❪𝟮𝟳❫ ; 𝘀𝗽𝗼𝗿𝘁𝘀 𝗳𝗲𝘀𝘁𝗶𝘃𝗮𝗹.

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ARC TWO; WINGS❫
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO VEINTISIETE;
FESTIVAL DEPORTIVO
¡Ha comenzado!

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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SU CUERPO CAYÓ DE BRUCES AL SUELO, SUS manos se sostenían con él evitando terminar con la cara pegada allí por el desequilibrio ante la debilidad de su cuerpo. Jadeos comenzaron a salir de entre sus labios y el sudor, un sudor caliente, incluso con vapor, y abundante, resbalaba de su rostro hasta el suelo, haciendo un muy pequeño charco conforme pasaban los minutos en esa posición. Sus piernas temblaban y hacían casi desfallecer el apoyo en sus rodillas que hacía.

Un golpe seco llegó en toda su espalda casi provocando que su cuerpo se cayera y fuera hacia abajo. Usó uno de sus antebrazos primeramente y después apoyó la palma de su mano en el húmedo suelo lleno de su sudor casi hirviente. En el agua se veía el rostro distorsionado de Hatsulin por las hondas de aquel líquido, su rostro cansado junto con una mirada adolorida y sus párpados caídos, teniendo uno de ellos mas cerrado que el otro, demostrando así que estaba a nada de desfallecer.

—Lo sigues haciendo mal. —la voz de su abuela retumbó en sus oídos haciéndola tragar saliva y buscar reincorporarse, pero el golpe que le dió en toda su columna no la ayudó—. ¿Acaso no sabes hacer nada bien? ¿siempre tienes que aprender a golpes?

«—Que nos golpeen no nos hace aprender más rápido. —había dicho Senshi mientras sobaba su muñeca, totalmente vendada.

Ella y Keizuke lo voltearon a mirar, el peliblanco tenía sus párpados caídos y varias gasas y moretones en su cuerpo. Ni decir a la pelirroja. Se notaba a leguas sus brazos vendados hasta que la venda se perdía en las mangas de su camisa, sobresaliendo por el cuello dando ver así lo tan vendada que estaba.

Hatsulin decayó sus cejas y apretó el pedazo de pan seco que había en sus manos, viéndolo con sus orbes apagados y azulados.

—Ni que fuéramos perros. —se quejó el moreno apretando su mandíbula, su mirada impotente y molesta se reflejaba en aquellos orbes marrones que tenía—. Sobre todo Hatsulin; ella es menor que nosostros y es más delicada, agregando que es mujer, una niña. No digo que sea más débil, pero... temo mucho que no aguantes más, Hatsulin.»

Un chasquido se escuchó al haberse quedado hundida en sus pensamientos cada vez que su mente se nublaba. Sus manos seguían apoyadas con dificultad en el suelo y los jadeos no abandonaban sus labios en ningún momento, al punto que ya sentía dolor en la mitad de su estómago y como sus labios se secaban. Veía el reflejo suyo en el sudor que derramaba y unas invisibles lágrimas, el reflejo simplemente cambió; se vio a si misma de nueve años llena de vendas y sangre, derramando lágrimas mientras de su frente bajaba un líquido rojo; su expresión era dolor y sufrimiento. Otra gota de sudor cayó en el charco y al hacer una honda volvió a aparecer el reflejo de ahora; no lloraba, no mostraba dolor, su mirada era apagada y cansada.

Estaba muy cansada, ella podía aguantar infinidad de cosas pero no al 100%, siempre tenía un límite y siempre lo sobrepasaba con su abuela, ella sabía el enorme aguante que tenía hasta llegar a exprimir todo la energía que tenía. Tragó saliva sonoramente.

—Hasta aquí por hoy. Me estás decepcionando. —dijo su abuela mientras enrollaba lo que parecía ser un cinturón y se lo daba a una sirvienta quien con una mirada dolida se retiró. Atsuko acomodó las mangas de su vestimenta—. El festival deportivo está cerca, tienes que entrenar hasta el final y ser la número uno. No me interesa que te desmayes siempre, no te detendrás hasta ser digna y acabar con todos ese día. No seas más de la deshonra de la que ya eres para los Tsubomi. Demuestra que nadie puede superarte y llega a la cima, manteniéndote ahí. ¿Oíste?

Hatsulin tardó en contestar debido a la saliva acumulada en su boca la cual tragó mientras que finalmente encontraba como reincorporarse y sentarse sobre sus rodillas y luego sobre su retaguardia, manteniendo la cabeza agachada. Sus manos se apretaron imperceptiblemente pero asintió.

Los pasos de Atsuko comenzaron a alejarse y su cuerpo no tardó en perder fuerzas, dejándose caer hacia atrás sobre su espalda casi desplomándose. Veía el cielo, no sentía su cuerpo, sus piernas y sus brazos estaban entumecidos. Respiró hondo buscando regular su respiración y luego cerró sus ojos queriendo ir a su lugar feliz, a ir a su paraíso mental y tratar de olvidar el dolor muscular que tenía.

Un pequeño bramido se escuchó a su lado y no tardó en abrir sus ojos con levedad encontrándose con unos orbes celestes que la veían desde arriba, vio una nariz negra y un pelaje blanco como la nieve. Pestañeó lentamente y sonrió con ligereza, su mano se levantó y acarició la cabeza del enorme can quien a pesar de mover su cabeza al disfrutar la caricia la siguió mirando fijamente.

—Estoy bien, Yuu-chan.

Los párpados del canino decayeron como una muestra de lo inconforme que estaba, de lo preocupado. Puede que sea un animal, pero era un perro, un Husky siberiano, seguía siendo uno de los animales más leales al hombre, a sus dueños. Yuu estaba consciente del estado de su dueña, tenía la capacidad para saber cuándo no estaba bien y ahora no lo estaba. Soltó un pequeño sonidito y después fue acomodándose al acostarse y terminando con su cabeza en el abdomen de Hatsulin, junto con una de sus grandes patas que estaba encima de su pierna.

Hatsulin simplemente se quedó quieta con sus ojos caídos y perdidos en el techo, totalmente opacos y sin brillo alguno. Una parte de ella agradeció la cercanía de su can, levantando con debilidad una de sus manos y acariciando su cabeza peluda.

—Estoy bien...

ABROCHÓ UNA VEZ MÁS LOS BROCHES DE SUS botas de su traje de heroína, a excepción de que no tenía puesto esta misma, poseía el uniforme deportivo de la U.A., usando aquella camiseta negra de mangas hasta la mitad de su mano y que sobresalía por la parte de abajo de la camisa del uniforme. Se enderezó levantándose justo al instante que sostuvo su cabello en una coleta alta y algunos cabellos caían por su rostro, teniendo en sus labios la liga de su cabello.

Había llegado finalmente el día del Festival Deportivo; dos infernales semanas de entrenamiento duro y violento con su abuela. Pasó el tiempo demasiado lento para ella, pero por lo menos aquel infierno se apaciguó y ahora sólamente tenía que esforzarse al cien.

Y ganar, a como de lugar. Obedecer a su abuela y, personalmente, demostrar su fuerza.

Estaba en la sala de espera junto con sus compañeros, era una de las pocas levantadas pero se mantenía alejada de la mayoría, casi en una esquina. Estaba sumamente inquieta, aunque no pareciera sus latidos estaban como locos, su pulso también lo estaba y tenía que respirar cada tanto para eso. Sus compañeros hablaban mientras tanto en espera de poder ingresar cuando anunciarán su aparición como la 1-A. Estaba sumamente nerviosa, se sentía sofocada y su espalda dolía levemente, por el peso enorme que tenía, mentalmente pero tenía.

Tenía que hacer lo que dijo su abuela; dar todo de si como una Tsubomi, no podía decepcionarla. Sabía que estaría allí, su madre también estaría y la colocaba los pelos de punta. Pasó su mano por los flequillos de su frente y los echó momentáneamente hacia atrás mientras miraba hacia arriba. Suspiró con levedad, de verdad temía internamente no cumplir las expectativas de su abuela, aunque sinceramente, con todo lo que le dice, nunca lo hacía.

—¿Mhm? —tarareó un poco cuando sintió su teléfono vibrar dentro del bolsillo de su pantalón, miró hacia allí y lo sacó mientras se alejaba un poco más y quedaba en una esquina. Levantó su teléfono de pantalla táctil y vio la señal de llamada.

Sus ojos se agrandaron para si misma mientras sus dedos temblaron un poco al ver el nombre en la pantalla junto con la foto del contacto. Se quedó viendo estupefacta varios según hasta que, dudando un poco pero haciéndolo con rapidez, su dedo se deslizó y tragando saliva para llevar su teléfono a su oreja.

Un pequeño suspiro salió de entre sus labios escuchando una pequeña respiración al otro lado seguido de una pequeña y algo baja risa, su corazón latía como nunca que tuvo que levantar su otra mano para aferrar sus manos a la ropa de la U.A., sintiéndose conmocionada.

«—Gusto en hablar contigo, Sulin-chan

Apretó más la tela de la camisa mientras sus dedos temblaban imperceptiblemente y su rostro, a espaldas de todos que estaban en lo suyo, se quedó pálido y a su vez paralizado. Su garganta tembló un poco haciendo un pequeño sonidito que el masculino al otro lado de la línea escuchó y simplemente sonrió mientras que metía las manos, o al menos la libre, en su bolsillo.

Hatsulin seguía paralizada en su lugar, de verdad conmocionada por escuchar aquella voz y ya imaginó a su yo pequeña ya lloriqueando y llorando. Abrió un poco sus labios y los apretó, mientras tragaba saliva de forma silenciosa.

—Onii-chan... —murmuró con una voz algo ahogada mirando hacia el suelo mientras que una sonrisa no tardaba en aparecer en sus labios y un resplandor apareció en sus ojos. Al otro lado estaba aquel héroe de nombre Forced, el chico que ya hace tiempo estaba en Estados Unidos, su hermano mayor; Tsubomi Kazuto.

Un pequeño suspiro salió entre los labios del mayor al momento que sonrió, desde su estadía en aquel país vio hacia el cielo fijamente y con una sonrisa gentil y contenta de escuchar la voz dulce y cálida de su hermanita menor. Se recargó en la pared de aquel estudio viendo como varios de sus compañeros estaban acomodándose en el sofá y en la televisión estaba la apertura de aquel evento olímpico de la U.A., susurrando entre ellos.

Sonrió un poco más cuando vio una conocida y bella cabellera rubia buscando algo entre los cajones, y seguidamente una pequeña figura de cabello rojizo corrió detrás de ella y se volteó para buscarlo, riendo por ver al pequeño reírse mientras se lanzaba a su hermano y este se quejaba.

«—Así es, Imōto-Imōto, soy yo. —dijo Kazuto mientras sonreía y se enderezaba caminando un poco hacia el ventanal viendo hacia el cielo—. Te llamé para desearte gran suerte. Estoy viendo la televisión en espera de que empiece el festival deportivo, junto con mis demás compañeros de la comisión de héroes, Hanabi y los niños también esperan verte.»

Hatsulin apretó sus labios mientras su sonrisa era la más enternecida que podría tener, estaba temblando un poco, llena de felicidad por escuchar su voz. Llevaba un tiempo que no lo escuchaba, debido al hecho de que se la pasaba ocupado con su trabajo y su puesto de héroe allí en Estados Unidos, consumía demasiado tiempo, tomando en cuenta que estaba en un puesto bastante elevado e importante.

Su corazón se aceleró y cubrió su boca unos minutos mientras respiraba hondo, emocionada por escuchar sus palabras y a su vez nerviosa. ¡Héroes de la comisión de héroes en Estados Unidos la iban a ver! Realmente nunca ha ido a aquel país, quisiera hacerlo un día y ver cómo era la cultura, agregando que estaba su heroína favorita. Ahora estaba altamente nerviosa.

«—¡Mucho ánimo, tía Bomi!

—¡Si, si, ánimo, ánimo!»

Ahogó una pequeña risita en el momento que escuchó aquellas dos voces diferentes y chillones, una ligera risa escapó de sus labios contra su palma sintiéndose sumamente feliz. Amaba escuchar a sus sobrinos, eran tan lindos y adorables. No sabe en qué momento les había arrebatado el teléfono a su hermano o quizás simplemente él se los extendió.

«—¿Es la hermanita de Kazu? ¡Hola hola, niña que no conocemos!

—¡Wuu, dale con todo a tus compañeros y destruyelos

Dejó salir una pequeña risita por aquellas palabras de ánimo de aquellos compañeros de su hermano, quería llorar ahí mismo. Aunque no lo demostrará era sumamente sensible, era dura por fuera pero era una masita por dentro que podría derretirse con el simple hecho de escuchar a personas animándolo.

Entrecerró sus ojos mientras sus mejillas se habían tornado rojizas, sonrió con sus labios cerrados sintiéndose realmente entusiasmada justo ahora. Dios, antes estaba demasiado nerviosa y demás, ahora estaba entusiasmada de alguna manera. Suspiró profundo mientras bajaba la mirada y escuchaba con su otra oreja como seguían conversando sus compañeros, inclinó su cabeza hacia un lado y siguió sonriendo con levedad y un pequeño brillo de ilusión y esperanza en sus ojos.

—Gracias, Onii-chan, y también a todos los demás, por animarme. —dijo con suavidad mientras que apretaba y levantaba su puño a la altura de su pecho, con una mirada determinada—. Me esforzaré mucho más.

Su hermano volvió a soltar una pequeña risa, dándole a demostrar que estaba sonriendo. Kazuto miró hacia la pantalla de la televisión y sonrió de costado, una mirada algo melancólica se reflejó en sus ojos y suspiró un poco.

«—Sé que lo harás, Sulin-chan. De verdad te deseo suerte, demuéstrales lo fuerte que realmente eres.»

Hizo un pequeño sonido afirmativo con su garganta y después ambos colgaron, retiró el aparato telefónico de su oreja y siguió mirando la pantalla algunos minutos viendo como la llamada había finalizado, con el nombre de su hermano, una foto suya con Hanabi y la cantidad de tiempo que obtuvo aquella llamada. Su mirada seguía puesta fijamente en la pantalla mientras su pulgar estaba elevado encima del cristal sin tocarlo, apenas rozándolo.

Respiró profundo cuando un pequeño peso cayó en su espalda, de forma inevitable. Está entusiasmada enormemente pero seguía pesándole las enormes expectativas de su abuela, sabía que tenía que ser la mejor y dar todo de ella, hasta el final, no dejar que nadie la supere. Eso la afectaba demasiado, quería esforzarse sólamente por si misma, no por obligación. Pero eso era lo que tenía que hacer.

—Mirando las cosas objetivamente, yo creo que soy más fuerte que tú.

Escuchó la voz de Shōto haciéndola ver de soslayo hacia allá con una expresión expectante. Observó como estaba enfrente de Midoriya y se veía más serio de lo normal, volteó su cabeza sobre su hombro desde su lugar notando cómo todos estaban atentos y nerviosos por lo que había dicho el bicolor. Ella sintió intriga por el hecho de que tan repentinamente esté queriendo decir esas cosas pero... de alguna forma no le sorprendía.

—Pero... All Might tiene sus ojos en ti ¿verdad? No trato de alzar eso, pero te derrotaré. —dijo con crueldad y filocidad en sus palabras. Palabras que captaron más su atención y miró hacia el de cabellera verdosa.

Pensó un poco en All Might y si era cierto, antes se había fijado ligeramente en aquella preferencia del héroe número uno en su compañero de pecas. Era algo sumamente curioso, aunque pensó en parte que simplemente se trataba de la típica preferencia que algún maestro tenía con su estudiante. Consideraba a Izuku como alguien con potencial y fuerte, pero a su vez descuidado y con un quirk destructivo para si mismo. Algo debería haber como para que All Might, casualmente, se interese en él.

Entrecerró sus ojos y miró hacia sus teléfono mientras colocaba una expresión neutra, sin aquella sonrisa que suele tener o el ánimo plasmado en sus facciones, observando ahora.

—¿El mejor de la clase haciendo una declaración de guerra?

¡Oi, oi, oi! ¿por qué estás iniciando una pelea tan repentinamente? ¡Estamos a punto de iniciar! —había dicho Kirishima acercándose al bicolor mientras tomaba su brazo, pero éste inmediatamente se zafó y lo miró de manera penetrante.

—No estamos aquí para jugar a los amigos. ¿Que importa? —contestó con frialdad en sus palabras y su ceño fruncido. Hatsulin apretó sus labios y encendió momentáneamente la pantalla viendo la hora. Entrecerró sus ojos atenta a la conversación.

—Todoroki-kun, no sabía que pensabas cuando dijiste que me derrotarás pero es obvio que eres mejor que yo. Yo creo que eres el más capaz entre todos, mirándolo objetivamente.

—Oye pero no hables tan negativamente.

—Si, no seas deprimente que nos deprimes a nosotros. —secundó a su manera Takeru quién estaba sentado en la mesa y mantenía sus brazos apoyados en sus rodillas.

—Pero... ¡todos los estudiantes de otros recursos están apuntando a la cima con todo lo que tienen! No puedo permitirme quedarme atrás. Iré por ello con todo lo que tengo.

Hatsulin se quedó en silencio escuchando como este mismo inundaba en lugar. Respiró profundamente a la par que apagaba nuevamente la pantalla y lo guardaba en su pantalón de uniforme, mantuvo su mirada fija en las botas negras con broches y suelas rojas que poseía. Sentía un disgusto en su pecho, pero no por lo que dijo Midoriya, de alguna manera sentía orgullo de escucharlo tan entusiasta a pesar de la manera de intimidar de Todoroki. Ahora que había empezado ese festival estaba consciente de que ahora no tendría piedad, sabiendo que Todoroki Enji, su tío, estaría allí.

Era como la presión de los familiares, ella no diría nada ya que era discreta pero se lo esperó de su primo. Desde un principio no había querido que lo estorbara en clases o algo por el estilo, aunque a veces conversaba (y de forma bastante seca, palabras simples y ya) él seguía siendo distante con ella y ahora, con la presión de su papá y las enormes expectativas que tenía con él, agregando su carácter, estaba dispuesto a dar todo sin importar que.

Y ella, pues tenía que, tenía que ganar a toda costa.

—Hatsulin. —escuchó aquel llamado pero no volteó a mirar quien era, escuchar su voz y haberlo escuchado anteriormente hablarle a Midoriya, era fácil distinguirlo. Escuchó en silencio lo que Shōto tenía que decir—. Esa declaración de guerra también va para ti, no importa quien seas para mí, te derrotaré. Yo soy más fuerte que tú, pero acepto que al menos eres más fuerte que Midoriya, aún así está declaración de guerra será la decisiva. ¿Entendiste? No eres nada más para mí que una rival, te derrotaré.

—¿Incluso a Tsubomi? ¡que fuerte!

—No puede ser, ¡seguramente le rompió el corazón! —había chillado en voz baja Mina mientras cubría sus mejillas. Hatsulin miró de reojo hacia su dirección sin comprender un poco lo que dijo pero no comentó algo al respecto.

Se quedó en silencio, posicionó sus manos en sus bolsillos y echó su cabeza hacia atrás dando un paso hacia adelante y manteniéndolo alzado un poco y su expresión neutra cambio a una sonrisa aunque su mirada estaba cubierta por los cabellos de su flequillo.

—Ah... —dejó salir en un ligero tarareo, inclinando su espalda hacia atrás un poco, mientras que sus demás compañeros estaban expectantes de lo que diría—. Había pensado que esto no sería necesario, que mal, pero bueno. Si las cosas son así, lo serán. —dijo mostrándose desinteresada ante su declaración y tranquila, se volteó con las manos en sus bolsillos mirándolo al rostro; dos ojos de distinto color; azul y marrón grisáceo se conectaron con sus orbes azulados—. Eres fuerte, Shōto-kun, lo reconozco y admiro, pero... no dejaré que tú salgas con la victoria tan fácilmente. Como dijiste, tu y yo ahora sólo somos dos rivales apuntando a la cima. No me subestimes, Shōto. —comenzó a encaminarse mostrando una sonrisa y mirada determinada y a su vez indiferente.

»No todo siempre es lo que parece; puedes decir que acabarás conmigo pero incluso las cosas podrían salir al contrario. Pero te contradices inevitablemente por darme una declaración de guerra, ya que eso significa que me consideras una amenaza. —señaló inclinando su cabeza un poco hacia un lado y mostró una mirada algo opaca, mostrándose de manera indescifrable para el más alto—. Así que, Todoroki Shōto-kun, acepto tu declaración de guerra. Espera lo inesperado. —apuntó a su pecho en dónde impactó sin fuerza alguna su puño y después siguió encaminándose, moviendo su mano en el aire—. ¡Ánimo ánimo! ¡que el festival comenzará!

Giró sobre su eje y una de sus piernas extendiendo sus brazos a los lados e inclinando su torso hacia adelante, como si un presentador de circo hiciera una reverencia. Seguía sonriendo pero su mirada seguía siendo opaca, había desaparecido aquel brillo peculiar que siempre poseía, pero la mirada triste que llegaba a tener seguía allí, pero ahora era algo seria y para algunos intimidante debido a lo opaca que era. Algunos se quedaron en silencio por lo que había dicho Hatsulin, había sido desconcertante y sorpresivo escuchar sus palabras, incluso con el cierto desinterés en su voz.

Había cierta pesadez en el ambiente pero a su vez la emoción no se iba. Ya comenzaría la batalla entre todo el primer año; el Festival Deportivo de la U.A..

—¡HEY, PRESTEN ATENCIÓN, AUDIENCIA! ¡PREPÁRENSE, MEDIO PARA las masas! ¡El rodeo de adolescencia de preparatoria que todos aman, el Festival Deportivo de la U.A. está a punto de empezar! ¡Todos, ¿están listos!?

Se había comenzado a escuchar la escandalosa y sonora voz de Present Mic en el micrófono que se había escuchado por todo el estadio lleno de personas que no dejaban de gritar eufóricas y emocionadas por el inicio de aquel evento tan aclamado para Japón. Los estudiantes estaban con los nervios en la piel, algunos se mostraban más serios que otros, algunos estaban emocionados y otros enfocados; Hatsulin era una de ellas.

Su expresión era determinada y a su vez concentrada, sin tener una sonrisa en su rostro al sentirse... nerviosa, demasiado nerviosa si era completamente sincera. Estaba nerviosa hasta la médula, escuchar aquellos gritos de múltiples personas la colocaban ansiosa y sofocada, eran demasiadas personas de todo Japón allí para ver sus habilidades; su hermano mayor junto con su nuera y sobrinos la verían desde Estados Unidos junto con otros héroes de la comisión de estos mismos; su abuela estaría mirando el festival. Esta misma era la que más la dejaba con nervios. Respiró hondo sintiendo sus dedos cosquillear, pero seguidamente apretó sus manos en puños colocando una mirada más determinada y enfocada.

—¡La gran batalla entre jóvenes héroes levantan sus espadas cada año!. Cómo sea, estos son los chicos ¿verdad? ¡Las milagrosas nuevas estrellas que se sobrepusieron al ataque enemigo con sus corazones de acero!

Respiró hondo al seguir escuchando a toda aquella multitud, tuvo que cerrar sus ojos con levedad y lentitud para irse preparando para lo que venía, rascó un momento su cuello sobre la tela de la camisa que llevaba debajo del uniforme negra, era casi como una camisa deportiva ceñida a su cuerpo, sólo que tenía cuello alto y no era como un crop top que dejaba su abdomen al descubierto. No tenía cicatrices en esa zona pero no era alguien que mostrará esa parte de su piel, aunque aún así, tenía la camisa del uniforme.

Poco a poco abrió sus ojos con seriedad y a su vez determinación, al momento de que sentía su corazón palpitar, incluso escuchaba sus palpitaciones en sus oídos. Apretó sus puños levemente sintiéndose nerviosa pero a su vez determinada. Aquí vamos.

—¡El curso de Héroes, clase 1-A, ¿verdad?!

Todos comenzaron a salir poco hasta que fueron revelándose a la luz del día y a los gritos eufóricos de todas aquellas personas tan animadas ante aquel asombroso evento. Sus pupilas se reducieron apenas tuvo el impacto de la luz y entrecerró sus ojos un poco hasta abrirlos como tal viendo a su alrededor mientras caminaba con una ligera duda al principio pero después con seguridad y más confianza.

Sus oídos captaban todos aquellos gritos, levantó la mirada y después sonrió con determinación, caminando con más seguridad siendo una de las personas enfrente y al ser una de las primeras salir. Seguía caminando firmemente, demostrando lo que le había inculcado Atsuko y obligado a mostrar; fuerza y elegancia, tenía que mostrarse fuerte y elegante, tenía que mostrarse determinada y capaz a toda costa. Una pequeña chispa de poder cumplir las expectativas de su abuela esta vez la motivaban haciéndola sonreír un poco más que antes a labios cerrados. Su corazón palpitaba con fuerza y chispeaba tantas cosas, tantos sentimientos que la hacían olvidarse por un momento de la presión que le tenía su abuela al igual que las expectativas inmensas.

«—Tienes que ganar a toda costa, Hatsulin. Te lo he dicho y te lo seguiré diciendo antes; un Tsubomi no se deja ganar fácilmente. —dijo su abuela en ese entonces mientras tenía su cabeza agachada y su filosa y penetrante mirada en ella—. Apunta a la cima, muestra lo elegante pero fuerte que son las personas que portan éste apellido. Todos ahí ya no son tus compañeros ni mucho menos amigos, son tus rivales, tus obstáculos, tus estorbos... Apartálos sin piedad y gana

—¡Woah, Tsubomi-chan tiene fans!

—¿Mm?

Su pequeña burbuja se explotó cuando escuchó claramente la voz de Kaminari exclamar aquello, se mostró confundida pero más que nada curiosa mirando un momento al rubio eléctrico y como varios de sus compañeros veían algo sorprendidos a su alrededor y a su vez se fijaban en dónde veía Denki. Ladeó su cabeza un poco y miró un poco hacia toda aquella multitud de personas, poco a poco comenzó a captar como entre todos aquellos gritos se encontraban voces diciendo su nombre, bueno, su apellido;

¡Tsubomi-sama, Tsubomi-sama! —escuchaba mientras buscaba con la mirada hasta que captó con su vista un cartel con su nombre y un grupo de personas que se le hicieron conocidos.

Algunos vestidos casuales, otros con uniforme ya sea de alguna academia, preparatoria o secundaria, reconociendo el uniforme de su secundaria; la secundaria Nabu, reconociendo los colores de aquella secundaria en particular. Se le fue el aire un momento al sentirse conmocionada de que incluso estuvieran ellos ahí, eran compañeros antigüos, otros eran de los años inferiores y a quienes tuvo oportunidad de interactuar un poco y defender.

Pudo distinguir una cabellera lila entre ellos vestido de manera casual, notando un suéter color crema abrochado cómodamente sobre lo que parecía ser una camisa blanca. Su corazón retumbó de los nervios y la conmoción al reconocerlo y sobretodo verlo hacerle porra con aquel grupo de quizás conocidos o como dijo Kaminari, fans.

Sintió sus orejas calentarse por ese hecho, le avergonzaba considerar que eran fans de su persona; en la secundaria, después de la muerte de Yūta, más que nada hizo una fachada de "salvadora" de los bravucones, etc, había implantado temor e intimidación en algunos y estaba consciente que también protección en otros. Lo más seguro es que esos eran los que defendió en ese entonces, aunque no llegó a interactuar más que unas veces, los tomaría como «maravillosos amigos que vinieron a apoyarla y darle ánimo en este festival con tanta presión encima pero a su vez generándole más determinación y fuerza para sentirse más capaz por si misma» que «fans». Sinceramente, para si misma, no se consideraba alguien de admirar, quizás alguien de quién estar seguro que los protegería, pero de admirar no.

No estaba mal con eso, era lindo y la hacía feliz que la apoyaran y admiraban, pero, personalmente, sabiendo cómo es con profundidad, lo que es capaz, no se siente digna de admirar. Pero, aún así, estaba feliz de recibir su apoyo.

—¡Que envidia! ¡y son tantos, son casi una columna completa, hasta dos! —se quejó infantilmente Mina apretando sus puños. Inevitablemente sonrió y soltó una silenciosa risa—. Uh uh, pero eso significa que Tsubomi-chan era popular antes. ¡Genial!

❛Se podría decir que era popular... pero no en el tan buen sentido❜. Suspiró un poco para sus adentros viendo hacia aquel algo extenso grupo de porras a su persona, sonrió una vez más y vio hacia el frente para concentrarse, respirando hondo y manteniendo una sonrisa determinada en su rostro.

—No han estado recibiendo mucho tiempo al aire, pero esta clase está llena de talento. —continuaba Present Mic con gran entusiasmo y euforia, aún anunciando las demás clases—. ¡Curso de héroes, Clase 1-B!. ¡siguiente, estudios generales, clases C, D y E! ¡Curso de soporte, Clase F, G, y H también están aquí! ¡Y el Curso de Negocios, Clases 1, J y K! ¡Todos los estudiantes de primer año de la U.A. están aquí!

Su cabeza se ladeó un poco por la gran diferencia de presentación de la 1-A a los demás, sus brazos se cruzaron sobre su pecho y sin expresión alguna observó fijamente desde su lugar hacia el héroe escandaloso como reprochándole y regañándolo de que haya mostrado preferencia a ellos y no se haya tomado tan siquiera la molestia de hacer una presentación decente de las demás clases. La 1-A era la clase principal, lo entendía, al ser la clase principal del curso de héroes, pero tenía que haber sido justo con la B, la C. Bueno, todas las clases en general. Sentía una molestia en su pecho por la preferencia y como los consideraba más a las otras clases por ser la principal y haberse enfrentado a villanos.

Entendía la actitud anterior de las demás clases, incluso entendía que Hitōshi haya sentido molestia y decepción a la clase A más que nada a causa de Bakugō por su actitud. Si ella hubiera estado en su lugar, o en lugar de todas las demás clases, se sentiría igual, ofendida de que la academia prefiriera una clase más que las demás. Suspiró profundamente, esto era decepcionante, no considerar a todas las clases como igual de maravillosas.

Quedó un poco absorta de su alrededor mientras veía como Midnight subía a la plataforma con lo que parecía ser un bastón con varios látigos colgando de él; usaba su traje de heroína pero... más atrevido, tanto que había notado (a pesar de estar tan pensativa) como tantos sus compañeros masculinos y de las demás clases junto con el público masculino se sonrojaban por como estaba vestida. Miró de reojo a Kaminari ruborizado y también a Kirishima. Negó con su cabeza por la inmadurez de todos por su traje. ¿Y que tiene de malo? Es su decisión usar lo que quiera y como lo quiera, aparte, conocía un poco lo atrevida y bastante confiada que era Nemuri como para no importarle vestirse como quisiese, y como ella ya dicho, su vestimenta no influye en sus habilidades o en su puesto como heroína.

Era alguien a quien admiraba enormemente.

—¡Y ahora la promesa del jugador! ¡Bakugō Katsuki de la clase A!

❛¿Que? ¿cómo? ¿de que me perdí?❜ agitó su cabeza de un lado a otro perdida cuando escuchó aquellas palabras de su bella maestra. Estaba tan metida en sus pensamientos que no prestó más atención a lo demás hasta que dijo aquello. ¿Bakugō era el representante de la 1-A? ¿en qué momento? Se quedó con una cara carente de expresión más que curiosidad y atención en su compañero.

Escuchaba como los demás decían que por qué él, que iba a arruinar todo y que, muy probablemente (incluso ella lo creía) haga que todos los demás exploten con su actitud tan estoica y arrogante. Sintió una pequeña ansiedad pero se relajó y se mostró calmada, viendo como aquel rubio de orbes rojizos subía poco a poco a la plataforma con sus manos en los bolsillos y una postura confiada. Lo observó fijamente viendo una expresión desinteresada y seria en su rostro.

—Juro... que seré el número uno.

Todo se había quedado en silencio apenas su voz resonó en los parlantes del todo el estadio. Sus compañeros se quedaron tiesos y pálidos, en shock, porque todos sabían lo que se avecinaba. Hatsulin por su parte con la misma cara y los brazos cruzados contó en susurros "uno, dos y... " hasta que todo el estadio comenzó a abuchearlo, sobretodo todas las clases presentes mientras el rubio seguía con la misma postura que tenía.

Respiró hondo por eso, realmente no tenía remedio, pero no lo conocía como para juzgarlo o algo, así que sólamente se quedaría callada sin juzgar su actitud. Podía soportarlo después de todo, el problema eran todos los muy seguramente enemigos que se ganó la clase por sus palabras.

❛Bueno, ya ha comenzado el festival deportivo❜

→S H A N X L A B Y X←

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