar la voz de Kirishima exclamar «¡Tsubomi, no nos abandones! ¡ayuda!» con una voz afligida haciéndola sentir culpable.

Dios, de verdad quería quedarse y ayudar a calmar todo eso pero debía y tenía que irse. No podía hacer esperar a Sosuke ni mucho menos llegar más tarde con su abuela, habría una muy horrible consecuencia.

Suspiró cuando pudo salirse de toda aquella multitud; tantas personas y tanto contacto físico la colocaban nerviosa. Se acomodó lo que debía y después comenzó a caminar a rápidos pasitos para poder dirigirse lo más rápido posible con Sosuke y no hacerlo esperar; aquella complicación le había robado tiempo. No de manera alarmante pero si varios minutos como para que el de ojos eléctricos quedara diez minutos afuera en espera de su aparición.

Estaba algunos pasos detrás del cenizo quién caminaba con aquella postura tensa y a su vez despreocupada que tenía. Veía simplemente hacia el frente un poco ansiosa, mientras que Bakugō poco a poco tensaba más sus hombros e igualmente agachaba y doblaba su cuello hacia abajo al hundirse en sus hombros por la inquietud y molestia que comenzaba a surgir en él, bueno, que aumentaba. No tardó en voltear su cuello con brusquedad, y sus ojos blancos del enojo, casi como un animal rabioso.

—¿¡Por qué mierda me sigues, pirómana!? —bramó con agresividad recibiendo una fija y algo perdida mirada de la pelirroja, mostrándose desconcertada de su acusación—. ¿¡Que!? ¿¡acaso ya estás enamorada de mi y me vas a seguir como una acosadora!?

—¿Acosadora? —repitió perdida y confundida la pelirroja aún caminando los mismos pasos de él ya que, estaban yendo por el mismo camino a la salida y era obvio que seguirían los mismos pasos por pura inercia.

—¡Deja de seguirme, pirómana! ¡no me interesa que alguien esté enamorado de mi ahora! ¡aléjate!

—¿Ah?

—¡HI-TŌ-SHI-KUN! —APENAS EXCLAMÓ AQUELLAS sílabas del de cabello morado, no tardó en lanzarse a la espalda del aludido quien se fue medio espantado hacia adelante por el impacto y su sorpresiva aparición.

Había sido casi un ataque sorpresa, sorpresa de que apareciera de repente y ataque a su corazón por el espanto de que haya aparecido de esa manera. Quedó inclinado hacia adelante notando cómo la pelirroja prácticamente estaba subida en su espalda, como cualquier cargada de caballito. No se movió para que no se cayera, esperó a que ella misma se bajara de su espalda pero no sucedía, se quedó allí abrazándolo del cuello de atrás y pegando su mejilla cálida a la suya que siempre era medio fría.

Al igual que el carácter.

Frunció levemente el ceño por sentirla como un mono en su espalda, bufó un poco y después se movió levemente haciendo como un ligero rebote para que se bajara de su espalda. No es como si ella pesara, era bastante ligera a decir verdad, sólamente era que, pues... estaba en su espalda. Aparte, le había dado un casi ataque a su corazón, porque la sorpresa era bastante obvia.

—Agh, bajate.

—¡Cuéntame! —exigió primeramente la pelirroja que luego de que el chico suspirara cansado se bajó, colocándose enfrente suyo inmediatamente tomándolo del rostro, abultando sus mejillas y simplemente recibiendo una mirada cansada y seria de su parte—. ¿¡Cómo te sientes!? ¡podrás entrar a el departamento de héroes!

Sonrió, entusiasmada y animada, a comparación del chico que se veía cansado y fastidiado por su exageración ante aquella noticia aunque poco después su mirada comenzó a suavizarse poco a poco hasta verse bastante pacífico, la chica pudo sentir un bello sentimiento de entusiasmo en el cuerpo del chico a pesar de verse tranquilo, pero notando aquel sentimiento de emoción en él.

La chica sonrió en grande con sus ojos resplandecientes mientras que lo abrazaba rápidamente del cuello haciéndolo inclinarse por la diferencia de altura y sintiendo como juntaba su mejilla con la silla, cerrando uno de sus ojos por aquel apapacho mientras que la pelirroja frotaba su mejilla con la suya de forma animada.

—¡Estoy tan feliz, Hitōshi-kun! ¡podrás tener muchas más posibilidades de cumplir tu sueño! —chilló exageradamente la pelirroja fingiendo llorar. En la cabeza del pelimorado resbaló una pequeña gota de sudor mientras cerraba sus ojos.

—Ya, entiendo, deja de avergonzarme. —habló con cansancio mientras una pequeña sonrisita aparecía en sus labios por la forma en la que reaccionaba la chica, sintiendo un lindo sentimiento por el apoyo que le daba su amiga y casi hermanita.

—¡Muestra emoción! ¡No te diría te lo dije pero te lo dije, tontito! —se separó apretándole el rostro el rostro y apachurrándolo como una ancianita a sus nietos. Estiró sus mejillas hacia arriba buscándolo hacer sonreír ya que volvió a aquel rostro monótono que suele tener—. Anda, ¡sonríe! ¡muestra una sonrisa! ¡yo sé que podrás! ¡debes estar orgulloso de eso!. Lo vuelvo a decir y te lo diré; te lo dije, tontito, te dije que tendrías una oportunidad.

El chico simplemente observó a aquellos ojos que siempre tienen una mirada indescifrable, pero a su vez... triste, siempre nota aquel reflejo opacó y melancólico en su mirada que se sorprendió cuando ella mostraba una vista tan emocionada y feliz como ahora. Le envidiaba en el sentido de expresarse, ella se mostraba más feliz y emocionada que él. Lo admite, está feliz, pero era más discreto.

Suspiró con pesadez mientras cerraba los ojos, cediendo a aquella actitud infantil y emocionada de su amiga de la infancia de la cual ya estaba bastante acostumbrado por tantos años conociéndose y conviviendo. Simplemente aflojó su cabeza y la inclinó hacia un lado con pereza, teniendo una expresión tranquila en su rostro pero no tardó en levantar ligeramente las comisuras de sus labios en una pequeña sonrisita. Iba a mostrarse más serio ante la situación pero bueno.

—Si, me lo dijiste... —murmuró abriendo ligeramente sus ojos con un pequeño brillo en ellos por aquella, efectiva oportunidad que le daban nuevamente—. Y esta vez si me voy a esforzar y dar todo...

—Wiiiii. —soltó sin exclamar o gritar tanto mientras hacía una ola con su cuerpo y sus brazos luego de soltar al contrario.

Este se le quedó mirando con cara de poker por su actitud, sinceramente le sorprendía demasiado esa actitud, sobre todo ahora. El festival deportivo era algo que se notaba como algo importante sobretodo en las habilidades y tenía por seguro que volvería a excederse como loca en los entrenamientos y la vería con vendajes en todos lados. Eso era algo que no le gustaba ni un poco, recuerda perfectamente cuando faltaba apenas un año para la prueba de los de recomendación para la U.A., como siempre estaba llena de vendas y con heridas por los violentos entrenamientos que hacía.

Suspiró con cierta pesadez. Le preocupaba demasiado eso, le preocupaba ella y su estado pero... le dejaría ser feliz y animada. Estaba bastante consciente que ella se mostraría indiferente y normal respecto al tema de entrenar violentamente, pero notaba siempre una mirada distinta y como parecía aparecer un peso en sus hombros. Simplemente volvió a resoplar un poco y negó con la cabeza, sonriendo un poco.

—Eres una niña.

❪📚❫',·shane's glosary

(📙)¹Meinu: tiene como significado "Perra" en japonés.

El arco del Festival Deportivo ha dado su comienzo.
¿Que cosas creen que sucederá en esta etapa con Hatsulin?

→S H A N X L A B Y X←

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