𝟑𝟖

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❛La caída de Kailani.❜
OMNISCIENTE
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All Might se giró, lo hizo de una manera lenta como si el tiempo se hubiera detenido. Su alumna estaba de pie, con sus ojos abiertos y tornados de un color diferente, parecía una especia de muñeca, porque se movía sin que ella quisiera. Sus manos estaban levantadas y habían apuntado directamente contra la heroína, quien rodó por el suelo con brusquedad cuando recibió el golpe bruto y directo de su hija. La sonrisa de All for One se esclareció, provocando más al héroe número uno cuando empezó aplaudir por la acción de la albina. Un ambiente de tensión sujeto incluso a los villanos, quienes se miraron entre sí cuando Naoto se había levantado también del suelo. Algo andaba mal con ellos—, fue algo que podía notar hasta la más mínima persona ajena a la situación—, y lo que sucedía era que en ese momento de inconsciencia, All for One había logrado que el don de Naoto se desarrollara aún más al punto de manipular a las personas desde las fragilidades de su mente. Era como si estuvieran hechizados.

Detuvo a All Might con las manos. Él es el jefe de los villanos.—pensaba Katsuki desde el suelo, mirando la perspectiva enfrente.

—Yo me encargo de ella, All Might.—comentó Hikari, levantándose del suelo para ver a su hija mirarla con una postura defensiva.—Esta bajo un transe. Es el don de Naoto, pero supongo que ya no más.—añadió.

—Adelante Hikari, yo no cometeré por acá el mismo error de hace seis años, rescataré al joven Bakugo y a Nakamura. Y esta vez me aseguraré de que él se en prisión.—mascullaba All Might, mirando enfurecido al villano.—¡Junto a su estúpida liga de villanos!—añadió, dirigiéndose hasta su oponente quien le esperaba.

—Bueno, tienes mucho que hacer entonces. Además, ¡tú y Hikari me deben la muerte de la familia Ito!—menciono.—Y eso, será difícil para ambos.—indicó para contraatacar el golpe de All Might, quien se dirigió a él con toda prisa.

—La familia Ito.—murmuró Hikari, observando a su hija y esperando un punto de ataque.—Eran gente que seguían fielmente a All For One.—pensaba en voz alta.—Investigaban a todos aquellos que trabajaban con él, los mate, porque uno de sus dones era esclarecer la verdad. Así que sabrían que ya tenía pensado abandonarlo, no me arrepiento de haberlos matado. O aportado.—añadió ella con frialdad, por lo que su hijo le oía.

—Dime All Might, ¿perdonarás a esta mujer? Después de todo fingió ser una heroína para destruirte. ¿De verdad la perdonaste así de rápido?—le cuestiono All for One.

Estructuras se rompían, volviéndose añicos con la batalla de All Might contra All for One. Había pasado mucho desde la ultima vez que se pelearon, de nuevo se debatía el bien y el mal, la luz y la oscuridad. Katsuki se levantó del suelo. Aprovechaba para enfrentarse a la Liga, pero reconocía que All Might no podía usar su don estrechamente como su profesora cuando la vio esquivar un ataque de su hija—, él no comprendía que sucedía, solo veía a Kailani atacar de manera desesperada a su madre y a su hermano unirse—. Katsuki procuraba por ellos, All Might había volado lejos y Hikari peleaba en un combate contra dos que era difícil de poder sostener con ella tab atrapada entre otros villanos, conjunto el campo donde su alumno también estaba presente. Era una pelea familiar que también robaba pista en tal campo y que nadie irrumpía. Una fuente de agua abrazó todo el lugar, llegando hasta los pies de otros alumnos que veían la escena con algo de temor. All for One se preparaba para sacar a la Liga de aquí, tenía que asegurarse de hacerlo.

—¡Activación de dones forzadas!—anuncio All for One, activando el don de Kurogiri para abrir un portal que sacaría a su liga; de ese don también forzaba el de Kailani, conjunto al de Naoto contra Hikari, era una estructura perfecta.

—¡All Might!—grito Hikari cuando el portal la absorbió con sus dos hijos, el héroe y símbolo de la paz intentó correr hacia allá, pero otra avalancha de All for One lo retuvo.

—No, no. Esa no es tu pelea, All Might.—comentó All for One con una rosa malevola que hizo al héroe estremecer de rabia.

—¡Joven Bakugo, no vaya tras ellos!—pidió All Might cuando Katsuki intentó correr hacia el portal que se había llevado a Kailani.

—¡Maldición!—exclamó con furia el rubio, quedando frente a los villanos que lo acorralaron en un círculo para que no huyera.

En otra perspectiva. Los cuatro alumnos de la UA veían detrás de ese mural. Temblorosos, sudorosos e incluso con ansias de llorar por el pánico de encontrarse en dicha situación, los atormentaba y alejaba de pensar cuerdamente. Izuku pensaba para él. Notaba la situación en la que todos estaban, buscaba una forma de canalizar sus emociones y ejecutar un plan. Con los demás de su lado, solo esperaba que de igual manera pudieran aceptar su idea, más aún con un Shoto imprudente que intentaba unirse a dicho campo de batalla—, su único impedimento era que Tenya lo sujetaba del brazo fuertemente y seguía insistiendo en que no podía irse sin más—. Pues sería un problema mayor para ellos, como para los demás héroes que yacían en el lugar, o al menos los que quedaban de ellos. El bicolor veía de reojo como Katsuki huía y esquivaba cada golpe de los villanos, tan tenaz y prudente que sentía algo de envidia por esos movimientos. No era momento de pensar así. Pero con todo lo qué pasaba, su inconsciencia le decía a gritos que era Katsuki quien merecía ser el héroe de Kailani esta vez y siempre.

Están desesperados. Ahora es diferente, me llevarán con ellos así sea a la fuerza, son seis contra uno y perdí a Kailani.—pensaba Katsuki, detonando explosiones contra sus oponentes.

—¡Voy hacia ti!—exclamo All Might, queriendo procurar a su estudiante, pero fue retenido por las garras de All for One.

—¿Y la otra alumna? ¿Ella no importa?—le preguntó All for One, arrastrando a All Might hacia él.—Por eso estoy aquí. No te dejaré, estos niños... ellos deben estar de mi lado.—adjunto, lanzando a All Might contra un edificio.

—Suéltame ya.—pidió entre dientes Shoto, removiéndose bruscamente de Tenya.—Ya no está. Se ha ido de nuevo.—indicó, frustrado.

—¡Todoroki! ¡Está bajo un transe! ¿No oíste lo que mencionaron? ¡Podría hacerte daño!—excuso Momo, mirando a Shoto aún lado de ella.

—Ella jamás me haría daño.—irrumpió, molesto y con su ceño fruncido, las cejas se adjuntaba mostrando su gran molestia.

¿Cual es la mejor manera? Piensa. Algo debe funcionar, tiene que haber alguna forma.—pensaba Izuku, entre tanto bullicio y revuelvo, encontró la menor manera.—Chicos, lo tengo...

—No Midoriya, no puedes.—gruñó Tenya en negación, sosteniéndolo aún a él del brazo conjunto a Shoto quien lo miraba desesperado.

—Hay una manera Iida, no es enfrentándolos precisamente, podremos salir de aquí, pero también salvaremos a Kacchan en el proceso.—añadió, mirando a sus compañeros.

—¿De qué hablas? ¿Qué pasará con Kailani?—le cuestionó Shoto, quedando estoico mientras que las gotas de sudor bajaban por su frente.

—En esta situación, no podemos interferir con ella. Solo All Might o Hikari, aunque no nos haga daño, no sabemos a donde la llevaron.—mencionaba Izuku.—Yo también estoy igual de desesperado, decidir no me es fácil, ella es importante para mi. Más de lo que todos ustedes creen, es quien creyó en mi y me defendió a como de lugar, pero en este momento no esta a mi alcance.—decía entre dientes.

—¡No voy abandonarla aquí!—exclamó Shoto, sosteniendo por la camiseta a Izuku con desesperación.—No me lo perdonaré. Entiéndeme Midoriya.—pidió, suavizando.

—Oigamos el plan de Midoriya, Todoroki.—pidió Eijiro, dejando su mano en el hombro de este.—Quizás de esto depende que recuperemos a Kailani, Katsuki puede tener alguna idea de a donde la llevaron. ¡Podremos encontrarla! No la abandonaremos.—decía, por lo que Shoto asintió con frialdad.

El plan dependería de Katsuki, claramente de él. Se preparaban para una coartada perfecta, idealizando el plan, se separaron—, Eijiro sería la clave de este plan.—. All Might y All for One peleaban bruscamente, tan feroces que destruían todo a su alrededor. Momo y Shoto se mantenían juntos, esperando la señal para hacer una levadura de hielo donde Izuku conjunto Eijiro se impulsarían con el don de Tenya. No era un plan seguro, pero con la situación no correrían riesgo y ganarían una ventaja para poder escapar. Se impulsaron con el don de Izuku, para así con el endurecimiento de Eijiro cruzar el muro y hacerlo pedazos. A penas eso sucedía, Shoto se preparó para elevar una gran potencia de hielo donde pudieran deslizarse—, fue un camino alto—. Los villanos no los vieron, esta vez los alumnos los tomaron de sorpresa en un terreno fuera de su alcance. Con el impulso de Eijiro, conjunto su presencia, hizo que Katsuki oyera el anuncio de su venida que hizo detonar su don para llegar hasta ellos. La mano de Katsuki plasmó con la de Eijiro.

—¿Es en serio? Increíble.—mencionó All Might, mirando de reojo a sus alumnos lograr darle ventaja en el campo de batalla.

—Como pensamos, solo los ven a ellos, es ahora o nunca.—indicó Shoto, encaminándose por donde vinieron con Momo.

—Shoto.—llamó Momo, corriendo tras de él lo vio llevar su brazo hasta los ojos, como si los restregara de unas lágrimas que nadie vio.

—Está bien Momo, salgamos de aquí. Confiaré en que los profesionales se encargarán.—mencionó él cuando otros héroes se presentaron.

—¿Y si no lo hacen?—se preguntó ella, para así Shoto canalizar sus emociones y no ver que en la lejanía se levantaba una fuente de agua.

—Entonces fracasamos.—musitó él.—Aunque sea algo erróneo, vine por Kailani, me arriesgué por ella.—pensó, apretando sus nudillos.—¿Podremos recuperar lo que perdimos?—añadió a su pensamiento, huyendo de ahí.—Maldición.—masculló en medio de su frustración.—Al final, Katsuki hizo lo que pudo para protegerla.—arremetió, mirando adelante.

Momo se quedó mirándolo afligida, queriendo entender sus sentimientos, pero no podía. La ciudad veía en las pantallas la pelea siendo transmitida—, ellos llegaban a la ciudad y esperaban reunirse con los demás—. Mientras eso sucedía, el cuerpo de Kailani rodaba por el suelo. Aún su apariencia física lucía diferente y su don seguía sobresaliendo de su cuerpo incluso aunque ella no lo usara, era el don forzado que All for One usaba en su contra. Hikari se levantó del suelo, una fuente de agua también dio a relucir, una que la dejó aturdida y con total disociación de eso. La presencia de su imponente hijo la hizo tambalear. Más alto, con una flexión musculosa y ojos envueltos en la locura que ella no reconocía. Su hijo se perdió en la cordura de sus indecisiones—, empezando con el asesinato de la familia Ito con la cual Naoto se asoció—. Aunque claramente fue para que no sostuvieran sus sospechas de que Hikari los traicionaría, en el fondo creyó que esa familia y Liz no merecían la muerte, ella no era su verdadero amor, pero quería lo mejor para ella y aún así, nadie les dio la oportunidad o al menos a Liz, quien quería ser diferente.

—¿Cuando piensas detenerte?—la voz de Hikari sobresalió, los cimientos de allí yacían rotos y humedecidos.

—¿Qué pasa?—le cuestionó su hijo, sosteniéndole la mano tan fuerte que empezaba a dolerle, ella lo miraba afligida y con vergüenza.

—No quieres hacer esto.—afirmó ella, forcejeando con Naoto fuertemente, sus ojos se humedecían y miraban a su madre con odio.

—¡Tú me hiciste hacer esto! ¡Tú me obligaste!—masculló él, pateando fuertemente el abdomen de Hikari hasta hacerla rodar por el suelo.

—Lo siento.—indicó ella con pena en una postura decaída, buscaba levantarse pero se vio obligada a esquivar los golpes de su hijo.

—¡No te oigo!—grito él, buscando darle un puño directo en el rostro, pero ella lo empujó con una fuente de agua que salió de sus manos.

Nunca quise ponerte en esta posición. Me arrepiento, pero tenía miedo y creía que si no era así, igual iba a presionarlos, porque si yo no podía protegerlos, nadie más lo haría.—pensaba ella, creando potencias de agua más fuerte.

—No fueron días, tampoco semanas. ¡Fueron meses!—escupió él cuando frustrado veía como su madre de forma diestra lo esquivaba.—Meses soportando el miedo de que ese hombre llegara a nuestra puerta y nos matara, ¡no dormía! Solo tenía pesadillas, ¿irónico verdad? Porque cuando entre a esta maldita Liga, solo usaba mi don para eso.—añadió.

—¡Quiero enmendarlo! ¿Quieres que pague? ¡Pagaré!—afirmó ella agitada, porque Naoto tenía una gran adrenalina que no lo detenía.—¡Lo siento, Naoto siento todo lo que te hice!—exclamo.

—¿Y quien me va devolver a mi padre?—en un hilo de pausa, ambos se mantenían en distancia, los escombros alrededor creaban más la división tensa donde Hikari soltó un suspiro.

—Me equivoque.—aceptó de ella nuevamente, señalándose para así tragar saliva.—Creí que hacía lo correcto infiltrándome en esta sociedad de héroes para cumplir con una petición que calmaría mi sed de venganza por quien había obligado a mi madre alejarse de mi.—explicaba ella, acercándose a su hijo quien tenía el pecho comprimido.—Pero, conocí a alguien que me hizo ver el mundo de otra manera. Acepté el amor. Me reconcilie con la vida cuando conocí a tu padre y juntos creamos una imagen de héroes favorables.—decía.

—¡No, tú no lo amabas! ¡No mientas!—expresó él entre lágrimas y gruñidos, acercándose a su madre para lanzar otro golpe directo.

—¡Naoto!—llamo Hikari, chocando las palmas de su mano contra las de su hijo, quien implementaba gran fuerza contra ella.—¡Detente!—pedia, viéndolo apretar sus labios furioso.

—¡Él murió, murió queriendo salvarme de este asqueroso laberinto en el que tú me trajiste, murió con la esperanza de que volveríamos todos a casa incluso aunque él no estuviera! ¡Tú me alejaste de él!—grito él, para así caer fuertemente en los brazos de su madre, agobiado en la tristeza.

—Es cierto.—murmuro ella, sintiendo la calidez del cuerpo de su hijo.—Solo me he enamorado de alguien. Pero, quería a tu padre por cómo siempre busco entenderme. Quizás no logre corresponder su corazón y no lo merecía, eso no quita que lo quisiera, pero amar y querer jamás será igual para mi.—decía.—Aún así, si de algo estoy clara es de que te amo.—añadió, estremeciendo a su hijo.—Y lamento haberte hecho cargar con tanto, sin darme cuenta de que te sentías inseguro y temías que todo se me saliera de las manos. Naoto, lamento haber hecho que te unieras a la Liga para protegernos porque no tenía el valor de irme.—culminó, entre lágrimas.

—No puedo perdonarte.—esbozo él en un llanto, abrazando fuertemente a su madre.—Porque me hiciste vivir lejos de ellas.—añadió cuando su madre lo apretó fuertemente, parecía ser que el transe del don que All for One le robó se iba.

—Si me das la oportunidad de poder empezar desde cero, yo te llevaré con Fuyumi. Y prometo que podrás recuperar el tiempo perdido con tu hermana.—comentó Hikari, separándose de su hijo con una sonrisa para limpiarle las lágrimas.

—¡Quítate!—pidió Naoto para apretar los brazos de su madre y lanzarla a otro lado cuando un golpe de agua helada llegó hasta ellos, quebrando el vínculo de reconciliación.

—¡No!—jadeo la adulta al observar cómo Naoto rodaba bruscamente hasta chocar con unos bloques de pavimentos rotos, quedando inconsciente.—¡Kai!—llamó ella cuando vio a su hija acercarse.

—Yo no te perdono.—artículo ella, crujiendo sus dientes y dirigiéndose hacia su madre con brusquedad para iniciar una batalla entre ambas.

No sale del transe.—pensó la adulta.—Ya puedo pelear libremente, mis alumnos huyeron. Tengo la oportunidad de ayudar a All Might, aunque al final me entregue con la policía y cuente toda la verdad, debí sacar a Kai de ese transe antes de que su alma se fusione con la de All for One.—seguía pensando, hasta que abrió sus ojos grandemente.—¡Es eso lo que quiere. Siempre ese fue su objetivo!—crujió en voz alta, acercándose a su hija.

Hikari hizo un movimiento flexible, esquivando el ataque de su hija para así convertir su cuerpo en forma líquida, evitando que esta pudiera atacarla por completo en un combate cuerpo a cuerpo. Su hija lucía cansada y exhausta, veía sangre salir de sus orejas—, como también sus manos empezar a congelarse—. La temperatura de su cuerpo se excedía y ella aún así no se había desmayado, pero en sus facciones y apariencia se marcaba el abuso excesivo de su energía. Era muy obvio las intenciones de All for One, quien seguía siendo presionado por el símbolo de la paz. La pelea estelar era vista por todos. Televidentes sollozaban, preocupados y con sus corazones saliéndose por la boca, veían la brutal pelea que apuntaba en una prefectura de Japón. Hikari tenía que sacar a Kai de su transe, porque al All for One no poder quitarle parte de su One for All, lo que podría hacer era fusionar sus almas y que ella fuera una marioneta de combate suya. Por eso, desde un inicio le había entregado ese don a Naoto, solo hizo que madurara y desarrollara el don, para que All for One pudiera usarlo.

La perspectiva cambió, Shoto caminaba por las calles y se entrometía contra las personas que veían la batalla más feroz de la noche. Se veía desesperado, pues salir de aquel almacén abandonado sin poder hacer nada fue como un puñal en la espalda. Volviendo al panorama a solo centímetros de donde estaban caían esos dos cuerpos con bruteza. Ante la experiencia, Hikari ya estaba de pie y en una postura defensiva contra las utilidades de su hija contra ella. Su cuerpo cayó bruscamente contra ladrillos, estos se quebraron por la potencia del agua helada que usaba su hija. No le daba tiempo de analizar, como si hubiera criado a un monstruo, pero Kai estaba bajo el efecto del don de su propio hermano, el cual era ferozmente manipulado por All For One. Incluso luchando contra All Might en una pelea brutal que era transmitida desde los aires, el vil villano podía seguir manipulando a su antojo lo que quisiera con esos dos hermanos que mutilaban a su madre. La adulta jadeo, pues su espalda sentía un dolor en la parte baja que se volvía una punzada. No podía levantarse, así que quedó arrodillada sintiendo el frío como un calambre infernal traspasar sus huesos.

—Kai.—llamó Hikari, con un corte en sus labios temblorosos dejó que las gotas de sangre cayeran al suelo para ver anonadada a su hija.

El cabello de Kai lucía blanco. Ya no habían destellos azules y sus ojos parecían levantar un brillo que cegarían a cualquiera. La matriarca la veía desde el suelo, arrodillada y agitada, Hikari soltaba suspiros por la impresión de ver a su hija menor en un aura azulado que la rodeaba conjunto a la extensión de energía que su don estaba liberando desde lo más profundo. Sus ojos estaban abiertos grandemente. Kai florecía como una flor en primavera, el hecho de que dejara salir su don, la hacía expulsar una energía que jamás había utilizado para desarrollarlo, todo esto era a causa de la manipulación que tenía All for One en ella y como la obligaba a realizar dicha postura. ¿Era eso? ¿O realmente el subconsciente de Kai quería herir a su madre? Pues su mano levantada temblaba y sus ojos celestes brotaban cantidades de lágrimas que no se podían contar. Kai se veía sentida, con una expresión de dolor contra su madre, porque su alma atada a la presión oscura del vil hombre que los dirigió hasta aquí sentía desilusión y dolor, solo habían imágenes crueles repasando en ella.

—Basta.—pedia Hikari, levantando su mano para crear una fuente de agua contra su hija, viéndola seguir caminando descalza hasta ella.

—No.—artículo una fría Kai, con labios temblorosos y la mitad de su cuerpo congelándose, Hikari sabía que pasaba los límites de su don.

—¡Kai!—llamaba con tristeza, viendo a través de la fuente de agua que creaba a su hija impedir el ataque con otra fuente de agua.

—Mentiras. Mentiras y más mentiras. ¿Qué más me has ocultado madre?—le preguntaba Kai removiendo su cabeza y manos con muecas.

—Está no eres tú. ¡Abre tu mente!—pidió Hikari, derramando lágrimas pero Kai seguía avanzando contra ella como una enemiga.

—Está soy yo. Este es el monstruo que creaste, ¿no era por eso que nací?—Hikari se quedó en seco, oyendo a su hija.—¿Para ser un peón que pudieras darle a él, como a mi hermano?—esclareció, dejando a su madre helada.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Eran madre e hija peleando la una con la otra, queriendo detenerse con un propósito muy lejano al que querían. Solo en sus ojos se repetían imágenes llenas de melancolía, y fue ahí que todo el tiempo se detuvo. Hikari giró su mirada viendo en el suelo a su hijo retomar un poco de conciencia. Naoto entre abría y cerraba los ojos, viendo a su madre borrosa. La imagen de él en forma de niño atormentó a la adulta, porque no había un recuerdo en sus imágenes donde su hijo se sintiera seguro estando con ella, solo había brusquedad y una gran cantidad de abuso emocional contra él. Volvió a retomar su mirada enfrente para así, visualizar a su hija también en un formato infante. Podía tener imágenes y recueros vivientes, pero tampoco había uno donde su hija haya disfrutado estar con ella hasta que cumplió quince años y quería aprender todo lo que pudiera para ser un héroe. Lo hizo mal. Y lo aceptaba, Hikari aceptaba haber abandonado a sus hijos así como su madre con ella.

Las lágrimas caían al suelo. Estaba derrotada, su esencia y espíritu se quebraron en medio de su deseo por redimir cada error que cometió. El sueño, esa visión que siempre tuvo de estar en la mesa con sus hijos y tomarse un nuevo retrato familiar donde estuvieran felices por estar con ella se desvanecía, se deshizo desde que Kenny Nakamura había fallecido. Sobresalían sollozos silenciosos, conjunto a las lágrimas saladas que llegaban hasta su poca mientras que sus manos extendidas continuaban creando una fuente de agua que bloqueaba el paso de su hija. Volvió aceptarlo. Lo hizo mal—, se oprimió por un deseo ajeno y permitió que otro la dirigiera y ahora, no había vuelta atrás—. Una adolescente de quince años, huérfana y sin camino, aceptó la mano de la persona equivocada y vendió sus sueños, incluso los de sus hijos para cumplir con una lealtad que no debía. Respiro hondo y poco a poco dejó su mano caer. Perdió. No podía disculparse, tampoco resolverlo. Huir de nuevo ya no sería una opción, tenía que aceptar su destino.

—¿Hikari?—llamo Naoto con somnolencia, intentando de arrastrarse, quedó recostado de la brea quebrada cuando su madre dejó de apuntar a su hermana directamente.

—Te lo dejó a ti, Naoto.—ese puñal frío cayó encima de su hijo cuando ella lo miró, señalándolo con una sonrisa que jamás le dedicó y cuando la vio pronunciar esas palabras tan mágicas que siempre deseo, todo se estremeció en él.

—¡Espera, maldita sea!—grito, desgarrando su garganta y brotando saliva cuando una fuente de agua helada arremetió contra ella, congelando su cuerpo por completo y creando un silencio.

Se oía el hielo fracturarse en el cuerpo de aquella mujer, el cual había estado en su estado líquido. Se veía el rostro de Hikari congelado, mirando en la dirección de su hijo con una sonrisa, pero el ruido que estremeció al joven fue oír cómo se hacía añicos. Él abrió sus ojos grandemente. Con su mano levantada vio cómo se quebró el hielo y cayó alrededor del pavimento. El helicóptero no pasaba por esa zona, pero se oía en la cercanía. Por las grandes pantallas de la prefectura, miles de personas veían al símbolo de la paz estar aún de pie y señalando su victoria contra el vil villano que había estado acechando la esperanza de las personas desde la oscuridad en la que arrastró a los más débiles. Sus alumnos observaban. Entre ellos, el bicolor se mantenía en medio de las personas, viendo detenidamente las pantallas que no señalaban por ningún lugar a la chica albina que había estado buscando con la mirada desde que la pelea había dado inicio. Soltó un suspiro. En sintonía con Kai cuando la perspectiva cambió, dejándola ver exhausta y de pie en la lejanía.

Los héroes empezaban a llegar, se asomaban por los cimientos y escombros para poder salvar a quienes yacían atrapados. Procuraban que los residentes salieran, mientras que las lágrimas y melancolía de quienes veían llegaba a cada residencia de Japón, e incluso del mundo entero por la última batalla del símbolo que mantenía en unión la esperanza, Naoto se mantenía sentado y derrotado en el suelo. Sostenía su costado y veía detenidamente el brazalete de hilo rojo en su muñeca. Había salido del transe primero que su hermana, así que veía aturdido los añicos de hielo derritiéndose en el pavimento. No habían lágrimas ni manera de procesar lo que había pasado, solo pasó y ya—, pero era el hecho de que su hermana tenía la mano levantada y aún no salía del transe—. Ella había dado el último golpe. Acabó con Hikari, Kai había exterminado a su madre como una hormiga cuando era pisada intencionalmente. La cruel afirmación es que no fue ella, si no All for One.

—¿Ya lo recordaste?—Naoto se mantenía cabizbajo, viendo como pasos imponentes de llamas se acercaban a él.—¿Cuando te pedí que nos salvaras?—cuestiono, levantándose para ver al héroe número dos llegar hasta donde ellos.

—¡Ah!—Endeavor se giro bruscamente para ver cómo la joven adolescente caía al suelo arrodillada, saliendo del transe y con su pecho comprimido, Kai sentía su cuerpo agotado.

—¡Niña!—llamo el flamante héroe cuando apagó sus llamas intencionalmente, oscureciendo el pavimento y viendo a la adolescente tendida en el suelo.

—Llegaste tarde, Enji.—el nombrado levantó su mirada para ver cómo por un portal púrpura y oscuro, Naoto era succionado en su derrota por ser libre de aquella Liga, desapareciendo.

—¡Naoto!—grito en medio de la furia e impotencia, el portal desapareció y Naoto con él, dejándolo en solitario con la albina que temblaba del frío.—Resiste un poco.—pedia estoico, sosteniéndola en sus brazos para darle calidez.

—Papá.—él se quedó inmóvil en el momento en que oyó ese jadeo transformarse en una palabra.—No me dejes papá. ¡No me dejes!—exclamaba Kai entre lágrimas, pero Enji sintió la desesperación cuando sangre sobresalía de su nariz.

—¡Resiste!—volvió a insistir en un exclamado, en un momento de desesperación, Enji solo pensó en su hijo menor y su expresión decaída por la ausencia de su compañera en esos últimos días.

Ella fue la razón principal por la cual decidió unirse a esa redada, porque quería salvarla y llevarla a casa, con el fin de que su hijo supiera que no había un enemigo en su padre—, si no un aliado que quería enmendar todo el caos que creó—, Enji solo quería ponerle fin a esa era rebelde de Shoto, siendo su amigo. O mejor aún. Convirtiéndose en el héroe al que quería que su hijo admirara, por eso aferró a Kai contra su cuerpo cálido, queriendo pasarle seguridad. En ella, recordaba la promesa permanente que hizo con su padre, compañero y viejo aliado, por eso su garganta amarga digería el aislamiento contra Naoto de nuevo y aceptaba la leve derrotada de no poder salvarlo. Los paramédicos socorrieron a la albina, él se quedó frente a la ambulancia viendo como le tomaban el pulso. Él se desesperó, pero no le permitieron ir con ella. Algo andaba mal. Algo sin duda terminó mal, porque Endeavor se fue con el pecho comprimido cuando esa ambulancia aceleró con prisa y debió haber hecho algo, porque la próxima vez que la viera, nada sería igual.

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Penúltimo capítulo: El fin de una era.

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