🜼𓂃࣪˖ ִֶָ 36

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Taehyung terminaba de comer su desayuno mientras su novio lo miraba en silencio. Últimamente estaban algo distanciados por muchas razones, una de ella era que Taehyung no tenía ganas de compartir la cama con él, ya no se decían tanto esas palabras cursis que tanto compartían.

Jaebum sentía que les faltaba algo, pero no sabía el qué exactamente. Él amaba a Taehyung con toda su alma, pero la precisión de sus padres por el hecho de estar con alguien que no es de su estatus, lo hacía peor. Sus padres querían a alguien de buena posición y no alguien bajo como ellos dicen.

A él no le importaba mucho aquello, él amaba a Taehyung con todo su ser, pero su distancia fría con él solo empeoraba las cosas.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo llegaron a esto?

—Me voy al trabajo, tengo cosas que hacer después, tal vez te vea mañana.

Él no quería un tal vez.

Toma sus cosas ignorando por completo lo principal (el amor entre ellos) el hablar como pareja.

—¿Taehyung?

El ahora castaño lo mira.

—¿Si?

—¿Podemos hablar un momento? Antes de irme.

—Tengo prisa, podemos dejar esto para más tarde, si llego tarde me despedirán.

Lo ignora como siempre, pero él no quería esperar a que llegara porque sería como las otras veces donde solo lo dejaba pasar y al final ya no decía nada.

Así que se levanta tomado su brazo girando su cuerpo para que lo mirase.

—No, tenemos que hablar, Kim Taehyung. Siempre es lo mismo cada día, ya no tenemos comunicación para nada, ni siquiera tiempo a solas —Taehyung miraba a su novio con total confusión, pero en serio se le hacía tarde.

Parecía que únicamente le importaba eso.

—No tengo tiempo para hablar, después lo prometo, a veces eres un poco fastidioso, no soy rico como tú, tengo que ganarme la vida como las personas normales, así que hablamos después.

Se soltó del agarre de Jaebum, este bufa, harto de esto tomó sus cosas, estaba más que hartó de esta situación. Tal vez se estaban precipitado, pero no podía más.

—Me cansé —le dice mirándolo directamente a los ojos—, me cansé de esto, me cansé de la misma maldita rutina contigo. Yo te amo y te he demostrado con todo mi ser, pero no veo que cooperes conmigo. Sé que hice mal cuando te ignoré por culpa de mis amigos, te pedí perdón, pero después de eso solo me ignoras, ya no tenemos relaciones y solo pones excusas tontas. Ni siquiera se porque me aceptaste si haríamos esto, ¡mierda Tae!, no quiero esto.

Taehyung lo mira indignado.

—¿Para ti solo soy alguien con quien puedas tener sexo?

—¡Claro que no! Ni siquiera me escuchaste bien, estoy cansado de esto Tae, ya no es lo mismo y por eso quiero hablar contigo, no quiero perderte. —lo miro suplicante.

-Si estás cansado de esto porque no terminamos mejor.

Jaebum abre sus ojos incrédulos a lo que oía.

—¿Estás hablando en serio?

No, la verdad es que Taehyung no quería terminar, él lo amaba, pero sentía que él solo quería sexo de su parte, hace tiempo que no lo hacían y no es que aún siguiera furioso de lo que pasó con sus "amigos" sino que sentía que le faltaba algo, pero no sabía el que.

¿Qué era? Ni ellos mismos lo sabían, o tal vez sí.

Jaebum al no recibir respuesta asintió pasando sus manos por su cara.

—Bien, si quieres terminar, aquí acaba todo, ya no me busques más Kim Taehyung, que quede claro que no termino por mí, sino por ti.

Jaebum tomó sus cosas y salió del departamento del castaño. Taehyung sintió que la regó en grande, pero, ya no sabía ni que sentía por él. Tae lo amaba, pero sentía que todo estaba mal entre ellos.

Las cosas quedaron así. Un amor terminó, dos corazones confusos y rotos. Pero si de algo deben estar seguros y es que se amaban, solo lo que les faltaba venía en camino.

Jimin no entendía por qué su novio había empacado sus cosas, también no entendía por qué toda la familia Jeon se miraba tan nerviosa. Su estado seguía complicado, sea lo sea que esté pasado le preocupaba.

Por otro lado, Jungkook se sentía demasiado afligido por lo que pasó hace unas cuantas horas, nada grave, pero sí preocupado.

Regresemos entonces...

Namjoon le había dicho que ya tenía la casa lista para que se mudara, rápido fue a verla, lo cual le causó una gran felicidad inmensa al saber que pronto tendría corriendo a su pequeño hijo por toda la gran casa, que más bien era mansión.

Tenía un hermoso jardín al frente con muchas flores, una piscina con otro jardín más grande, también el cuarto perfecto para su hijo cuando naciera, ahí podría decorar la habitación con todas las cosas que le harían falta o quieran agregar.

El solo pensar que por fin tendría esa familia que tanto amaba era una dicha, pero no dejaba de darle vueltas al asunto sobre su ex. Ella volvió, quería recuperarlo, no entendía por qué quería eso después de lo que le hizo. Nada bueno saldría de esto si su ex se topaba con su novio, el cual aún estaba demasiado delicado en su estado podría hacerle daño.

Por fin sería feliz, pero con ella aquí no.

Tenía que hacer algo rápido, y ese algo era sacar a Jimin de ahí y protegerlo.

La hermosa niña miraba contenta todo el lujoso edificio, pero lo que más le entusiasmaba era ver a su mamá. La extrañaba a pesar de ser tan mala con ella, la regañaba todo el tiempo, incluso cuando ella solo quería jugar a las princesas con ella.

Le daba igual con tal de tener a su mamá con ella, la pequeña era feliz.

Una inocente niña en manos de esa perversa mujer.

La niña dejó su maleta en el piso cuando entró al apartamento de su madre, en cuanto la miró corrió abrazarla. Ashia se mantuvo estática, jamás se podría acostumbrar a esos efectos de cariño que la niña tenía con ella.

Miro con asco aquello y como si de un perro se tratara la parto con su pierna, la niña le sonrió mostrando su dentadura con la falta de un diente de leche que se le cayó. Ashia miró a la niñera dejar sus cosas mirando a su jefa.

—Si es todo, ¿me puedo retirar señorita?

Ella asiente.

—Si ya puedes ir Ani, que tengas un buen vuelo de regreso.

—Muchas gracias. Adiós, niña Piper, la extrañaré.

La pequeña Piper corrió abrazar a su nana, ella a comparación de su madre, la trataba con mucho cariño y cuidado, la quería mucho y ella también la extrañaría.

—Adiós que tenga un buen viaje, recuerde llamarme como lo prometió —la mujer revuelve su cabello negro con ternura.

—Adiós, pequeña, claro que lo haré no se preocupe.

Se despide saliendo del apartamento, sentía que no debería dejarla con ella, pero no era su hija y no podría hacer nada al respecto. Extrañaría a la joven Piper y mucho, pero tenía que volver a su país natal y hacer ahora su vida como siempre quiso.

Pero tal vez pueda quedarse un poco más por si las dudas, ella era testigo sobre el maltrato de su Jefa hacia la pequeña, era por eso que se quedaría un poco más en este país, por si la vuelve a lastimar como aquella vez.

Piper mordía una manzana mientras veía en su tablet una caricatura. Ashia ya tenía su plan justo aquí, tal vez Piper no sea la hija de Jungkook, pero si tenían un gran parecido. Tomó su móvil marcando sus contactos para aquel favor, ya casi no le quedaba dinero y con lo último que tiene lo invertiría en sacarle todo lo que pudiera a Jeon Jungkook, para su pobre hija.

(Aquí regresamos a lo que pasó con Jeon.)

Jungkook estacionó su auto. Bajo de él colocando la alarma. Saludo al guardia para entrar al elevador y subir a su piso para hablar con su novio sobre la mudanza de mañana.

Presiono el botón para subir, pero cuando mira al frente, se queda totalmente estático al ver una hermosa niña de cabello negro, ojos negros grandes y labios delgados. Pero más estático quedó cuando la pequeña niña llamó mamá a su ex.

Ashia la cargo besando sus mejillas, miró al frente en el elevador a Jungkook, le sonrió mientras la niña lo miraba igual. Las puertas del elevador se cerraron en ese preciso momento.

Sintió su corazón latir con fuerza, un extraño sentimiento corrió por su cuerpo dejándolo estático sin poder asimilar lo que acababa de ver.

Ni siquiera se dio cuenta cuando las puertas del elevador se abrieron para que saliera, las puertas estaban por cerrarse otra vez, pero las detuvo en cuanto escuchó la voz de su amado Jimin.

Jimin estaba aburrido, así que salió al gran balcón para sentir el aire fresco, pero en cuanto abrió la puerta pudo ver a su novio llegar. Sonrió y con ayuda de sus muletas fue a él para saludarlo, pero miró su rostro afligido o como si hubiera visto un fantasma.

—¿Jungkook estás bien? Te miró algo pálido.

Le dice el rubio. Jungkook fija su mirada en su pequeño novio y sin pensarlo lo abraza de manera posesiva, sin aplastar su pancita. Jimin no entendía nada, le preocupaba el estado de su novio.

—Estoy bien amor, solo vamos a casa, tengo algunas llamas que atender —sonríe.

—¿Kookie, seguro que estás bien?

El mayor asintió.

—Estoy bien amor, entremos a casa, hay algo de lo que quiero hablar contigo.

—¿Es algo malo?

Jeon negó.

—No es nada malo amor, más bien es algo bueno para los tres. —Acariciaba su pancita con cariño, el rubio solo asintió de acuerdo entrando al apartamento.

En un par de horas el rubio miró a la familia Jeon tomar sus cosas para empacar. Todos estaban sospechosos, algo pasaba él lo podría presentir des del momento en que su novio llegó a casa.

Le había dicho que se mudaron a una mansión que mandó comprar, ahí podrían tener más espacio, lo cual al Jimin no se le hacía mala idea, ya que su hijo podría correr por todos lados cuando creciera y podrían tener más comodidad. Jungkook le dijo que también lo hacía por su salud, el subir y bajar el elevador le preocupaba junto con otras cosas, Jimin no protestó y le encantó la idea de irse a algo más familiar.

Todo era un caos en el apartamento, Jimin no podía hacer nada por su pierna, así que se paró del sofá y fue directo hasta la salida. Cerró la puerta con cuidado caminando por el pasillo hasta que se topa con una hermosa niña en el camino.

Jimin le sonríe por lo muy hermosa que era, tenía ojos grandes, nariz pequeña, unos lunares en sus labios. Era una hermosa niña pelinegra, se le hacía parecida a alguien, solo que no sabía a quién.

—Hola pequeña, ¿qué haces aquí?, ¿estás pérdida?

La menor miraba con asombro al rubio, Jimin se sintió nervioso, no quería asustarla.

—¿Cómo te llamas pequeña?

—Me llamo Piper, ¿y usted señor?

—Mi nombre es Park Jimin, es un gusto Piper, tienes un hermoso nombre.

La pequeña se sonroja chupando su paleta.

—¿Estás sola aquí? ¿Dónde está tu madre?

—Mamá salió a comprar cosas, yo me dirigía a mi apartamento donde vivo con mamá, pero creo que me perdí —hace un tierno puchero.

El rubio hace una mueca.

—¿Pero te dejo sola? ¿No tienes aún un adulto mayor que te cuide?

Piper negó.

—¿Quieres que te lleve a tu apartamento y esperemos a tu mamá? —Piper sintió— Vamos esperaremos hasta que ella regrese.

Tomo la manita de la pequeña dando marcha hasta el elevador, donde el plan de aquella mujer daba marcha.

Leo sus teorías...




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