04 | you're dressed as your future

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𝕮apítulo 𝕮uatro ☪
Te Has Disfrazado De Tu Futuro

—PERO, PODREMOS VERLOS, ¿VERDAD? —pregunta Sabrina al día siguiente mientras camina su habitación. Selene y Ambrose están tumbados en un sofá cercano, mirándola plácidamente—. ¿A Roz, a Harvey, y a Susie? Porque, no ir al mismo instituto, no significa que no podamos ser amigos. De lunes a viernes estaremos en la Academia, pero los fines de semana--

—Los fines de semana seguiréis siendo brujas —la interrumpe Ambrose con cautela.

—Ya lo sé —Sabrina asiente con optimismo—. Pero podremos seguir yendo al cine, como siempre, y a la bolera, y divertirnos juntos.

—Para variar, la Tía Mame y Baby Jane me dejan a mí la parte chunga —Ambrose rueda los ojos, sentándose para poder enfrentar a Sabrina. Selene permanece en silencio, viendo a Ambrose empezar a explicarlo todo y esperando el momento adecuado para hablar—. Mira, no está bien visto. No se aconseja.

—Pero tú hablas con mortales —señala Sabrina—. Y Hilda y Zelda, hablan con mortales.

—Sí, de pasada, pero no tenemos una relación estrecha con ellos —Ambrose deja escapar un suspiro—. El aquelarre lo prohíbe, a raja tabla.

—¿Y qué? —Sabrina se burla con incredulidad—. ¿Me van a lanzar un conjuro si voy al cine con Harvey?

Ambrose permanece en silencio antes de que Selene se mueva incómoda.

—Eh, no me sorprendería.

—Pero si tú has estado interactuando con mortales toda tu vida —dice Sabrina, cruzando sus brazos.

—Eso es diferente, y tú lo sabes —responde Selene con tristeza—. Te he estado protegiendo toda mi vida, Sabrina. Por eso he crecido junto a los mortales.

El trío se calla.

—Es como si apareciera un velo entre el mundo mortal y tú, y al final, muy rápidamente, te... separan de él —habla Ambrose, rompiendo el silencio.

—No los olvidaré —insiste Sabrina, haciendo contacto visual con Selene—. Tú tampoco lo harás, ¿verdad?

Selene niega con la cabeza.

—Por supuesto que no--

—Querrán hacerlo —susurra Ambrose tristemente, pensando en cuando tuvo que cortar lazos con sus amigos mortales hace muchísimo tiempo—. O el dolor se volverá insoportable. El tiempo se ralentiza, y ellos envejecen y vosotras no. Y las cosas que les parecen importantes, para ustedes serán simples e insignificantes. Cuando lleven más como brujas, lo entenderán... Hay que olvidar el mundo mortal. Pensar sólo en lo que está por venir, y prepararse para ello.

Sabrina se limpia las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas antes de levantarse del sillón donde estaba sentada, dirigiéndose hacia la puerta. Selene levanta una ceja, sintiéndose un poco triste por ella.

—Brina, ¿a dónde vas?

—A llamar a Harvey —responde Sabrina, saliendo de la habitación—. Pasaremos una última noche con nuestros amigos.

—Vaya, ¡qué elegante estás! —Ambrose admira a Selene mientras camina por las escaleras de la casa Spellman vestida con un corto vestido negro y un par de botines negros. Una capa a juego descansa sobre sus hombros. Su pelo rubio rojizo está levantado en un moño trenzado, pero está cubierto en su mayoría por un sombrero de bruja. Como toque final, tiene los labios pintados de rojo.

—Gracias —Selene sonríe, girando dramáticamente para mostrar todo el conjunto—. Pero no es muy revelador, ¿verdad? Quiero decir, ¿podrías saber que soy una bruja con este conjunto?

Ante esto, Ambrose se ríe.

—Selene, es sólo un disfraz de Halloween. Relájate.

—En realidad tenía esto tirado en mi armario —admite Selene descaradamente—. Este es uno de los conjuntos que mi padre me hace llevar puesto cuando el Consejo está en la ciudad. Y parece el estereotipo de lo que una bruja llevaría puesto, así que voy a ir disfrazada como yo misma en Halloween.

—Bueno, te ves genial —Ambrose le guiña un ojo, queriendo decirle lo impresionante y brillante que se ve, incluso con un conjunto tan oscuro. Abre la boca para decírselo, pero es interrumpido cuando alguien llama a la puerta.

—Ese debe de ser Harvey —la cara de Selene se ilumina—. Va a ir con nosotras a la fiesta.

Ambrose asiente, abriendo la puerta principal para ver a un Harvey sonriente, vestido como una de las personas que trabajan en las minas que pertenecen a su padre. Ambrose no puede evitar sonreír ante su atuendo.

—Qué ingenioso. Te has disfrazado de tu futuro.

La expresión de Harvey cae instantáneamente, porque ha dejado muy claro a sus amigos que no quiere trabajar en las minas. No le ha dicho a nadie por qué, pero Selene ha notado lo asustado que se ve cuando habla de las minas. No puede dejar de preguntarse si le pasó algo allí abajo, pero cada vez que le pregunta al respecto, inmediatamente le cambia de tema o la detiene.

—¡Sabrina! —grita Ambrose, alargando la 'a', mientras Harvey entra en la casa, cerrando la puerta detrás de él con facilidad.

—He tenido que improvisar —informa Harvey, frunciendo el ceño ante su propio disfraz—. Es de mi hermano.

—Es coña —Ambrose se ríe, señalando el atuendo de Harvey—. Estás genial.

—Puedes venirte a la fiesta, si quieres —Harvey le sonríe a Ambrose mientras los ojos de Selene se abren de par en par, sabiendo que Ambrose no podría ir aunque quisiera. Trató de volar el Vaticano hace un par de décadas, y por eso, ha sido desterrado a la casa de los Spellman hasta que termine su condena.

—Gracias, pero si me arriesgo a que me destierren al Inframundo, no será por ir a una fiesta de disfraces —remarca Ambrose, intrigando con éxito a Harvey.

—¿Inframundo? —repite el chico Kinkle en completa confusión.

—Es broma, Harv —Selene sacude la cabeza—. A Ambrose le encanta hacer bromas.

—En realidad no —señala Ambrose—. Yo-

—Harvey —Sabrina interrumpe a su primo. Harvey se da la vuelta para mirarla, y cuando lo hace, es como si el tiempo se ralentizara. Mira a su novia boquiabierto mientras Selene y Ambrose intercambian miradas cómplices. Sabrina lleva puesto el vestido de novia de su madre, y se ve más hermosa que nunca.

—No tenía disfraz, ¿pero esto vale? —pregunta la chica Spellman, bajando las escaleras.

—Estás... preciosa —dice Harvey, incapaz de apartar los ojos de Sabrina—. Feliz Halloween. Feliz cumple. Y... feliz todo.

—Aww, sois adorables —chilla Selene, sacando su móvil y sacandoles varias fotos.

Ambrose sonríe ante lo emocionada que está, antes de aclararse la garganta incómodo hacia Harvey y Sabrina.

—Bueno, si os vais a ir, hacedlo antes de que vuelvan Hilda y Zelda y te coman a ti —señala a Harvey.

La pareja capta la indirecta antes de dirigirse hacia la puerta principal. Selene, sin embargo, se queda quieta, permitiendo que Ambrose le recuerde todo.

—Recuerda que Sabrina y tú deben encontrarse con Hilda y Zelda en el sitio y hora acordados. Y como Sabrina se retrase, ambas arderán en el fuego.

—No llegaremos tarde —le asegura Selene, antes de inclinarse hacia adelante y darle un beso en la mejilla a Ambrose. El chico se sonroja cuando lo hace, pero ella no se da cuenta porque ya está a mitad de camino de la puerta—. Hasta luego, Ambrose.


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