Rosé llora mientras coloca un poco más de maquillaje sobre su ojo, lo que lo hace más difícil de completar.

Jennie se molestó con ella, no debió hacerse la fuerte. Primero fue un simple grito, uno que le llegó hasta el alma y le removió el cuerpo. Luego vino un agarre en su brazo para terminar en un puño sobre su cara.

Rosé se siente apenada cuando Josh llega con su madre, le ha advertido que ya dejaría la pequeña guardería que tenía en casa y aún así la señora apareció frente a ella.

- Por favor, nadie más puede cuidarlo. Te lo pido de todo corazón, Rosé, al menos por hoy.

Rosé acepta finalmente, no tiene otra opción.

Josh le pregunta qué es la mancha morada sobre su brazo, Rosé no sabe qué decir, no puede decir la verdad y un niño no podría comprenderlo.

Y es que ella amaba a quien le hizo daño, la amaba con tal locura que permitió que aquello pasara. Permitió que le arrebatara todo. Josh es muy pequeño para entenderlo.

- Me caí, no es nada.- asegura.

Cuando están jugando a las escondidas, Jennie llega a casa. Rosé estaba contando hasta treinta desde la cocina, donde ve a su novia aparecer.

- ¿Qué haces? - se interesa al verla con la cara cubierta por sus manos.

- Shh, está Josh.- advierte destapándose.

- ¿Qué hace él aquí? - muestra su enfado.

Rosé teme cuando quedan las dos solas.