𝐝𝐢𝐞𝐬𝐢𝐜𝐞𝐢𝐬

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Dime con quien andas.

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Las yemas de mis dedos tocaban aquel cristal, ese en donde Annie yacía escondida, luego de e haber intentado de ser capturada en Stohess, ella misma se colocó en hibernación para que nadie pudiera hacerle daño. La habían vencido, pero no del todo, pero aún así, observándola me di cuenta como lágrimas salían de sus ojos cerrados, deslizándose por sus mejillas. Continué acariciando el cristal, mientras que observé mis manos repletas de sangre. Confundida me distancié, y observé nuevamente a Annie, viendo como su pecho se veía ensangrentado, y daba referencia a la traición que la había sometido. Tome una leve bocanada de aire, levantándome agriamente de aquella pesadilla. Mi pecho subía y bajaba, como si mi corazón quisiera salirse por mi boca. Me quede sentada en la cama, colocándome en el borde, mientras que intentaba de retomar mi respiración. Alce la mirada, observando a Mikasa aún yacer dormida, incluso Sasha. Respire hondo, intentando de controlar mi respiración, peinando mi cabello en una coleta, para así tenerlo recogido. Me levante con cuidado de la cama, colocándome mis zapatos.

Sentía mis manos temblorosas, sentía mi aire faltar. Mi conciencia me estaba comiendo viva. Buscaba aire, y sin más y menos, salí de aquel dormitorio, buscando el balcón que daba al exterior del cuartel del cuerpo de exploración. Camine vagamente por los pasillos, sabiendo que no había nadie despierto, o haciendo guardia. Todos descasaban de lo que había sido el día de ayer uno muy agotador. Sobresalí en el patio, sintiendo como la fría noche se pegaba en mi piel, haciéndome sentir helada. Alce la mirada, observando las estrellas brillantes en el cielo, pero mis ojos se humedecieron, haciéndome caer sentada y frustrada en el césped. No había manera de apagar la tristeza que sentía, era como si cada día se hiciera más grande, más y más grande que antes. Tape mi boca para no sollozar, para evitar que alguien se percatara de lo que me sucedía, pero es que ya no había manera de aguantar el dolor que había en mi corazón. Mi familia esperaba honor, mis amigos lealtad, y mis allegados, esperanza, pero no podía brindarles nada de lo que deseaban, porque yo ni siquiera podía encontrar mi camino sin tropezarme.

Había traicionado a Annie, de una manera fría y amarga, por el anhelo de proteger a la persona que me había robado los suspiros, por proteger a Eren Jeager del destino que le abordaba. Baje la mirada, y sollocé. Mi corazón se debilitó en su mirada el primer día en que lo vi, mi alma le pertenecía a la suya. Estaba enamorada de ese impulsivo joven que había perdido todo, todo por culpa de nuestras acciones, por culpa de las creencias de mi país. Estaba al borde del colapso, y era cuestión de tiempo para que la verdad saliera a la luz, pero temía lo que me esperaba, temía ver su rostro decepcionado de mi, y es que ver cómo Armin miró a Annie ayer, me hizo imaginar cómo Eren me miraría a mi cuando supiera quien era, cuando supiera lo que era, y porque estaba aquí. Alce la mirada, observaba el cielo, el mismo que mi padre e hermana debían ver cada noche, con el anhelo de que volviera a casa, pero no tenía valor de volver, no podía volver. Mi corazón continuaba partido en dos, porque pese a todo, allá estaba mi vida, pero aquí, yo había iniciado una que no quisiera terminar, era difícil estar en esta posición, era difícil vivir con esta difícil situación.

-¿Qué hubieras hecho tú mamá?-pregunte, con mis ojos humedecidos derramando lágrimas.-¿Qué es lo correcto?-volví a preguntar, con el deseo de que su voz me contestara, pero fue hace mucho tiempo que la olvidé, que olvide el sonido de su suave voz, y mi piel se erizo cuando escuché pasos, y con brusquedad me levante, girándome y observando ida mente como él estaba atrás de mi, mirándome con sus brazos cruzados.-¿Capitán Levi?-me levante del suelo, y fríamente me limpie las lágrimas, viéndole con ese semblante sin expresión.

-Es tarde.-indicó, pero algo me hizo sentir el ambiente pesado ante su presencia.

-No puedo conciliar el sueño.-le dije con honestidad, viendo como él instantáneamente cambió su mirada a un punto fijo, pero volvió a mirarme, de reojo, observé atrás de mi, y escuché pasos cortos, a lo que me giré, y pude observarlo también allí presente.-Ya lo saben, ¿no es así, Erwin?-pregunte cuando mire sus azulados ojos mirarme con detenimiento.

-Si.-afirmó, tensándome por completo en cuanto lo aceptó, lo cual lo mire abrumada.

-No te conviene hacer ningún tipo de movimiento, solo somos nosotros dos, pero es más que suficiente.-Levi se dirigió a mi, con ese tono intimidante, pero yo tan solo me mantuve arisca ante ambos.

-No quiero abrumarte capitán, pero debes tener conocimiento, y saber que conllevó un poder superior al de usted.-le hablé con respeto, mirándole, viendo como dejaba de cruzar sus brazos, y llevaba sus manos a sus hojas, colocadas en su equipo de maniobras tridimensionales.

-Levi.-Erwin le llamó, y denegó con la mirada.-Creo que si ya hubiera querido hacer algo, lo hubieras hecho. ¿O me equivoco?-me preguntó el comandante, mirándome.

-Erwin. No le des confianza.-opinó Levi, y de mi dedo sobresalió aquel anillo, y fue ahí, que el ambiente se tenso entre ese capitán y yo.

De reojo, con mis reflejos pude observar cómo se acercó, sus pasos eran cortos, pero precisos. Removí mi cuerpo en cuanto intento traspasar su espada sobre mi hombro, quede atrás suyo, y con fuerza, patee su espalda. Haciendo que él cayera frente a Erwin, me giré, con intención de correr, pero me agaché en cuanto escuché el sonido de su espada lanzarse. No la pude atrapar en el aire, pues en el intento, mi palma fue raspada por el metal, derramando sangre ante eso, y cuando vi como Levi iba por mi con velocidad, me deslicé debajo de sus piernas, para atrapar su hoja, logrando que él volviera acceder a mi, pero justo one ese instante, Erwin llevo su mano a su equipo, sacando su hoja. Eleve la mía, no quería atacarles, mi única intención era esquivarlos, no iba a pelear, ni siquiera tenía fuerzas para huir, pero no había nada que pudiera hacer. La espada de Levi decayó en la mía, y con fuerza me quería retener junto a Erwin, pero en cuanto el comandante me apretó con fuerza, reteniéndome, eleve mis piernas golpeando el pecho de Levi, para así ver como se distanciaba retomando aire, y en ese instante, eleve mi cabeza hacia atrás con fuerza, golpeando mi cabeza contra la frente de Erwin, logrando que me soltara. Caí en el suelo, adolorida, y mareada.

-Basta.-lleve mi mano a mi cabeza, alzando la mirada, observando a esa mujer en el patio, mirándonos aturdida.-No hay porque llegar a esto.-indicó Hange, acercándose a mi.-De seguro tienes buenas razones, de seguro.-decía ella, mirándome, y estrechando su mano para levantarme.

-¿Qué haces cuatro ojos?-le preguntó Levi, molesto ante mis ataques, y no dejaba de mirarme de una manera seria, pero aquella teniente se colocó frente a mi, como si quisiera defenderme de las altas posturas que se presentaron frente a mi.

-Intento huir.-indicó Erwin.-Me dio la certeza de que planeaba algo con maldad.-comentaba, mirándome, mientras que Hange se volteó, y me miró detenidamente.

-No es así.-justifique.-Me abrumaron.-añadí, mirándoles a él y a Levi, quienes permanecían aún lado del otro, observándome.

-¿Crees que deberíamos confiar en ti?-pregunto Hange, mirándome.-Si es así, necesitamos saberlo. Porque no entendemos como aun sigues aquí después de lo sucedido con Annie Leonhart.-comentó ella, a lo que me quede cabizbaja, avergonzada.

-No deberíamos confiar en lo absoluto en ti.-añadió, amargamente Erwin.-Pero aún así, lo haremos.-decía.-Tienes grandes habilidades, una inteligencia suprema, y confiamos en esos potenciales que albergan en ti.-continuó diciendo, mientras que yo, me quede arrodillada, cabizbaja y con mis ojos humedecidos.-Pero necesitamos que nos des la oportunidad de protegerte de lo que le esperaba a Annie, de lo que les espera a Berthold y Reiner.-abrí mis ojos grandemente, y lo mire atemorizada ante lo que dijo.

-¿Lo saben?-le pregunté, mirando sus azulados ojos fijamente, viendo como él se arrodilló delante de mi, colocando su mano en mi hombro.

-Lo sabemos todo.-dijo.-Siempre lo hemos sabido, Amaya.-volvió a decir, mirándome con detenimiento mientras que mis lágrimas amenazaban por salir ante lo que sucedía.

-Yo no les voy a pedir que me crean, o que confíen en mi, no les pediré eso, solo les pediré que me entiendan.-pedí, mirándoles.-Yo no quiero hacerles daño, no quiero seguir en esta ruleta en la que estoy dando vueltas. Tome una decisión, y es la que conllevaré hasta que todo se decaiga.-le decía a Erwin, mirándole, viendo como él no dejaba de mirarme con seguridad.

-¿Como sabemos que no vas a traicionarnos?-preguntaba Levi, con esa malicia en su voz.-Dime Amaya, ¿como puedo confiar en ti luego de lo que tú amiguita le hizo a mi escuadrón?-preguntaba, de manera agria.

-Porque yo sé mucho más de lo que ustedes saben, aún así, no voy a reflejar lealtad; no comentaré nada sobre mis acciones o compañeros, no hasta que estén presentes y puedan defenderse.-le dije a él.-Porque si quisiera haberles hecho daño, ayer en Stohess hubiese hecho un desasnaste, hubiera permitido que la presa que quieren proteger, ya hubiera sido llevada de aquí hace mucho.-le decía a él.-Como te dije, no te pido que creas en mi, pido que entiendas mi posición, porque yo no soy tan villana, no lo soy.-miraba sus grisáceos ojos mirarme, y como con delicadeza me levantaba al ritmo de Erwin.-Traicioné a mi aliada por esta élite, por lo que empezó a prevalecer en mi. No creo que puedas entenderlo.-le decía, atacándole.

-Lo entiendo más de lo que crees.-comentó Levi, frío.-Tú posición fue una en la que estuve, pero es aquí donde me ves, y entenderás que supe elegir el camino correcto.-decía.-¿Cual es el camino que debes escoger?-me preguntaba.-Si caer junto a ellos, ¿o hacer lo correcto?-me preguntó.

-No vamos a hablar de esto con los demás.-afirmó Erwin.-Hange fue quien lo descifró, pero nos pidió que escucháramos tú versión.-decía.-Encontró tus cartas, y es lo único que podemos determinar con que eres inocente.-mire a Hange, y como ella me miraba fijamente sin decir nada.-No queremos perjudicarte, porque por alguna razón, creemos en algo que tú misma no eres capaz de ver, Amaya.-mis lágrimas sobresalían, mientras que intentaba de permanecer fuerte.-Haremos un trato.-dijo, y yo, asentí.-No hablaras sobre lo que queremos saber, no hasta que capturemos a Berthold y Reiner. Será ahí donde podremos saber todo sobre ustedes, y así, ellos podrán defender su ausencia, pero no hablaras de esto con nadie, no hasta el final, hasta que sepas que debes enfrentarte a las consecuencias de tus acciones; es lo único que nos hará volver a confiar en ti.-decía Erwin, y yo, simplemente asentí.

-Bien.-comente, aceptando, mientras que las lágrimas aún sobresalían de mis ojos.

-Ya tienen entendido, pueden retirarse.-le indicó Erwin a ellos, asistiéndoles, y vi como levemente Hange, con un rostro de desilusión, se distanciaba, inclusive junto a Levi, quien me miró de reojo y con frialdad, pero Erwin aún así, no se iba.-¿Por qué?-pregunte cabizbaja, y con mis lágrimas cayendo en el césped.

-Porque yo también fui un niño, y no sabía que era lo correcto.-comentó, acercándose a mi.-Puedo ver en tus ojos que no eres mala, incluso en tus acciones, en tus ganas de pelear y defender a los demás.-decía, mientras que solloce con fuerza, colocando mi cabeza en su hombro, como si decayera en él.

-Yo no quería ser así.-gruñí, explotando, y pude saber que ni Hange ni Levi, se habían retirado, me escuchaban decaer en la tristeza que ya no podía aguantar.-No tuve elección, ninguno de nosotros la tuvimos.-continuaba diciendo, frustrada.-No sabíamos que la vida sería así, éramos unos niños, y ahora perdimos el camino a casa, porque hemos perdido la inocencia, y yo solo quiero ser libre, no quiero cargar con ningún pecado; quiero quedarme con mis amigos, quiero quedarme con Eren, quiero ser feliz.-sentía la mano de Erwin en mi espalda, y era como si quisiera imaginar que era mi padre.

-Tú ya empiezas a ser libre.-escuche la voz de Erwin, mientras que acariciaba mi espalda.-Empiezas a hacerlo cuando haces lo que es correcto, cuando haces lo que te das paz.-decía, pero denegué.

-¿Como puedo tener paz cuando deje que mi amiga fuera emboscada? ¿Cuando la dejé ser capturada?-le preguntaba, sabiendo que no podría perdonarme el haber acorralado a Annie, sin importar el enojo que me provocó, mi conciencia se arrepentía de mis frías acciones.

-Porque cada alma se salva cómo cree ser salvada.-la voz de Hange se introdujo en mis tímpanos, y sentí su mano en mi hombro.-Tú deseo de hacer lo correcto, no siempre será aceptado por aquel que quiera merecer menos.-sobaba mi espalda mientras que continuaba llorando en el hombro de mi comandante.-No puedo entender tu postura al cien por ciento, pero puedo confiar en que lo que has hecho, es porque sientes que es correcto.-musitó.-Yo también he tenido que tomar decisiones difíciles, también he perdido a muchas personas por eso, pero al final, no me arrepiento de escoger lo correcto, no importa quien te juzgue, tú alma al final, yacerá en paz, pequeña.-mi respiración se calmaba, y me despegué de Erwin, observando a Hange mirarme detenidamente.-Ve a dormir, y descansa.-pidió, mientras que dirigió su mano a mi hombro, apretándome con fuerza.

Yo no sabía cómo caminar después de esta charla, pese a todo, sentía la presión que Annie sintió cuando todos estuvimos en contra de ella. Pero me sentía agradecida de que al menos, la presión que ella recibió no fuese ni la mitad de la que me habían sometido a mi. Empecé a caminar, pero con mi frente en alto, demostrando que pese a todo, era fuerte y no podría nadie derrumbarme. Camine nuevamente, introduciéndome en el cuartel de exploración, caminando por esos vagos pasillos. Seque mis lágrimas, y con cautela, me detuve frente a esa puerta, en el dormitorio ajeno a la enfermería. Sabía que era atrevido lo que haría, pero mi corazón destellaba al desear esta sobre sus brazos, así que con mucho cuidado, abrí la manecilla de la puerta. Me introduje en aquella leve oscuridad, mientras que la abierta ventaja dejaba entrar la fría brisa, y la iluminación de la luna. Camine con lentitud, y suavemente, me introduje en esa camilla, deseando sentir el calor de Eren Jeager. Él estaba lastimado, alguno de sus músculos yacían adoloridos por su pelea con Annie, pero fue como si él sintiera que yo estaba ahí, ahí con él.

Lo acobije a mi lado, sintiendo mi corazón palpitar ante su cercanía, mi estomago se revolcaba en las mariposas que él provocaba en mi, pero con inocencia, lo abracé. Lo abrace, sabiendo que un día más allá, nuestras vidas se separarían injustamente, por algo que no sobrellevábamos en nuestras manos. Sentí su respiración gruesa, y como se removía, quería encontrar sus verdosos azulados ojos mirarme, quería ver esa tierna mirada, pero me tensé y pasme cuando sentí sus brazos acomodarse para abrazarme, era como si sintiera que yo estaba ahí, aún lado de él, como si reconociera mi esencia. Alce un poco la mirada, encontrándome con sus ojos medios abiertos, sabía que se levantaba de a poco, mirándome con confusión ante ver qué estaba aquí a su lado. Sonreí de lado, era como si mis tristezas se fueran, como si Eren fuera capaz de iluminar mis días, con un solo roce de brazos, y de labios, Eren fue capaz de esquivar mis amargos pensamientos, y es que siempre, incluso luego del amargo final que ambos tuvimos, pensarlo me hizo feliz. Yo me enamore de Eren, me enamore a corazón abierto, como nadie nunca se había enamorado.

-¿Qué haces aquí?-me preguntó soñoliento, pero aún así, no dejaba de abrazarme.-Te regañarían, ¿estás loca?-volvió a preguntarme, pero continué recostada en su pecho.

-Si, quizás un poco.-le dije, sintiendo su mano acariciar mi amarrado cabello.-Por ti...

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Próximo capítulo: Reflejo.
Amaya intenta lidiar con sus pensamientos, mientras que un nuevo ataque les alcanza.

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