❪𝟮𝟯❫ ; 𝗺𝗶𝗸𝗲𝘆'𝘀 𝗮𝗻𝗴𝗲𝗹 𝗶𝗶.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

ARC TWO; ANGELS LIKE HER❫
*╔═══❖•ೋ°🕊️°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO VEINTITRÉS;
EL ÁNGEL DE MIKEY II
❛una era destruída❜

#📌ADVERTENCIA; violencia y mención de abuso.

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
━━━━━━━━━━━

SU MENTE AÚN CONTINUABA EN UNA ENCRUCIJADA, AÚN tratando de digerir lo que momentos atrás había visto, algo que aún no podía creer. Por supuesto, el hecho de haber visto como unos de sus mejores amigos de su adolescencia se había suicidado enfrente de sus ojos podría perturbar a cualquiera.

—Mikey cambió el día que Draken murió y perdió a Tenshi.

Esas palabras se repetían una y otra vez mientras miraba hacia el suelo, en donde entrelazaba sus manos y trataba de contener las enormes ganas de llorar que tenía encima, aunque de por sí aquello se le estaba haciendo demasiado difícil. Tenía ese constante nudo en la garganta, pero lo único que podía hacer es centrarse en el plan de arreglar todo desde el pasado; Hanagaki Takemichi estaba teniendo demasiado por pensar.

Ahora se encontraba en lo que sería su presente, hablando con Naoto luego de que haya sido despedido de su trabajo, no quedando más de otra que seguir con lo que tenían planeado desde un inicio, sobre todo después de tener la idea de decirle todo a Hinata y que el hermano de este le negara rotundamente tal idea.

—Con la muerte de Sendō, ya no podremos ver a Sano. —decía el detective de policia mientras leía unos papeles—. La única forma de salvar a mi hermana es cambiando a la TōMan del pasado.

—Devuelta al principio, ¿eh? —el pelinegro deja salir un largo suspiro, abrazando sus piernas y apoyando su mentón en sus rodillas—. Si tan solo Draken y Tenshi siguieran con vida...

—¿Te refieres a Ryūguji Ken y Kiyoko Masumi? —cuestiona mientras se giraba hacia la laptop, comenzando a escribir.

—Si. ¿Averiguaste algo?

—Si. Este es el periodico de entonces. —respondió sin dudar mientras el contrario se acercaba a sus espaldas para poder ver la pantalla de la laptop—; «El 3 de Agosto de 2005, en el estacionamiento del Santuario Musashi en Shibuya, Tōkyo, unos cincuenta motociclistas participaron en una riña. Un joven de tercero de secundaria fue golpeado y apuñalado en el abdomen. Y murió

Takemichi se quedó en completo silencio ante aquella información, haciendo una leve mueca ante ese hecho, aunque luego hizo un gesto confuso, leyendo por completo el encabezado de ese periodico.

Oi, ¿y que hay de Tenshi-san? —pregunta con un poco de inquietud.

—Kiyoko Masumi no está muerta. —fue lo que dijo, leyendo al fin por completo el cuadro donde decía «Fallece un joven y un ataque brutal a una chica de secundaria en violenta pelea».

Casi se ahoga con su propia saliva ante aquella información. Por un momento sintió que se le bajaba la presión, miro con ojos desorbitados el periodico cerciorándose de lo que decía su colega, cosa que confirmó al leerlo unas tres veces.

—¿¡E-En serio!? —habló con un tono de voz conmocionado en su voz, recordando las palabras exactas de Akkun referente a aquella chica.

—Tenshi no tenía que terminar así. Ella, quien era como el ángel de la TōMan y de Mikey, terminó de esa manera.

Se quedó en silencio, sintiendo casi una clase de alivio por esa información, suspirando de manera larga. No obstante, lo hizo pensar en muchas cosas sobre que «Tenshi estaba viva», y si estaba viva todo este tiempo, ¿cómo es que la TōMan se volvió así? ¿Acaso tenía que ver con el mismo conflicto interno que llevó a la muerte de Draken? Frunció el ceño conforme pensaba, tratando de buscarle lógica. Incluso le llegó a la cabeza que podría estar involucrada con todo lo que aquella peligrosa organización estaba haciendo, pero negó. Dudaba mucho que ella podría llegar a involucrarse en algo así.

—Aquí dice...; «Junto con una muchacha también de tercero de secundaria, fue golpeada hasta dejarla en un estado deplorable». —continuó leyendo la información dejando a Takemichi aún más confundido, pero sintiendo un pequeño rayo de esperanza al saber que la chica no había fallecido como creyó.

—Eso... ¡Eso es bueno! —dijo de manera sonriente, ajeno a la expresion seria del Tachibana leyendo toda la información, hasta quedarsele viendo con desaprobación—. Digo que es bueno que no murió, no de que la hayan dejado mal...

—Aún quedan algunas publicaciones sobre el incidente. —Naoto una vez más vuelve a hablar, abriendo más archivos e imágenes—. Y por lo que veo; una disputa interna entre la facción de Mikey, Draken y Tenshi en la TōMan, llevó a Ryūguji a la muerte y a que atacaran a Kiyoko.

—¿Qué? ¡Un momento! —lo detuvo abruptamente, observando la fecha de aquella información, mostrándose un tanto alterado—. ¡Faltan dos semanas para el tres de agosto!

—Si, pero hace doce años.

—¿Una disputa entre Mikey, Draken y Tenshi? Tiene que haber un error. ¡Tenshi y Draken comprenden a Mikey mejor que nadie! ¡Estoy seguro de que es imposible!

—O sea, ¿no es toda la historia?

—Eh, no lo sé... —balbuceó dudoso ante esa pregunta, pero luego endureció su mirada con apremio y a su vez seguridad—. ¡Lo que si sé es que es imposible!

—Eso no cambia el hecho de que Ryūguji muriera y Kiyoko terminara así ese día. —habla el Tachibana con seriedad, frunciendo luego el ceño a la par que cruzaba sus brazo—. No me sorprendería que incluso Sano haya estado involucrado en lo que le sucedió a esa chica.

—¡Te equivocas! ¡Eso no puede ser así! —Naoto lo miró intrigado ante su insistencia, apretando su ceño fruncido de manera intrigante para que se explicara—. En el pasado Tenshi era la novia de Mikey, estoy más seguro que él no sería capaz de lastimarla. —bajó la mirada recordando a la perfección las palabras que él le había dicho.

—Yo jamás golpearía a una chica, sobre todo cuando te entiendo. Yo tampoco querría que Masu-chan saliera lastimada.

—Incluso Akkun lo dijo. —apretó sus puños con la mirada gacha, recordando la interacción de aquella dulce chica con el invencible Mikey, en donde notaba perfectamente como este mismo se ablandaba con ella cerca—. Tenshi era el ángel de la TōMan, el ángel de Mikey. ¿Quién querría lastimar a quien es como su luz? —entrecierra sus ojos, suspirando con pesadez—. En realidad me sorprende mucho que, estando ella viva, la TōMan terminó de esta manera. No lo entiendo...

Naoto se quedó en completo ante todas las palabras que escuchó de él, dejando salir un sonoro, pesado y largo suspiro, cosa que llamó mucha atención en Takemichi por ese sonido. Lo escuchó diferente, entre serio e incluso algo melancólico, observó como el menor buscaba algo en su laptop luego de un largo rato en silencio.

—Aunque Kiyoko no haya muerto como Ryūguji, es imposible que ella haya podido hacer algo después del tres de agosto. —fue lo que dijo, confundiendo el doble al viajero en el tiempo.

—¿Eh? ¿A que te refieres, Naoto? —pregunta Hanagaki mientras fruncía el ceño—. Que yo sepa ella no está involucrada en la TōMan actual.

—Mejor vamos y mírala tú mismo.

LA VERDAD LO QUE TENÍA ENFRENTE DE SUS OJOS NO SE ACERCABA en nada a lo que se le había venido a la mente cuando llegaron a aquel lugar en particular, sus orbes estaban extendidos mientras sus pupilas estaban reducidas dentro de sus cuencas a la par que sentía un sudor frío resbalar por toda su espalda. El aroma a medicina y a limpio era lo que dominaba en el aire, así como sus oídos captando el constante pitido junto con a un leve sonido de presión.

No podía creer que era lo que estaba viendo en este momento.

—N-Naoto. —llamó a su compañero de manera temblorosa, aspirando con fuerza por su nariz y dejando salir luego el aliento—. ¿Es en serio esto...? De verdad...

—Como ya sabes, aquella disputa interna entre Ryūguji, Sano y Kiyoko llevó a esta a ser agredida brutalmente. —decía el Tachibana de manera seria, tratando de sacarlo de su shock, mirando unos momentos el rostro de quien estaban buscando—. Si, no murió a comparación de Ryūguji. Pero es algo muy cerca de eso.

—¿E-Está en coma? P-Pero... —Takemichi trago saliva tratando de aguantar las lágrimas, siendo que lo tenía conmocionado el hecho de que, al menos para él, la había visto hace unas horas atrás, para observarla así—. Si ha estado tanto tiempo hospitalizada, podría despertar, ¿no?

Naoto se quedó en silencio y endureció el ceño, dejando salir un largo suspiro para encaminarse hasta una de las tantas máquinas que se encontraba dentro de la habitación de paredes blancas. Tocándola ligeramente, en donde tomaba sus palpitaciones y cualquier dificultad que llegara a tener. Delineó con sus ojos el tubo que iba directamente a su boca para darle oxígeno, cada detalle le parecía demasiado curioso, sobre todo en el estado en el que se encontraba. Sintió amargura y algo de tristeza verla de esa manera, puede que, de alguna manera estuviera viva, pero era como ver un cadáver, sobre todo con su palidez y la delgadez que recorría todo su cuerpo. Su cabello que antes era rizado y bien cuidado, ahora estaba opaco y reseco, de alguna manera maltratado.

Era como un cadáver que podía respirar, pero no podía vivir. Sólo podía estar ahí, postrada.

—Entiendo que tengas la esperanza de que despierte al estar en coma, Takemichi. Pero, legalmente, Kiyoko Masumi fue declarada con muerte cerebral, luego de haber llegado con unas graves lesiones en la cabeza. Este estado es permanente e irreversible. —cruza sus brazos sobre su pecho, desviando la mirada al tembloroso chico de orbes azules—. Puede que su corazón palpite, tenga un pulso constante y todos sus órganos trabajen bien, pero no hay posibilidad alguna de que abra los ojos.

—E-Entonces...

—Ella nunca va a despertar.

Los ánimos se le fueron al suelo que inmediatamente con escuchar eso, sintiendo su respiración romperse junto con sus ojos cristalizarse. Se acercó de manera lenta y cuidadosa como si no quisiera hacer ruido, como si con el más mínimo que hiciera la fuera a despertar y molestar, aunque eso no era posible. Observó de cerca el rostro de la chica y era casi irreconocible con su cara en el pasado, claro, las facciones de mantenían, pero tener las mejillas hundidas, así como sus ojos, incluso llegando a ser tan delgada que su clavícula se marcaba le daba a entender muchas cosas.

Sintió tanta lastima, escuchar las palabras «ella nunca va a despertar» le provocó una tristeza enorme, y el pensar el tiempo que estaba en esa misma posición llegó al hecho de que siquiera pudo vivir su vida completa, no llegó a la adultez, sólo a una cuarta parte de su vida. Cerró sus ojos con fuerza sintiendo las lágrimas querer desbordarse así que suspiró, agachándose con la mirada llena de tristeza, haciendo un puchero al ver una de sus manos que estaba sobresaliendo de la sábana. Pudo ver claramente como los huesos de esta se marcaban, al igual que el tono tan pálido al punto de ser casi gris.

Algo tembloroso llevó su mano a la de ella, sosteniéndola con cuidado, sintiendo apenas la calidez de su piel. Fue extraño tocarla, además de hacerlo con tanta facilidad como si fuera alguna cosa corriente. Le llegó a la mente el día donde le extendió por primera vez aquellos dichosos dulces que parecía siempre cargar, mostrándole una gentil sonrisa con una dulce mirada en sus ojos rosáceos, que a pesar de mostrar la mayoría del tiempo una mirada que detonara cansancio, lo llenaban de calidez; porque era una mirada llena de vida, de amor, cariño. Lo primero que pensó al verla fue que era bonita, terminando ahora con la apariencia casi irreal con la que estaba ahora. Casi parecía una muñeca, sin vida.

De alguna manera, ella estaba sin vida.

—¿Takemichi? —le llamó Naoto al verlo tan callado, aunque se imaginó que sucedería al escucharlo sorber su nariz.

—Ella... Ella no debería haber terminado así. —susurró, repitiendo inconscientemente las palabras que Akkun dijo en su última conversación. Dobló su cuello y apoyó su frente contra el dorso de su pálida y casi huesuda mano—. L-Lo lamento mucho... Tenshi-san...

Sintió como las ganas de llorar lo invaden al sólo escuchar el sonido de la maquina que leía sus palpitaciones, un ritmo lento y plano; le daba una impotencia enorme escuchar su corazón, señal de que estaba funcionando, pero que no le daba la certeza de verla alzar aquellas largas y abundantes pestañas para ver con dulzura y cariño hacia los demás como llegaba a hacerlo.

Respiró un par de veces para lograr tranquilizarse, mirando de cerca la mano derecha de la femenina, notando un pequeño destello en esta. Observó como en su dedo anular había un anillo de plata con pequeños patrones, recordándole a los anillos de promesa que alguna vez vio en las tiendas. Alzó un poco sus cejas, pensando sí se trataba de un accesorio y al mismo tiempo de cuánto tiempo llevaría allí, si se lo colocarían estando ya ella así. Eso lo entristeció más y al mismo lo hizo sostener su pensamiento.

—Mikey no podría hacerle daño a ella. Lo sé. —declaró con pesadez pero al mismo tiempo seguridad, soltando con delicadeza su mano y viéndola aún en su posición para luego levantarse y mirar hacia Naoto el cual lo observaba en silencio desde hace rato—. Definitivamente voy a salvar a Tenshi-san y a Draken de esto.

—¿Quienes son?

Takemichi y Naoto giraron hacia la dirección de la puerta que había sido abierta, dejando ver una figura femenina adentrarse a la habitación. Poco a poco la expresión del viajero en el tiempo se fue deformando en sorpresa mientras poco a poco la veía de abajo hacia arriba, observando a la chica que no se movía ni les quitaba la mirada de encima, reventando la bomba de chicle que había inflado, frunciendo sus cejas. El Tachibana se mantuvo en completo silencio y reacio, a comparación de su colega que podría desencajarle la mandíbula de lo tan abierta que estaba, así como sus ojos abiertos como platos.

—¿T-... —Takemichi estaba sin habla con lo que sus ojos veían; el el umbral de la puerta de la habitación parecía ver un espejismo de la misma chica que estaba en cama. Una muchacha de cabello rizado y larga pestañas estaba allí, mirándolos de manera interrogante—. T-Ten... ¿¡Tenshi-san!?

La chica abrió un poco más sus ojos por la manera en la que fue llamada, entreabriendo sus labios y quedándose plasmada, pero no pasó mucho para que endureciera la mirada, apretando sus labios de color rojizo. Observó por varios segundos al pelinegro de ojos azules y cabello oscuro alborotado, tratando de distinguirlo de algún lado, pero definitivamente no lo reconocía de nada. No obstante, al mirar al Tachibana su mirada se agudizó más, mostrando fastidio.

—¿Otra vez tú? Te he dicho unas quinientas veces, ¡no sé donde está! ¡Deja de acosarme! —chilló airada con su presencia.

Hanagaki parpadeó varias veces confundido por lo que había dicho la de cabello rizado y algo largo, saliendo un momento de su ensimismación sobre el enorme parecido a Kiyoko Masumi para mirar hacia Naoto el cual desviaba la mirada con incomodidad.

—¿Se... Se conocen? —preguntó el viajero del tiempo, murmurando sólo para el detective, señalando de manera disimulada a la femenina—. ¿Fue tú ex o algo así? Pues es muy bonita...

Naoto lo miró con el ceño fruncido por tal acusación, chasqueando la lengua y luego masajeando su cien, negando con la cabeza.

—Por supuesto que no, idiota. Sólo es hermana menor de Kiyoko, tiene unos diecinueve años. Kiyoko Aki. —habló Naoto mientras desviaba la mirada hacia un costado, algo incómodo por la mirada tan pesada que la de cabello rizado le estaba mandando—. Debido a la investigación del paradero de Sano, tuve que hablar con ella luego de saber que es familia de alguien relacionado con él.

—¿¡Hermana menor!?

—¿Y viniste a preguntárselo a mi Nee-chan a caso? Adelante, que ella tiene mucho por qué decir. —habla de manera irónica e insolente, dejando sus manos en su cintura en un movimiento brusco provocando que las pulseras en sus muñecas se agitaran.

—Cabe decir que es muy malhumorada. —habla con cansancio, provocando que la contraria emitiera un bufido algo indignada, aunque no era mentira.

—Ah... —Takemichi miró con más atención a la mejor, detallándola mejor. Era físicamente demasiado parecida a Masumi, sólo que la forma de sus ojos era diferente y de otro color, de un color casi burdeo, agregando que sus pestañas no eran tan largas—. Ya entiendo porque pensé que era Tenshi-san... ¡Son casi iguales!

—Pues es obvio, somos hermanas, zopenco. —escupió sin tacto alguno, intimidando un poco al mayor presente. Ahora se replanteaba lo que había dicho, ella le provocaba miedo.

—Creo que sólo físicamente se parecen...

—¿Me pueden decir que rayos quieren? Si acaso vinieron para insistir sobre el paradero de Mikey, cosa que no sé, llevo muchísimo sin verlo, se pueden retirar.

La menor se acercó hacia ellos de manera algo apresurada, llegando a sobresaltar al mayor al pensar que iría contra él, llegando a un lado de su hermana para revisarla, tratando de ver algo diferente, pero estaba igual, igual que siempre. Sin ninguna mejoría, sin nada peor, simplemente estaba allí, dejando que aquella máquina se encargara de darle el oxígeno suficiente como para estar viva de alguna manera, aunque como tal no iba a poder vivir, y ella lo sabía muy bien. Aki apretó sus labios y miró unos segundos hacia su mano derecha como si se cerciorara que el anillo seguía allí y no se lo robaron, así que se giró hacia ellos aún con su mirada afilada de forma acusatoria y a su vez intimidante.

—Podrían pegarle algo. Mejor váyans-

—¡Hola, hola!~

Los adultos una vez más se tensan al escuchar una segunda voz hacerse presente, junto con otra presencia. Ambos giraron a mirar hacia la figura más curvilínea en la puerta, quien se sostenía de esta entre pequeñas risas, casi cayéndose en el proceso si no fuera por Aki que la sostuvo, mostrando una mueca de fastidio y enojo ante el estado casi tambaleante de la de cabello lacio en este caso, con pequeños rizos a los costados de su rostro. La nueva presente la empujó levemente indicándole que podía colocarse de pie ella solita.

—No me digas que estás borracha. ¿Cómo mierda te dejaron pasar? —cuestionó Aki molesta, observándole con fastidio.

—No, cariño. Estoy lo suficientemente sobria como para venir a ver a mi Nee-chan querida. —negó con una de sus manos luego de agitarla de un lado a otro, hasta detenerse en su lugar al ver a los dos desconocidos para ella.

—¡Otra casi Tenshi! —chilló Takemichi boquiabierto luego de ver otra casi réplica de Tenshi, sólo que esta tenía el cabello lacio y los ojos también eran de un color burdeo.

—¿Y ustedes? ¿Quienes son? —la nueva chica se alzó y los miró curiosa, ladeando su cabeza un poco para fijarse en Naoto. Lo señaló sin disimulo alguno—. A ti te recuerdo. Estabas en el bar este de... de... En el bar ese, me preguntaste sobre mi Nee-chan y de su nuncaesposo. ¿Acaso veniste a tomar mi mano?

Takemichi miró lentamente hacia Naoto como si buscara alguna explicación de todo lo que estaba escuchando, abriendo bastante sus ojos con una sonrisa algo pilla y divertida hacia su amigo y compañero quien fruncia su ceño con cansancio, sobre todo al distinguir su mirada, avergonzándose un poco por la insinuación de la mejor.

—Sé lo que estás pensando, y no, idiota. No salí con ella, sólo hablé por la maldita investigación. Céntrate. —declaró luego de carraspear, mirando un poco malhumorado hacia las dos hermanas—. También es hermana menor de Kiyoko; Kiyoko Sumi.

—Mentira, me estabas coqueteando.

—Por supuesto que no. Es más, debería haberte detenido en ese momento; aún eres menor de edad y estabas bebiendo. —negó de inmediato y sin dudar, teniendo bastante paciencia para hablar con ella, más o menos. Para él era la más irritante de las hermanas, sobre todo por estar algo... animada.

—En dos añitos nomás seré mayor de edad. Poco tiempo.

Hanagaki se quedó mirando con confusión hacia la de cabello lacio, parpadeando por el hecho de que al parecer Naoto la buscó y encontró dentro de un bar, sobre todo tomando en cuenta que Japón la mayoría de edad eran a los veintiun años y ella tenía diecinueve. Pero no comentaría nada al respecto, él llegó a hacer de ese tipo de cosas cuando era adolescente.

—Mierda, verdad que este es policía. Sumi, cállate. —Aki habló aún con aquel tono de voz apresurado y al mismo tiempo casi siempre lleno de fastidio, tomando del brazo a su hermana.

Hump, mejor cállate tú, Aki. ¿O quieres que te calle yo? —Sumi se fastidió soltando su agarre en un movimiento brusco, achinando sus ojos como un gato, llegando a mostrar cansancio y a su vez altanería.

—No peleo con borrachas, estúpida. Sólo cállate. —volvió a insistir la contraria, cruzándose de brazos. La ceja de Sumi tembló notoriamente y se acercó a ella.

—¿Cómo me llamaste?

—¡Oigan, oigan!

Takemicchi trató de intervenir en la posible disputa que se iba a llevar a cabo entre aquellas dos hermanas, colocándose entre ambas, casi chocando contra la más malhumorada cuando quiso ir hacia la contraria trilliza. Estaba algo tenso por el hecho de que iban a pelear, a la vez no evitando pensar en la mala relación que llevaban aquellas muchachas. Mientras evitaba que estas dos continuaron discutiendo de un tema que ya casi no lograba de entender, miró nervioso a Naoto quien estaba enfrente de la cama de Masumi, no evitando mirar hacia aquella chica que estaba completamente ajena de lo que sucedía.

❛¿Acaso se llevan así de mal desde lo que le pasó a Tenshi-san?❜ pensaba de manera nerviosa, tratando de sostener de los hombros a quien al parecer era Sumi quien chillaba insolencias hacia Aki, la cual lamentablemente respondía de la misma manera. Por el rabillo del ojo, observó como la puerta de la habitación una vez más se abría, y lo siguiente que sintió fue como alejaban a una de la hermanas de Masumi, para luego ser tironeada la otra.

—¡Dejen de pelear! —una voz suave aunque algo autoritaria se escuchó, sorprendiendo a los dos adultos. Takemichi pudo dislumbrar una cabellera larga y rizada, junto con unos largos pendientes—. Van a prohibirle la entrada de ambas, ¡dejen de hacer esto cada vez que estamos juntas!

❛Creo que ella es la que verdaderamente se parece❜ fue el primer pensamiento de Takemichi al ver a aquella preocupada y nerviosa muchacha de cabello rizado, tratando de calmar a las otras dos aún más problemáticas, sin importar lo insultos a su pobre persona. Supo en ese momento que también se trataba de alguna hermana de Tenshi; era casi una copia exacta, en varios sentidos.

—Les pedí que al menos una vez no pelearan, por favor. —decía colocando distancia entre sus dos hermanas mayores, sus cejas fruncidas con preocupación y a su vez aflicción, estando más ocupada evitando que las otras se agarraran a pelear físicamente—. Van a molestar a los demás.

—Yo no voy a hacer nada que no quiero. —vociferó Aki mientras se soltaba con brusquedad del brazo de su hermana mayor, lanzando una mirada llena de veneno hacia la menor para salir de aquel lugar—. Vendré cuando esta estúpida no esté aquí.

—¿¡Cómo me llamaste!? —chilló la de cabello semi lacio casi echando humo—. Ugh, ¡pues yo también me voy, perras! ¡Iré mejor con Shū-chan, él si me trata bien!

—¿Qué? ¿emborracharte y drogarte? ¡Pues ese vejete que bien que te trata!

—¡Basta!

Takemichi se sentía casi en una pelea de gatas, pero su mirada estaba fija en la más sensata de las tres quien trató ir detrás de ellas para calmarlas, llegando a escuchar aún sus fuertes voces. Miró hacia Naoto aún nervioso y ensimismado por todo lo que había sucedido en sólo unos minutos, algo realmente sorprendente a decir verdad. Este mismo suspiró con pesadez, dándole una ligera sonrisa.

—Digamos que su familia es muy... complicada. —dijo el menor volviendo a su usual rostro serio, cruzando sus brazos y dejando salir un largo suspiro—. La verdad no esperé que justamente cuando estuviéramos aquí aparecieran.

—Ni siquiera un día. —escucharon aquella suave y cansada voz, apareciendo la chica una vez más en el marco de la puerta, masajeándose el puente de su nariz. Alzó la mirada y mostró una expresión de pena—. Lamento todo esto. Es todo tan complicado que... Huh, ¿estás bien? —Yume miró preocupada y dudosa hacia Takemichi quien hacía un enorme puchero.

—¡Es que te pareces mucho a Tenshi-san! —soltó un poco conmocionado y dramático, Naoto rodeando sus ojos ante su actitud—. Es que, fuera de la apariencia, incluso en tú actitud me recordó a ella... Aún estoy procesando, ¡lo siento!

La de orbes oscuros se quedó en silencio y agachó la mirada, teniendo debajo de esta unas pronunciadas ojeras, en sí se veía demacrada. En varios sentidos a Takemichi le recordaba a Tenshi, incluso en la misma mirada cansada, aunque ella demostraba verdadero cansancio, como si en serio no durmiera en absoluto. Llegó a sentir lastima por ella, pensando en el hecho que ni él que se pasó así luego de graduarse de la secundaria trabajando llegó a ese punto, al menos no comparado con ella. Se veía hasta más pálida de lo que debería, agregando que mostraba una mirada triste y decaída cada segundo.

—Si, me lo han dicho. —habló con una rápida sonrisa, encogiéndose de hombros para verlo curiosa—. ¿La conocías? —lo mira analítica, mirándolo de arriba hacia abajo luego de darle una rápida mirada al detective.

—¿Eh? Pues... —Hanagaki parpadea un par de veces, rascando su nuca. Miró unos momentos a Naoto y luego sonrió un poco dudoso—. No exactamente... Osea, si la conocí.

—¿Eras parte de la TōMan? —la pregunta lo tomó por sorpresa, observando como la menor le lanzaba una mirada un tanto despectiva—. Aunque... no te ves muy pandillero. Pareces un desempleado cualquiera.

Takemichi se tensó, como si hubiera acabado de recibir un golpe en todo el abdomen, y en este caso, un golpe en su orgullo, aunque de cierta manera ella tenía razón, prácticamente lo habían acabado de despedir, pero le afectó el hecho de que tuviera una imagen así, incluso de que indirectamente le haya dicho que no era cool e intimidante como los miembros de la TōMan, al menos los que ella recordaba. Naoto sonrió burlón detrás de él y se rio con disimuló al ver cómo lagrimeaba de manera dramática, agachando su cabeza.

—Ella es Kiyoko Yume, la hermana más pequeña. —luego de carraspear con ligereza, el detective volvió a tomar su compostura seria y reacia, llamando la atención de la menor—. Mi nombre es Tachibana Naoto y él es Hanagaki Takemichi. Sólo vinimos al ver el estado de Kiyoko debido a... una investigación, si podría decirse.

—¿Investigación? —repite en un murmuro la de cabello rizado, mirando a ambos chicos para ver hacia la dirección de su hermana mayor tendida en la cama. El sonido del respiratorio le llegó a sus oídos e hizo una minima mueca.

—Si no es mucha molestia, quisiéramos preguntarle si sabe algo del día que su hermana terminó en este estado O si sabe que la llevó a eso. —continuó hablando Naoto, mirando de reojo a Takemichi que tardó unos minutos en entender.

Este mostró entendimiento y un poco de asombro, mirando hacia la menor presente que los estaba observando con atención y al mismo tiempo algo de dudas. Pareció pensarlo unos segundos y luego suspiró, rascando un poco su mejilla.

—No entiendo como es que tantos años después quieran hacer una investigación sobre eso, pero bueno... No cambiará nada que se los diga o no. —murmuró para si misma, aunque ligeramente audible para los adultos presentes. Yume se cruzó de brazos y miró hacia el techo un poco pensativa, como si estuviera rememorando—. Eso fue el tres de agosto, ¿no? Dejen que recuerde...

❛Ya te entiendo, Naoto. Sacarle datos para tener algún detalle en mente❜ pensó el viajero en el tiempo con una pequeña mirada hacia el colega para volver a observar hacia la Kiyoko menor que mantenía sus ojos caídos fijos en algún punto en el techo.

—Recuerdo que Nee-chan estaba algo triste. —comenzó a hablar luego de algunos segundos, rascando un poco su nuca mientras fruncía un poco el ceño—. Al parecer se peleó con Ji... Con Mikey-kun y Draken-kun. Dijo que estaban teniendo problemas con la TōMan o algo así.

❛¡Habla del conflicto interno!❜ pensaron Naoto y Takemichi a la vez, casi animándose por aquella información que podría llevarlos a un buen lugar para saber sobre que venía aquel aparente conflicto entre los capitanes de la TōMan como para llevar a la muerte de Draken y el estado en coma de Tenshi.

—¿Te dijo por qué se pelearon? —pregunta el viajero en el tiempo con un poco de apremio.

—Realmente no. —Yume nega casi a los momentos, recordando el rostro de su hermana mayor desde antes del tres de agosto—. Ella no nos involucraba a nosotras demasiado, muy pocas veces estuvimos en las reuniones en ese entonces, no es mucho lo que recuerdo. —se quedó en silencio unos momentos y luego desvió la mirada hacia el suelo, abrazándose a si misma—. Aunque en donde si estuvimos presentes fue el tres de agosto.

—¿Eh? —musitó una vez más Takemichi ante aquella revelación, notando la aflicción y el dolor de la menor reflejado en su mirada.

Ella cerró sus ojos y pudo recordar aquel día, donde incluso había comenzado a llover en medio de toda aquella tragedia. Desde entonces odiaba la lluvia.

—Estaban todas, mis hermanas y yo, regresando a casa luego de un festival. —murmuró y sintió un escalofrío recorrerle toda la espina dorsal—. Sólo... Fue un segundo, y unos tipos nos rodearon. —entrecerró sus ojos con pesar al recordar cómo llegaron a jalonear del cabello a su hermana para alejarla de ellas—. Nunca se me va a olvidar la imagen de como la golpearon frente a nosotras.

El cuerpo de ambos adultos se tensó por aquella narración, siendo principalmente Takemichi el que se perturbó por escuchar eso. Trató incluso de hacerse una idea de ver algo como eso, por alguna razón quiso calcular la edad que las trillizas tendrían hace doce años, incluso quiso preguntar, pero Yume comenzó a hablar una vez más, con un tono de voz completamente pesado y triste. Era algo que a la Kiyoko menor le afectaba hablar, cerrando sus ojos con bastante fuerza con tan sólo recordar ese fatídico día.

—¡No, suelten a nuestra Nee-chan! —chillaba en ese entonces, tratando de ir hacia su hermana mayor con apremio, pero siendo detenida fácilmente, observando claramente como de un golpe en el rostro ella cayó de lleno al suelo.

—¡Detengánse! ¡L-La están lastimando! —lloriqueaba Aki con gordas lágrimas cayendo de sus ojos.

—¡Nee-chan! —Sumi no era diferente, forcejeaba de los brazos de aquellos tipos que no hacían si no reír divertidos con la situación.

—Vaya, vaya~. Estas chiquillas son igual de obstinadas que tú, ¿eh? —fanfarroneó uno de ellos, riendo para golpear su pudor en el abdomen de la chica de mechones blancos, sacándole el aire. Se agachó y la tomó del cabello, jalándolo con fuerza para hacer que elevara su rostro—. ¿Deberíamos demostrarles lo malo de no resignarse a la primera, linda Tenshi?

El rostro de Masumi estaba algo magullado, su respiración estaba hecha un lío tanto por su agitación como por la pequeña desesperación que sentía en ese momento. Sus orbes rosáceos se encontraron con el rostro de sus hermanas, sintiendo como la sangre resbalaba por la comisura de su labio, escupiendo brevemente de aquel líquido rojizo, sintiendo unas pequeñas lágrimas asomarse en las esquinas de sus ojos. Lo único que le importaba en ese momento era sus hermanas, quienes gritaban y forcejeaban para llegar a ella, llorando como las bebés que ellas eran.

Yume recordaba casi la pequeña súplica en sus ojos, como si le dijera que se fueran, que se alejaran de allí y no terminarán involucradas en algo como eso. Porque sabía que Kiyoko Masumi lo último que quería era aue su familia saliera lastimada, teniendo un enorme dolor en su corazón con sólo verlas llorar.

—¿Qué dicen? ¿Deberíamos divertirnos un poco antes? —dijo nuevamente aquel chico mientras tomaba su rostro con una mano, apretando sus mejillas y provocándole una mueca temblorosa. Gritos y risas se escucharon alrededor—. Hum~. Podríamos hacerlo, pero no es apto para unas bebés, ¿no crees?

Con brutalidad lanzó su rostro hacia abajo, chocando este contra el suelo, no dejándola levantarse cuando presionó su rodilla contra su espalda, temblando cuando sintió como rozaba su blusa, levantándola lo suficiente como para sentir como las gotas de lluvia hacían contacto con su piel. Por puro instinto se removió bruscamente y le pegó un derechazo, sacándoselo de encima por unos minutos y tratando de hacer el atisbo de levantarse y querer ir a sus hermanas, zafándose a punta de golpes o empujones cuando trataban de sostenerla, pero al apenas avanzar, volvieron a tomarla sin piedad del cabello para jalarla hacia atrás, provocándole una pequeña mueca.

—¡Nee-chan! —chillaron las menores casi al unisono, Yume tratando de extender su mano y alcanzarla, sollozando fuertemente cuando vio a la perfección como giraban a su hermana y le daban un puñetazo en el rostro, volviendo a mandarla al suelo.

—Que maleducada. Tratando de irse cuando estamos en medio de algo. —se burló el chico con sorna, escuchando las risas de los demás —. Aún hay mucho por hacer, lindo angelito~.

—Ellos la... l-la... Ellos trataron de... —su voz no fue capaz de decir la palabra y negó con su cabeza, suspirando pesadamente—. Ellos querían aprovecharse de ella... P-Pero alguien tomó un bate y sólo... comenzó a golpearla una y otra vez... —podía incluso oír los gritos de sus hermanas en que lo soltaran, sintiendo que sus ojos trataron de cristalizarse. No era la primera ni la última vez que habla sobre lo sucedido, pero seguía afectándole, sobre todo al ser el último recuerdo de su hermana con sus ojos abiertos—. Paró cuando ella dejó de moverse, creo que incluso los demás se quedaron en shock. No nos hicieron nada físicamente pero... fue lo peor que pude ver.

Se quedaron completo silencio luego de aquel relato de la menor de los Kiyoko, quien estaba aguantando el derramar lágrimas por montón. Recordaba las risas maquiavélicas, el fuerte ruido de la lluvia, los gritos de sus hermanas, a su hermana mayor ser agredida y sus pobres intentos de irse, incluso de protegerlas. Era algo realmente horrible de recordar, incluso siéndole difícil ver a Masumi al rostro porque la llevaba directo a ese día; el día donde una era se había destruído por completo.

—Que... ¿Qué edad tenían cuando pasó? —se atrevió a preguntar Takemichi, sintiéndose algo tembloroso por lo que había acabado de escuchar.

—Siete años.

Apretó sus labios con fuerza sólo pensando en lo traumatizante que había sido para unas niñas tan pequeñas presenciar eso; él sólo recordaba como trataba de hacerse el héroe con capa siendo un mocoso y siendo molido a golpes al meterse a veces con gente más grande que él, pero el hecho de que ellas hayan visto como golpearon a su hermana hasta su casi y relativa muerte era algo que no podía ni imaginarse, sobre todo por casi ser incluso abusada. Observó detrás de él a la llamada ángel de la TōMan, incluso el ángel de Mikey, pensando en que sus últimos momentos con sus ojos abiertos fueron horribles.

—Lo lamentó, Kiyoko-san. —habló Naoto con su mirada agachada, apretando un poco sus puños. De alguna manera las comprendía el dolor de perder a su hermana mayor.

—No se... p-preocupen. Sus disculpas no son necesarias. —Yume trató de limpiarse las lagrimas que cayeron fugitivas de sus ojos, sorbiendo su nariz—. Pero supongo que eso fue lo que pasó ese día.

—En serio lo siento. Debe haber sido... horrible. —ahora habló Takemichi con su voz baja, mirando unos momentos a la menor quien lo observó unos segundos con atención, para luego sonreír un poco y negar con su cabeza, restándole importancia.

—Lo fue, pero no importa. Ya pasó y nada la va a traer devuelta. —dijo con un poco de indiferencia pero aún aquel deje de tristeza, era como si aceptara que su hermana nunca iba a volver y al mismo tiempo le doliera hacerlo.

—¿Recuerdas algo en particular? Cabello, algún tatuaje. —cuestiona el detective, tratando tener en sus manos algún detalle importante.

—No, lo lamento. —negó luego de pensarlo unos segundos—. A lo mucho que quien la golpeó con el bate usaba capucha, pero no le ví el rostro. La verdad no podía pensar mucho...

—No te preocupes, lo entiendo. —asiente sin problema, comprendiendo sus palabras. Miró hacia su colega colocando una mano en su hombro, Takemichi aún callado asintió—. Gracias por contarnos todo eso, y lamento si fue dificil. La verdad entiendo su perdida y les doy todo mi pésame.

Kiyoko Yume los miró unos segundos y asintió en completo silencio, recibiendo sus palabras aunque para ella no harían absolutamente nada, al menos eso era lo que sabía. Takemichi con ver su tristeza y recordar la actitud y al parecer habitos de las demás hermanas se propuso en hacer todo lo posible para salvar a Kiyoko Masumi. Haciendo una reverencia ante ella, Takemichi dio una última mirada a la hospitalizada para encaminarse junto a Naoto para irse de allí.

—Recuerdo que Mikey-kun cuando llegó al hospital se puso muy mal, sobre todo porque ese mismo día Draken-kun murió. —habló una vez más, llamando la atención de ambos adultos, deteniéndolos en su ida. Ahora con un deje de tristeza y pesadez, ella formó un leve puchero, mientras su mirada se apagaba—. Mikey-kun nunca se separaba de Nee-chan, cada vez que íbamos al hospital estaba allí, a su lado.

El viajero en el tiempo se quedó sin habla ante esas palabras y sintió una pequeña ola de pena recorrerlo, casi llegando de manera inconsciente la imagen de Sano Manjirō a un lado de la cama de hospital de Tenshi, tomando su mano cada segundo, como si estuviera esperando alguna señal donde ella despertaría y lo abrazaría.

—Poco a poco dejó de venir hasta dejar de hacerlo por completo. Creo que ya saben la razón. —dijo con un poco de resentimiento, apretando sus puños, pensando en que sí ni a su hermana ni al chico del tatuaje del dragón les hubiera sucedido eso, Manjirō no hubiera terminado así—. Todo nos dimos de cuenta que tanto Draken-kun como mi Nee-chan eran importantes para Mikey-kun.

Takemechi la miró por uno segundos mientras Naoto continuaba en su lugar, observando con un poco de seriedad a la chica, pareciéndole casi irreal aquella imagen que ella trataba de transmitir, a comparación del viajero quien se acercó a la menor, esta percatándose de su presencia para ver como colocaba su mano en su hombro. Yume alzó su mirada hacia él y frunció un poco su ceño, confundida.

—Pude darme de cuenta que lo fueron. —dijo dándole una sonrisa llena de confianza y a su vez algo de melancolia. ❛Y me aseguraré de que lo vuelvan a ser❜ pensó para si mismo con seguridad, estando más que dispuesto a cumplir esa meta.

CONTINUABA CON UN MUY MAL SABOR DE BOCA luego de aquella visita al hospital, sintiendo que podría llorar con sólo recordar el estado y el destino de aquella chica quien literalmente era llamada ángel. Inevitablemente le recordó al comienzo de toda esa misión donde se preguntaba porque se esforzaba en salvar a Hinata a pesar de sólo haber sido su novia hace años, donde sólo pensó una cosa con los ojos llenos de lágrimas.

Ella no merecía eso.

—Entonces ese conflicto de alguna manera si llevó a la muerte de Draken y el incidente de Tenshi... —murmuró con pesadez, recostando su espalda en la pared y viendo el techo. Hizo una pequeña mueca de pena—. Lo que no entiendo como es que ellos tres llegaron a pelear.

—Seguiremos investigando. —dijo Naoto, una vez más en su departamento donde estaban todos aquellos papeles y fotos sobre la TōMan—. Hoy es diecinueve de julio. Nos quedan dos semanas. Descubriremos como Ryūguji murió así como fue el ataque a Kiyoko y los salvaras el tres de agosto. Esa será nuestra nueva misión.

Takemichi se levantó de su lugar y mostró seriedad, asintiendo a sus palabras. Su mirada dirigiéndose a la fotografia de Mikey en el tablero, donde portaba una mirada fría y a su vez apagada, no comparándose a la mirada viva que demostraba en su adolescencia, sobre todo con Kiyoko Masumi a su lado.

Una vez más se volverían a ver y a su vez evitar todas aquellas tragedias que llevarían a la TōMan al lugar donde estaban.

—Sano Manjirō cambió tras la muerte de Ryūguji y la tragedia de Kiyoko. El miedo que sentía Sendō Atsushi por Kisaki que lo llevó al suicidio. —Naoto fue levantándose de su lugar y colocándose enfrente de él, con una mirada llena de seriedad—. Y tras cambiar para mal, la TōMan mató a Tachibana Hinata. A mi hermana. Si la misión sale bien, podríamos salvarlos a todos.

Takemichi asintió con determinación, más que dispuesto a que aquella misión saliera bien. —A Draken, Tenshi, Akkun y Hina. —los nombró, siendo las principales personas a las cuales salvar.

—Si. —dijo el Tachibana con una sonrisa que no tardó en contagiarlo.

—Sería estupendo, ¿no? —habló sonriente y lleno de determinación, extendiendo su mano—. ¡Salvaré a Draken y a Tenshi-san a como dé lugar!

—Te lo encargo.

Fue lo último que escuchó de Tachibana Naoto luego de darse un apretón de manos, dispuesto a salvar a quienes eran los pilares en la vida de Sano Manjirō.

Vendré diciendo desde ahora que probablemente es el futuro más suave de Masumi.

La presencia de Masumi es muy importante no sólo para Mikey, si no para su familia. ¿Qué creen que le pasó a su papá?

Ya los ví sufriendo en los comentarios😽

→S H A N X L A B Y X←

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro